Si recientemente reflexionaba en estas líneas sobre los temas que quedaban pendientes para el futuro inmediato, hoy quisiera reflexionar sobre la actitud de nuestro Gobierno y, en todo caso, otogarle un claro suspenso en materia sanitaria.
La dureza de mis palabras está fundamentada en el hecho de que creo firmemente que con su actitud el Gobierno está sentando las bases para destruir el actual modelo sanitario español, considerado como uno de los mejores del mundo por su equidad y su universalidad. Que este modelo es caro, nadie lo pone en duda, ya que ofrecer un servicio sanitario integral (en asistencia, servicio y medicamentos) a la totalidad de la población tiene un coste, evidentemente, de una enorme magnitud.
Hoy este modelo comienza a desmoronarse y no porque a los farmacéuticos nos reduzcan el margen profesional como han hecho hasta ahora, o nos obliguen a hacer descuentos, incidiendo también en nuestra economía, sino porque se está poniendo de manifiesto que, ante todo y por encima de todo, priman los intereses económicos frente a los sociales. Es evidente que en el «pulso» entre los Ministerios de Economía y Sanidad, ha vencido Economía.
De seguir por este camino, se llegará a un modelo sanitario completamente distinto del actual y en el que, como ya ocurre en algunos países, habrá una sanidad para ricos, que pueden pagar medicamentos y servicios, y una sanidad para pobres, carentes de derechos en este sentido.
Repito: suspenso a un Gobierno que determina el precio de los medicamentos, autoriza su financiación y, al mismo tiempo y en claro contrasentido, no dedica recursos sanitarios para su uso auténticamente racional.
Pese a todo, felices vacaciones.