Estimar la prevalencia y los factores asociados al síndrome de burnout y engagement en estudiantes de ciencias de la salud en una universidad pública en los diferentes semestres de su carrera.
MétodosSe realizó un estudio de corte transversal que incluyó estudiantes universitarios de ciencias de la salud. Se realizó un muestreo aleatorio estratificado con afijación proporcional. Se realizó un análisis descriptivo calculando frecuencias, proporciones y porcentajes, así como medidas de tendencia central. Se estimaron las proporciones de burnout y engagement con su correspondiente intervalo de confianza del 95% (IC95%). Para el análisis bivariable se realizó la prueba de Chi2 y se consideró un valor de p<0,05 como estadísticamente significativo.
ResultadosSe incluyeron 314 estudiantes (220 de pregrado y 94 de posgrado) con promedio de edad de 25±5 años (18-48 años); 112 fueron hombres (35,7%) y 202 mujeres (64,3%). Se detectó la presencia de burnout en 26 estudiantes (8,3%, IC95% 5,2-11,4%). El 73,9% presentó niveles altos de agotamiento. Se encontró un menor porcentaje de clasificación entre alto, medio-alto y muy alto en aquellos con un empleo (p=0,02); y mayor evidencia de agotamiento (alto y muy alto) en el programa de medicina y posgrados (p=0,01). No hubo diferencias significativas para la subescala de cinismo. En la evaluación de engagement el 29,4% presentó niveles altos en las tres subescalas, el 56,2% niveles medios y el 14,4% niveles bajos. En la subescala de vigor, hubo menor porcentaje de clasificación entre bajo y muy bajo en los estudiantes de posgrado (p=0,01), junto con valores similares en alto y muy alto. En la subescala de absorción, hubo un menor porcentaje de clasificación entre alto y muy alto en los estudiantes de posgrado (p=0,04).
ConclusionesHubo una baja prevalencia de burnout y una alta prevalencia de engagement en nuestra población (total, pregrado y posgrado). Sin embargo, una gran proporción de los estudiantes está en riesgo debido a los altos niveles de agotamiento. Es necesario emplear medidas para reducir los niveles de burnout y de agotamiento, y promover el engagement, así como aumentar la investigación del síndrome en los estudiantes universitarios.
To estimate the prevalence and factors associated with burnout syndrome and engagement in health sciences students at a public university in the different semesters of their career.
MethodsA cross-sectional study was carried out and included university students of health sciences. A stratified random sampling with proportional allocation was carried out. A descriptive analysis was carried out calculating frequencies, proportions and percentages, as well as measures of central tendency. The proportions of burnout and engagement were estimated with their corresponding 95% Confidence Interval (95% CI). For the bivariate analysis, the Chi2 test was performed and a p value <0.05 was considered statistically significant.
Results314 students were included (220 undergraduate and 94 graduate) with a mean age of 25±5 years (18-48 years), 112 were men (35.7%) and 202 women (64.3%). The presence of burnout was detected in 26 students (8.3%, 95% CI 5.2-11.4%). 73.9% presented high levels of exhaustion. A lower percentage of classification between high, medium-high and very high was found in those with a job (p=0.02); and greater evidence of exhaustion (high and very high) in the medicine and postgraduate programs (p=0.01). There were no significant differences for the cynicism subscale. In the engagement evaluation, 29.4% presented high levels in the three subscales, 56.2% medium levels and 14.4% low levels. In the vigor subscale, there was a lower percentage of classification between low and very low in graduate students (p=0.01), along with similar values in high and very high. In the absorption subscale, there was a lower percentage of classification between high and very high in graduate students (p=0.04).
ConclusionsThere was a low prevalence of burnout and a high prevalence of engagement in our population (total, undergraduate and graduate). However, a large proportion of students are at risk due to high levels of exhaustion. It is necessary to employ measures to reduce the levels of burnout and exhaustion, and to promote engagement, as well as to increase the investigation of the syndrome in university students.
El concepto de burnout se empleó inicialmente para describir las consecuencias físicas y comportamentales del agotamiento o el desgaste generado por una excesiva demanda de energía, fuerza y recursos en el ámbito laboral de las personas que ejercían en profesiones del área de la salud1. Posteriormente se definieron tres componentes fundamentales: el agotamiento emocional, la despersonalización y la realización personal reducida, reconociendo como factor clave el primer factor2. Finalmente, Schaufeli et al. (2002) ampliaron aún más esta definición al ámbito académico, haciendo referencia a los sentimientos de agotamiento e incompetencia de los estudiantes por las demandas de sus estudios, y actitudes cínicas o distantes frente a los mismos. Por su parte, el término engagement se introdujo como el opuesto del burnout y es entendido como un estado mental, no momentáneo ni específico sino persistente y generalizado, caracterizado por vigor, dedicación y absorción3,4.
En la actualidad, el síndrome de burnout alcanza niveles moderados a altos en profesionales de la salud de países árabes y tiene niveles similares en España, con niveles elevados para alguna de las tres dimensiones del síndrome en el 39,3% y una prevalencia de hasta el 25,8%5–8. Hasta el 50% de los médicos de Estados Unidos presentan burnout y se asocia con otros comportamientos destructivos como el abuso de sustancias, conflictos interpersonales, siendo la depresión, la ideación suicida y el suicidio las posibles consecuencias más trágicas9.
Estudios en Colombia no parecen representar la prevalencia típica mostrada en otros países, pero podrían evidenciar la escasez de investigación al respecto10,11. En Cali se observó que el 85,3% de un grupo de médicos en el Hospital Universitario del Valle presentaba una intensidad moderada o severa del síndrome de burnout12.
Actualmente, la investigación es prolífica en cuanto a esta condición en médicos y demás profesionales de la salud, mientras que los estudios de burnout académico parecen escasos. A pesar de esto, los numerosos estudios sobre burnout en profesionales podrían reflejar la situación de los estudiantes universitarios que cursan algunas de estas carreras. La importancia de caracterizar el síndrome en el ámbito académico radica en el reconocimiento de que los estudiantes, como los profesionales, deben soportar cargas y presiones ligadas a su actividad cotidiana, lo cual puede generar estrés y llevarlos a asumir conductas hostiles o distantes con respecto a sus estudios. En el caso de estudiantes de profesiones de la salud, se trata de la presión que genera la demanda humana y el trato paradójico de quienes deben dar constantemente lo mejor de sí, para ser tenidos en cuenta solamente como resultado de sus calificaciones.
Una revisión sistemática realizada en Brasil reveló una prevalencia de burnout en estudiantes de medicina del 13,1%13 y en uno de los estudios se encontró que un 57,7% de los estudiantes se encontraba en riesgo de desarrollar el síndrome. Se ha demostrado que la resiliencia se relaciona con una menor prevalencia del síndrome en estudiantes de enfermería14. En Colombia, en la Universidad de Nariño en el 2009 se encontró una prevalencia del síndrome en el 15,5% de los estudiantes universitarios de pregrado15.
Dada la limitación de estudios que se presentan en el ámbito académico, la asociación de este síndrome con otras variables en estudiantes universitarios no es clara. Sin embargo, así como sucede en el campo laboral, diversos factores afectan a los estudiantes o su entorno, sumando variables que pueden estar relacionadas con su desempeño, con la posibilidad de facilitar el engagement o generar desgaste, en el caso de ser factores obstaculizadores, incluso al punto de correlacionarse con patologías tan discapacitantes como la depresión. En este contexto, los estudiantes de ciencias de la salud pueden ser considerados como una población vulnerable y se ha sugerido que alrededor de sus estudios tengan herramientas y puedan desarrollar habilidades para afrontar situaciones adversas. El objetivo de este estudio fue estimar la prevalencia y los factores asociados al síndrome de burnout y engagement en estudiantes de ciencias de la salud en una universidad pública en los diferentes semestres de su carrera.
MétodosPoblaciónSe realizó un estudio descriptivo de corte transversal que incluyó estudiantes universitarios mayores de 18 años de pregrado y posgrado de la Universidad del Valle, Cali, Colombia, matriculados en cualquiera de los programas de la Facultad de Salud para el primer semestre del año 2019. Se realizó un muestreo aleatorio estratificado con afijación proporcional de acuerdo con la cantidad de estudiantes que conforman cada una de las escuelas de la Facultad de Salud, así como de estudiantes de pregrado y posgrado.
Variables y recolección de datosSe realizó una encuesta en formularios de Google la cual se envió por correo electrónico a los estudiantes seleccionados por la aleatorización, evaluando variables sociodemográficas, así como promedio académico de los estudiantes, actividades simultáneas y nivel de satisfacción frente a las condiciones de bienestar universitario y personal docente, burnout y engagement.
Para la evaluación de burnout se utilizó el Maslach Burnout Inventory-Students Survey (MBI-SS) validado en Colombia por Hederich y Caballero (2016)16 y por Simancas et al. (2017) para estudiantes de odontología17. Se compone de 3 subescalas: agotamiento, con 5 ítems; cinismo, con 4 ítems; y autoeficacia académica, con 6 ítems, para un total de 15 ítems, cada uno de los cuales se puntúa en una escala de tipo Likert de 7 puntos (0 a 6), siendo 0 igual a «nunca», y 6 igual a «siempre». Para evaluar engagement se empleó el Utrecht Work Engagement Scale-Students (UWES-S-9). Se compone de 3 subescalas: vigor, dedicación y absorción, cada una con 3 ítems. De la misma manera, cada ítem se califica en una escala tipo Likert de 0 a 6, siendo 0 igual a «nunca» y 6 igual a «siempre». El puntaje promedio de cada subescala se obtiene sumando los puntajes y dividiendo su resultado entre el número de ítems de la respectiva subescala.
Análisis de datosEl análisis de datos se realizó en R. Se realizó un análisis descriptivo univariable para las variables cualitativas, calculando frecuencias, proporciones y porcentajes; para variables cuantitativas, se calcularon medidas de tendencia central (media, mediana, moda, rango, varianza y desviación típica). Para la frecuencia de burnout y engagement se estimó la proporción con su correspondiente intervalo de confianza del 95% (IC95%).
Se categorizaron los resultados de las escalas de burnout y engagement para el análisis bivariable y se aplicaron pruebas de Chi2. Se consideró un valor de p<0,05 como estadísticamente significativo.
Consideraciones éticasEste estudio fue realizado de acuerdo con las disposiciones sobre normas éticas internacionales para las investigaciones biomédicas con sujetos humanos publicadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) respaldadas en la declaración de Helsinki. El estudio fue aprobado por el comité de ética institucional con número 247-018 y los participantes diligenciaron un consentimiento informado.
ResultadosSe incluyeron 314 estudiantes de ciencias de la salud (220 de pregrado y 94 de posgrado) con un promedio de edad de 25±5 años (18-48 años), de los cuales 112 fueron hombres (35,7%) y 202 mujeres (64,3%). La escuela con mayor cantidad de estudiantes fue la de Medicina con 150 estudiantes entre pregrado y posgrado. El 11,8% de los estudiantes reportó la presencia de antecedente de ansiedad, el 15,3% depresión y el 6,7% ideación suicida. En total, 90 estudiantes (28,7%) desempeñan un empleo formal paralelo a sus estudios con una mediana de 44 horas semanales de dedicación (4-220 horas), 46,5 horas semanales a sus estudios (2-125 horas) y 10 horas semanales a otras actividades (0-93 horas).
En cuanto al estrato socioeconómico, el 60,83% de los estudiantes corresponde a estratos bajos (1, 2 y 3). La mayoría de los estudiantes se encuentra cursando semestres inferiores, y el 26,7% convive con al menos 3 familiares. El 73,25% de los estudiantes manifestó un nivel alto de satisfacción sobre el desempeño del personal docente, mientras que, para las condiciones de bienestar universitario, solo el 40,1% de los estudiantes manifestó altos niveles de satisfacción (tabla 1).
Variables sociodemográficas
| n (%) | Media | Mediana | Rango | |
|---|---|---|---|---|
| Total estudiantes | 314 | |||
| Pregrado | 220 | |||
| Posgrado | 94 | |||
| Escuelas y programas | ||||
| Medicina | 150 | |||
| Medicina y Cirugía | 90 | |||
| Tecnología en Atención Prehospitalaria | 28 | |||
| Posgrados clínicos | 32 | |||
| Bacteriología y Laboratorio clínico | 16 | |||
| Ciencias Básicas | 2 | |||
| Enfermería | 27 | |||
| Pregrado | 15 | |||
| Posgrados | 12 | |||
| Odontología | 31 | |||
| Pregrado | 16 | |||
| Posgrados | 15 | |||
| Rehabilitación humana | 55 | |||
| Terapia Ocupacional | 23 | |||
| Fisioterapia | 12 | |||
| Fonoaudiología | 20 | |||
| Salud Pública | 33 | |||
| Género | ||||
| Hombres | 112 (35,7) | |||
| Mujeres | 202 (64,3) | |||
| Edad (años) | 25±5 | 24 | 18-48 | |
| Estrato socioeconómico | 3 | 1-6 | ||
| Bajos (1, 2, 3) | 191 (60,83) | |||
| Medio (4) | 70 (22,29) | |||
| Altos (5, 6) | 53 (16,88) | |||
| Periodo académico | 4 | 1-13 | ||
| Créditos semestrales | 26,97 | 19 | 0-200 | |
| Promedio | 4,15 | 4,2 | 2,4-4,89 | |
| Antecedentes | ||||
| Depresión | 48 (15,3) | |||
| Ideación suicida | 21 (6,7) | |||
| Ansiedad | 37 (11,8) | |||
| Empleo formal | 90 (28,7) | |||
| Dedicación (horas semanales) | 40,89 | 44 | 4-220 | |
| Estudio independiente (horas semanales) | 50,01 | 46,5 | 2-125 | |
| Ocio (horas semanales) | 12,49 | 10 | 0-93 | |
| Nivel de satisfacción | ||||
| Desempeño docente | ||||
| Bajo (1-2) | 13 (4,14) | |||
| Medio (3) | 71 (22,61) | |||
| Alto (4-5) | 230 (73,25) | |||
| Bienestar universitario | ||||
| Bajo (1-2) | 64 (20,38) | |||
| Medio (3) | 124 (39,49) | |||
| Alto (4-5) | 126 (40,13) | |||
| Familiares por hogar | 2,18 | 2 | 0-8 |
En la evaluación de burnout para el total de los estudiantes, se detectó la presencia del síndrome en 26 estudiantes (8,3%, IC95% 5,2 a 11,4%). En la subescala de agotamiento el 73,9% presentó niveles altos, el 22% niveles medios y el 4,1% niveles bajos. En la subescala de cinismo, el 19,4% presentó niveles altos, el 30% niveles medios y el 50,6% niveles bajos. En la subescala de eficacia, el 22,3% presentó niveles altos, el 58,6% niveles medios y el 19,1% niveles bajos (fig. 1a).
Para los estudiantes de pregrado, el 10,4% (23 estudiantes) presentó síndrome de burnout; en la subescala de agotamiento el 75,4% presentó niveles altos, el 21% niveles medios y el 3,6% niveles bajos. En la subescala de cinismo, el 22,3% presentó niveles altos, el 28,2% niveles medios y el 49,5% niveles bajos. En la subescala de eficacia, el 17,3% presentó niveles altos, el 59,1% niveles medios y el 23,6% niveles bajos (fig. 1b).
Para los estudiantes de posgrado, el 3,2% (3 estudiantes) presentó síndrome de burnout; en la subescala de agotamiento el 70,2% presentó niveles altos, el 24,5% niveles medios y el 5,3% niveles bajos. En la subescala de cinismo, el 12,8% presentó niveles altos, el 34% niveles medios y el 53,2% niveles bajos. En la subescala de eficacia, el 34% presentó niveles altos, el 57,4% niveles medios y el 8,51% niveles bajos (fig. 1c).
En el análisis bivariado (ver tabla 2), para la evaluación de agotamiento, se encontró un menor porcentaje de clasificación entre alto, medio-alto y muy alto en aquellos con un empleo (p=0,02). Además, se encontró mayor evidencia de agotamiento (alto y muy alto) en el programa de medicina (p=0,01) y posgrados (p=0,02). Se encontró mayor evidencia de eficacia (alto y muy alto) en el programa de medicina (p=0,04) y posgrados (p=0,005). No hubo diferencias significativas para la subescala de cinismo.
Variables asociadas al síndrome de burnout
| Burnout | |
|---|---|
| Variable | Valor de p |
| Agotamiento | |
| Sexo | 0,608 |
| Estrato | 0,531 |
| Programa académico | 0,014 |
| Escuela | 0,538 |
| Posgrado | 0,605 |
| Empleo | 0,021 |
| Cinismo | |
| Sexo | 0,209 |
| Estrato | 0,338 |
| Programa académico | 0,307 |
| Escuela | 0,602 |
| Posgrado | 0,398 |
| Empleo | 0,799 |
| Eficacia | |
| Sexo | 0,747 |
| Estrato | 0,376 |
| Programa académico | 0,037 |
| Escuela | 0,700 |
| Posgrado | 0,005 |
| Empleo | 0,813 |
En la evaluación de engagement para el total de los estudiantes incluidos, en la subescala de vigor el 13,0% presentó niveles altos, el 44% niveles medios y el 43% niveles bajos. En la subescala de dedicación, el 58,8% presentó niveles altos, el 34,5% niveles medios y el 6,7% niveles bajos. En la subescala de absorción, el 44% presentó niveles altos, el 50,7% niveles medios y el 5,3% niveles bajos. De esta manera, el 29,4% presentó niveles altos en las 3 subescalas, el 56,2% niveles medios y el 14,4% niveles bajos (fig. 2a).
Para los estudiantes de pregrado, en la subescala de vigor el 9,5% presentó niveles altos, el 43,2% niveles medios y el 47,3% niveles bajos. En la subescala de dedicación, el 53,9% presentó niveles altos, el 37,9% niveles medios y el 8,2% niveles bajos. En la subescala de absorción, el 38,8% presentó niveles altos, el 54,1% niveles medios y el 7,1% niveles bajos. Así, de los estudiantes de pregrado, el 25,2% presentó niveles altos de engagement, el 59,7% niveles medios y el 15,1% niveles bajos (fig. 2b).
Para los estudiantes de posgrado, en la subescala de vigor el 21,3% presentó niveles altos, el 45,7% niveles medios y el 33% niveles bajos. En la subescala de dedicación, el 70,2% presentó niveles altos, el 26,6% niveles medios y el 3,2% niveles bajos. En la subescala de absorción, el 55,8% presentó niveles altos, el 43% niveles medios y el 1,2% niveles bajos. En este grupo el 39,5% presentó niveles altos de engagement, el 47,7% niveles medios y el 12,8% niveles bajos (fig. 2c).
En el análisis bivariado (ver tabla 3), en la subescala de vigor, hubo menor porcentaje de clasificación entre bajo y muy bajo en los estudiantes de posgrado (p=0,01), junto con valores similares en alto y muy alto. De igual manera en la escala de absorción, hubo un menor porcentaje de clasificación entre alto y muy alto en los estudiantes de posgrado (p=0,04).
Variables asociadas a engagement
| Engagement | |
|---|---|
| Variable | Valor de p |
| Vigor | |
| Sexo | 0,141 |
| Estrato | 0,729 |
| Programa académico | 0,556 |
| Escuela | 0,231 |
| Posgrado | 0,011 |
| Empleo | 0,343 |
| Dedicación | |
| Sexo | 0,748 |
| Estrato | 0,190 |
| Programa académico | 0,285 |
| Escuela | 0,369 |
| Posgrado | 0,074 |
| Empleo | 0,090 |
| Absorción | |
| Sexo | 0,116 |
| Estrato | 0,807 |
| Programa académico | 0,299 |
| Escuela | 0,664 |
| Posgrado | 0,041 |
| Empleo | 0,484 |
| Total | |
| Sexo | 0,557 |
| Estrato | 0,511 |
| Programa académico | 0,702 |
| Escuela | 0,127 |
| Posgrado | 0,040 |
| Empleo | 0,330 |
Con respecto a la evaluación general de engagement, se encontró un menor porcentaje de clasificación entre alto y muy alto en los estudiantes de posgrado (p=0,04). Para la subescala de dedicación no hubo diferencias significativas.
DiscusiónEstudios realizados en Colombia han mostrado prevalencias del síndrome de burnout de hasta el 15,5% en estudiantes de pregrado, casi el doble de la encontrada en el presente estudio, como el realizado en la Universidad de Nariño en 2009, donde además el 18,7% manifestó agotamiento emocional, el 14,4% cinismo y el 0,2% autoeficacia académica reducida15. En el Hospital Universitario del Valle, año 2002, el 85,3% de un grupo de 150 médicos internos y residentes presentaban síndrome de burnout de moderado a severo. Se encontró una asociación con la percepción de la dinámica familiar, el número de turnos semanales y la presencia de desgaste profesional. Además, los internos y residentes incluidos dedicaban pocas horas a recreación, lo cual es similar a lo encontrado en el presente estudio12. De manera relevante encontramos que los estudiantes de pregrado presentaron mayores niveles de burnout. Por otra parte, los estudiantes de posgrado presentaron niveles altos o muy altos de engagement en menor porcentaje, sin embargo, no se presentaron altos niveles de burnout. Se debe recordar que el bienestar laboral se constituye por dos dimensiones: la activación, que va desde el vigor hasta el agotamiento; y la identificación, que va desde la dedicación hasta el cinismo. De esta manera, toda erosión en los extremos positivos podría conllevar la presencia de los extremos negativos4.
Es de resaltar que los estudiantes que desempeñan un empleo formal presentaron menor prevalencia de altos niveles de agotamiento (p=0,02), lo cual podría estar relacionado con el desarrollo de habilidades de resiliencia en quienes laboran, además de aprender a lidiar con mayores responsabilidades laborales.
Se ha descrito previamente la asociación que puede existir entre trastornos mentales como ansiedad, depresión e ideación suicida, con el síndrome de burnout. Siendo el personal de salud una población en riesgo de padecer este tipo de trastornos amerita realizar más estudios de asociación al respecto, sobre todo en grupos con altos niveles de agotamiento. A pesar de que en el presente estudio no se utilizó alguna herramienta para evaluar síntomas depresivos o ansiosos, se realizó la descripción de la prevalencia del antecedente: el 11,8% de los estudiantes reportó la presencia de ansiedad, el 15,3% depresión y el 6,7% ideación suicida. Sin embargo, esta información podría estar subestimando este tipo de trastornos mentales de acuerdo con lo encontrado en previos estudios, en los que hasta las tres cuartas partes de los estudiantes de la Facultad de Salud de la Universidad del Valle encuestados han presentado alguna psicopatología de depresión y/o ansiedad18.
Otro estudio encontró que la prevalencia de depresión fue del 36,4% en estudiantes de medicina de ciencias básicas de esta universidad19. En estudiantes de pregrado de la Universidad de Caldas, año 2000, se encontró una prevalencia de depresión del 49,8%, ansiedad del 58,1%, e ideación suicida de 41%20. Con esta evidencia, sería importante realizar más estudios con el fin de establecer asociaciones entre estas entidades y el síndrome de burnout para poder generar estrategias de promoción y prevención de la salud mental en los estudiantes universitarios. Reconocer que los estudiantes al igual que los profesionales deben soportar cargas emocionales y/o asistenciales relacionadas con sus actividades diarias, permite entender que pueden padecer problemas que interfieran con su desempeño, con su bienestar en el estudio o su motivación, a tal punto que el desgaste podría estar asociado con patologías tan discapacitantes como la depresión o la ansiedad21.
Existen limitaciones inherentes a la forma de clasificar el síndrome de burnout en estudiantes, debido a la alta variabilidad que se presenta en la forma de aplicación de los instrumentos, lo que podría limitar la identificación de asociaciones con otras variables. Sin embargo, según las últimas recomendaciones, más que realizar una clasificación dicotómica sobre la presencia o no del síndrome, se debe tratar el burnout como datos continuos en cada una de las tres subescalas22. En este sentido, a pesar de la relativamente baja prevalencia del síndrome de burnout, los estudiantes del presente estudio presentan altos niveles de agotamiento, lo cual implica un riesgo de desgaste a largo plazo. Por otra parte, se evidencia que la mayoría de los estudiantes no presentan niveles altos de engagement, siendo más prevalente encontrar niveles medios o bajos.
Actualmente, aunque se han descrito diversas estrategias para disminuir el burnout entre profesionales de la salud, aún queda mucho por explorar, sobre todo en el ámbito académico. Sin embargo, la evidencia muestra que tanto las intervenciones individuales como organizacionales podrían tener un impacto positivo, desde microprácticas, como preguntar entre los pares cómo están sus emociones y sentimientos, darse pequeños espacios para la reflexión en medio de la ocupación del día a día, hasta brindarse apoyo mutuo23–26. Además, así como el ambiente de trabajo se ha visto como un factor determinante en el desarrollo del burnout, mantener unas adecuadas condiciones de bienestar universitario (espacios de descanso, zonas para alimentación, áreas para el ocio, el entretenimiento y el deporte) impactará en la manera en que los estudiantes perciben sus actividades, sobre todo en poblaciones de estudiantes en las que no se observan altos niveles de satisfacción sobre estas condiciones.
ConclusionesHubo una baja prevalencia de burnout y una alta prevalencia de engagement en nuestra población (total, pregrado y posgrado). El componente de agotamiento emocional parece ser el más afectado entre los grupos de estudiantes, tanto del presente estudio como de otros estudios realizados en otras poblaciones de estudiantes. Se deben promover más estrategias de promoción de la salud mental y el bienestar universitario de acuerdo con iniciativas de psicología positiva. Se deberían ampliar este tipo de estudios a la población de estudiantes en general debido a las consecuencias que podría tener la presencia de altos niveles de burnout o agotamiento emocional y bajos niveles de engagament sobre el desempeño académico.
FinanciaciónNinguna.
Conflicto de interesesNinguno.








