Hepatitis por virus C
Esta clase de virus se transmite sobre todo por vía sanguínea. Así, el mayor riesgo de contagio se da en hemofílicos, hemodializados, trasplantados y toxicómanos. Su incubación suele ser de 6-7 semanas. El virus causa hepatitis agudas y crónicas, cirrosis y cáncer primario de hígado.
El tratamiento se realiza con interferón alfa recombinante. En cuanto a su prevención, existe una vacuna específica. Es importante conocer una serie de precauciones a tomar: existe riesgo de transmisión sexual, hay que evitar la posibilidad de contagio a través de la sangre (uso individual de elementos del aseo personal como las maquinillas de afeitar, cortaúñas o cepillos de dientes), limpiar y desinfectar inmediatamente cualquier herida y poner un vendaje. Por lo que se refiere al régimen alimentario, hay que suprimir absolutamente el consumo de bebidas alcohólicas.
Vacuna de la gripe
La vacuna de la gripe está especialmente indicada en enfermos con insuficiencia cardíaca y, sobre todo, en los que padecen insuficiencia respiratoria. También está indicada en personas con otras afecciones crónicas como la diabetes y las hemoglobinopatías. Y en los ancianos, de forma general. Es igualmente recomendable la vacunación de las embarazadas cuyo final de embarazo se sitúe en los meses de invierno.
Para que sea eficaz, la vacunación debe realizarse en otoño. Son necesarias 2 semanas para que se desarrolle la inmunidad, que reducirá eficazmente la incidencia de la infección durante 1-2 años después de la vacunación. Es recomendable la administración de una dosis de recuerdo anual para obtener una protección óptima.
Los efectos secundarios son normalmente benignos: dolor e inflamación local, fiebre moderada durante uno o dos días con mialgias, sensación de malestar y cefaleas.
Recomendaciones de carácter general al anciano
Conservar una actividad física adaptada a sus posibilidades.
Mantener la actividad intelectual, desarrollando la capacidad de atención y de anticipación.
Cuidar el contacto con los demás, hacer proyectos, tener confianza en sí mismo y en el futuro.
Tomar comidas equilibradas, con especial atención a las proteínas y al calcio.
Corregir los trastornos visuales.
Utilizar un buen calzado.
Acondicionar el espacio del lugar donde se vive: suelo antideslizante, suficiente iluminación, ausencia de obstáculos en las zonas de paso, etcétera.
Evitar el abuso en el consumo de tranquilizantes y la automedicación.
Tener siempre accesibles los teléfonos de urgencias.
Principales agresores de la piel
Las mujeres son más sensibles a los efectos visibles del envejecimiento. Las medidas para retardar esos efectos en la piel deben iniciarse en la juventud.
Un agresor es el tabaco, ya que un fumador presenta un cutis más turbio que un no fumador. Además, el tabaco dificulta la regeneración de los tejidos y altera la circulación sanguínea.
En cuanto al sol, las exposiciones prolongadas envejecen prematuramente la piel y multiplican los riesgos de cáncer de piel.
Otro factor importante es la dieta. Las dietas anárquicas, aquellas que ocasionan rápidas pérdidas y ganancias de peso, constituyen una importante dificultad para mantener una buena elasticidad de la piel.
Fotodermatosis
Cuando existe alergia al sol, lo que hay que hacer, lógicamente, es evitarlo. La verdadera alergia al sol es rara. Lo frecuente es que se produzcan falsas alergias ocasionadas por desencadenantes que pueden ser sustancias tópicas fotosensibilizantes como plantas (perejil e hinojo) y productos de aseo y cosmetología (jabones, colonias y perfumes). Existen también medicamentos fotosensibilizantes: anestésicos, antiacneicos, antibióticos, antidepresivos, antisépticos, diuréticos, etc. También producen fotosensibilización determinadas enfermedades como la porfiria cutánea y el lupus. Un caso particular es el albinismo.
La manifestación suele caracterizarse por la aparición tardía (a veces, al cabo de varios días) de placas rojas con una pápula central y un prurito importante. La desaparición de estos signos es lenta.