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Vol. 27. Núm. 3.
Páginas 38-47 (Mayo 2013)
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Curso básico. Actualización en dermofarmacia
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Juan del Arco Ortiz de Záratea
a Director. Doctor en Farmacia. Director técnico del CIF de Bizkaia.
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Tabla. I. Mecanismo de acción de los principales activos de los anticelulíticos tópicos que actúan sobre el metabolismo lipídico
Tabla. II. Mecanismo de acción de los principales activos de los anticelulíticos tópicos que actúan a nivel vascular
Tabla. III. Mecanismo de acción de otros activos presentes en los anticelulíticos tópicos
Tabla. IV. Recomendaciones dietéticas
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Objetivos generales

Conocer las características de la piel en cada etapa de la vida, desde la infancia hasta la vejez, para poder aconsejar a sus clientes todos aquellos tratamientos que permitan conservar la piel sana o combatir las afecciones dermatológicas que con mayor frecuencia se consultan en la farmacia.

Objetivos específicos

Al término de este curso, el farmacéutico participante debería:

Conocer y comprender las características de la piel del bebé, sus diferencias con la del adulto y saber qué consejos se deben facilitar a los padres y a las madres desde la farmacia en relación con el cuidado de sus hijos recién nacidos.

Conocer las afecciones dermatológicas más frecuentes en los bebés (costra láctea, dermatitis del pañal, dermatitis atópica) y comprender los principales aspectos de su prevención y tratamiento para ser capaces de ofrecer una atención personalizada desde la farmacia.

Conocer la sintomatología del acné y las medidas preventivas y los tratamientos disponibles, con y sin receta, para ser capaces de realizar una correcta consulta de indicación, dispensación informada y seguimiento de los tratamientos.

Conocer la sintomatología de las dermatitis, de la celulitis y de las úlceras y las quemaduras para ser capaces de realizar una correcta consulta de indicación, dispensación informada y seguimiento de los tratamientos y de facilitar los consejos más adecuados en cada caso.

Conocer y comprender las características de la piel del adulto en las distintas etapas de la vida para poder ayudar a los usuarios, desde la farmacia, a que conserven la piel sana.

Metodología

El curso se articula en 6 temas que se publican en Farmacia Profesional en 2013, también en su versión electrónica en www.dfarmacia.com. La inscripción es gratuita para suscriptores.

Evaluación

El período de autoevaluación (activación de cuestionarios electrónicos) se publicará en dfarmacia.com. Para realizar los test de autoevaluación de cada tema (10 preguntas con respuesta múltiple y una sola correcta para cada uno de los 6 temas), es necesario registrarse y acceder a dfarmacia.com. Para superar el curso, es preciso responder correctamente al 80% del total de preguntas. El alumno recibirá la calificación de apto de forma automática, tras la realización correspondiente a cada tema. Al final del curso se dará acceso a las respuestas correctas y el alumno podrá descargarse el diploma a través de la misma plataforma.

Sumario

1. La piel del bebé. Características. Higiene. Cuidado del cordón umbilical. Problemas (dermatitis del pañal, costra láctea, dermatitis atópica). Fotoprotección infantil.

2. Dermatitis. Características. Tipos. Prevención. Tratamiento y seguimiento del mismo.

3. Celulitis. Características. Tipos. Prevención. Tratamiento y seguimiento del mismo.

4. Úlceras y quemaduras. Definición, características y tipos. Tratamiento y seguimiento del mismo.

5. Acné. Sintomatología del acné. Medidas preventivas y los tratamientos disponibles según el tipo de piel.

6. Cuidados de la piel sana. Características de la piel sana del adulto en las distintas etapas de la vida (juventud, madurez, vejez).


Tema 3

Celulitis

La preocupación por la imagen es manifiesta en nuestra sociedad y la celulitis es uno de los principales problemas estéticos al que se enfrentan las mujeres, ya que se estima que afecta, en mayor o menor medida, a más del 90% de ellas. La celulitis está relacionada con los cambios hormonales que se producen con el paso de los años, especialmente en periodos como la adolescencia, los embarazos y la menopausia, aunque también influye en gran medida el estilo de vida, ya que se ve favorecida por la dieta inadecuada, el sedentarismo, y el estrés.

Sonia Sanz Olmos

Farmacéutica del Centro de Información del Medicamento. Colegio Oficial de Farmacéuticos de Bizkaia

La celulitis es probablemente el problema estético de consulta más frecuente en la farmacia. Además, no es extraño que su tratamiento genere frustración entre sus usuarias, debido a que suelen esperar resultados casi milagrosos y a menudo no son constantes en la aplicación de los tratamientos. En consecuencia, pierden pronto la paciencia ya sea porque tardan más de lo que pensaban en observar resultados o porque utilizan terapias poco eficaces e incluso poco adecuadas. Por estos motivos, la farmacia puede jugar un papel fundamental en el tratamiento de la celulitis, especialmente en la indicación del producto más adecuado en cada caso, el asesoramiento sobre la correcta utilización del mismo y la educación sanitaria encaminada a conseguir un cambio de los hábitos de vida hacia comportamientos más saludables.

Es importante diferenciar la celulitis como entidad clínica (causada por una infección bacteriana aguda de la piel y del tejido subcutáneo que cursa con dolor, eritema y edema) de la celulitis como problema estético, que clínicamente se denomina lipoesclerosis nodular, paniculopatía-edemato-fibroesclerosa, paniculosis o lipodistrofia. Esta última entidad, a la que nos referimos en este artículo, se caracteriza por una serie de alteraciones del tejido subcutáneo, con acumulación de grasa localizada, acompañadas de problemas vasculares (retención de líquidos) y de degeneración del tejido conjuntivo. Se produce fundamentalmente en las llamadas zonas ginecoides (pelvis, caderas, piernas, cara interna de las rodillas) formando las conocidas «cartucheras». La superficie de la piel adquiere un aspecto irregular, granuloso y acolchado, denominado «piel de naranja».

No es un problema específico de mujeres con sobrepeso, aunque un aumento en la adipogenicidad puede exacerbar el problema. Es una entidad compleja en la que están implicados el sistema circulatorio, el linfático, la matriz extra-celular y el exceso de grasa subcutánea; mientras que en la obesidad solo está presente el exceso de grasa subcutánea que da lugar a la hipertrofia e hiperplasia de los adipocitos.

La palpación del pliegue cutáneo produce dolor debido a la compresión de las terminaciones nerviosas y puede llegar a ser particularmente dolorosa e invalidante si no se adoptan medidas para controlarla. Por otra parte constituye un claro problema estético, que en los casos más extremos puede producir deformaciones severas de la figura femenina.

Para retrasar o evitar su aparición es fundamental seguir hábitos de vida saludables, ya que una vez que aparece nunca se reduce espontáneamente y para controlarla es necesario realizar un tratamiento adecuado que evite su desarrollo. Por todo ello, actualmente la celulitis no sólo se entiende como un problema de estética, sino también de salud, que puede abordarse de forma multidisciplinar.

Tipos de celulitis

Aunque la celulitis puede presentarse en numerosas localizaciones, es más frecuente en zonas como las caderas (las llamadas «cartucheras»), muslos, rodillas (aparece una bolsa de retención en la cara interna de las mismas), tobillos (comúnmente llamadas «piernas en forma de tubería»), brazos y nuca (ocasionalmente llamada «giba de bisonte»).

En función de su consistencia, se pueden encontrar los siguientes tipos de celulitis:

• Forma dura. Al palpar la zona se puede observar fácilmente la «piel de naranja». La masa celulítica se presenta compacta, rígida, adherida a los planos superficiales y profundos. Cuesta pellizcar y su apariencia no se modifica con los cambios posturales. La distensión puede dar lugar a la aparición de estrías por ruptura de las fibras elásticas de la dermis y la temperatura local es más fría que en el resto del cuerpo. En ocasiones es dolorosa. Generalmente se presenta en mujeres jóvenes, de vida activa y que suelen practicar deporte, con tejidos firmes y buen tono muscular.

• Forma blanda o flácida. Debido a su aspecto gelatinoso, los signos se ven a simple vista sin necesidad de comprimir la zona. Se asocia con flacidez e hipotonía muscular y su apariencia se modifica con los cambios posturales. Su localización más habitual son los muslos y glúteos. Es frecuente en mujeres con antecedentes hereditarios de celulitis y en las que llevan una vida sedentaria, especialmente a partir de los 40 años. También en aquellas mujeres que han perdido peso de forma brusca. En ocasiones se produce como consecuencia de la evolución de la celulitis dura, no tratada apropiadamente.

• Forma edematosa. Se presenta con alteraciones vasculares (varices, telangiectasias, prurito...) y desde el inicio se hace patente la piel de naranja. Las piernas están hinchadas y engrosadas (en forma de columna) y las afectadas suelen referir gran pesadez de piernas, dolor y dificultad de movimientos.

En ocasiones puede ser dolorosa.

• Forma mixta. Se observa que coexisten varios tipos de celulitis: puede ser dura en la parte externa del muslo y flácida en la parte interna, o bien dura en las piernas y flácida en la región pelviana y abdominal.

Para retrasar o evitar la aparición de la celulitis es fundamental seguir hábitos de vida saludables ya que, una vez que aparece, nunca se reduce espontáneamente. Para controlarla es necesario realizar un tratamiento adecuado que evite su desarrollo

Etiopatogenia

Los mecanismos que están implicados en el desarrollo de la celulitis son bastante complejos e implican a distintos tipos de células.

Los fibroblastos, activados por los estrógenos, incrementan la síntesis de glucosaminaglicanos que tienden a aumentar la presión osmótica intersticial y por tanto, la retención de líquidos. Esto hace que se compriman los vasos sanguíneos, produciendo la hipoxia de los tejidos. El aumento de la presión capilar hace que a su vez se incremente la permeabilidad vascular, con aparición de proteínas de origen sanguíneo, como fibrina o globulinas, en la zona intersticial. La disminución de la presión osmótica en el plasma y el aumento en la presión osmótica intersticial, junto a la disminución del flujo linfático, dan lugar a la producción de edema intercelular.

Los adipocitos suelen aparecer frecuentemente separados entre sí por el acúmulo de sustancia intercelular fibrosada. La alteración del tejido conjuntivo afecta con facilidad a los tabiques que rodean los lóbulos de adipocitos subcutáneos, de tal forma que su esclerosis dificulta mucho la actividad vascular que nutre a los adipocitos y prácticamente anula la incidencia de los estímulos que provocan, cuando es preciso, la degradación de los triglicéridos de reserva. Debido a este proceso, se produce una lipoesclerosis que fracciona y aísla gran parte del tejido adiposo subcutáneo situado en las zonas más sensibles a la producción de celulitis.

El estiramiento del tejido subcutáneo por los adipocitos hipertrofiados hace que los fibroblastos «remodelen», a su vez, la matriz extracelular.

La acumulación de metabolitos de desecho, proteínas sanguíneas y masas densas de glucosaminglicanos inicia la formación de los nódulos celulíticos. También puede ser responsable de que los fibroblastos dérmicos y los adipocitos hipodérmicos sufran un proceso de activación. En estas condiciones aumentan las mitosis y la síntesis de moléculas, tanto en los fibroblastos como en los adipocitos, agravando el proceso.

El componente vascular de la celulitis, es decir, el desarrollo del éxtasis venoso, se ve favorecido en las mujeres, ya que la circulación que irriga el útero es de gran volumen y su engrosamiento (durante la menstruación, el embarazo e incluso debido al uso de anticonceptivos hormonales) comprime los pequeños vasos y dificulta la circulación de retorno. Así mismo, el estreñimiento también dificulta el retorno venoso, por lo que será necesaria la implementación de medidas para su prevención.

Factores de riesgo

• Factores genéticos y hereditarios. La celulitis afecta sobre todo a las mujeres y existe una cierta predisposición hereditaria. La raza puede ser un factor importante. Así, las mujeres caucásicas tienen mayor tendencia que las mujeres de raza negra o las asiáticas.

En cuanto al biotipo, también se observan diferencias; las mujeres latinas desarrollan celulitis especialmente en las nalgas, mientras que las nórdicas lo hacen más en el abdomen.

• Factores hormonales. Una excesiva secreción de estrógenos, no contrarrestada por una producción suficiente de progesterona, puede estimular la retención de agua y el aumento de tamaño de los adipocitos. Este desequilibrio tiende a producirse al inicio de cada ciclo ovárico, en el comienzo de la pubertad, durante el embarazo, en la premenopausia o debido al consumo de anticonceptivos con predominio del componente estrogénico. También pueden ser causantes de celulitis las disfunciones hipofisiarias y ováricas o el hipotiroidismo.

• Factores enzimáticos. Algunas variaciones en sistemas enzimáticos, como lipoprotein-lipasas, trigliceridolipasas y adenilciclasas pueden dar lugar a irregularidades en la lipolisis.

• Factores higiénico-dietéticos. La dieta no equilibrada o hipercalórica es uno de los factores más determinantes a la hora del desarrollo de la celulitis.

La ingesta de agua insuficiente, dificulta la eliminación de sustancias por el riñón y contribuye así a la aparición del problema.

También favorecen el desarrollo de celulitis el consumo de alcohol, de tabaco, el abuso de picantes y especias fuertes y el sedentarismo.

• Factores psicosomáticos. Trastornos como la ansiedad, nerviosismo, depresión, estrés, fatiga y en general cualquier estado psíquico y emocional que altere el equilibrio neurovegetativo y de lugar a un aumento de catecolaminas (adrenalina y noradrenalina), dificultan la circulación periférica, la eliminación de agua y desechos, favoreciendo el desarrollo de celulitis.

• Factores mecánicos. La celulitis es más frecuente en personas que sufren alteraciones ortostáticas como pies planos, problemas mecánicos de rodillas y afecciones de columna, entre otros. La utilización de prendas de vestir demasiado ajustadas, el uso de tacones demasiado altos, la adopción de posturas incorrectas como sentarse con las piernas cruzadas y el permanecer de pié durante mucho tiempo, también son factores que contribuyen al desarrollo de la celulitis.

• Factores vasculares . Es muy frecuente que las mujeres con celulitis presenten sintomatología vascular, principalmente de retorno venoso: dolor de piernas, pesadez, varicosidades, etc.

Diagnóstico

La celulitis se identifica a simple vista, ya que se hacen evidentes los siguientes signos cutáneos, que pueden ir acompañados de dolor y sensibilidad en la zona:

Se perciben una serie de irregularidades como depresiones, que constituyen lo que se denomina «piel de naranja».

A la palpación y pellizcando suavemente se notan pequeñas irregularidades.

En estadios más avanzados, se pueden observar nódulos celulíticos más grandes y compactos.

La piel suele estar seca, fría y en muchas ocasiones edematizada.

En la consulta dermatológica se utilizan técnicas más sofisticadas, pero no se aplican de forma rutinaria. Entre ellas destacan la ecografía, la termografía, la xerorradiografía y la impedanciometría bioeléctrica.

Tratamiento

En los últimos años se ha profundizado en la investigación de la celulitis. Conocemos mejor los mecanismos de desarrollo de esta afección, por lo que se han comercializado gran variedad de productos, cada vez más específicos, para el control de sus signos y síntomas.

Los tratamientos anticelulíticos se pueden clasificar en 3 grandes grupos desde el punto de vista de su mecanismo y lugar de acción:

Los que actúan a nivel adipocitario mediante la estimulación de la degradación de triclicéridos para disminuir el tamaño de los adipocitos, o por inhibición de la lipogénesis o de la acumulación de grasa en los adipocitos.

Aquellos que ejercen su acción a nivel vascular y están dirigidos a mejorar la microcirculación del tejido, reforzando la pared vascular, disminuyendo la permeabilidad vascular y evitando la formación de edemas.

Los que actúan a nivel del tejido conjuntivo, para recuperar su fluidez y permeabilidad, desnaturalizando los nódulos celulíticos.

Además, a nivel tópico, se utilizan agentes hidratantes y suavizantes, que aunque no tienen una actividad anticelulítica, ayudan a mejorar la estructura externa de la piel, manteniéndola más fina y flexible.

A continuación vamos a repasar los distintos tratamientos disponibles en la farmacia.

Tratamientos tópicos

Acción lipolítica

Bases xánticas: se emplean cafeína, teobromina, teofilina, aminofilina, acefinol (derivado de la cafeína) y diferentes extractos de plantas, entre los que podemos destacar el extracto de cóleo (con forskolina, refuerza el poder lipolítico de la cafeína), de nuez de cola, de té verde, de sauce (propiedades similares al té verde), de guaraná y mate, entre otros. Poseen una acción lipolítica y antiedematosa, ya que inhiben la fosfodiesterasa evitando la degradación del AMPc, que activa la triglicérido-lipasa estimulando la degradación de los triglicéridos en los adipocitos. Además, presentan una actividad antilipogénica que limita el almacenamiento de grasas en el adipocito y reduce la actividad de la lipoproteinlipasa.

Tras su administración, penetran con facilidad a través de la piel, pudiendo alcanzar la circulación sistémica, sobre todo si la concentración del producto es alta, (en el caso de la cafeína es habitual la utilización de concentraciones del 5-10%). La aplicación diaria de 10 g de un preparado con un 5% de cafeína supone la administración de 500 mg de cafeína (equivalente a 3-5 tazas de café) por lo que en algunas usuarias puede producir nerviosismo, inquietud e insomnio.

Los valores elevados de metilxantinas en sangre pueden ocasionar un aumento en las concentraciones de insulina circulante, que daría lugar a un incremento de la lipogénesis en el tejido adiposo, contrarrestando así el efecto anticelulítico. Por lo tanto, aumentar la concentración de bases xánticas no implica obtener mejores resultados. A su vez, con la ingesta de café, también se estimula la producción de insulina, promoviendo la síntesis de grasa en las células del tejido subcutáneo.

Aunque la cafeína se considera categoría C por la FDA, durante el embarazo, el parto y el puerperio se recomienda que la ingesta de cafeína no supere los 50 mg/día (media taza de café), por lo que durante estos periodos no se recomienda el uso de preparados anticelulíticos con cafeína u otras bases xánticas. Tampoco deberían emplearse durante la lactancia, porque la cafeína pasa a la leche y podría alterar el sueño y producir agitación en el bebé. La Academia Americana de Pediatría, considera que el consumo de cafeína es compatible con la lactancia. El uso ocasional de cafeína no está contraindicado, pero su consumo crónico puede conducir a valores elevados en el lactante. Tener en cuenta que los niveles máximos de cafeína se detectan en la leche materna a los 60-120 minutos después de la ingesta.

No deben recomendarse estos productos a pacientes diabéticas (la cafeína aumenta las concentraciones plasmáticas de insulina) o con alteraciones cardiovasculares (su consumo se asocia a un aumento en la presión arterial, arritmias cardíacas y aumento de la frecuencia cardíaca) o problemas de insomnio y ansiedad.

Compuestos yodados: se utilizan diferentes sales de yodo (yoduro potásico, triyodoacetato de sodio y monoyodamina entre otros) y extractos de plantas marinas yodadas, como fucus y laminaria, que estimulan la degradación de los triglicéridos. Su acción es descongestionante, desinfiltrante, suavizante e hidratante. Ante las posibilidades de absorción sistémica y por consiguiente, descompensación hormonal, no están indicados en personas con trastornos tiroideos. En los pacientes con diabetes puede potenciar el efecto de los antidiabéticos orales y la insulina. Tampoco están indicados en los trastornos de ansiedad. Ante la falta de estudios de los extractos de plantas marinos y otras sales yodadas en el tratamiento de la celulitis durante embarazo y lactancia, no deberían utilizarse durante estos periodos.

Retinol: también se emplea su precursor natural, retinaldehido. A altas concentraciones inhibe la proliferación y la transformación de preadipocitos en adipocitos maduros. A concentraciones más bajas, retrasa y previene el deterioro del tejido conjuntivo, aumentando el contenido de colágeno y modificando su estructura. Así mismo genera una mejora en la elasticidad de la piel. Además, se ha observado que contribuye a reducir los niveles de grasa subcutánea a través de la generación de calor a nivel mitocondrial. A pesar de que no se ha demostrado que su absorción cutánea produzca niveles plasmáticos significativos, se desaconseja su uso durante el embarazo por los graves efectos teratogénicos descritos por vía oral. La leche materna contiene retinol, por lo que su uso es compatible con la lactancia.

Carnitina y Coenzima-A: ambos principios activos potencian los efectos de las metilxantinas estimulando la movilización y degradación de los ácidos grasos libres (AGL). Estos procesos son de suma importancia ya que los AGL pueden saturar el sistema mediante una retroalimentación negativa de la lipólisis. Este proceso libera ATP que aumenta la actividad lipasa, incrementando a su vez la hidrólisis de los triglicéridos.

Venotónicos y antiedematosos

Aumentan la resistencia de las paredes de los vasos, disminuyen la permeabilidad capilar y mejoran la circulación sanguínea y el drenaje linfático, disminuyendo el depósito de catabolitos y mejorando la circulación de retorno. En este grupo podemos mencionar al extracto de rusco (con ruscogeninas), trigo sarraceno y hiedra (ambos con rutósidos), gingko (además presenta acciones antiarradiacales libres y frena la lipoperoxidación), meliloto (con cumarina), árnica, castaño de indias (con escina), ginseng, abedul, hamamelis y camomila. Dado que no se dispone de estudios de absorción sistémica, por motivos de seguridad no se recomienda el uso de estos productos durante el embarazo y la lactancia.

Acción rubefaciente

Los productos rubefacientes activan la circulación sanguínea y linfática. Una vez administrados, producen un aumento en la temperatura de la zona tratada. Con dicha actividad, encontramos nicotinato de metilo, nicotinato de tocoferilo, salicilato de metilo, mentol, alcanfor y algunos aceites esenciales, entre otros. Dado que no se dispone de estudios de absorción sistémica, no se recomienda aplicarlos en embarazadas ni en madres lactantes.

Acción reestructurante

• Despolimerizadores de mucopolisacáridos: tiomucasa y hialuronidasa. Actúan al inicio del proceso permitiendo recuperar la fluidez y permeabilidad características del tejido conjuntivo, ya que combaten la excesiva polimerización y reticulación de los mucopolisacáridos (ácido hialurónico y condroitín sulfato). La metabolización de estos residuos previamente despolimerizados permit• la libre movilización de agua y de grasa, conlleva una mejora en el intercambio de nutrientes y metabolitos entre las células y la sangre, así como el libre acceso de otros principios activos a los tejidos. Por consiguiente, facilita el drenaje del agua retenida en el espacio intercelular y disminuye el carácter hidrófilo del tejido conjuntivo, reduciendo el edema. Además, al permeabilizar el tejido adiposo, liberando y movilizando las grasas, contribuye a mejorar los signos de la celulitis.

• Oligoelementos: manganeso, cobre, zinc, cobalto, silicio orgánico. En general, actúan favoreciendo la síntesis de las fibras de elastina y colágeno. El silicio orgánico contribuye a mejorar la interacción entre las proteínas fibrosas y los glucosaminoglicanos. En algunos preparados se incorpora la cola de caballo, que contiene una elevada concentración de silicio.

• Vitaminas: la vitamina E se emplea por sus propiedades antirradicales y sus efectos protectores sobre la estabilidad de las membranas celulares. Por otro lado, la vitamina C, que también presenta actividad antioxidante, estimula las células de la dermis e hipodermis, además de ser esencial para la síntesis de colágeno.

• Fibrinolíticos: desnaturalizan las fibras de colágeno o elastina insolubles que dan lugar a un tejido compacto, fibroso, responsable de los nódulos celulíticos. Dentro de este grupo podemos destacar las enzimas proteolíticas de (papaína) o (bromelaína) que ejercen su acción sobre las fibras proteicas secretadas anormalmente y sobre todas aquellas que quedan aprisionadas sobre dichos nódulos.

Productos que mejoran el aspecto externo de la piel

En algunos preparados anticelulíticos se incorporan alfa hidroxiácidos (ácido cítrico o láctico) o alfacetoácidos (ácido pirúvico) por su acción sobre los procesos proliferativos y diferenciadores epidérmicos. Dado que aumentan los niveles de colágeno y favorecen la diferenciación epidérmica y la función barrera, también contribuyen a mejorar la apariencia de la piel de naranja. Estos preparados también pueden contener queratolíticos, como el ácido salicílico, para favorecer la penetración de los principios activos y además, mejorar el microrrelieve cutáneo.

Modo de empleo de los preparados anticelulíticos tópicos

Se recomienda aplicar los productos después de la ducha, con la piel limpia y seca, para que los poros estén más abiertos y el producto penetre mejor, mediante un suave masaje circulatorio ascendente, ya que si éste fuera violento podría afectar de forma negativa la estructura del tejido adiposo. Además, con el masaje se mejora la microcirculación y el drenaje linfático. Es recomendable realizar una exfoliación de la zona una vez a la semana, utilizando geles exfoliantes suaves o un guante de crin.

Generalmente se recomienda utilizar estos productos 2 veces al día (por la mañana y por la noche) durante todo el año, hasta conseguir los resultados deseados. Si el anticelulítico a utilizar tiene el etiquetado de «intensivo» o «zonas rebeldes», con una aplicación al día suele ser suficiente, y en cualquier caso lo que debe recomendarse es seguir las instrucciones de uso de cada producto.

Tratamientos por vía sistémica

Vía oral

Algunos de los ingredientes antes mencionados también se pueden utilizar por vía oral. Muchos de ellos se incorporan sobre todo en productos para el control del peso, aunque es evidente que en los casos de sobrepeso u obesidad, una reducción de peso, producirá mejoras en la celulitis. Se trata de complementos alimenticios y plantas medicinales que se pueden utilizar para complementar la actividad de los productos tópicos. Algunos ejemplos son:

• Té verde: contiene bases xánticas y polifenoles en su composición. Se emplea por su capacidad de inhibición de la lipasa gástrica y aumento de la termogénesis.

• Centella asiática: en un estudio en humanos administrando extracto de centella asiática vía oral 60 mg una vez al día durante 90 días, se ha observado una significativa reducción en el diámetro de los adipocitos, especialmente en la zona glúteo-femoral y una disminución de la fibrosis interadipocitaria. También podría estimular la biosíntesis del colágeno.

* Hidroxicitrato: este componente es inhibidor de la lipogénesis y se ha utilizado sólo o conjuntamente con Gymnema sylvestre (que contiene ácido gimnémico) en tratamientos de reducción de peso y es altamente probable que tenga alguna acción en la mejora de la apariencia de la celulitis. Al tratarse de un alfa hidroxiácido puede mejorar la síntesis de colágeno al igual que lo han demostrado miembros del grupo.

• Polifenoles de la uva: poseen actividad antioxidante debida a proantocianidinas ya que han demostrado una acción antirradicales libres. Poseen además, actividad venotónica y vasoprotectora debido a que estabilizan las paredes vasculares y disminuyen la permeabilidad y el edema asociado.

• Bioflavonoides: el Pycogenol es un derivado de la corteza de pino francés, con propiedades antioxidantes. Además, refuerza las paredes capilares.

• Ácido linoleico conjugado: se ha descrito que contribuye a la reducción en la masa grasa de pacientes obesos y al aumento en la masa magra. Produce un bloqueo en el transporte de las grasas hacia las células adiposas e inhibe la función de la enzima LPL (lipoproteinlipasa), favoreciendo al mismo tiempo la destrucción de la grasa. También podría mejorar la microcirculación.

• Aceite de borraja y pescado: son ricos en ácidos grasos omega 6 y omega 3 respectivamente. En el primer caso tiene efectos beneficiosos sobre piel y mucosas, así como moduladores del sistema hormonal femenino. En cuanto a los ácidos grasos omega 3, tienen actividad vasodilatadora, reducen los niveles de colesterol, regulan la presión arterial e inhiben prostaglandinas.

Otras plantas

• Castaño de indias: se usan las hojas y la corteza. En su composición encontramos la escina, mezcla de saponinas triterpénicas, y se emplea por sus propiedades venotónicas y vitamínica P.

• Ginkgo: se utilizan las hojas. Contiene diterpenos (gingkólidos), lactonas sesquiterpénicas (bilobálido), flavonoides y taninos que le confieren propiedades vasoreguladoras.

• Hamamelis: se emplean sus hojas y la corteza. Contiene flavonoides y taninos que le confieren sus propiedades venotónicas y vitamínicas P. Aumenta la resistencia vascular y disminuye la permeabilidad capilar.

• Cola de caballo: contiene abundantes sales minerales y flavonoides y se utiliza por sus propiedades diuréticas y aumento en la actividad de los fibroblastos.

• Estigmas de maíz: contiene sales de potasio y otros minerales y vitaminas, así como flavonoides y taninos. Los estilos se han utilizado tradicionalmente como diuréticos.

• Fucus: es un alga parda que contiene yodo y polisacáridos mucilaginosos. Puede ayudar al tránsito intestinal y a controlar el peso.

• Parches transdérmicos: Los parches transdérmicos anticelulíticos no son formas tópicas y están diseñados para que los principios activos penetren y se absorban a la circulación periférica. Por lo tanto, es muy importante tener en cuenta la composición y comprobar las posibles contraindicaciones.

Otros tratamientos

Existen otras alternativas terapéuticas que se realizan en centros de estética.

Aunque su estudio en profundidad no es el objetivo de este artículo, se describirán someramente para ayudar al farmacéutico a responder las posibles consultas que se hagan en la farmacia sobre estas técnicas. En cualquier caso desde la farmacia se debe insistir en que deberían ser siempre aplicadas por profesionales sanitarios cualificados.

• El masaje: puede ser útil para la eliminación del fluido intersticial y la mejora del drenaje linfático en personas que tienen disminuido el retorno venoso. Al inicio, las mejoras observadas se deben a esta eliminación de líquidos, pero el tratamiento, más a largo plazo, mejora la celulitis a niveles más profundos.

A nivel fisiológico, se sabe que los fibroblastos responden a las fuerzas tensionales aumentando la síntesis de colágeno. También se favorece la proliferación de queratinocitos produciendo una epidermis más fina. Además, se inhibe la diferenciación de los adipocitos y todo ello en su conjunto mejora la apariencia de la celulitis.

• El drenaje linfático: manual es una técnica que se efectúa mediante un masaje no traumático cuyo fin es ayudar al retorno de la linfa a sus centros colectores. Así, se consigue un efecto antiedematoso, se disminuye la tendencia a la fibrosis y se facilita la eliminación de toxinas acumuladas.

Como este tipo de tratamientos se realizan dos o tres veces por semana, el resto de los días la usuaria deberá seguir utilizando en casa un anticelulítico y seguir hábitos de vida saludables.

Actualmente, existen dispositivos para realizar tratamientos con los que se busca obtener resultados similares a las terapias convencionales manuales en menos tiempo y mejorar además otros aspectos como la flacidez de la piel. Dentro de este tipo de tratamientos podemos destacar la radiofrecuencia y la cavitación.

Si la celulitis está en una fase muy avanzada, y los métodos de estética no son suficientes, en algunos casos se recurre a técnicas médicas, como pueden ser la mesoterapia y la liposucción.

• Mesoterapia: la técnica se basa en la inyección de pequeñas dosis de productos anticelulíticos en la dermis. Con frecuencia se utilizan mezclas que contienen pentoxifilina, hialouronidasa.

L-carnitina, piruvato cálcico, aminofilina y cafeína. No está totalmente exenta de riesgos ya que podría provocar efectos adversos localizados como edema, reacciones alérgicas o incluso infecciones.

Liposucción: es una intervención quirúrgica que consiste en la introducción de una cánula de metal en la hipodermis, con la destrucción manual de los acúmulos de adipocitos y los septos fibrosis y la posterior succión mecánica del tejido. Después de la operación, que puede durar entre una y dos horas, se debe colocar un vendaje compresivo.

Suelen aparecer hematomas e inflamación en la zona que ha sido intervenida, que van desapareciendo progresivamente. Se trata de una técnica invasiva que puede tener complicaciones potenciales como sangrado, daño en vasos y nervios, en incluso, embolismo graso.

Medidas higiénicodietéticas

Teniendo en cuenta que, tanto para la prevención como para el tratamiento de la celulitis, es fundamental seguir una dieta adecuada y realizar ejercicio físico moderado, no se deben olvidar estos aspectos en las actuaciones a desarrollar desde la farmacia.

El sedentarismo favorece la aparición de la celulitis, por lo que es importante la realización de ejercicio físico moderado con regularidad. Debe tratarse de un ejercicio aeróbico que favorezca el retorno venoso y el metabolismo.

No son aconsejables los baños de agua caliente, ya que producen vasodilatación. Por el contrario, una buena medida puede ser la aplicación de un chorro de agua fría dirigiéndolo de los tobillos a las rodillas. Se deben evitar también el exceso de calor, las exposiciones prolongadas al sol, las calefacciones y los locales cerrados con exceso de temperatura.

El insomnio, la irritabilidad, la depresión, el estrés y la ansiedad favorecen la aparición de celulitis debido a la hipersecreción hormonal. Se recomienda dormir al menos 8 horas y realizar actividades encaminadas a la disminución del estrés y al mantenimiento del equilibrio emocional.

Se debe evitar todo lo que dificulte el retorno venoso, como permanecer muchas horas de pie o cruzar las piernas al sentarse, así como el uso de ropas ajustadas, tacones demasiado altos o calzado completamente plano.

Papel del farmacéutico

Es fundamental conseguir que las usuarias asuman que la celulitis es un problema crónico y que para combatirla es importante la constancia en la aplicación de los anticelulíticos. Aunque se logren mejoras puntuales, éstas pueden revertir si se interrumpen los tratamientos, porque no se va a conseguir eliminar totalmente la afección (en ocasiones ni siquiera mediante cirugía).

También es importante lograr que sean conscientes de que los anticelulíticos actúan muy lentamente y su aplicación debe mantenerse durante todo el año, y no sólo durante el verano, cuando las zonas afectadas son más visibles.

Dado que la celulitis implantada es más difícil de eliminar, el tratamiento debe instaurarse cuanto antes porque en los estadios más tempranos será más eficaz. En este sentido, desde la farmacia se puede contribuir ayudando a detectar lo antes posible el problema.

En general, se recomienda combinar distintos principios activos para que actúen sinérgicamente sobre los diferentes aspectos de la afección, y derivar al médico aquellos casos en los que se sospeche que la celulitis puede estar causada por alteraciones hormonales o alguna otra patología.

Se deben tener en cuenta las características particulares de las usuarias que solicitan un producto anticelulítico: si se trata de una mujer embarazada o está en periodo de lactancia no hay que olvidar que algunos de los principios activos de estos productos están contraindicados en dichos periodos. Por otro lado, en el caso de mujeres con patologías preexistentes también se deberán tener presente las posibles contraindicaciones, como son las alergias, alteraciones tiroideas o problemas cardiovasculares, entre otros.

Al igual que en otras afecciones, los tratamientos son una parte del abordaje del problema, que debe ser complementada con la adopción de los cambios en el estilo de vida descritos en el apartado de medidas higiénico-dietéticas, por lo que el farmacéutico deberá realizar una gran labor de educación sanitaria, insistiendo en la importancia de la implementación de dichas medidas.

Por último, se debe destacar que al igual que hay un sistema para la notificación de los efectos adversos debidos a los medicamentos a través del Sistema Español de Farmacovigilancia, los farmacéuticos disponemos de un mecanismo para notificar los efectos indeseables detectados causados por cosméticos: la cosmetovigilancia. El farmacéutico debe rellenar una ficha que remitirá al Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos.

En mujeres embarazadas o en periodo de lactancia no hay que olvidar que algunos principios activos anticelulíticos pueden estar contraindicados. Además, en el caso de mujeres con patologías preexistentes también se deberán tener en cuenta las posibles contraindicaciones, como son las alergias, alteraciones tiroideas o problemas cardiovasculares


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