Se han identificado múltiples factores relevantes en la aparición de trastornos mentales, incluyendo aspectos biológicos, sociales, ambientales, estrés y traumas físicos o psicológicos. Las investigaciones suelen centrarse en un solo grupo de factores, priorizando los biológicos y desestimando la complejidad de las interacciones que inciden en la salud mental.
Ignorar estas interacciones conduce a un entendimiento limitado de los trastornos mentales, impidiendo una comprensión más profunda de los estados mentales sanos y enfermos, lo que a su vez restringe el desarrollo de tratamientos efectivos. Por ello, se requieren enfoques integrales que exploren los diversos niveles de complejidad y su impacto en la vida mental.
En los últimos 40 años, la investigación psiquiátrica ha avanzado significativamente gracias a la tecnología, desarrollando modelos biológicos más precisos. Sin embargo, estos avances todavía no se han integrado completamente con los estudios sobre determinantes ambientales, sociales y culturales, que tienen un papel crítico en la salud mental. Es fundamental desarrollar modelos de investigación que integren estos múltiples niveles para entender cómo los complejos fenotipos biológicos interactúan con el exposoma, término que engloba factores de exposición ambiental, social y contextual.
Los factores del exposoma ambiental incluyen la contaminación, metales, deforestación, epidemias y efectos del cambio climático que restringen el acceso a recursos esenciales. Los factores del exposoma social abarcan macrofactores como los índices GINI, disparidades regionales y determinantes sociales que influyen en la conducta humana y la salud a lo largo de la vida. Estos factores han demostrado su impacto en la salud general y están vinculados con enfermedades no comunicables, declive cognitivo y trastornos mentales específicos.
Considerando el antropoceno y sus efectos sociales negativos, que agravan las disparidades y la exclusión, es crucial investigar cómo los exposomas influyen en la salud mental. Esto requiere estudios específicos regionales que consideren las particularidades biológicas ajustadas a condiciones de exposición específica regionales asociadas a los trastornos mentales prevalentes. Estas aproximaciones de estudio se alinean con modelos de salud actuales propuestos por la geopsiquiatría, un campo interdisciplinario que reconoce cómo aspectos geográficos y condiciones ambientales, como la contaminación o el acceso a espacios verdes, pueden influir significativamente en la prevalencia de trastornos mentales, los resultados del tratamiento y las tendencias de salud mental en diferentes regiones o comunidades.
Algunos trastornos, como el estrés postraumático (TEPT), están altamente influenciados por adversidades del exposoma, mientras que otros, como el trastorno bipolar y la esquizofrenia, están más relacionados con bases biológicas como predisposiciones genéticas y desequilibrios neuroquímicos. Aunque el exposoma y los determinantes sociales son importantes, su impacto es comparativamente menor en estos últimos.
Los abordajes integrales que combinan el estudio de exposomas específicos y fenotipos biológicos robustos pueden mejorar nuestra comprensión de las trayectorias que llevan a ciertos individuos a desarrollar condiciones mentales específicas. Estudios sobre estas interacciones complejas son aun más necesarios en tiempos de antropoceno como lo resalta la geopsiquiatría. En entornos clínicos, los enfoques integrados que vinculan exposoma, ambiente y biología pueden transformar la comprensión, diagnóstico y tratamiento de trastornos mentales. El futuro de la investigación psiquiátrica, que integra estos marcos, promete una visión holística de los trastornos mentales, combinando salud humana, ambiental y biológica, lo que podría derivar en intervenciones y políticas más efectivas para mejorar la salud mental, reflejando así la verdadera complejidad de estos trastornos.
