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Vol. 24. Núm. 1.
Páginas 68-74 (Enero 2005)
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Equinácea
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M Tránsito López Luengoa
a Farmacéutica.
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Su acción contra los síntomas del resfriado común

Recientes ensayos clínicos, sobre todo en la prevención y el tratamiento de enfermedades infecciosas virales simples, han demostrado la eficacia de la equinácea como planta inmunomoduladora capaz de disminuir la gravedad y duración de los síntomas del resfriado común, constituyéndose como una alternativa real en el tratamiento complementario de este tipo de infecciones, con la gran ventaja de su excelente tolerancia.

El nombre Equinacea corresponde a un género de plantas herbáceas de unos 60-100 cm de altura. Las hojas son enteras, largas y lanceoladas, con el haz de color verde intenso y pelo algo áspero por ambas caras. Sus capítulos florales son hemisféricos, grandes y solitarios y crecen en los extremos de los tallos. En el centro, las flores son tubulosas y en la periferia liguladas. Su color oscila de violeta a púrpura dependiendo de la especie. La raíz es de color pardo grisáceo con estrías.

Es una planta originaria de las praderas de las regiones centrales de Estados Unidos, en las que su utilización se remonta a varios siglos. Existen varias especies y variedades de equinácea, pero solamente tres de ellas son utilizadas con fines medicinales: E. angustifolia, E. Pallida y E. purpurea.

Los nativos americanos fueron los primeros en utilizar la equinácea con fines curativos. Por vía tópica la aplicaban para el tratamiento de heridas, picaduras de insectos y mordedura de serpiente. En aplicación sistémica, para el tratamiento del dolor, molestias de estómago, resfriados, sarampión y gonorrea. Los colonizadores europeos aprendieron las propiedades de la equinácea de los indios y la incorporaron dentro de sus medicamentos habituales, de manera que en el siglo xix era la droga más ampliamente utilizada en Estados Unidos.

En 1930, el Dr. Gerhard Madaus, fundador de Laboratorios Dr. Madaus de Alemania, trajo las primeras semillas a Europa y, a partir de entonces, la mayor parte de las investigaciones realizadas sobre la clínica y farmacología de esta droga ha sido conducida en Europa. De hecho, si bien todas ellas son originarias del Norte de América, en la actualidad se cultivan en la zona centroeuropea, principalmente E. purpurea.

Composición química

La droga la constituyen las raíces y las sumidades floridas de E. angustifolia, E. pallida y E. purpurea. Sus principales componentes son polisacáridos heterogéneos y glucoproteínas (4-O-metil-glucuronil-arabinoxilosanos, arabinoramnogalactanos), ácidos fenólicos libres (ácido cafeíco, achicórico, ferúlico, clorogénico), ésteres del ácido cafeíco (equinacósido y verbascósido), flavonoides (rutina, quercitrina, kenferol), alcaloides pirrolizidínicos (tusilagina e isotusilagina), poliínos e isobutilamidas. En la parte aérea contiene aceite esencial rico en borneol, acetato de bornilo, cariofileno, etc.

La identificación analítica de los componentes de la equinácea, sobre todo los análisis por HPLC, han demostrado que las tres especies de equinácea presentan diferencias respecto a sus principios activos. Incluso dentro de la misma planta se encuentran diferentes compuestos según los órganos de que se trate. También tiene importancia el disolvente que se utilice para obtener el extracto.

Así, E. angustifolia y E. pallida, a diferencia de E. purpurea, contienen equinacósido, éster con actividad antibacteriana y antiviral, pero no actividad inmunoestimulante. Además, en E. angustifolia aparece cinarina.

E. pallida contiene como principio mayoritario ácido achicórico, que también está presente en E. purpurea. Este ácido, in vitro, ha demostrado tener actividad estimulante de la fagocitosis y un papel importante en la inhibición de la hialurodinasa.

La fracción acuosa de los polisacáridos, in vivo e in vitro, han demostrado propiedades inmunoestimulantes con la estimulación de macrófagos y con la protección contra infecciones de cándida y listeria. Las glucoproteínas tienen actividad estimulante de linfocitos B e inducen la liberación de interleucina 1 en los macrófagos.

Propiedades farmacológicas

La equinácea pertenece al grupo de los inmunomoduladores. Éstos se caracterizan por influir de formas muy diversas, cualitativa y cuantitativamente, sobre las células inmunocompetentes (granulocitos, monocitos, macrófagos, linfocitos). A través de ellos, activan determinados mecanismos de protección frente a agentes extraños tales como virus, bacterias, etc.

En distintos ensayos clínicos se ha probado la eficacia inmunomoduladora y antiviral de la equinácea, aunque no se ha podido establecer con claridad las indicaciones terapéuticas, formas de administración y dosis a administrar. Sin embargo, no existen evidencias de que su uso prolongado sea efectivo, probablemente sólo estimule el sistema defensivo a corto plazo.

En ensayos in vitro sobre granulocitos humanos se ha comprobado que el extracto de equinácea produce un aumento de la fagocitosis de un 23%. También se produce un aumento en la producción de factor de necrosis tumoral, interferón beta e interleucinas 1, 6 y 10.

Asimismo, contribuye a reparar parcialmente los tejidos afectados por la infección, a través de inhibición de la actividad de la enzima hialuronidasa tisular y bacteriana. Esta enzima constituye parte del mecanismo primario de defensas, que incluye sustancias del tejido conectivo como el ácido hialurónico, actuando como una barrera contra organismos patógenos.

Algunos microorganismos activan la hialuronidasa, que comienza a destruir la integridad del ácido hialurónico, lo que debilita las barreras y permite la penetración de los microorganismos, que invaden y se adhieren a las células expuestas, penetran las membranas y matan las células afectadas.

La equinacea inhibe la acción de la hialuronidasa uniéndose de alguna manera a esta enzima, lo que resulta en una mejoría temporal de las barreras, de manera que un menor número de patógenos puede estimular la destrucción de las barreras.

En un principio, se atribuyó la actividad inmunoestimulante a la fracción polisacárida de la equinácea, pero, actualmente, se considera que la acción de la equinácea no es debida a un solo principio activo, sino que el ácido achicórico, las alquilamidas y las glucoproteínas, junto con los polisacáridos actúan sinérgicamente siendo los responsables de esta actividad.

Por otro lado, en ensayos in vitro también se ha demostrado que las isobutilamidas y los polisacáridos ejercen un efecto antiinflamatorio debido a la inhibición de la ciclooxigenasa y de la 5-lipooxigenasa. Se ha comprobado que la intensidad de esta acción es ligeramente inferior a la de la indometacina.

Asimismo, presenta una actividad cicatrizante, favoreciendo la formación del tejido de granulación responsable de la curación de las heridas. Estimula la proliferación de fibroblastos responsables de la regeneración de los tejidos y formación de cicatrices.

Indicaciones

La equinácea ha sido utilizada desde hace siglos por varias tribus indígenas de Estados unidos para tratar heridas e infecciones de la piel, inflamaciones, picaduras de insectos y mordeduras de serpiente. Sin embargo, actualmente su aplicación más común es en la profilaxis y tratamiento de afecciones de las vías respiratorias, desde el resfriado común hasta la gripe y otros procesos infecciosos del tracto respiratorio, tales como bronquitis, laringitis, faringitis, sinusitis, otitis y amigdalitis. Usualmente se suministra al primer inicio de los síntomas y se continúa por 7 a 14 días. Asimismo, se utiliza en infecciones odontológicas, biliares y urinarias, sobre todo en casos de afecciones prostáticas por su efecto descongestivo.

Su uso está especialmente recomendado en lesiones dermatológicas como acné, psoriasis, eccemas y heridas superficiales.

Si se administra equinácea purpúrea al primer síntoma de resfriado, se puede evitar la aparición de toda la sintomatología completa en el 60% de los casos, frente al 40% en el grupo de placebo

Ensayos clínicos

En los últimos años se han realizado varios estudios clínicos controlados doble ciego, especialmente en infecciones de las vías respiratorias altas. En todos estos estudios, los extractos de equinácea fueron más eficaces que el placebo en la disminución de la intensidad de los síntomas o el acortamiento de su duración.

Recientemente se ha publicado un estudio clínico controlado doble ciego, aleatorizado, sobre la eficacia de la equinácea purpúrea en el tratamiento del resfriado común. De este estudio realizado en Suecia con 120 empleados de una empresa se sacaron las siguientes conclusiones:

* Si se administra equinácea purpúrea al primer síntoma de resfriado, se puede evitar la aparición de toda la sintomatología completa en el 60% de los casos, frente al 40% en el grupo de placebo.

* Los pacientes que presentan un cuadro completo de resfriado, estaban libres de síntomas a los 6 días cuando tomaban equinácea y a los 9 días cuando se les administró placebo.

* La tolerancia fue muy buena.

Forma de administración y posología

Se administra, por vía oral o tópica, en forma de droga pulverizada, zumo obtenido por expresión de la parte área, extracto fluido o seco y tintura.

La dosis del jugo recién exprimido es de 2 a 3 ml tres veces por día. Otras formulaciones para uso oral deben suministrar el equivalente a 900 mg de equinácea por día.

La mayoría de los expertos recomienda de 6 a 8 semanas como duración máxima de tratamiento.

Precauciones especiales

Aunque existe muy poca información toxicológica acerca de la equinácea, se considera que esta planta es segura cuando se administra según las dosis recomendadas.

De todos modos, su uso está contraindicado durante el embarazo y la lactancia debido a la ausencia de datos que avalen su seguridad. En un estudio preliminar llevado a cabo en 206 mujeres embarazadas que tomaron productos a base de equinácea en distintas etapas de gestación, no se apreciaron diferencias estadísticamente significativas en la incidencia de malformaciones. Sin embargo, estas cifras son demasiado pequeñas para detectar una incidencia que no sea muy alta.

Puede existir una reacción alérgica cruzada entre las especies de equinácea y otras plantas pertenecientes a la misma familia botánica (compuestas), por tanto, su uso también está contraindicado en las personas con hipersensibilidad a la equinácea o a otras especies de la familia de las compuestas.

En el caso de diabetes, la equinácea debe usarse con precaución debido a que puede inducir la aparición de una hipoglucemia.

La monografía sobre la equinácea elaborada por la Comisión E de Alemania advierte contra el uso de equinácea en pacientes con enfermedades autoinmunitarias, como la esclerosis múltiple, el lupus o la artritis reumatoide, así como en tuberculosis o leucemia. Aun así, algunos investigadores no están de acuerdo con esta aseveración y opinan que no existe suficiente evidencia clínica para respaldarla.

La misma Comisión E alemana recomienda que los tratamientos continuos con equinácea no deben exceder de 8 semanas. Esta recomendación no está relacionada con ninguna toxicidad potencial como podría parecer, sino a la posibilidad de que la efectividad de esta droga pudiera disminuir con el paso del tiempo, por lo que sería menos efectiva en tratamientos prolongados.

Aunque existen estudios que demuestran que su utilización en niños es segura, recientemente científicos de la Universidad de Seattle (EE.UU.) han publicado un estudio que desaconseja su empleo en niños menores de 12 años. En las conclusiones de este trabajo, se señala que los valores curativos de esta planta son casi nulos y, además, puede originar erupciones cutáneas. Para llegar a esta conclusión, se analizaron 707 infecciones respiratorias producidas en 407 niños, aunque 79 no llegaron a completar el estudio al no desarrollar la enfermedad. Un total de 337 fueron tratados con equinácea y el resto, 370, con placebo. La conclusión fue que no había diferencia en la duración de las infecciones respiratorias entre las tratadas con equinácea y placebo. Sin embargo, los autores sí encontraron algo que diferenciaba a los niños tratados con equinácea frente a los que no, al constatar que un 7,1% de los primeros habían desarrollado diversas erupciones cutáneas. Por ello, se consideró que dada la falta de eficacia documentada y el riesgo de presentar erupciones, no es recomendable el uso de equinácea para el tratamiento de las infecciones respiratorias en niños de 2 a 12 años.

CONSEJOS DESDE LA FARMACIA

Uso de la equinácea en la prevención y el tratamiento de infecciones respiratorias

* La equinácea se emplea como terapia de soporte en infecciones de las vías respiratorias. Se utiliza, además, con otros muchos fines, pero la mayoría de ellos no están justificados.

* No existen evidencias de que su uso prolongado sea efectivo como tratamiento preventivo a largo plazo, probablemente sólo estimule el sistema inmunitario a corto plazo, por lo que es preferible su uso directamente al inicio de un resfriado para reducir su gravedad y duración.

* La dosis recomendada por vía oral es el equivalente a 900 mg de equinácea por día. Normalmente se suministra al primer inicio de los síntomas y se continúa por 7 a 14 días.

* La Comisión E alemana recomienda que los tratamientos continuos con equinácea no deben exceder 8 semanas. Esta recomendación no está relacionada con ninguna toxicidad potencial, como podría parecer, sino con la posibilidad de que la efectividad de esta droga pudiera disminuir con el paso del tiempo, por lo que sería menos efectiva en tratamientos prolongados.

* La misma Comisión E advierte contra el uso de equinácea en pacientes con enfermedades autoinmunitarias, como la esclerosis múltiple, el lupus o la artritis reumatoide, así como en tuberculosis o leucemia.

* Su uso está contraindicado en caso de embarazo, lactancia por falta de datos que avalen su seguridad. Asimismo, su uso está contraindicado en caso de hipersensibilidad a las compuestas.

* Es necesario controlar las concentraciones de glucemia en los pacientes diabéticos.

* Parece ser que la presencia de alcaloides pirrolizidínicos (tusilagina e isotusilagina) no producen efectos hepatotóxicos.

* La equinácea tiene actividad antiinflamatoria de intensidad ligeramente inferior a la de la indometacina.

Efectos adversos

Puede provocar aumento de la secreción de saliva y tiene un sabor bastante desagradable, pero además de esto, no se han descrito reacciones adversas a las dosis terapéuticas recomendadas. A altas dosis o en individuos especialmente sensibles pueden aparecer náuseas, vómitos, gastralgias o dispepsia. También, aunque raramente, se han descrito reacciones alérgicas cutáneas y anafilaxia.

En caso de administración de equinácea junto con antidiabéticos orales o insulina, se deberá reajustar sus dosis, por la posibilidad de que la equinácea pueda potenciar los efectos de éstos y llegar a producir una hipoglucemia  

Posibles interacciones medicamentosas

La interacción de la equinácea con otros medicamentos se basa en consideraciones puramente teóricas y no ha podido ser demostrada.

Teóricamente se debe evitar la asociación de equinácea con ciclosporina o con corticoides, porque en ambos casos la equinácea puede inhibir parcialmente el efecto inmunosupresor.

También se debe evitar la asociación con amiodarona, metotrexato, ketoconazol o esteroideos anabolizantes, por la posibilidad de que la equinácea pueda potenciar el daño hepático producido por estos fármacos.

En caso de administración de equinácea junto con antidiabéticos orales o insulina, se deberá reajustar sus dosis, por la posibilidad de que la equinácea pueda potenciar los efectos de éstos y llegar a producir una hipoglucemia.


Bibliografía general

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