El cuidador primario y la familia de un paciente hospitalizado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) o en una Unidad Mental tienen alto riesgo de sobrecarga y potencial trauma emocional con desencadenamiento de enfermedad mental. Durante la pandemia por Covid-19, las personas hospitalizadas presentaron frecuentemente comorbilidad con enfermedad mental, lo cual incrementó el riesgo de afectar la salud mental del cuidador primario y la familia. Aunque se han documentado intervenciones psicosociales preventivas dirigidas a familiares de pacientes en UCI o con enfermedad mental, no existen estudios que describan las características de las familias de pacientes en UCI con patología infectocontagiosa grave y comorbilidad psiquiátrica, ni investigaciones que exploren intervenciones específicas para mitigar el impacto emocional en estos casos.
MétodosSe describen la adaptación y los resultados de un programa para la atención integral de necesidades psicosociales de los cuidadores primarios y las familias (ATINAR-FAM) de pacientes con Covid-19 comórbida con enfermedad mental hospitalizados en UCI intermedia de un hospital universitario. Se detallan la adaptación del programa, las fases del proceso y los resultados de la prueba piloto. La información se recolectó mediante entrevista semiestructurada y la funcionalidad familiar fue estimada mediante Apgar familiar.
ResultadosSe atendieron 18 familias. El 67% presentó un riesgo psicosocial alto, aunque solo el 25% evidenció disfunción familiar. La mayoría de los cuidadores primarios fueron mujeres (88,8%), con una edad media de 46 años; el 61% contaba con nivel educativo de secundaria o superior, y el 75% tenía vinculación laboral activa o pensión. El 16,6% de las familias reportó antecedentes psiquiátricos, y el 38,8% refirió síntomas afectivos o relacionados con el sueño. En cuanto a la dinámica familiar, evaluada mediante la escala APGAR, la principal dificultad identificada fue el afrontamiento de crisis, mientras que la mayor fortaleza fue el apoyo percibido hacia el cuidador primario. El 55,5% de las familias manifestó el deseo de mejorar la comunicación con el paciente hospitalizado, y una tercera parte solicitó mayor información sobre su estado clínico. El 77,7% de las familias fueron derivadas a servicios interdisciplinarios intrahospitalarios.
ConclusiónLa identificación y la intervención de los factores psicosociales en este subgrupo de familias puede lograrse con programas como ATINAR-FAM. Estas intervenciones podrían contribuir a disminuir la morbilidad y los costos en los servicios de salud, y podrían evaluarse en pacientes en UCI con otros diagnósticos y comorbilidad mental asociada.
The primary caregiver and family of a patient hospitalized in the Intensive Care Unit (ICU) or in a Mental Unit are at high risk for emotional overload and potential emotional trauma with triggering of mental illness. During the pandemic, a significant number of inpatients were found to have a pre-existing mental illness, which increased the risk of affecting the mental health of the primary caregiver and the family. Although preventive psychosocial interventions aimed at family members of patients in the ICU or with mental illness have been documented, there are no studies describing the characteristics of families of ICU patients with severe infectious disease and psychiatric comorbidity, nor research exploring specific interventions to mitigate the emotional impact in these cases.
MethodsWe describe the adaptation and results of a program for the comprehensive care of psychosocial needs of primary caregivers and families (ATINAR-FAM) of patients with Covid-19 with mental illness hospitalized in the intermediate ICU of a university hospital. The adaptation of the program, the phases of the process and the results of the pilot test are detailed. Information was collected by a semi-structured interview and family functionality was estimated by Family Apgar.
ResultsEighteen families participated in the intervention. Among them, 67% were classified as having a high psychosocial risk, although only 25% exhibited family dysfunction. Most primary caregivers were women (88.8%), with a mean age of 46 years; 61% had attained at least a secondary level of education, and 75% were either employed or retired. A psychiatric history was reported in 16.6% of the families, while 38.8% reported affective or sleep-related symptoms. Regarding family dynamics assessed through the Family APGAR scale, the main area of difficulty was coping with crises, whereas the strongest domain was perceived support for the primary caregiver. Over half of the families (55.5%) expressed a desire to improve communication with the hospitalized patient, and one-third requested additional information about the clinical condition. And 77.7% of the families were referred to in-hospital interdisciplinary support services.
ConclusionThe identification and intervention of psychosocial factors in this subgroup of families can be achieved with programs such as ATINAR-FAM. These interventions could contribute to reduce morbidity and costs in health services and could be evaluated in ICU patients with other diagnoses and associated mental comorbidity.





