La enfermería se ha expandido desde que se constituyó como profesión; un número creciente de enfermeras asumen retos para trabajar en nuevos entornos. Hemos demostrado nuestro compromiso con la mejora del cuidado a los pacientes, la familia y la sociedad. Somos los profesionales con un conocimiento más profundo y global del paciente. Estamos en primera línea del cuidado, en todas las transiciones entre entornos sanitarios y abogando siempre por los intereses del paciente. La complejidad del cuidado actual comporta nuevos retos asistenciales derivados de la atención personalizada, participativa, preventiva y predictiva. Y estamos afrontando con éxito estos retos gracias a la mayor formación y asertividad de las enfermeras.
Una buena enfermera debe tener características específicas para ejercer su profesión; entre las más importantes están la inteligencia, el talento, un enfoque humanista de la vida y la pasión por el trabajo. Además de estas actitudes, debe ejercitar valores como el respeto y la pasión por ayudar a otros. Una persona a la que no le apasione ayudar a los demás, probablemente se cansará antes o no estará dispuesta a realizar el gran esfuerzo que requiere ser enfermera. Tener talento y adquirir las competencias académicas son elementos vitales, ya que, como ciencia, el ejercicio de la enfermería está fuertemente basado en la evidencia científica. Los enfermeros egresados de las facultades deben tener una fuerte fundamentación humanista, a la par que espíritu crítico. Es esencial que se plateen preguntas continuamente y tener un elevado interés por el mundo que les rodea, para mejorar su entorno a la vez que continuar aprendiendo y creciendo a lo largo de su vida profesional.
Son competencias esenciales de la enfermera la realización de una buena valoración al paciente, tener juicio clínico, planificar los cuidados, aplicar las mejores prácticas posibles y evaluar sus resultados. Siempre aplicando el pensamiento crítico para analizar cuál es la mejor intervención para el paciente. Como competencias que debemos potenciar podemos destacar:
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Cuidado centrado en el paciente, que supone su reconocimiento como partner esencial en su cuidado (lo que supone la integración de las preferencias del paciente y de la familia en la toma de decisiones, eficacia, coordinación y continuidad de cuidados).
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Trabajo en equipo, en colaboración (comunicación abierta, respeto mutuo, toma compartida de decisiones para obtener un cuidado de calidad e individualizado) incluyendo a médicos, enfermeras y otros profesionales.
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Práctica basada en la evidencia (integrar y aplicar la mejor evidencia científica que exista, que sea actualizada y adaptada a las preferencias del paciente y asegurar el conocimiento experto de los profesionales para proporcionar el cuidado óptimo).
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Calidad de cuidados (utilización de los datos de los pacientes para supervisar el proceso de cuidado y plantear mejoras asistenciales) y seguridad (minimizar el riesgo de posible daño para los pacientes).
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Informatización (utilización de las tecnologías de la información para comunicarse, gestionar el conocimiento, minimizar los errores y apoyar la toma de decisiones).
Las futuras enfermeras deben alcanzar los estándares educativos más elevados, la mejor formación y ser formados por profesores universitarios que sean reconocidos como role-models en asistencia, docencia e investigación.
Como colofón, veo relevante destacar el esfuerzo que están realizando, a nivel global, la Organización Mundial de la Salud y el Consejo Internacional de Enfermeria (ICN), que asumiendo las actitudes, valores y competencias descritas, potencian el desarrollo de la enfermería a través de la campaña Nursing Now!, que tiene unos objetivos muy concretos, entre los que destaca la obtención de una mayor inversión para mejorar la formación de las enfermeras a nivel mundial (www.nursinnow.org). Espero que esta campaña contribuya a elevar el perfil competencial de las enfermeras.