Lo que mal empieza...
Según la ley de Murphy, si algo puede salir mal, saldrá mal. Con los precios de referencia, las cosas se hicieron mal desde el principio y ya comienza a vislumbrarse en qué medida pueden ir a peor. En marzo, y según datos oficiales, el importe de la factura en medicamentos dispensados a través de recetas del Sistema Nacional de Salud ascendió a cerca de 800 millones de euros, lo que implica un incremento de en torno a un 10%, respecto al mismo período del año anterior. ¡Sólo tres meses después de la última revisión de los precios de referencia!
Esto significa que, como ya se apuntaba hace tiempo, las medidas puramente economicistas para la contención de la factura farmacéutica pública sólo hacen que empeorar las cosas y sirven para maquillar unos datos que, se miren desde el ángulo que se miren, son feos para el Gobierno, sea éste del signo que sea.
En estos momentos, según la Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles, las previsiones para el comportamiento del gasto público en medicamentos apuntan hacia un crecimiento fuerte y así seguirán en los próximos meses. Ante esta perspectiva, quizá los farmacéuticos deberíamos empezar a poner nuestras barbas en remojo, o a reforzar nuestros diques, según el talante con que afrontemos el futuro, en previsión de lo que pueda decidir la nueva ministra de Sanidad, Elena Salgado, respecto a las medidas de contención o «racionalización», --como suele denominarse en lenguaje políticamente correcto-- del gasto en medicamentos.
En una de sus primeras intervenciones públicas, recién estrenada su cartera ministerial, Salgado afirmó que una de sus prioridades, después de la elección del nuevo director general de Farmacia, José Martínez Olmos, sería «trabajar con el sector para poner en pie una nueva situación» y reducir la factura farmacéutica.
Confiemos en que la nueva ministra muestre amplitud de miras y entienda que los sacrificios económicos que, legislatura tras legislatura, se han demandado al sector farmacéutico no son la panacea para frenar el desbocamiento de dicha factura. Las cifras cantan y es preciso diagnosticar adecuadamente las causas del problema, renunciar a los parches y buscar auténticas soluciones. Para ello es necesario aparcar, de una vez por todas, la demagogia y el clientelismo. ¿Será Salgado tan osada?