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Vol. 22. Núm. 10.
Páginas 75-82 (Noviembre 2003)
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Prevención y tratamiento cosmético del envejecimiento cutáneo
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Juan Lemmel
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Las alteraciones que presenta la piel como consecuencia del envejecimiento cutáneo, así como el número de personas que desean rejuvenecer su aspecto físico, son dos factores al alza en nuestros días, por lo que la formulación de productos cosméticos antienvejecimiento tiene un porvenir asegurado. Al formular estos preparados cutáneos se debe tener en cuenta la forma adecuada para impedir el inicio de los procesos oxidativos, las posibilidades para secuestrar los radicales libres y los mecanismos que pueden frenar actividades enzimáticas nocivas.

El envejecimiento cutáneo fisiológico es un proceso biológico irreversible que aparece con la edad y se manifiesta por una serie de cambios estructurales y funcionales que producen un progresivo deterioro del organismo. Este envejecimiento no es el resultado de una acumulación de alteraciones patológicas, sino un proceso fundamental en la biología celular. Depende de una serie de factores complejos, tanto endógenos como exógenos. Puede presentarse a los 30 años o ser incluso imperceptible a los 60 años.

El envejecimiento cutáneo puede retrasarse mediante unos tratamientos de tipo cosmetológico. De hecho, es muy fácil encontrar personas de edades iguales o semejantes, pero cuyo aspecto externo dista mucho de ser parecido. La diferencia entre ambos tipos de personas debe buscarse en el tratamiento que han tenido y a las causas externas en las que han sido expuestas.

Causas exógenas

Podemos citar una serie de causas exógenas que aceleran el envejecimiento de la piel.

Inclemencias meteorológicas

La exposición solar o el viento se hacen patentes en personas que están en continuo contacto con el aire libre, especialmente en lugares elevados sobre el nivel del mar, con fuertes vientos y humedad ambiental baja.

Exposición a la luz ultravioleta

También la mayoría de las alteraciones que se atribuyen a la edad son debidas al daño acumulado como consecuencia de la exposición a la luz ultravioleta. Tanto el UVB como el UVA provocan la formación de radicales libres que actúan sobre las enzimas de la síntesis de las escleroproteínas y también sobre el ADN de los fibroblastos del tejido conjuntivo.

Calor

El calor también ejerce una acción perniciosa sobre la piel, ya que puede producir una desnaturalización del ADN (al acumular calor sobre la piel y rebasar la temperatura de 40 ºC) y, a temperaturas mayores, la desnaturalización de las proteínas, aparte de las pertinentes quemaduras cutáneas.

Efecto resecante

Como el bajo índice de humedad y/o con vientos frecuentes que hacen perder a la piel parte del manto hidrolipídico protector y del factor hidratante natural con las consiguientes secuelas de resecamiento, deshidratación, desprotección y pérdida de la turgencia natural.

Frío

Produce descamaciones en la piel, trastornos circulatorios y resecamientos con pérdida del factor hidratante natural.

Contaminación ambiental

La atmósfera contiene gases tóxicos y materias sólidas en suspensión que propician la formación de radicales libres.

Causas endógenas

Existen también una serie de causas endógenas que aceleran el envejecimiento cutáneo, que pueden ser en gran parte consecuencia de las exógenas.

Modificación de la estructura íntima de la piel

Existe un aumento del contenido del agua, los lípidos permanecen constantes, la elastina aumenta ligeramente aunque con la edad va perdiendo su cualidad elástica y el colágeno disminuye con el paso del tiempo.

Modificaciones en el ADN

Provocadas por radiaciones UV de la luz solar, ciertas substancias químicas, alimentos inadecuados, contaminación ambiental, tabaco y ciertos virus, entre otros posibles factores.

La mayoría de las alteraciones que se atribuyen a la edad son debidas al daño acumulado como consecuencia de la exposición a la luz ultravioleta

Estrechamiento de los vasos sanguíneos y linfáticos

Este estrechamiento disminuye la circulación sanguínea a consecuencia de un aporte menor de las materias necesarias para el buen funcionamiento de las células y un drenaje linfático deficitario de los desechos metabólicos.

Otros factores

También una nutrición deficitaria o inadecuada, estados psíquicos anormales y diversos trastornos somáticos de la piel dan lugar a su envejecimiento prematuro.

Tratamiento

Desde el punto de vista cosmético, el tratamiento para retrasar el envejecimiento cutáneo consistirá en combatir las causas anteriormente expuestas.

En el caso de la protección frente a causas externas del medio ambiente, la piel deberá ser protegida de los radicales libres, inclemencias atmosféricas, contaminación ambiental y del efecto negativo de productos cosméticos aplicados anteriormente.

Acción neutralizante de radicales libres

Materias activas que pueden utilizarse por vía tópica incorporadas a diversos preparados cosméticos, como son la vitamina A o retinol y sus precursores (carotenoides o provitamina A) que actúan como un potente antioxidante y neutralizante de radicales libres sobre la normal queratinización cutánea. También la vitamina C o ácido ascórbico y sus derivados tienen propiedades reductoras y neutralizantes de los radicales libres. Actúan sinérgicamente con la vitamina E o tocoferol que también funciona como antioxidante y previene la formación de arrugas y manchas seniles, manteniendo la piel tersa y elástica. Los protectores de la membrana celular actúan como estabilizadores de la pared celular y así la piel, las mucosas y los tegumentos quedan resguardados de la radiación UV y de los radicales libres, obteniéndose además una recuperación de las células ya lesionadas. De estos protectores podemos mencionar las silimarinas, citroflavonoides, quercitina y rutina, que actúan como captores de radicales libres.

Protectores frente a la radiación

Entre los diferentes tipos de radiaciones que inciden en el envejecimiento cutáneo podemos citar las siguientes:

­ Infrarroja. Puede provocar enrojecimiento de la piel y quemaduras con su consiguiente resecamiento por pérdida de humedad.

­ Luz visible. No provoca efectos negativos, pero puede contribuir a una fotoadición. Este tipo de radiación es la causante de las fotoalergias.

­ Ultravioleta A. Provoca pigmentación cutánea, acciones fototóxicas y fotosensibilizadores en presencia de ciertas materias y potenciación de los efectos tóxicos de la UVB.

­ Ultravioleta B. Provoca eritema, ayuda a conseguir una pigmentación indirecta, causa también un engrosamiento del estrato córneo, la disminución de la capacidad del sistema inmunológico y cáncer de piel.

Protección solar

Hay diferentes tipos de protección de la piel frente a la radiación solar, que pasamos a comentar a continuación.

Protección natural

La piel tiene una serie de mecanismos para defenderse contra los efectos negativos de la radiación que son la reflexión y dispersión de la radiación, la absorción de la energía radiante y dispersión, el aumento del espesor de la capa córnea, la pigmentación y el ácido urocánico.

Protección cosmetológica

Es el caso del uso de protectores solares. Éstos contienen materias filtrantes de la radiación UVB que dejan pasar solamente la radiación necesaria para la formación de una autodefensa mediante la pigmentación. El uso de un protector u otro dependerá de la sensibilidad de cada persona y de las circunstancias externas, entre las que cuentan la intensidad de la radiación, su ángulo de incidencia y la duración de la exposición. Además, para prevenir las reacciones patológicas de la luz se requerirá la inclusión de filtros UVA y bloqueadores de tipo físico.

Protección frente a otros factores externos

Los factores externos que inciden habitualmente en el envejecimiento de la piel son: viento, calor, frío, polvo, contaminación y efectos resecantes de otros cosméticos. En este caso los preparados se utilizarán en función de las siguientes acciones:

­ Oclusión. Consiste en la formación de una ligera película sobre la piel que la aísle de los factores externos nocivos y que, además, evite una pérdida excesiva de agua. Podemos citar dentro de este grupo los aceites minerales, vaselina filante, siliconas o el perhidroescualeno, materias todas ellas que no penetran a través de la piel.

­ Emoliencia. Ablanda los tejidos epiteliales de la capa córnea, contribuye a disminuir el endurecimiento de la piel, mejora la suavidad al tacto y aumenta su flexibilidad y aspecto aterciopelado. Podemos citar aquí aceites vegetales tipo germen de trigo, aguacate, zanahoria, lanolina, miristatos, oleatos, estearatos y vitaminas liposolubles (A, E y F).

­ Hidratación. Mediante la inclusión de materias higroscópicas que propicien una rehidratación de la epidermis como factor hidratante natural NMF (formado por lípidos, proteínas, aminoácidos, agua, sodio, potasio, cloruros, lactatos, urea y amoníaco, entre otros, que por su carácter higroscópico es capaz de absorber y retener agua en el estrato córneo y es considerado como el humectante y plastificante de la queratina), propilenglicol, glicerina y sorbitol, que son los humectantes clásicos más ampliamente utilizados y por su carácter higroscópico pueden absorber agua, tanto de la atmósfera como de la piel, urea y lactatos.

Reparadores

Podemos hablar también de la reparación de las modificaciones estructurales cutáneas, a saber:

­ Superficiales. Como por ejemplo la sequedad cutánea, que se debe a una pérdida de la capa externa protectora. Se utilizan cremas nutritivas o de noche que posean cualidades reengrasantes, vivificantes, que incorporen materias activas que revitalicen y estimulen las funciones de la piel y lubricantes que mejoren la suavidad y la emoliencia.

­ Internas. La reparación se logra mediante compuestos proteicos. Actualmente, se emplean hidrolizados de origen vegetal, mucopolisacáridos, extractos animales (hoy día en desuso), ácidos nucleicos, líquido amniótico (también en desuso), vitaminas, oligoelementos y extractos vegetales.

Aplicación del tratamiento

Es importante, aparte del tratamiento cosmético propiamente dicho, la forma de aplicarlo, teniendo en cuenta el tipo de piel, así como las condiciones ambientales.

Para retrasar el envejecimiento cutáneo se propone seguir las diferentes fases del tratamiento.

Limpieza

Se procederá a limpiar a fondo la superficie cutánea para lograr efectos más satisfactorios. Se podrá lograr con el uso de emulsiones O/W, cremas, leches limpiadoras o tónicos limpiadores que deben limpiar sin que su acción resulte demasiado drástica, profunda o irritante. Se realizará una afinación de la capa córnea sin descompensarla y se tendrá también que reestablecer el pH ácido de la piel, próximo al fisiológico (5,5-6).

Descamado o peeling

Una vez por semana, aproximadamente, sobre todo en el rostro y cuello, conviene aplicar un descamante suave y así eliminar por efecto mecánico de arrastre las capas más externas y deterioradas de la epidermis que contribuyen a la pérdida del buen aspecto de la piel.

Como agentes descamantes, hoy día se utilizan polietilenos, almidones de maíz y arroz, abrasivos naturales tipo cáscara de nuez, hueso de albaricoque, hueso de aceituna y hueso de aguacate, entre otros.

Tonificación o locionado

Después de toda limpieza cutánea debe tonificarse la piel con una loción adecuada suave y preferentemente herbácea. De esta forma, se conseguirá normalizar los caracteres fisiológicos y funcionales, eliminar los últimos restos del limpiador y preparar la piel para cuidados posteriores.

Bioestimulación

Su principal papel es el de contribuir a la reparación de las modificaciones de la estructura íntima de la piel. Sus efectos darán lugar a la conservación de la elasticidad óptima cutánea, a la obtención de la necesaria hidratación y turgencia de la piel, a favorecer la vitalidad cutánea y a la neutralización de los radicales libres.

Se utiliza un tratamiento intensivo o de shock (presentado en forma de vial que contiene un hidrolizado liofilizado de escleroproteínas y una ampolla con una mezcla de líquido amniótico y un complejo de vitaminas A + C + E, que se mezclan en el momento de su uso) y un tratamiento con reparadores celulares que actúan sobre las células que han sido afectadas por la acción de la radiación ultravioleta de la luz solar. Al aplicarlos aumenta el número de células restauradas debido a la acción de las materias activas que contiene.

Protección

La superficie cutánea debe protegerse contra las inclemencias externas, así como de los efectos de los productos resecantes. Para ello, se aplicará una crema de día con elevado poder hidratante y protector, que contenga la reproducción del factor hidratante natural de la piel, junto con proteínas de colágeno y elastina, así como lípidos naturales y sintéticos que le den un gran poder emoliente. También se pueden incorporar principios activos como las vitaminas o los filtros solares.

Los factores externos que inciden habitualmente en el envejecimiento de la piel son: viento, calor, frío, polvo, contaminación y efectos resecantes de otros cosméticos

Nutrición

Este cuidado es imprescindible para conservar su vigor, tersura y lubricación. Regenera las funciones naturales cutáneas, restablece el manto hidrolipídico y evita la desecación. Está indicado, sobre todo, para pieles secas y envejecidas. Los preparados, que se aplican por la noche, suelen ser cremas de fase externa oleosa.

Formulaciones cosméticas

En el mercado existen enzimas antienvejecimiento. Hoy día, en las formulaciones cosméticas, los esfuerzos deben dirigirse a la incorporación de moléculas reductoras o antioxidantes. Actualmente, la formulación se ha basado en la utilización del bloqueador del primer radical de oxígeno superóxido dismutasa (SOD), que se forma en el tejido cutáneo y actúa sobre el radical superóxido, convirtiéndolo en peróxido de hidrógeno y oxígeno molecular. Puede encontrarse en forma pura (se incorpora entre el 0,1 y 0,5% en las fórmulas cosméticas) y en forma SOD encapsulado en liposomas (se utiliza entre el 5 y el 10%). También se utiliza una coenzima de la cadena respiratoria, la ubiquinona coenzima Q10, cuya aplicación tópica produce un potente efecto antieritematógeno capaz de reducir la formación de radicales libres.

Para ciertos formuladores parece ser mucho más interesante la incorporación a las fórmulas cosméticas de ingredientes que posean una actividad antielastasa y antihialuronidasa (en el caso de este último, se utiliza el extracto de vid y el extracto de mimosa tenuiflora a dosis comprendidas entre 3 y 5%).

Hay trabajos relativamente recientes en los que se considera la posibilidad de utilizar, por vía tópica, endonucleasas mediante liposomas cargados con esta enzima, cuya función es reparar los daños que la radiación solar provoca en el ADN de las células cutáneas irradiadas.

Es importante tener en cuenta también los productos o moléculas con propiedades antioxidantes que pueden ser utilizadas como ingredientes cosméticos antienvejecimiento. El grupo más importante corresponde al formado por los antioxidantes fenólicos, como son el x-tocoferol o vitamina E y sus derivados, como acetato de tocoferol, nicotinato de tocoferol, acetil salicilato de tocoferol, dioleil tocoferil metil silanol, tocoferil ascorbil fosfato, liposomas cargados con x-tocoferol y ácido úrico. De igual forma, cabe destacar la importancia antioxidante de diversos flavonoides extraídos del mundo vegetal, como son la rutina, miricetina, kaempferol y quercetina, entre otros. También se pueden citar, dentro de este grupo, extractos vegetales, como Mimosa tenuiflora, Silybum marinum, Medulat prele, Medulat auberpine y finalmente, la vitamina C y sus derivados, como el palmitato de ascorbilo, linoleato de ascorbilo, ácido ascórbico oxietilenado, que son obtenidos para una mejor estabilidad de la mencionada vitamina C.

La vitamina A y sus derivados son esenciales para el desarrollo, crecimiento y mantenimiento del tejido epitelial. Ayudan a mantener las condiciones normales de la piel y tienden a normalizar la sequedad cutánea.

También existen estudios que aceptan ingredientes de origen marino que pueden mejorar el relieve cutáneo o reducir la profundidad de las arrugas, como es el caso de un complejo formado por extracto de pescado + extracto de mejillón + extracto de microalgas (Spirulina, Chlorella, Scenedesmus).

Otros compuestos importantes a tener en cuenta en las formulaciones antienvejecimiento son los quelantes, como el ácido etilendiamino tetra acético (EDTA), que secuestran los iones de hierro y cobre y, por tanto, bloquean la reacción oxidativa.

Existen en el mercado distintos tipos de formulaciones cosméticas según su forma farmacéutica o galénica.

Emulsiones

Las emulsiones son las fórmulas cosméticas más adecuadas para los productos antienvejecimiento. Dado que la piel senil es casi siempre alipídica, puede ser adecuado realizar fórmulas que posean la fase externa grasa, pero para evitar su pegajosidad se ha seleccionado como fórmula base una emulsión de fase externa silicona, cuya elaboración puede realizarse en frío y que puede contener o no glicerina.

La selección de ingredientes es una tarea complicada, ya que la oferta es muy amplia. A título orientativo, se considera importante la presencia de un filtro solar y un antioxidante en la fase oleosa, y de un secuestrador de radicales libres y un extracto acuoso de actividad regeneradora en la fase acuosa.

Geles

Los geles han perdido algo de aceptación, aunque su posible formulación en frío facilita la estabilidad de la fórmula. Se ha seleccionado como fórmula base un gel realizado con un polímero acrílico que incorpora un tensioactivo y un hidrocarburo, para ofrecer el aspecto de una emulsión.

Para seleccionar los ingredientes se puede recurrir a un lipoaminoácido adecuado para secuestrar radicales libres e impedir la peroxidación de los lípidos cutáneos y la oxidación de las proteínas cutáneas, filtro solar y liposomas.

Conclusión

Se puede afirmar que el envejecimiento es irreversible y, aunque podemos actuar retrasándolo, nunca lo podremos evitar. Es importante, sin embargo, el cuidado diario de la piel, ya que una correcta limpieza, tonificación, hidratación y nutrición retrasará los signos del envejecimiento cutáneo. Asimismo, hay que evitar, en la medida de lo posible, la incidencia de los factores extrínsecos, como por ejemplo, limitar la exposición a las radiaciones solares.


Biografía general

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