En el reciente artículo de Torres Moreno et al.1 se pretende transmitir la idea de que la Medicina de Familia y Comunitaria (MFyC) «es una especialidad tan valorada como las hospitalarias» en la elección de plazas MIR, por medio de una interesante metodología que permite comparar la opción por distintas especialidades independientemente del número de plazas ofertadas2.
Discrepo de que se trate de un «método objetivo» frente al uso de la mediana del número de orden para la elección de las distintas especialidades, que es el indicador que utiliza el Ministerio de Sanidad3. Esta sintetiza en un solo dato estadístico la posición central o el atractivo global de la especialidad, mientras que la distribución completa de los adjudicatarios de cada especialidad a lo largo del ranking contiene una gran riqueza informativa sobre dónde se sitúa el top, el pelotón y la cola de ese colectivo4. En esta línea, en nuestro grupo de trabajo venimos utilizando el método de Kaplan-Meier, considerando como variable tiempo el número de orden en la oposición5. Por cierto, que el artículo que citan de nuestro grupo no analiza «diferencias entre comunidades autónomas», sino la elección de MFyC en Castilla-La Mancha6.
Nuestro método no permite la comparación directa entre convocatorias, aunque basta con pasar a una medida relativa, con respecto al total de plazas ofertadas, para soslayar este inconveniente. La ventaja del propuesto por Alfaro-Martínez et al.2 es que, al calcular un índice relativo, la comparación entre distintas convocatorias no exige cálculos adicionales.
Lo sorprendente del artículo de Torres Moreno et al.1 es que, a pesar del llamativo descenso del índice de cotización para la MFyC a lo largo de los años, se pretenda concluir que «el atractivo de la especialidad se ha mantenido estable… y no sale tan mal parada … en comparación con otras especialidades», cuando solo se aportan cifras referentes a MFyC. Esa comparación sí que podemos verla en el trabajo de Alfaro-Martínez et al.2, que muestra cómo en 2022 MFyC tenía un orden de cotización de 40, sobre 45.
Es también llamativo que tras pretender una situación tan halagüeña para la MFyC hablen de que «disminuye su atractivo, quedando incluso plazas sin cubrir» o de la necesidad de «buscar medidas que hagan de MFyC una especialidad que sea elegida».
En definitiva, existe, en mi opinión, una discordancia entre el tono general del texto, que no puede ser otro que el de la dramática situación a la que nos enfrentamos por la escasez de profesionales médicos en atención primaria, y el intento de transmitir la idea de «una especialidad tan valorada como las hospitalarias». Y es que, por mucho que se «torturen los datos»7, la realidad es incontestable.
No enfrentaremos el problema ocultando la realidad, hay que ir a las raíces del mismo. En este sentido, echo en falta en el artículo una mirada crítica sobre la actitud beligerante frente a la formación y al valor del título MIR de especialista en MFyC que algunas sociedades científicas desempeñaron en el pasado.
FinanciaciónNo se ha recibido financiación.
Conflicto de interesesNo existe ningún conflicto de interés.



