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Vol. 45. Núm. 3.
Páginas 204-205 (Abril 2019)
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Coriorretinitis por Helicobacter pylori: tratar o no tratar, ahí está el dilema
Central serous chorioretinopathy secondary to Helicobacter pylori: To treat or not to treat, that is the question
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I. Ioakeima, Ó. Esteban-Jiménezb,
Autor para correspondencia
oscarej@hotmail.com

Autor para correspondencia.
, J. Letosa-Gaudóc, A. Moreno-Justea,c, F. González-Rubioa,c
a Grupo EpiChron de Investigación en Enfermedades Crónicas, Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud (IACS), ISS Aragón, Zaragoza, España
b Centro de Salud Borja, Borja, Zaragoza, España
c Centro de Salud Delicias Sur, Zaragoza, España
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La uveítis es una entidad clínica heterogénea que cursa característicamente con inflamación intraocular. La localización anatómica del lugar de la inflamación es la que establecerá los 4 tipos de uveítis existentes1: anterior o afectación de córnea, iris o esclera; intermedia o afectación de vítreo; posterior o afectación de coroides, retina incluyendo nervio óptico; o panuveítis que como su propio nombre indica es la afectación difusa intraocular.

La aproximación etiológica1 también se encuentra clasificada en 4 grandes grupos: uveítis infecciosas, uveítis no infecciosas de etiología oftálmica, uveítis asociadas a enfermedades autoinmunes o inflamatorias sistémicas y, por último, las uveítis por síndromes de enmascaramiento no inflamatorias, generalmente de origen neoplásico.

Presentamos un caso de coriorretinitis en un paciente sano con su estudio etiológico pertinente.

Paciente de 48 años, sano y sin antecedentes de interés, que presentaba episodios de déficit visual asociados a ojo rojo desde hace 2 años que se incrementó en los últimos 2 meses, motivo por el que acudió a nuestra consulta de atención primaria (AP). Tras repasar su historial y constatar un elevado número de consultas relativas a este proceso tratadas desde AP, sin valoración en ningún caso por un oftalmólogo, se decidió derivar finalmente al servicio de oftalmología. Con el diagnóstico de coriorretinopatía serosa central (CSC) se deriva a AP recomendándonos estudio de su etiología de forma ambulatoria. Tras descartar causas infecciosas por presentar serologías negativas, obteniendo pruebas reumatológicas negativas, con VSG y PCR en valores de normalidad, se decidió investigar la posible colonización por Helicobacter pylori (H. pylori); encontrando prueba del aliento positiva. Iniciamos terapia erradicadora a pesar de tratarse de una indicación al margen del protocolo actual, ya que el paciente no presentaba clínica digestiva que lo justificara. Esta decisión se tomó de forma consensuada tras informar adecuadamente al paciente y exponer los pros y contras asociados al tratamiento erradicador. En la revisión oftalmológica a los 2 meses posterradicación no se observaron signos patológicos de CSC.

A propósito del despistaje y tratamiento de H. pylori en un paciente con coriorretinopatía, realizamos una revisión bibliográfica para conocer la evidencia actual sobre la asociación de dichas entidades patológicas, posible relación causal, y el efecto del tratamiento erradicador en el curso evolutivo de la CSC.

Se postuló desde hace más de 20 años, la colonización de la mucosa gástrica por H. pylori y la CSC, sugiriendo que el tratamiento erradicador podría tener algún efecto sobre la CSC2. La prevalencia de H. pylori en los pacientes de CSC se ha observado que puede llegar a ser el doble respecto a la población general. En un metaanálisis reciente que incluye 17 estudios de un total de 9.839 pacientes diagnosticados de CSC, el H. pylori figura como un factor de riesgo para la CSC (OR=3,12; IC 95%: 1,81-5,40)3. Una hipótesis que podría explicar dicha observación es una alteración microvascular a nivel coroidal, desencadenada por la respuesta inflamatoria frente a antígenos de la bacteria2,4.

En un estudio realizado en pacientes con CSC, se ha observado que en aquellos individuos con colonización por H. pylori que no recibieron tratamiento erradicador, la agudeza visual empeora significativamente a los 6 meses después de la primera consulta; por otro lado, en aquellos individuos que recibieron tratamiento erradicador se observó mejoría de la agudeza visual el primer mes, igual que en pacientes con CSC sin infección por H. pylori5. Los autores sugieren que dichas diferencias se podrían atribuir a un enlentecimiento en la completa reabsorción del fluido subrretiniano en los pacientes no tratados. Observaciones similares se han postulado también en otros estudios6. Otros estudios refieren ligera mejoría en la agudeza visual en individuos con CSC infectados por H. pylori que habían recibido tratamiento erradicador, pero que no llega a ser estadísticamente significativa7.

Sin embargo, el efecto del tratamiento erradicador sobre la mejoría clínica de la agudeza visual en el contexto de una CSC no se ha demostrado en otros estudios, sobre todo por la existencia de varios factores de confusión8.

En conclusión, parece que existe una asociación entre la colonización por H. pylori y la CSC. El tratamiento erradicador podría beneficiar a los pacientes con dicho cuadro, como ha ocurrido en nuestro caso, pero creemos que se precisa realizar más estudios prospectivos que investiguen posibles indicaciones de dicha terapia en la mejoría clínica de la CSC que justificarían su aplicación en la práctica clínica, puesto que en el momento actual no existe suficiente evidencia.

Los autores declaran que han seguido los protocolos de su centro de trabajo sobre la publicación de datos de pacientes, y han solicitado los permisos correspondientes.

Bibliografía
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Intervention for Central Serous Chorioretinopathy: A network meta-analysis.
Cochrane Database Syst Rev, (2015),
CD011841
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