Introducción
El intestino delgado en los niños, es asiento de muchas enfermedades congénitas y adquiridas. Las enfermedades del intestino delgado han sido de difícil diagnóstico tanto en los niños como en los adultos.1 El intestino delgado ha sido un área relativamente inexplorada del tracto gastrointestinal debido al acceso endoscópico limitado. Las principales dificultades para su examen son su longitud (360 cm a 600 cm en el adulto) y su anatomía tortuosa en la cavidad abdominal. Aunque la enteroscopia de sonda (sonde enteroscopy) y la de empuje (push enteroscopy) han sido utilizados para diagnosticar y tratar las enfermedades del intestino delgado, la primera requiere mucho tiempo sin posibilidad de toma de biopsias (y no se encuentra disponible en la actualidad) y, la segunda se limita a la evaluación hasta el yeyuno proximal. La enteroscopia intraoperatoria era la única opción terapéutica para lesiones profundas en el intestino delgado.2 El nuevo siglo dio la bienvenida a herramientas más útiles: la cápsula endoscópica; y en 2001, la posibilidad de realizar terapia endoscópica en el intestino a través del sistema de la enteroscopia asistida por balón y con la enteroscopia de doble balón (EDB), descrita por Yamamoto y colaboradores.3 Más recientemente, la Olympus Medical Systems desarrolló el sistema de enteroscopia de un solo balón (ESB). Con la enteroscopia asistida por balón (EAB), es posible la visualización con alta resolución de todos los segmentos del intestino delgado y la realización de procedimientos terapéuticos como hemostasia, polipectomía, dilatación con balón, así como pancreato-colangiografía retrógrada endoscópica (ERCP) en pacientes con anatomía modificada.4
La bibliografía biomédica ha informado acerca de la seguridad y eficacia de este procedimiento en la población adulta; sin embargo las publicaciones en la misma, en pacientes pediátricos, son limitados. Dado el gran número de enfermedades conocidas que se ubican en el intestino delgado en niños, muchos de los cuales son similares a los encontrados en los adultos, está plenamente justificado el uso de la enteroscopia asistida por balón, con lo que se ofrece la posibilidad de diagnóstico y terapéutica con el mismo procedimiento.1 Así, el objetivo de este estudio fue evaluar la aplicabilidad, la seguridad y la eficacia de La ESB en pediatría.
Métodos
En marzo de 2008 se inició un estudio prospectivo de ESB en pediatría, aprobado por la revisión del Comité de Ética de la Policlínica Metropolitana. Todos los representantes de los pacientes firmaron un consentimiento informado para el examen. Se incluyeron todos los niños con sospecha de enfermedad de intestino delgado que requerían la realización de enteroscopia asistida por balón único, misma que fue realizada usando sistema de enteroscopio Olympus SIF-180Q, con longitud de trabajo de 200 cm y total de 230 cm; diámetro en el extremo distal de 9.4 mm; un sobretubo con diámetro exterior de 13.2 mm, longitud de trabajo de 132 cm, un balón en su extremo distal y una unidad controladora del balón que se infla o desinfla con aire (presión gama de ajuste: - 6.0 a + 6.0 mmHg).
Todos los niños con sospecha de enfermedad del intestino delgado que fueron incluidos, tenían estudios previos de gastroscopias o colonoscopias que no aclaraban el origen de sus motivos de consultas. Se les indicó ayuno previo de 12 horas. En los estudios realizados por vía retrógrada se les indicó preparación con polietilenglicol. Todos los procedimientos (18) se realizaron con sedación profunda (propofol) asistida por anestesiólogo y con monitoreo de saturación O2, frecuencia cardiaca y presión arterial.
Resultados
Dieciséis pacientes fueron evaluados, nueve niñas (56.3%). El rango de edad varió de siete a 18 años de edad (media de 13.8 años de edad y peso promedio 39.8 kg). La indicación principal fue hemorragia digestiva de origen oscuro 11 (68.8%). Otras indicaciones fueron: Síndrome Peutz-Jeghers en tres pacientes (18.8%), poliposis en un paciente (6.3%) y sospecha de linfoma en íleon en un paciente (6.3%)(Tabla 1). Nueve procedimientos (50%) fueron realizados por vía oral (anterógrada) y nueve (50%) por vía rectal (retrógrada); de los cuales, dos fueron combinados (oral y anal). El tiempo medio para la vía oral y anal fue de 43 ± 22 minutos (15 a 120 minutos).
El rendimiento diagnóstico se logró en 66.6% de los casos: cinco pólipos (Figura 1), dos GIST (Figura 2), dos casos de hiperplasia linfoide nodular, un divertículo de Meckel (Figura 3), una enteropatía infecciosa parasitaria y un caso de sangrado activo (Figura 4) (Tabla 2). El rendimiento terapéutico 39% casos. Tratamiento endoscópico: se realizó en 16.7% de los casos. Fueron realizadas tres polipectomías. El divertículo de Meckel y todos los GIST, fueron tratados quirúrgicamente (Tabla 3). La fluoroscopia se utilizó en un paciente. No hubo complicaciones durante o después de los procedimientos de ESB.
Figura 1. Pólipos.
Figura 2. GIST.
Figura 3. Divertículo de Meckel.
Figura 4. Sangrado activo.
Discusión
La amplia gama de patologías que tienen asiento en el intestino delgado del niño siguen representando un reto para el gastroenterólogo cuando se enfrenta a ellas.1
En el pequeño número de casos donde la patología se limita al intestino delgado más allá del alcance de la endoscopia convencional; la cápsula endoscópica, enteroscopia de doble balón y enteroscopia de un solo balón han sido recientemente empleadas.2
Hay poca data en experiencia en pediatría con el uso de la enteroscopia asistida por balón en la bibliografía.5 Un pequeño estudio Chino, informó en forma de resúmenes, el uso de EDB en 14 niños y sugirió que era seguro y eficaz, con un rendimiento diagnóstico de 86%.6 Leung señaló que EDB fue realizada en 26 niños y adultos jóvenes (cinco menores de 10 años; 10 fueron de entre 11 a 20 años y 11 fueron de entre 21 a 29 años) y no se encontraron serias complicaciones, concluyendo que la EDB era útil y segura.7
Thomson y colaboradores 2 realizaron 14 procedimientos con EDB en 14 niños con edad promedio de 12.9 años (rango 8.1 a 16.7) y Nishimura y colaboradores 5 realizaron 92 procedimientos en 48 pacientes con edad media de 12.2 (4 a 18 años). En nuestro estudio incluimos niños con un rango de edad entre siete a 18 años, similar a lo señalado en la bibliografía.Como lo demostrado por otros autores, la ESB permite intubación profunda intestino delgado y permite toma de biopsias e intervención terapéutica así como: polipectomía, uso de dispositivos térmicos, dilatación, y extracción de cuerpo extraño.
En nuestro estudio la mayor indicación fue sangrado digestivo oscuro, con 11 pacientes (61.1%), lo cual difiere con lo informado en la bibliografía. Thomson y colaboradores informaron Síndrome de Peutz-Jeghers (cinco de 14 pacientes) como su principal indicación.2 Nishimura y colaboradores,5 tuvieron como indicación principal estenosis de una anastomosis biliar postrasplante (23 de 48 pacientes), aunque similar a lo informado en la bibliografía venezolana.1
El rendimiento diagnóstico fue similar que otros autores, lo que representa 66.6% de los 16 casos y el tratamiento endoscópico se realizó en 16.7%. En una serie de Nishimura y colaboradores,5 el rendimiento diagnóstico con EDB fue del 65% (31 de los 48 pacientes) y en una serie de Moreels y colaboradores8 el rendimiento diagnóstico fue de 93% (13 de los 14 pacientes).
En nuestro estudio, no ocurrieron complicaciones durante o después de la ESB. Las complicaciones han sido informadas en con EDB, incluyendo perforación intestinal, pancreatitis e íleo paralítico.9-11
Nishimura y colaboradores,5 refirieron un caso de sangrado pospolipectomía, pero otras complicaciones, como la perforación y pancreatitis, no se observaron. Thomson y colaboradores,2 mencionaron una complicación en su grupo de niños, inherente a la intervención quirúrgica que se le realizó durante EDB intraoperatoria. Moreels,8 así como Liu y colaboradores,12 no informaron complicaciones en sus respectivos estudios.
Conclusión
La enteroscopia de un solo balón demostró un alto rendimiento y frecuentemente provee intervención terapéutica útil. Parece ser un método seguro y eficaz de realización de enteroscopia profunda en la población pediátrica con patología sospechosa del intestino delgado.
Correspondencia: Dr. Jorge Luis Landaeta.
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