Desde un punto de vista etimológico, eutanasia deriva del griego eu, bien y thanatos, muerte, por lo que no significa más que una buena muerte. Desde este punto de vista la eutanasia constituye una legítima aspiración del ser humano. Los médicos, estaremos obligados por tanto a que nuestros enfermos mueran en las mejores condiciones. Tradicionalmente, la muerte no ha constituido un problema clínico ya que la función del médico ha sido la de preservar la vida y promover la salud entendida según la carta fundacional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) como: «no solo como ausencia de enfermedad, sino como completo bienestar físico, psíquico y social». En el pasado, el médico ni siquiera asistía a la muerte, como máximo era un nuntio mortis, esto es, aplicaba sus conocimientos para predecir el momento en que esta había de llegar. Actualmente, en el que asistimos a una medicalización de la muerte, bien sea a nivel hospitalario, en unidades de cuidados paliativos o a través de un programa de hospitalización a domicilio, el médico asiste a esta circunstancia en primera persona. Es por ello que frente a este fenómeno el facultativo ha de disponer de elementos prácticos. Cada vez que un profesional se plantea la cuestión de cómo actuar en la difusa frontera que separa la vida de la muerte, ha de reflexionar, a ser posible en colaboración con el enfermo, su familia y el resto del equipo asistencial, sobre la actitud a tomar y tratar el problema de forma individualizada. Lo habitual es tener dudas en la toma de decisiones ante esta situación, por lo que la prudencia será la mejor consejera, y resultaría pretencioso creerse en posesión de la certeza absoluta. Las respuestas a la creciente complejidad de las decisiones clínicas son por una parte el fundamento de la medicina basada en la evidencia (MBE)1, y por otra parte de la medicina basada en los valores propuesta por Bill Fulford, profesor de psiquiatría en Warwick y de filosofía en Oxford2. Este tipo de medicina deriva de la teoría filosófica de los valores desarrollada por la Escuela de Filosofía Analítica de Oxford y pretende trasformar el modelo médico tradicional, fundamentado en datos, en un modelo más equilibrado de hechos y valores. En la práctica se trata de una toma eficaz de decisiones en aquellas situaciones en las que están en juego valores diferentes, conflictivos, pero a la vez legítimos. La medicina basada en los valores pretende poner de manifiesto los diversos valores presentes en la práctica médica y resolver estos conflictos3. En la sociedad actual, el progreso científico crea nuevas posibilidades de elegir, poniendo de manifiesto una mayor diversidad de valores debido a un aumento del individualismo, el cuestionamiento de las normas sociales y el relativismo producto de la globalización. Es por ello que la problemática de la eutanasia es un fenómeno ligado a sociedades desarrolladas. Pese a ello entre aquellos pertenecientes a una misma ideología existen discrepancias. Así con respecto de la muerte, para el teólogo Hans Küng4 esta no es más que un trámite hacia la vida eterna, el filósofo Rilke reclama el derecho a su propia muerte, mientras que para el teólogo Kart Rahner5 la muerte es un acto activo, reclamando una cierta libertad para la misma, ya que sería incomprensible que el tránsito hacia la vida eterna fuese un fenómeno pasivo, ajeno a la libertad individual. Ante la falta de una certeza absoluta, el dilema consistirá en buscar la forma más adecuada de para tomar la mejor decisión, diferenciar lo que es bueno de lo que es malo o incluso cómo escoger la mejor opción entre varias opciones correctas. Cuando entran en juego los problemas esenciales de la vida y la muerte, como ocurre cuando se platea la sedación previsiblemente irreversible ante un sufrimiento que no puede ser tratado por otros métodos, la responsabilidad aumenta, aparecen contradicciones y esta búsqueda se hace más complicada. Es por ello que el debate sobre la eutanasia constituye un dilema para la profesión médica, ya que esta no dispone de una respuesta científica certera y porque se ponen de manifiesto un conflicto de valores en los que la última palabra ha de tenerla el enfermo.
The Impact Factor measures the average number of citations received in a particular year by papers published in the journal during the two preceding years.
© Clarivate Analytics, Journal Citation Reports 2025
SRJ is a prestige metric based on the idea that not all citations are the same. SJR uses a similar algorithm as the Google page rank; it provides a quantitative and qualitative measure of the journal's impact.
See moreSNIP measures contextual citation impact by wighting citations based on the total number of citations in a subject field.
See more


