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Vol. 22. Núm. 6.
Páginas 52-60 (Junio 2003)
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Afecciones oculares
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Estilita Esteva Espinosa
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Las funciones desempeñadas por los ojos se ven alteradas por pequeños trastornos que remiten sin necesidad de tratamiento, por dolencias graves que hacen necesaria la visita al especialista y por afecciones como la fatiga y la sequedad ocular, en las que el farmacéutico puede realizar una importante función aconsejando a sus pacientes sobre las medidas a tomar.

El contacto de los ojos con el medio ambiente es causa de múltiples afecciones e irritaciones como reacciones alérgicas, infecciones, fatiga y sequedad. Todos estos trastornos disponen de un tratamiento adecuado que permite erradicar o disminuir las molestias sin apenas efectos secundarios.

Conjuntivitis

Consiste en una irritación de la conjuntiva, membrana que recubre la parte posterior de los párpados y el globo ocular hasta el perímetro de la córnea. Suele ser bilateral, es decir, los dos ojos suelen estar afectados.

Dependiendo de los síntomas y del tipo de secreción se podrá emitir un diagnóstico y así conocer el tratamiento a seguir. Como síntomas cabe destacar escozor, sensación de cuerpo extraño, lagrimeo, hiperemia, fotofobia y secreción. Esta última puede ser serosa o acuosa, mucoide y finalmente mucopurulenta o purulenta.

Generalmente cursa sin dolor. De este modo, si se trata de una conjuntivitis moderada o leve sin dolor, el consejo y tratamiento emitidos por el farmacéutico dependerán del tipo de secreción. Contrariamente, si la conjuntivitis es dolorosa, puede ser el resultado de una uveítis anterior aguda, una queratitis, un glaucoma agudo o quizás una escleritis, siendo aconsejable la remisión del paciente al médico.

En función de la causa de esta inflamación la conjuntivitis será infecciosa, alérgica o irritativa.

Conjuntivitis infecciosa

Ésta se clasifica en conjuntivitis bacteriana y viral.

Será bacteriana, si la secreción ocular es purulenta. Es frecuente la producción de una secreción abundante de inicio monocular y posteriormente bilateral (por su fácil contagio).

Suele ser nocturna, pudiendo llegar a pegar las pestañas y formar legañas.

Será viral, si la secreción es serosa. A diferencia de la anterior, la secreción es escasa y generalmente unilateral.

Conjuntivitis alérgica

Su origen se debe a una respuesta exagerada de los mastocitos frente a agentes externos denominados alergenos como el polen, polvo, ácaros, piel y pelo de animales, tabaco y sustancias procedentes de aparatos como monitores, fax o impresoras con la consecuente liberación de histamina.

Como síntomas característicos destacan el enrojecimiento de la conjuntiva, prurito importante, lagrimeo y la posibilidad de una escasa secreción serosa. Además, puede venir acompañada de otros síntomas extraoculares alérgicos como prurito nasal y faríngeo y, en ocasiones, asma y manifestaciones cutáneas, dependiendo de la respuesta alérgica del individuo.

Debido a la actual aseptización y vacunación de la sociedad occidental está aumentando considerablemente el número de personas sensibles a presentar alergias durante su vida. Cada vez son más usuales las rinoconjuntivitis como consecuencia de alergias estacionales.

Conjuntivitis irritativa

Está causada por agentes irritantes como el humo, polvo, disolvente, cloro de las piscinas y agua de mar.

La sintomatología se caracteriza por picor o quemazón y lagrimeo como respuesta a la hiperemia de la conjuntiva producida por la vasodilatación de sus vasos. Es fácilmente diferenciable de una conjuntivitis infecciosa por la ausencia de secreción serosa o purulenta.

Tratamiento y medidas preventivas

Conjuntivitis infecciosa

Inicialmente, las medidas preventivas son fundamentales por el alto riesgo de contagio. Nunca deben compartirse toallas entre los miembros de una misma familia, procurar un lavado continuo de las manos, evitar tocarse los ojos y no compartir máscaras de ojos, ni gafas.

Como normas higiénicas deben lavarse bien los ojos con suero fisiológico o agua hervida retirando la secreción producida.

Si la conjuntivitis es bacteriana con mucha secreción purulenta, debe emplearse después de la limpieza un antibiótico de amplio espectro en forma de gotas oculares y en forma de pomada antes de acostarse

Debe tenerse especial cuidado con los remedios caseros como los lavados con agua y sal o con manzanilla, ya que aumentan la aparición de eccema. Además, la manzanilla actúa con un efecto de secado y el extracto de manzanilla contiene polen que puede provocar muy fácilmente reacciones alérgicas en muchas personas sensibles. Si la solución de lavado de los ojos producida en casa se enfría, entonces ésta se convierte en un caldo de cultivo de gérmenes. Por ello, es conveniente el uso de preparados más seguros como la solución salina.

Como tratamiento farmacológico, si la conjuntivitis es bacteriana con mucha secreción purulenta, debe emplearse después de la limpieza un antibiótico de amplio espectro en forma de gotas oculares y en forma de pomada antes de acostarse. Este tratamiento se administra durante 7-10 días. Los antibióticos más empleados son tetraciclinas, cloranfenicol y rifampicina.

Si la conjuntivitis es debida a clamidias, se suelen emplear pomadas oftálmicas de tetraciclinas o eritromicina y por vía oral doxiciclina o eritromicina durante 3 semanas.

Como norma general, deben excluirse los colirios compuestos con penicilina, ya que favorecen la sensibilización al fármaco.

Si se trata de una conjuntivitis viral, ésta suele resolverse de modo espontáneo en un par de semanas. En ningún caso deben emplearse antibióticos por no ser efectivos frente a los virus.

Conjuntivitis alérgica

Como medidas de prevención se deben evitar los agentes que desencadenan la respuesta alérgica de la conjuntiva de las personas alérgicas. Por tanto, éstas deben tomar precauciones, aunque en muchos casos resulta difícil debido al entorno en el cual vivimos. Por ejemplo, en tiempos de polinización deben cerrarse las ventanas y puertas de las casas durante el mayor tiempo posible, evitar el contacto con animales de compañía, los ambientes con humo de tabaco y limpiar bien las casas para eliminar los ácaros. Si no es suficiente con estas medidas, puede iniciarse un tratamiento conservador, durante 3 o 4 días, basado tan sólo en lavados oculares frecuentes. Si el paciente mejora, no es necesario tomar nuevas medidas, pero si empeora, se debe comenzar un tratamiento farmacológico que puede consistir en antihistamínicos por vía oral (loratadina, cetirizina, ebastina), ya que ofrecen buenos resultados frente al picor conjuntival y a otros síntomas alérgicos como los estornudos.

Otros antihistamínicos pueden ser aplicados de forma tópica (nasal u oftálmica). De este modo, son eficaces para disminuir el picor y el enrojecimiento conjuntival. Destacan la levocabastina y azelastina. También son útiles los vasoconstrictores de tipo adrenérgico, como los agonistas alfa-1 (epinefrina, fenilefrina, nafazolina, oximetazolina, tetrizolina) o los antagonistas alfa-2.

Existen personas en las que estos antihistamínicos no son eficaces, éstas pueden iniciar un tratamiento con medicamentos estabilizadores de los mastocitos tales como gotas de cromoglicato disódico, nedocromil sódico o lodoxamida que además disminuyen la producción de factores proinflamatorios, interleucinas y citocinas. Sin embargo, su actividad es meramente preventiva, por lo que no son útiles para reducir rápidamente los síntomas de la conjuntivitis alérgica.

No es aconsejable el empleo de gotas oftálmicas de corticoides, ni siquiera a muy bajas dosis, pues éstos incrementan las infecciones oportunistas e inducen glaucoma y cataratas. Además, los corticoides reblandecen la córnea pudiendo provocar úlceras y perforaciones. Por tanto, las gotas oftálmicas de corticoides deben administrarse como última elección.

Conjuntivitis irritativa

Como medidas higiénicas se deben evitar los agentes irritantes (luz del sol, cloro, viento) insistiendo en el empleo de gafas.

Debido a su carácter molesto es recomendable la limpieza con suero fisiológico, el uso de baños oculares (agua de hamamelis, extracto glicólico de caléndula, ácido bórico), el empleo de lágrimas artificiales o bien la administración de preparados basados en descongestivos de tipo adrenérgico, solos o en combinación con antisépticos, cuando la molestia es importante.

Tratamiento homeopático

En caso de mujeres embarazadas, madres lactantes y personas que prefieren el tratamiento homeopático se emplean tópicamente Euphrasia officinalis y Chamomilla vulgaris para casos de conjuntivitis alérgicas o irritativas.

Ojo seco

La xeroftalmia u ojo seco es la alteración de la película lagrimal, debido a la escasa cantidad o deficiente calidad de lágrimas. Como consecuencia, se puede dañar la superficie interpalpebral y provocar molestias oculares.

La película lagrimal presenta una composición muy compleja, ya que está compuesta por tres capas de composición diferentes con funciones también diferentes que se denominan: capa interna o de mucina, capa intermedia o acuosa y capa externa u oleosa.

Capa de mucina

Es la más interna, está producida por las células caliciformes de la conjuntiva y es la que facilita que la capa acuosa se mantenga adherida al epitelio corneal, ya que la glucoproteína mucina convierte la superficie hidrófoba de la córnea en hidrófila.

Capa acuosa

Es la capa media y está producida por las glándulas lagrimales. Nutre y oxigena la córnea, arrastra los desechos o partículas extrañas y proporciona sustancias antibacterianas (lisozima, lactoferrina e inmunoglobulinas).

Capa oleosa

Es la que está en contacto con el medio externo y la producida por las glándulas de meibomio, situadas en el margen palpebral. Esta capa, debido a su alto contenido en lípidos, da lubricación a los párpados, aumenta la estabilidad del film y retrasa la evaporación de la capa acuosa.

Epidemiología

Como dato epidemiológico, el ojo seco es la patología oftalmológica más común, estimándose que hasta un 30% de las consultas oftalmológicas se refieren a la sequedad ocular.

La sintomatología se caracteriza por: sensación de arenilla o cuerpo extraño, ardor, irritación, enrojecimiento, mayor sensibilidad a la luz, lagrimeo (aunque parezca extraño, debido a una secreción refleja provocada por la irritación que presenta el ojo).

Etiología

Es muy diversa, ya que puede ser congénita o adquirida. Como causas congénitas la más común es la disfunción o destrucción de las glándulas que producen las lágrimas, lesiones del epitelio corneal, alteraciones palpebrales y parálisis.

Entre las causas adquiridas existen muchos condicionantes y enfermedades que pueden originar el ojo seco, las más frecuentes son:

­ Agentes físicos. Traumatismos, extirpación o radiación de la glándula lagrimal.

­ Infecciones. Sida, hepatitis viral (B y C), tracoma, sífilis, tuberculosis.

­ Reacciones inmunológicas. Síndrome de Sjögren (ojo seco, boca seca y artritis) y trasplante de médula ósea.

­ Alteraciones o estados cicatriciales conjuntivales. Tracoma, eritema multiforme, caustificaciones, penfigoide.

­ Déficit nutricionales. Avitaminosis A, alcoholismo, deshidratación.

­ Infiltraciones. Linfomas, hemocromatosis, sarcoidosis, amiloidosis.

­ Atrofia senil de la glándula lagrimal.

­ Edad y sexo. Normalmente la producción de lágrimas disminuye con la edad. También, por razones hormonales la mujer después de la menopausia es más propensa a presentar ojo seco, si además se asocia a sequedad bucal y a dolores articulares constituye el citado síndrome de Sjögren.

­ El ambiente. Calefacción, aire acondicionado, clima seco, ambientes cerrados y/o contaminados, viento, niebla, sol, exceso de monitores de ordenador o televisión.

­ Medicamentos. Antihistamínicos de primera generación (con efectos anticolinérgicos), diuréticos, bloqueadores beta, metildopa, benzodiacepinas, antidepresivos tricíclicos, anticonceptivos, efedrina, antiparkinsonianos, digestivos anticolinérgicos.

­ Lentes de contacto y líquidos conservantes. El uso de lentes de contacto y de los líquidos utilizados para su conservación e higiene pueden agravar o provocar la sequedad ocular.

Tratamiento

Aunque en la mayoría de los casos se requiere un tratamiento sintomático basado en el uso de lagrimas artificiales, existe un tratamiento o medidas preventivas a seguir para cada situación, a saber:

­ Si la causa es una enfermedad inmunológica, como el síndrome de Sjögren, debe iniciarse un tratamiento inmunosupresor. Los más utilizados son: glucocorticoides, ciclofosfamida, azatioprina, dapsona y ciclosporina A.

Para combatir las condiciones ambientales desfavorables deben evitarse todas las situaciones que puedan favorecer la evaporación de la película lagrimal, como las corrientes de aire, el viento, el aire acondicionado y la calefacción

­ En el caso de enfermedades carenciales (p. ej., hipovitaminosis) debe emplearse la vitamina deficitaria. Se puede citar la administración de la vitamina A por vía oral o en aplicación tópica en colirio o en pomada.

­ Para combatir las condiciones ambientales desfavorables deben evitarse todas las situaciones que puedan favorecer la evaporación de la película lagrimal, como las corrientes de aire, el viento, el aire acondicionado y la calefacción, entre otras.

­ Utilización de humidificadores, ya que mantienen la humedad del ambiente en un nivel adecuado.

­ Protección con gafas frente al viento o el sol.

­ Aumento de la frecuencia de parpadeo frente al ordenador, la lectura prolongada o el uso de lentes de contacto.

­ Oclusión del lagrimal. Para poder mantener la humedad que necesita el ojo, el oftalmólogo, a veces, decide obstruir temporal o permanentemente los canales de drenaje de las l&aacu te;grimas, mediante tapones de colágeno o plástico. De este modo, se logra que las lágrimas permanezcan en el ojo el mayor tiempo posible, ya sean naturales o artificiales.

­ Estimulación del lagrimal mediante la administración de la eledoisina, un agonista betaadrenérgico que estimula la secreción lagrimal y también salivar. La pilocarpina está menos empleada porque, aunque estimula la secreción lagrimal, es mal tolerada y puede provocar cataratas a largo plazo. Las lágrimas artificiales actúan reemplazando a las verdaderas, es decir, suavizan, protegen y lubrican los ojos. Por su parte, las lágrimas artificiales presentan composición variable, pero contienen mayoritariamente: suero salino fisiológico o hipotónico y agentes lubricantes y humectantes.

Agentes lubricantes y humectantes

Prolongan la permanencia acuosa sobre la superficie corneal. Entre ellos destacan los polisacáridos parcialmente modificados como la metilcelulosa, carmelosa, hipromelosa o dextrano y los polímeros sintéticos como carbómero, polividona o alcohol polivinílico. Los agentes lubricantes y humectantes se pueden presentar en gotas o en gel oftálmico.

Las gotas lubrican el ojo. Las hay de consistencia más o menos viscosa. Las menos viscosas tienen un tiempo de acción menor, por lo que deberán aplicarse con mayor frecuencia, mientras que las más densas actúan durante más tiempo. Existe comercializada una gran variedad de lágrimas artificiales, cuya diferencia no sólo radica en su viscosidad, sino también en la composición química, el tiempo que mantiene su efecto lubricante, los conservantes o el tipo de envase (en frasco o en sistema unidosis).

En cambio el gel oftálmico es muy útil para aplicarse durante la noche. Es utilizado en los casos graves de ojo seco, combinado con lágrimas artificiales en gotas aplicadas durante el día.

Además de las lágrimas artificiales, también se emplean las pomadas oftálmicas lipofílicas que permiten crear una capa lipídica que reduce la evaporación de la película lagrimal. Estas pomadas se suelen aplicar por la noche, especialmente entre aquellas personas que experimentan una mayor sequedad ocular durante el sueño. Están compuestas mayoritariamente de lanolina y vaselina.

Blefaritis

Se trata de la inflamación de los párpados. Generalmente, se debe a un mal funcionamiento de las pequeñas glándulas que se encuentran en el margen palpebral. En condiciones normales estas glándulas producen una secreción grasa que lubrifica la superficie del ojo y la cara interna de los párpados, previniendo la evaporación de las lágrimas. En el paciente con blefaritis estas glándulas se encuentran obstruidas, sus secreciones quedan retenidas y se forman ácidos grasos que irritan la superficie ocular. El margen palpebral aparece en estos casos inflamado y enrojecido. El ojo irritado produce secreción mucosa y proteínas, que se acumulan en el margen palpebral proporcionando las condiciones óptimas para el crecimiento bacteriano. Las bacterias, a su vez, liberan toxinas que contribuyen a irritar todavía más los párpados y a agravar más el proceso patológico.

Por tanto, la blefaritis se caracteriza por la disfunción de las glándulas del párpado, irritación, formación de pequeñas costras en el margen palpebral e infección bacteriana. Si no se detiene el proceso, se produce un empeoramiento progresivo con inflamación dolorosa del margen palpebral e incluso disminución de la visión.

Tratamiento

La medida inicial y fundamental para combatir la blefaritis es la higiene palpebral. Se pueden lavar los párpados y pestañas con una gasa o un bastoncillo de algodón impregnados con geles o lociones específicas para la limpieza de párpados y pestañas o incluso con jabón suave de pH neutro para la higiene de los bebés.

El uso de lágrimas artificiales es conveniente, ya que gran parte de las molestias causantes de la blefaritis están causadas por irritantes y toxinas que se encuentran en la película lagrimal y que han sido excretadas por las bacterias o las glándulas del margen palpebral. Así, los efectos perjudiciales de estas toxinas pueden ser minimizados por un lavado regular de la superficie ocular con lágrimas artificiales.

Los antibióticos tópicos (colirio o pomada) actúan contra las bacterias que forman parte del proceso blefarítico, aunque no deben ser aplicados durante períodos prolongados a fin de evitar la posible resistencia a éstos. Por este motivo, es mejor la utilización intermitente (1-2 semanas).

En el caso de blefaritis graves debe recurrirse a la administración de antibióticos, como doxiciclina y tetraciclinas. Además de su acción directa frente a las bacterias, mejoran las secreciones de las glándulas del párpado. Como las glándulas se encuentran bajo la superficie de la piel, esta medicación debe ser tomada oralmente para que sea efectiva.

La administración de tetraciclinas puede provocar náuseas y sensibilidad a la luz solar (si existen exposiciones prolongadas al sol). En cambio, la doxiciclina de aparición más reciente presenta una eficacia similar y la ausencia de estos efectos indeseables.

Para finalizar, únicamente en casos difíciles y durante cortos períodos pueden emplearse corticoides tópicos (cortisona, prednisona, dexametasona), debido a sus efectos secundarios. Son utilizados para reducir la inflamación, el enrojecimiento causado por las secreciones irritantes (de las glándulas y las bacterias del párpado) y las costras.

Fatiga ocular

La fatiga ocular está motivada por el cansancio de los músculos extraoculares y/o del músculo ciliar encargado de la acomodación. Suele aparecer al final del día después de haber realizado trabajos que requieren la fijación de la vista o bien por ambientes de mala visibilidad, contaminados o con humo. Existen numerosas actividades que obligan a mantener una fijación continuada de la vista y que pueden provocar fatiga ocular. En visión próxima, actividades tales como leer, estudiar, trabajar frente a una pantalla de ordenador o coser. En visión lejana pueden provocar fatiga ocular ver la televisión, ver películas de cine o conducir.

Los síntomas más característicos son párpados cansados, enrojecimiento conjuntival leve, fotofobia, lagrimeo o dificultad de enfoque. Se puede complicar incluso con cefalea, dolor ocular, visión borrosa, vértigo y náuseas.

Estas molestias conducen a que la persona sienta la necesidad de frotarse los ojos o parpadear frecuentemente para aliviar los síntomas de la irritación ocular. Se debe recordar que el leve enrojecimiento de los ojos y el escozor son también síntomas comunes a los procesos alérgicos.

Las recomendaciones a seguir en caso de fatiga ocular son:

­ Óptima iluminación del campo visual y del entorno de trabajo.

­ Descansar de la actividad visual continuada. Por ejemplo, cada hora unos 10 minutos o cada media hora unos 5 minutos.

­ Utilización de filtros para evitar los reflejos y situarse a medio metro de la pantalla.

­ Refrescar la vista con baños oculares de plantas medicinales o con lágrimas artificiales.

Los remedios caseros como baños de té o agua con sal no son la solución para la fatiga y la higiene ocular, ya que su eficacia no ha sido probada y en muchas ocasiones pueden producir efectos adversos como alergias.

Conclusión

El farmacéutico comunitario, ante una consulta de una afección ocular debe primero discernir si se trata de una patología como las anteriormente descritas o si, por el contrario, se trata de casos que pueden ser más leves o más graves. De entre los más leves cabe destacar la hemorragia subconjuntival, que puede ser consecuencia de un traumatismo o de una crisis de tos o de estornudos, siendo reabsorbida la hemorragia a los 10-15 días sin causar dificultades en la visión. Entre las dolencias graves, que producen una modificación de la visión, destacan la queratitis, la uveítis y el glaucoma agudo. Una vez detectada la afección se procederá al consejo farmacéutico o a recomendar al paciente que visite al médico especialista.


Consejo farmacéutico

Es muy recomendable recordar al paciente las normas básicas referentes a la administración de preparados oftalmológicos. Las más importantes son las siguientes:

­ Deben leerse las instrucciones escritas en el prospecto, ya que la conservación del preparado es diferente según su composición. Como norma general debe guardarse en un lugar fresco, seco y protegido de la luz a temperatura ambiente. Sólo se conservará en el frigorífico si así viene indicado para su conservación. Existen casos en los que deben desecharse al mes de abierto el envase.

­ No compartir colirios con otras personas, especialmente en patologías infecciosas como las conjuntivitis.

­ Antes y después de la administración de un colirio o una pomada deben lavarse las manos con agua y jabón.

­ El gotero del colirio o el extremo del tubo de la pomada no debe contactar ni con la superficie ocular ni con la de las manos para evitar la contaminación del preparado oftalmológico.

­ Es recomendable lavar el ojo con suero fisiológico previamente a la administración del preparado.

­ La mejor manera para instilar un colirio consiste en inclinar la cabeza hacia atrás, bajar el párpado inferior con la ayuda de los dedos e instilar una gota sin tocar el ojo.

­ Generalmente suele ser suficiente con la instilación de una gota si ésta ha sido bien aplicada, ya que puede ocurrir que dos gotas causen tanto parpadeo y lagrimeo que gran parte del medicamento sea eliminado.

­ Después de la aplicación de la gota debe mantenerse el párpado cerrado durante un par de minutos antes de parpadear, con la finalidad de facilitar más la penetración del medicamento.

­ Si se ha de instilar más de una gota del mismo colirio, debe esperarse uno o dos minutos antes de la administración de la siguiente gota.

­ Cuando deba instilarse más de un colirio en un mismo intervalo de tiempo, deberán administrarse con una diferencia de 5 a 10 minutos entre ellos para evitar que la última gota arrastre a la primera.

­ Para la aplicación de una pomada ocular se debe inclinar la cabeza hacia atrás, bajar el párpado inferior y depositar la cantidad de pomada equivalente a un grano de arroz.

­ Cuando coincida la instilación de colirio y aplicación de pomada, siempre debe aplicarse primero el colirio esperar el tiempo aconsejado para su penetración y aplicar la pomada ocular. *


EntrevistaDr. Andrés PicÓ

Oftalmólogo. Departamento de Cirugía Refractiva. Centro de Oftalmología Barraquer. Barcelona.

¿Qué debe saber el farmacéutico sobre el tipo de gafas de protección solar que pueden aconsejar para cada paciente?

La radiación ultravioleta puede dividirse en tres tipos dependiendo de su longitud de onda: UVA o ultravioleta próximo, UVB o ultravioleta de onda media, y UVC o ultravioleta lejano. Aunque la radiaciones UV próximas son útiles para el metabolismo de los seres vivos, su abuso es perjudicial para la piel (pueden favorecer el envejecimiento cutáneo y la aparición de neoplasias) y los ojos, ya que están relacionadas con numerosas patologías oftálmicas como problemas córneo conjuntivales, retinianos y cataratas. Por este motivo, para las personas que están expuestas al sol de forma prolongada es necesaria una correcta protección con filtros UV en las gafas, siendo también recomendables para exposiciones más cortas.

Tenemos entendido que, tras una operación de refractometría, los cirujanos oculares aconsejan el uso de gafas de protección solar a los pacientes. ¿Nos puede decir por qué es necesario este tipo de protección?

Tras una intervención de cirugía refractiva es aconsejable el uso de una gafa de sol durante unos días debido, en primer lugar, a que durante las primeras horas puede producirse una leve inflamación con cierto grado de fotofobia. Además, la sensibilidad corneal está disminuida, y una gafa de protección evitará el efecto nocivo del viento y la eventual entrada de cuerpos extraños. Por último, la gafa de sol evita la acción refleja de frotarse los ojos.

¿En qué tipo de infecciones, enfermedades o lesiones oculares es necesario el uso de las gafas de protección solar? ¿Fotofobias, cataratas...?

La contracción de la pupila ante una luz intensa puede ser dolorosa si el ojo está inflamado. Por tanto, cualquier proceso que curse con inflamación ocular es susceptible de provocar fotofobia. Las alteraciones de los medios transparentes del ojo, como la córnea, el cristalino y el vítreo, pueden producir deslumbramientos o «reflejos». Estos problemas suelen aparecer en caso de opacidad (catarata) o irregularidad (cicatriz corneal).

¿Son los tipos de lentes que protegen del UV 100% + azul del visible los más adecuados para la protección solar del postoperatorio de este tipo de pacientes?

En todos los casos en que se utiliza una gafa de sol, ésta debe tener siempre una adecuada protección frente a las radiaciones más energéticas, como el ultravioleta y el azul de visible, las más dañinas potencialmente para el globo ocular.

¿Es cierto que la fotoprotección ocular puede ayudar a evitar la aparición de migrañas causadas por la radiación solar?

En ocasiones, la migraña puede acompañarse de fotofobia, por lo que una gafa de sol puede ser útil para las personas que la padecen. Lo que no está tan claro es que el uso de estas gafas prevenga la aparición de un brote de migraña.

¿Cuál es el color de lente más adecuado según situación y actividad?

Si las lentes fotoprotectoras tienen un filtro para radiación UV adecuado, su color no es relevante. En general, es una cuestión de preferencias, si bien es cierto que para una actividad determinada puede ser más adecuado un color que otro. Por ejemplo, el color marrón es muy utiliz ado para deportes de invierno; el gris altera poco los colores; el verde es cómodo para uso habitual, y el amarillo aumenta el contraste, por lo que es útil en caso de niebla o poca visibilidad.

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