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Vol. 35. Núm. 4.
Páginas 221 (Marzo 2005)
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Un piercing en el corazón
Piercing the Heart
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E. Rojo Rodrígueza, A. Rodríguez Rodrígueza, S. Pérez Cachafeirob
a Medicina Familiar y Comunitaria. Área 7 IMS. Madrid. España.
b PAC Terra de Montes. Sergas. Pontevedra. España.
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Sr. Director: Antiguas tradiciones, como tatuar el cuerpo y colocarse un piercing, están cada día más en auge como técnicas estéticas, sobre todo en las poblaciones jóvenes. A pesar de que los portadores consideran que son procedimientos inocuos, se está demostrando que constituyen técnicas de riesgo para el contagio de enfermedades infecciosas1. Una de ellas es la endocarditis infecciosa (EI), principalmente en personas con alteraciones previas de la estructura cardíaca2. La prevención primaria de EI está a la orden del día y debería realizarse siempre y cuando sea posible3.

La EI consiste en un proceso bacteriano primario o secundario a una infección en otra localización (neumonía, infecciones urinarias, etc.), procedimientos agresivos que involucran superficies cutaneomucosas (cirugías, intervenciones odontológicas, tatuajes, piercing, etc.)3. Si bien los casos de EI secundarios a la colocación de piercing son escasos, están bien documentados y se hallan en aumento debido al incremento en el número de piercing debido a la gran aceptación social de este fenómeno1,2,4.

En la mayor parte de los casos publicados, los pacientes que sufrieron EI secundaria a la colocación de un piercing presentaban como afectación cardíaca subyacente, un «murmullo sistólico». Los síntomas iniciales aparecieron, en general, un mes después de la colocación del piercing, y eran inespecíficos: síntomas gripales, fiebre, mialgias, náuseas, vómitos, dolores de cabeza, diarrea, disnea, tos productiva, artralgias, etc.

Gracias a la identificación y aislamiento de microorganismos, se sabe que el espectro microbiológico causante de EI es muy amplio y varía según el lugar de implantación del piercing.Staphylococcus y Streptococcus son los principales causantes de esta enfermedad (tabla 1)1,2,4.

Tras la aplicación de una buena antibioterapia específica para cada organismo y el requerimiento en algunos casos de tratamiento quirúrgico posterior, todos los pacientes se recuperaron.

Aunque la endocarditis puede desarrollarse en cualquier individuo, incluso en personas sin defectos cardíacos, hay una lista de condiciones que permite clasificar a los pacientes en función del riesgo cardíaco. Se considera que los pacientes con un riesgo cardíaco despreciable son los que presentan un riesgo de desarrollar endocarditis igual que el de la población general. Considerando que en la población pediátrica los soplos inocentes pueden definirse perfectamente con la auscultación, en la población adulta sería oportuna y posiblemente necesaria la realización de un ecocardiograma para confirmar que el murmullo es inocente. Los pacientes con murmullo inocente tienen el corazón estructuralmente normal y no requieren profilaxis3,5.

Todo ello nos lleva a concluir que es recomendable instaurar una profilaxis antibiótica asociada al piercing para disminuir la aparición de EI en las personas que realizan esta actividad, sobre todo si presentan alteraciones estructurales cardíacas. La incisión quirúrgica en sí no requiere ninguna profilaxis antibiótica sistemática, salvo la propia limpieza de la cirugía; en la actualidad no se recomienda ninguna profilaxis antibiótica para perforar la oreja. Sin embargo, la profilaxis para otras partes del cuerpo ha de ser más dirigida o específica, sobre todo si tenemos en cuenta que los piercing se suelen colocar fuera de las escenas médicas profesionales, lo que incrementa el riesgo de bacteriemia transitoria1,3,6.

Aunque hoy día no se ha llegado a ninguna pauta fija para este procedimiento, no sería irracional aplicar los mismos antibióticos que los que previenen la EI por otras causas (tabla 1). Asimismo, una buena información, tanto por parte del personal sanitario como del piercer en relación con las medidas de higiene asociadas a la colocación y cuidados posteriores de los piercing, al igual que sobre las posibles consecuencias, puede ayudar a reducir la incidencia de esta enfermedad1,3-6.

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