Introducción: Las neoplasias anales pueden suponer un reto diagnóstico en los estadios más iniciales. Clínicamente pueden producir sangrado, dolor anal, prurito, tenesmo o incontinencia, todo ello en común con entidades benignas. Además puede desarrollarse sobre patología perianal. Se han descrito factores de riesgo como son el VIH, VPH, el tabaco, la inmunodepresión, la inflamación anal crónica o las neoplasias ginecológicas concomitantes, que pueden ayudar a establecer una sospecha preoperatoria de malignidad.

Métodos: Presentamos una serie de cinco casos que se presentaron durante los años 2016 y 2017 en nuestro centro, todos ellos varones de entre 45 y 74 años.

Resultados: En 3 de ellos existía una sospecha preoperatoria de neoplasia pero los otros 2 fueron hallazgos anatomopatológicos incidentales en la pieza quirúrgica. La neoplasia se desarrolló sobre una fístula perianal en 2 casos, sobre una cicatriz de un sinus pilonidal en un caso y sobre una papila hipertrófica subfisuraria en otro y sobre una hemorroide en otro caso. Tanto en VIH como el VPH estaban presentes en el 40%. Todos los pacientes eran fumadores. La anatomía patológica confirmó 2 carcinomas epidermoides, un carcinoma in situ, un carcinoma verrucoso y un adenocarcinoma mucinoso.

Conclusiones: La asociación y semejanza clínica a la patología perianal benigna puede enmascarar la presencia de una neoplasia por lo que la sospecha es de gran trascendencia. Una exploración física minuciosa y la sistemática revisión de factores de riesgo debe alertarnos de su posible diagnóstico. De esta manera podría priorizarse el tratamiento en estadios precoces de la enfermedad con resultados más óptimos para el paciente.