Dalbavancina es un antibiótico bactericida que actúa inhibiendo la síntesis de la pared de la célula bacteriana. Presenta un amplio espectro de actividad in vitro frente a microorganismos grampositivos aerobios y anaerobios, incluyendo estafilococos, enterococos, estreptococos, y cocos y bacilos grampositivos anaerobios1.
Está autorizado para tratar infecciones bacterianas agudas de la piel y las estructuras subcutáneas, tales como celulitis y abscesos. A causa de su prolongada vida media (372 h), su posología es 1.500mg administrados como perfusión única o 1.000mg, seguidos de 500mg una semana después2,3.
Existen estudios en los que se utiliza dalbavancina en indicaciones no autorizadas: tratamiento de infecciones ortoprotésicas, osteomielitis y endocarditis4-6.
El objetivo del presente artículo es comunicar el beneficio que dalbavancina aportó en una paciente con una infección protésica, al facilitarle el alta hospitalaria y que continuara la recuperación funcional de forma ambulatoria.
A continuación, se expone el caso clínico de una mujer de 90 años con antecedentes de hipertensión arterial, fibrilación auricular y adenocarcinoma de colon, en tratamiento con bisoprolol, acenocumarol y valsartán/hidroclorotiazida.
La paciente deambulaba con andador manual, subía y bajaba escaleras supervisada, presentaba incontinencia urinaria y necesitaba ayuda para el vestido y el baño. El hijo había objetivado 3 caídas en los últimos 6 meses. El índice Barthel (IB) basal era de 70/100. Había perdido peso y tenía más fatiga de la habitual. En la escala FRAIL obtenía 3 puntos y en SARC-F, 5 puntos, con una fuerza muscular con dinamómetro de 14kg. Cognitivamente, no presentaba demencia ni trastornos afectivos, pero padecía insomnio. Vivía en su domicilio con un hijo, sin ayuda social.
Tras una caída, presentó fractura subcapital del fémur izquierdo. Se llevó a cabo la intervención quirúrgica de artroplastia total de cadera y se inició la fisioterapia para recuperación funcional en el hospital de día de geriatría (HDG).
Durante su proceso de rehabilitación, comenzó con dolor en el miembro inferior izquierdo, secreción serohemática de la herida y aparecieron signos inflamatorios. Se inició tratamiento con 600mg de linezolid y con 160/800mg de trimetoprim/sulfametoxazol cada 12 h durante 10 días, debido a la sospecha de infección. El estado de la paciente empeoró y en urgencias hospitalarias se objetivó una probable infección con luxación de dicha prótesis izquierda (fig. 1).
Se llevó a cabo una reducción abierta, desbridamiento y una artroplastia de resección Girdlestone con explante. Se consultó a la Unidad de Ortogeriatría, quienes comenzaron tratamiento antibiótico de cefepime y daptomicina en la planta de hospitalización. En los cultivos de laboratorio se aislaron P. aeruginosa, sensible a amikacina, cefepime, e intermedias a ceftazidima, imipenem y ciprofloxacino; y S. epidermidis resistente a daptomicina, clindamicina, eritromicina, gentamicina, levofloxacino, oxacilina y rifampicina y solo sensible a linezolid.
Se acordó continuar con cefepime, suspender daptomicina e iniciar dalbavancina, de acuerdo con los servicios de microbiología, geriatría y traumatología. La primera dosis de dalbavancina fue 1.000mg y, a la semana siguiente, se administraron 500mg en dosis única. La primera dosis de dalbavancina se administró en el hospital, junto con la pauta iniciada de cefepime (total de 10 días de tratamiento). Se observó una mejoría gradual de los síntomas infecciosos y se decidió el alta hospitalaria con continuación del tratamiento en el HDG.
El tratamiento rehabilitador de la paciente se centró en la recuperación funcional para mejorar las transferencias y otras actividades básicas de la vida diaria. No obstante, la paciente experimentó un grave deterioro funcional debido al acto quirúrgico, la situación funcional previa y la gravedad de la infección. Al alta hospitalaria, presentaba un IB 5/100 y, actualmente, en HDG tiene IB 20/100.
DiscusiónLas infecciones de prótesis articulares son una de las complicaciones más graves de la artroplastia, lo que provoca reingresos, uso prolongado de antibióticos e incluso reintervenciones quirúrgicas, como en el caso de la paciente7.
En los últimos años, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) ha autorizado nuevos antibióticos con actividad predominante contra las bacterias grampositivas: ceftarolina, daptomicina, dalbavancina, oritavancina, linezolid y tedizolid. Aunque algunos de estos antibióticos aprobados son prometedores, no deben usarse como terapia de primera ni de segunda línea8,9.
En estudios de no inferioridad, dalbavancina ha demostrado ser tan eficaz como los comparadores (linezolid/vancomicina). Los efectos adversos más habituales son náuseas, diarrea y cefalea4,6.
Las propiedades farmacocinéticas/farmacodinámicas hacen de dalbavancina una alternativa a los regímenes antimicrobianos intravenosos diarios hospitalarios en el tratamiento de las infecciones grampositivas. Estas cualidades hacen que sea útil para evitar estancias prolongadas en el paciente mayor y para continuar la terapia en procesos rehabilitadores en hospitales de día5.
ConclusionesDalbavancina puede ser una alternativa al tratamiento de infecciones protésicas causadas por microorganismos grampositivos, incluidos los multirresistentes.
Consentimiento informadoLos autores declaran disponer del consentimiento del paciente.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener conflicto de intereses.




