El entorno hostil de las unidades de cuidados intensivos pediátricos (UCIP) favorece la desregulación del biorritmo sueño-vigilia. Los trastornos del sueño tienen consecuencias negativas sobre el sistema inmune, neurológico o cardiovascular, además de aumentar la morbimortalidad. El sueño juega un papel fundamental en el desarrollo cerebral, lo que hace al paciente pediátrico especialmente vulnerable a las consecuencias negativas de los trastornos del sueño por encontrarse en pleno crecimiento neurológico. Los factores que afectan al descanso son el ruido, las luces, el tratamiento o las intervenciones enfermeras nocturnas, aunque la evidencia es escasa para esto último.
ObjetivoIdentificar las intervenciones enfermeras nocturnas, siguiendo la taxonomía NIC, realizadas en UCIP.
MétodoSe realizó un estudio descriptivo transversal multicéntrico empleando un formulario de recogida ad hoc en el que se identificaron las intervenciones enfermeras nocturnas en UCIP. Las variables fueron características de las UCIP e intervenciones enfermeras. Se calculó la media y la desviación estándar de las variables cuantitativas y tablas de frecuencias y porcentajes para las cualitativas. Para el análisis bivariado se operativizaron las variables y se calculó la t de Student y ANOVA.
ResultadosSe obtuvieron 100 registros, con una frecuencia de 5.017 intervenciones, siendo la más repetida la «monitorización de signos vitales». La media de intervenciones diferentes realizadas fue 23±7,66, y la media de su frecuencia 50,17±19,28. Existen diferencias significativas entre el hospital y las intervenciones nocturnas registradas (p<0,001).
DiscusiónSe encuentran coincidencias en identificar «monitorización de signos vitales» como intervención más frecuente. «Mejorar el sueño» fue otra de las intervenciones más repetidas, en contraste con otras investigaciones en las que no se recogieron intervenciones relacionadas con el descanso.
ConclusiónSe identificaron las intervenciones enfermeras con mayor frecuencia en UCIP. En la mayoría de los registros se identificó alguna intervención sobre mejora del descanso, indicativo de la preocupación latente de los sanitarios por el sueño del niño crítico.
The hostile environment in paediatric intensive care units (PICU) favours sleep-wake biorhythm dysregulation. Sleep disorders have detrimental impact on the immune, neurological and cardiovascular systems, in addition to increasing morbidity and mortality rates. Sleep plays a crucial role in brain development, rendering paediatric patients particularly vulnerable to the adverse effects of sleep disorders due to their ongoing neurological growth. The factors that affect rest include, among others, noise, lighting, treatment, and nocturnal nursing interventions, although the evidence for the latter is still scarce.
ObjectiveTo identify the nocturnal nursing interventions, following the NIC taxonomy, carried out in PICU.
MethodA multicentre, cross-sectional, descriptive study was performed using an ad hoc survey to identify nocturnal nursing interventions in the PICU. The collected variables were characteristics of the participating PICU and those derived from the nursing interventions. During the analysis, mean and standard deviation of quantitative variables, and frequency tables and percentages were generated for qualitative variables. The variables were operationalized and Student's t-test and ANOVA were calculated for comparison between variables.
ResultsOne hundred records were obtained, encompassing 5017 interventions, with the most repeated intervention being “vital signs monitoring”. The mean number of different interventions identified was 23±7.66 and the mean frequency of these was 50.17±19.28. There were significant differences between the hospital variable and the number and frequency of interventions performed (p<0.001).
DiscussionWe agreed with other studies in identifying “vital signs monitoring” as the most frequent intervention. “Improving sleep” was one of the most frequently reported, in contrast to other studies where interventions related to rest were not documented.
ConclusionsThe most frequently performed interventions in the PICU were identified. In most of the registers some intervention on improving rest was identified, which could indicate the latent concern of the health care professionals for the sleep of the critical child.
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Los trastornos del sueño son frecuentes en la unidad de cuidado intensivos (UCI), aumentando la morbilidad en forma de alteraciones a largo plazo en la memoria, la movilidad o el estrés postraumático.
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Los niños están en pleno crecimiento neurológico, lo que les hace especialmente vulnerables a las consecuencias negativas de las alteraciones del sueño, ya que, durante el mismo, el cerebro experimenta un proceso de reparación.
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Las luces, los ruidos continuos, el tratamiento ininterrumpido y las intervenciones enfermeras nocturnas, como la monitorización de constantes, alteran el descanso en la UCI.
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Se identificaron por primera vez las intervenciones enfermeras nocturnas, aplicando la taxonomía NIC, en UCI pediátricas del Sistema Nacional de Salud.
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Ninguna de las UCI pediátricas participantes disponía de un protocolo de sueño.
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Se ha observado que el hospital donde se prestan los cuidados sí podría afectar al número de intervenciones nocturnas realizadas, independientemente del nivel asistencial de la UCI pediátrica.
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La identificación de las intervenciones enfermeras facilita la reflexión crítica sobre ellas, y la implementación de protocolos de sueño en UCI pediátricas.
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La aplicación de estos protocolos ha demostrado incrementar significativamente el porcentaje de niños que duermen sin interrupciones.
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Es esencial incluir en dichos protocolos la planificación de las intervenciones enfermeras, el manejo del dolor, el control de luces y ruidos, así como la promoción de la presencia del cuidador.
El paciente crítico pediátrico es aquel que experimenta una enfermedad grave que cursa con disfunción, afectación potencialmente letal de un órgano o fallo multisistémico, incluyendo los que precisan estabilización tras cirugía compleja. La enfermedad del niño crítico es variada, comprendiendo enfermedad pulmonar, hematooncológica, metabólica, cardiovascular, neurológica, sepsis y pacientes politraumatizados1.
Debido a la gravedad/complejidad de la enfermedad, estos pacientes requieren de ingreso en una unidad especializada: la unidad de cuidados intensivos pediátricos (UCIP). Dadas las características del paciente crítico mencionadas, la atención en la UCIP se fundamenta en la observación, la aplicación de cuidados y el tratamiento ininterrumpidos1,2.
Las principales características ambientales de la UCIP son la luz y el ruido continuos3,4. La UCI es uno de los servicios más ruidosos, superando los 35dB nocturnos recomendados por la OMS4,5, documentándose picos de 80dB6,7. Sobre la luz, el paciente crítico está excesivamente expuesto a luz artificial durante la noche y escasamente expuesto a luz natural durante el día2,8. Otras condiciones propias del entorno son los procedimientos invasivos o encontrarse en un ambiente desconocido2,9. Todo ello conlleva que la UCIP sea percibida por el paciente y su familia como hostil.
Otras de las situaciones que experimenta el niño crítico derivan de su tratamiento y cuidados, siendo estos la ventilación mecánica, la sedación, la nutrición enteral o las intervenciones enfermeras, incluso durante la noche2,10–12.
Esta hostilidad del entorno, sumada a los cuidados y tratamiento continuos, favorecen la desregulación circadiana, afectando negativamente al principal biorritmo, el ciclo sueño-vigilia2,5–7,10,13.
Los antecedentes sobre la preocupación del descanso en la UCI datan de 1980, cuando la AmericanAssociation of Critical-Care Nurses declara el sueño como prioridad, iniciándose en 1990 las primeras investigaciones2. Además, en los 60 nace la cronobiología, ciencia encargada del estudio de los biorritmos y su aplicación en medicina. Desde ese momento crece el interés por el estudio de estos ritmos y su influencia en las enfermedades14.
Aunque actualmente la evidencia sobre el sueño en la UCIP está creciendo, el ámbito de estudio suele ser la UCI de adultos2. Aun así, en ambos casos, se concluye que el sueño del paciente crítico es fragmentado, ineficiente, de arquitectura anormal, aumentando las horas de sueño diurnas15–18. Además, la prevalencia de alteraciones del sueño en el paciente crítico supera el 50%, no existiendo actualmente estudios en UCIP19,20.
Sobre las consecuencias negativas de esta problemática, se identifican alteraciones en el sistema inmune y el metabolismo relacionadas con la melatonina, hormona implicada en la respuesta adaptativa del individuo, y en el proceso de transformación de la glucosa. También se han objetivado alteraciones neurológicas, como hiperalgesia y un incremento en la incidencia de delirium, lo cual se relaciona con un aumento en los días de ingreso de hasta el doble21. La relación delirium-alteraciones del sueño es bidireccional, observándose en los pacientes que presentan delirium una reducción grave, de en torno al 6%, del sueño REM, fase del sueño en la que el cerebro realiza procesos cruciales para el desarrollo cognitivo, emocional y social4,8,15,17. Por ello, y puesto que el niño se encuentra en pleno crecimiento neurológico, es especialmente vulnerable a las consecuencias negativas de las alteraciones del sueño15,17,22.
Además, la bibliografía reconoce una relación estrecha entre los trastornos del sueño, el delirium y el síndrome poscuidados intensivos (PICS), caracterizado por el deterioro de uno o más aspectos del funcionamiento físico, psicológico, cognitivo y/o social tras el alta de la UCIP3,8,9,15,21.
Aunque la mayoría de las investigaciones sobre morbimortalidad tienen como ámbito el paciente crítico adulto8,15,16, derivado de la suma de trastornos del sueño, delirium y PICS se ha identificado también un aumento de la morbimortalidad en el niño crítico2,21. La morbilidad se manifiesta en forma de alteraciones a largo plazo en la memoria, el lenguaje, la atención y la movilidad, siendo especialmente prevalente la morbilidad psicosocial, manifestada por depresión, ansiedad y estrés postraumático, que afecta al 60% de los niños críticos que tuvieron trastornos del sueño8,21,23. Sobre el aumento de la mortalidad, estudios realizados en pacientes críticos adultos indican que las alteraciones del sueño tienen valor pronóstico, pues aumentan la gravedad de una encefalopatía a consecuencia de la anormal arquitectura del sueño, o potencian el empeoramiento de una sepsis en relación con la falta de alternancia luz-oscuridad15,16. Además, investigaciones como la de Traube et al. concluyen que la mortalidad de los niños en UCIP aumenta significativamente de un 0,94 a un 5,24% para aquellos diagnosticados de delirium21.
Como se indicó anteriormente, uno de los factores que afecta negativamente al sueño son las intervenciones nocturnas, como la monitorización, la administración de medicación, la nutrición o los cambios posturales10,24. Sin embargo, los estudios a este respecto son escasos, no estableciéndose una relación clara entre intervenciones e interrupción del descanso10,25.
El horario nocturno debería ser un momento de tranquilidad, minimizando las intervenciones sanitarias, especialmente entre las 23:00-7:00h, aunque este horario varía según la bibliografía consultada dadas las diferencias socioculturales entre países26–28. De hecho, Le et al. concluyen que muchas intervenciones nocturnas en la UCI podrían posponerse sin perjuicio para el paciente. También exponen que los enfermeros dedican un tercio del tiempo a sus registros y, aun así, no siempre recogen todos los cuidados, observándose que cuando se emplea un lenguaje estandarizado, la calidad de los registros se incrementa29.
La aplicación de terminología estandarizada permite identificar, organizar y documentar las acciones enfermeras. Además, posibilita el reconocimiento de las principales intervenciones para diferentes entornos hospitalarios. Por ello, el uso de terminología estandarizada permitiría la creación de bancos de intervenciones que facilitarían la planificación30,31.
Para este trabajo se plantea la identificación de las intervenciones enfermeras nocturnas siguiendo la taxonomía Nursing Interventions Classification (NIC), siendo esta una de las terminologías más extendidas.
La pertinencia de este trabajo se fundamenta en la gran repercusión de los trastornos del sueño, la vulnerabilidad del paciente pediátrico y la escasa evidencia sobre la relación entre alteraciones del sueño e intervenciones enfermeras nocturnas.
Por ello, el objetivo fue identificar y analizar las intervenciones enfermeras siguiendo la taxonomía NIC, realizadas en las UCIP del Sistema Nacional de Salud (SNS) entre las 23:00 y las 7:00h, y su relación con las variables «nivel asistencial» y «hospital donde se han desempeñado dichas intervenciones».
MétodoDiseño, ámbito, período de estudioSe realizó un estudio descriptivo, transversal y multicéntrico en las UCIP del SNS desde mayo/2023 hasta febrero/2024.
El ámbito de estudio han sido las 49 UCIP del SNS, ofreciéndose la participación a todas a las que se tuvo acceso, siendo un total de 14, repartidas en 7 comunidades autónomas. La captación de centros se realizó a través de sociedades científicas, redes de trabajo y el apoyo de la supervisión del centro promotor.
Siguiendo el 4.o Informe Técnico de la Sociedad Española de Cuidados Intensivos Pediátricos, donde se definen los niveles asistenciales en UCIP, se aseguró la participación de UCIP de nivel iii (atienden cualquier paciente pediátrico) y de nivel ii (ofrecen tratamiento intensivo, pero no de todas las especialidades). Se excluyó las de nivel i, ya que solo están capacitadas para la estabilización y el traslado, no pernoctando en ellas32.
Población de estudioLa población a estudio está constituida por los registros de las intervenciones enfermeras realizadas entre las 23:00-7:00h en pacientes que pernoctan en UCIP durante la noche en la que se cumplimenta el formulario. Se aplicó un muestreo por conveniencia, es decir, se solicitó el registro de intervenciones de los 10 primeros pacientes que ingresaron en cada UCIP tras iniciar la fase de recogida. Se obtuvieron 10 registros por hospital con base en otros estudios similares en población adulta10, ya que no hay antecedentes en pediatría.
Variables a estudioLas variables a estudio se clasificaron en 2 grupos: uno sobre características de UCIP y otro sobre intervenciones.
En el primero, se incluyeron las variables hospital (identificado mediante codificación de 01-10), número de camas, estructura de boxes (abiertos/cerrados/mixtos), nivel asistencial (nivel ii/iii) y protocolo de sueño (sí/no).
En el segundo grupo las variables fueron: intervenciones enfermeras NIC diferentes (entendida como frecuencia absoluta de intervenciones enfermeras diferentes realizadas) y total de intervenciones enfermeras NIC (entendida como frecuencia absoluta de intervenciones enfermeras totales realizadas). Las intervenciones enfermeras recogidas fueron las que se sucedieron entre las 23:00-7:00h, fundamentando la elección del tramo horario en otras investigaciones26,28.
Recogida de datosSe diseñó un formulario de recogida de datos ad hoc, mediante la lectura exhaustiva de la NIC 7.a edición33 por el investigador principal y 3 expertos en cuidados críticos (enfermeros con experiencia superior a 5 años en UCIP). Tras ello, de las 565 NIC disponibles, se identificaron 93 como propias de la UCIP.
Para facilitar el registro, se clasificaron en: «alimentación», «confort», «cuidados generales», «dolor», «eliminación», «emocional», «hemodinámico», «medicación», «muestras/accesos venosos», «neurológico», «renal», «respiratorio» y «urgencia». Dentro de cada grupo, las intervenciones se ordenaron alfabéticamente y se incluyó su definición33. Además, se incorporó el número de repeticiones por intervención: una vez/2 veces/3 o más.
El formulario se pilotó en 10 pacientes del hospital promotor para comprobar su operatividad e identificar aquellas NIC que podrían no haberse seleccionado en la fase de creación del mismo. De este pilotaje, se obtuvo la versión final, excluyendo del análisis los datos obtenidos.
Paralelamente, se contactó con las UCIP para invitarlas a participar. Tras la aceptación, se contó con una enfermera colaboradora por unidad a la que se le envió el protocolo del estudio, las instrucciones de cumplimentación y el formulario de recogida de datos, facilitándose física y electrónicamente. El investigador principal mantuvo al menos una reunión telefónica para explicar la recogida de datos procurando evitar la variabilidad interobservador.
El momento de recogida de datos se estableció a partir de las 7:00h, tras finalizar el período de observación. Cada enfermera colaboradora, apoyándose en la historia clínica, recopiló las intervenciones aplicadas esa noche al paciente que tenía a su cargo, no aceptándose la recogida de intervenciones realizadas sobre el mismo paciente en días posteriores.
Análisis de datosEl análisis se hizo mediante el programa estadístico SPSS® v. 29. Se realizó un análisis de distribución de la muestra con base en la cual los datos cuantitativos se expresaron con su media y desviación estándar o mediana y amplitud intercuartil, según procediera, y los cualitativos, mediante porcentajes y tablas de frecuencias.
Para el análisis bivariado, se operativizaron las variables «intervenciones enfermeras NIC diferentes» y «total de intervenciones enfermeras NIC». En el primer análisis se agruparon las intervenciones por nivel asistencial, para evaluar si este afectaba al número de intervenciones realizadas. Para esto se calculó la prueba de t de Student.
También se agruparon las intervenciones por «hospital», para hacer un análisis interhospital de las variables «intervenciones enfermeras NIC diferentes» y «total de intervenciones enfermeras NIC». Para ello se aplicó el análisis de varianza (ANOVA).
En todos los casos se interpretó como significativo p<0,05.
Consideraciones éticasSe respetaron los principios éticos y la Declaración de Helsinki34. Tras consultar al Comité Ético del centro promotor, y al no recogerse datos identificativos ni clínicos del paciente, ni tampoco de las enfermeras colaboradoras, este concluyó que no era necesario llevar a cabo el proceso de aprobación del proyecto ni la recogida de consentimiento informado. Además, se solicitó autorización a los responsables de cada UCIP para confirmar la participación.
ResultadosDe las 14 UCIP a las que se accedió, participaron 10. Teniendo en cuenta que el número de UCIP en todo el SNS es 49, se obtuvo una representación del 20,4%. El 60% (n=6) de las UCIP participantes tiene un nivel asistencial iii, el 80% (n=8) estructura de boxes cerrados y el 20% (n=2) mixtos. El rango de camas por UCIP fue de 5 a 18 y ninguna disponía de protocolo de sueño (tabla 1).
Características de las UCIP participantes
| Codificación hospital | Número de camas | Estructura de boxes | Nivel asistencial | Protocolo de sueño |
|---|---|---|---|---|
| HOSPITAL_01 | 18 | Cerrados | III | No |
| HOSPITAL_02 | 8 | Cerrados | III | No |
| HOSPITAL_03 | 10 | Cerrados | II | No |
| HOSPITAL_04 | 5 | Cerrados | II | No |
| HOSPITAL_05 | 17 | Mixtos | III | No |
| HOSPITAL_06 | 5 | Cerrados | II | No |
| HOSPITAL_07 | 13 | Cerrados | III | No |
| HOSPITAL_08 | 8 | Mixtos | III | No |
| HOSPITAL_09 | 12 | Cerrados | III | No |
| HOSPITAL_10 | 4 | Cerrados | II | No |
Se recogieron 100 registros, identificándose 87 intervenciones enfermeras diferentes y una frecuencia total de estas de 5.017.
La única intervención que se identificó en el 100% (n=100) de los registros fue «monitorización de los signos vitales», seguida de «manejo ambiental» y «mejorar el sueño», presentes en el 98 (n=98) y el 94% (n=94), respectivamente (tabla 2).
Intervenciones enfermeras NIC diferentes que más se han identificado en los registros
| Etiqueta intervenciones enfermeras (taxonomía NIC) | n (%) |
|---|---|
| Monitorización de los signos vitales | 100 (100) |
| Manejo ambiental | 98 (98) |
| Mejorar el sueño | 94 (94) |
| Administración de medicación intravenosa | 90 (90) |
| Monitorización de líquidos | 78 (78) |
| Vigilancia de la piel | 74 (74) |
| Cuidados perineales | 73 (73) |
| Monitorización respiratoria | 71 (71) |
| Paciente encamado | 68 (68) |
| Prevención de las úlceras por presión | 68 (68) |
| Disminución de la ansiedad | 66 (66) |
| Prevención de caídas | 64 (64) |
| Apoyo emocional | 52 (52) |
| Manejo del dolor: agudo | 48 (48) |
| Manejo de la vía aérea | 47 (47) |
| Aspiración de las vías aéreas | 45 (45) |
| Técnica de relajación | 44 (44) |
| Monitorización neurológica | 44 (44) |
| Alimentación por sonda enteral | 42 (42) |
| Cuidados piel: tratamiento tópico | 41 (41) |
| Prevención de la sequedad ocular | 41 (41) |
| Manejo líquido/electrólitos | 41 (41) |
| Manejo de la sedación | 40 (40) |
| Masaje | 40 (40) |
Las intervenciones más frecuentes, es decir, las que más se repiten en los registros, fueron «monitorización de signos vitales», realizada en 290 ocasiones, «manejo ambiental», en 236, y «administración de medicación: intravenosa», ejecutada 234 veces (tabla 3).
Total de intervenciones enfermeras NIC realizadas
| Etiqueta intervenciones enfermeras (taxonomía NIC) | Total de intervenciones enfermeras NIC (%) |
|---|---|
| Monitorización de los signos vitales | 290 (5,78) |
| Manejo ambiental | 236 (4,69) |
| Administración de medicación: intravenosa | 234 (4,66) |
| Mejorar el sueño | 202 (4,02) |
| Monitorización respiratoria | 187 (3,72) |
| Monitorización de líquidos | 174 (3,46) |
| Cuidados perineales | 169 (3,36) |
| Prevención de úlceras por presión | 164 (3,26) |
| Cuidados del paciente encamado | 158 (3,14) |
| Disminución de la ansiedad | 151 (3,00) |
| Prevención de caídas | 151 (3,00) |
| Vigilancia de la piel | 139 (2,77) |
| Apoyo emocional | 119 (2,37) |
| Manejo de la vía aérea | 116 (2,31) |
| Alimentación enteral por sonda | 107 (2,13) |
| Monitorización neurológica | 106 (2,11) |
| Técnica de relajación | 103 (2,05) |
| Manejo de la sedación | 94 (1,87) |
| Manejo del dolor: agudo | 91 (1,81) |
| Manejo de líquidos/electrólitos | 88 (1,75) |
| Cuidados del catéter urinario | 87 (1,73) |
| Aspiración de las vías aéreas | 85 (1,69) |
| Cuidados de la piel: tratamiento tópico | 85 (1,69) |
| Masaje | 83 (1,65) |
| Monitorización hemodinámica invasiva | 81 (1,61) |
Agrupando las intervenciones por nivel asistencial, la media de intervenciones enfermeras NIC diferentes en las UCIP de nivel ii fue 20,87±7,41, y en las de nivel iii 24,42±7,55. Sobre el total de intervenciones enfermeras NIC agrupadas también por nivel asistencial, la media en las de nivel ii fue 50,68±19,20 y en las de nivel iii 49,83±19,48.
En relación con la agrupación de intervenciones por hospital, en el que más se registraron, la media de intervenciones enfermeras NIC diferentes fue 28,60±7,69, y en el que menos, 15,10±4,22. Sobre la media del total de intervenciones enfermeras NIC también agrupadas por hospital, en el que más se registraron fueron 63,6±27,11, y en el que menos, 36,1±12,54 (tabla 4).
Análisis bivariado. Asociación entre las variables «intervenciones enfermeras NIC diferentes» y «hospital», y las variables «total de intervenciones enfermeras NIC» y «hospital»
| Codificación hospital/nivel asistencial | HOSP_01/nivel iii | HOSP_02/nivel iii | HOSP_03/nivel ii | HOSP_04/nivel ii | HOSP_05/nivel iii | HOSP_06/nivel ii | HOSP_07/nivel iii | HOSP_08/nivel iii | HOSP_09/nivel iii | HOSP_10/nivel ii | p |
|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
| Intervenciones enfermeras NIC diferentes. Media±DEa | 19,10±4,04 | 25,60±8,64 | 24,30±7,63 | 25,10±7,20 | 26,10±6,40 | 19,00±6,03 | 28,60±7,69 | 20,30±4,90 | 26,80±8,86 | 15,10±4,22 | <0,001 |
| Total de intervenciones enfermeras NIC. Media±DEb | 37,5±8,87 | 40,3±10,96 | 62,7±17,30 | 60,5±16,90 | 60,5±16,88 | 43,4±17,08 | 56,1±18,78 | 41,0±13,40 | 63,6±27,11 | 36,1±12,54 | <0,001 |
Sobre el análisis bivariado, no se encontraron diferencias significativas al comparar la media de intervenciones enfermeras NIC diferentes (p=0,861) y la media del total de intervenciones enfermeras NIC (p=0,069) con el nivel asistencial. Sin embargo, sí se objetivaron datos estadísticamente significativos al comparar la variable hospital con la media de intervenciones NIC diferentes y la media del total de intervenciones (p<0,001) (tabla 4).
DiscusiónNuestros resultados coinciden con otros similares para el contexto del paciente crítico adulto, siendo la «monitorización de signos vitales» la intervención más frecuente10. Sobre ello, hay estudios como el de Yoder et al., y más recientes, como el de Najafi et al., que indican que la toma de constantes vitales frecuente durante la noche podría evitarse identificando a los pacientes considerados como estables35,36. De hecho, el número de ocasiones en las que se toman las constantes en pacientes estables es similar al número de veces en que se recogen en los pacientes de riesgo36,37. Otras de las intervenciones más repetidas y que coinciden con otras investigaciones son «administración de medicación», «manejo de la vía aérea» o «monitorización neurológica»10.
Sobre las intervenciones relacionadas con el descanso, «mejorar el sueño» está presente en más del 90% de los registros, algo que contrasta con la bibliografía, en la que no se hace referencia a la realización de intervenciones sobre el descanso10.
Ninguna de las UCIP participantes disponía de un protocolo que regulara los aspectos cruciales para asegurar un sueño de calidad en el niño crítico. Aun así, la evidencia concluye que la aplicación de este tipo de protocolos en UCI, cuando se contempla en ellos la planificación de los cuidados, puede disminuir el número de intervenciones, lo que supondría un beneficio para el paciente gracias a una menor interrupción del descanso10,20,38. De hecho, Dean et al. identificaron que el porcentaje de niños críticos que no tenían interrupciones del descanso aumentó del 32 al 49% tras la aplicación de un protocolo de sueño38. En la misma línea, Knauert et al. concluyeron que tras aplicar un protocolo de sueño en UCI el porcentaje de intervenciones enfermeras nocturnas disminuyó un 32%39. En las recomendaciones para el diseño de estos protocolos, destaca su desarrollo basado en un bundle que incluya control de la luz y el ruido ambiental, actividades enfermeras nocturnas, medidas farmacológicas y prevención del delirium15,40.
En cuanto a la posibilidad de adelantar/retrasar o incluso omitir intervenciones nocturnas, la evidencia afirma que muchas intervenciones se ajustan a la planificación del tiempo del profesional sanitario, formando parte de rutinas de trabajo10,27,29,36,38. Esto podría coincidir con uno de nuestros principales hallazgos: el hospital donde se presta la atención tiene impacto sobre la frecuencia de las intervenciones nocturnas realizadas, es decir, la rutina propia de trabajo de cada hospital podría haber influido en las intervenciones enfermeras NIC realizadas y el total de las mismas.
Por último, sobre el total de intervenciones enfermeras NIC, se podría estimar que en las UCIP de nivel asistencial iii debería haber un mayor número de intervenciones por la elevada complejidad de los pacientes. A pesar de esta presuposición, en este estudio no se encontraron diferencias significativas. Dado que la clasificación del nivel asistencial es una particularidad del SNS español, este resultado no ha podido ser comparado internacionalmente. Aun así, la bibliografía disponible sí identifica una correlación entre la gravedad del paciente y un mayor número de intervenciones enfermeras realizadas10,18.
Limitaciones y fortalezasLa falta de evidencia en la identificación de intervenciones enfermeras en UCIP ha supuesto un hándicap. Además, existen otros lenguajes estandarizados, como la terminología ATIC, que podrían haber afectado negativamente a la búsqueda bibliográfica.
Otra de las limitaciones ha sido el número de UCIP participantes. Aun así, se incluyeron UCIP de diferentes características, pudiendo ser este un punto de partida para investigaciones similares.
Hay que indicar también que el formulario de recogida de datos no fue validado y que podría haberse dado cierto efecto Hawthorne al recogerse las intervenciones realizadas por las propias enfermeras colaboradoras.
Además, no se recogieron como variable los días de ingreso, lo que podría influir en el número de intervenciones, suponiendo que estas podrían ser más numerosas durante los primeros días. Tampoco se recogieron variables sociodemográficas ni clínicas, lo que impidió la comparación entre registros. Tampoco se recogió el horario exacto de cada intervención, lo que habría podido identificar períodos sin interrupción del descanso.
Como fortaleza, esta investigación supone un inicio para el debate y la reflexión crítica sobre la organización de los cuidados nocturnos y de cómo estos podrían tener un efecto negativo sobre el descanso del niño crítico, así como tomar impulso para el desarrollo de protocolos de sueño.
ConclusionesSe han identificado mediante la taxonomía NIC las intervenciones enfermeras que se realizan con mayor frecuencia en las UCIP, siendo la intervención más repetida «monitorización de signos vitales» seguida de «manejo ambiental».
A pesar de que en ninguna de las unidades existía un protocolo sobre sueño, en la mayoría de los registros se recogió alguna intervención sobre mejora del descanso.
Aunque no se encontraron diferencias significativas entre el nivel asistencial de cada UCIP y las intervenciones enfermeras, sí se encontraron diferencias interhospital.
FinanciaciónEste estudio ha sido financiado gracias a la beca de Investigación Biomédica Dr. Luis Álvarez 2022 de Grupos Emergente o Clínicos Asociados, Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Universitario La Paz (IdiPAZ).
Consideraciones éticas y consentimiento informadoEste estudio se llevó a cabo siguiendo los principios éticos y la Declaración de Helsinki. Tras consultar con el Comité de Ética pertinente y al no recogerse ningún dato identificativo de los pacientes, no se consideró necesaria la utilización de consentimiento informado. Además, se pidió la autorización a los responsables de cada UCIP para confirmar su participación.
Conflicto de interesesSe ha recibido apoyo financiero del Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Universitario La Paz (IdiPAZ) a través de la concesión de la beca de Investigación Biomédica Dr. Luis Álvarez 2022 de Grupos Emergentes o Clínicos Asociados.
Todo el equipo de investigación quiere agradecer de manera explícita el apoyo financiero recibido por el Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Universitario La Paz (IdiPAZ). Además, la investigadora principal quiere agradecer la colaboración del equipo de enfermería de las UCIP del SNS que han participado en la recogida de datos.








