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Vol. 21. Núm. 2.
Páginas 63-64 (Febrero 1998)
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Recognition of Family Medicine by the University cannot be put off any longer
El reconocimiento académico de la medicina de familia por la universidad: una necesidad inaplazable
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P. Bonal Pitza
a Asesor de la Sección Pregrado de la Vocalía de Docencia de la semFYC. Profesor asociado del Departamento de Medicina de la Universidad de Sevilla.
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El principal objetivo de la formación pregrado en medicina debe ser preparar licenciados profesionalmente competentes para realizar las tareas que la sociedad necesita y les demanda. En la actualidad y en un futuro previsible, gran parte de los médicos desarrollarán su profesión en centros de salud como médicos de familia, siendo menos numerosos aquellos que la realicen en hospitales. Sin embargo, durante los últimos decenios, la enseñanza de la medicina ha sido impartida y organizada exclusivamente por médicos hospitalarios. Esto ha supuesto durante demasiado tiempo un sustancial alejamiento de la atención primaria y sus profesionales de las estructuras universitarias. En la actualidad, por diversos factores y circunstancias, se está produciendo en las facultades de medicina españolas un proceso de reincorporación de esta medicina «no hospitalaria» en la universidad.

La actual predisposición de una gran parte de las universidades españolas a incorporar médicos de familia y centros de salud, en la programación de sus actividades docentes, obedece a dos motivos principales. En primer lugar, por la obligación legal de tener al menos tres centros de atención primaria adscritos a la facultad de medicina para la docencia y la investigación, como contempla el artículo 104 de la Ley General de Sanidad y que regula el Real Decreto de Bases Generales de Conciertos entre Universidades e Instituciones Sanitarias. En segundo término, al imprescindible y legítimo deseo de mejorar y actualizar su actual oferta docente, tanto en cantidad como en calidad.

Sin embargo, en esta incorporación, muchas facultades de medicina consideran que el único aprendizaje posible, a impartir académicamente por médicos de familia, queda reducido en exclusiva a determinados contenidos prácticos de otras materias (médica, pediatría, psiquiatría, medicina preventiva y salud pública, etc.). Por otro lado, éstos ya se enseñan, mediante clases teóricas o prácticas, por el profesorado tradicional de la facultad. Para algunas facultades, el hecho de rotar por los centros de salud con médicos de familia tiene especial interés debido a que en determinados aspectos clínicos el aprendizaje hospitalario puede tener un buen complemento formativo en los centros de salud; o bien, que la posibilidad de conocer el trabajo de los médicos de familia les puede facilitar la elección de esta especialidad en el futuro; y finalmente porque les interesa la satisfacción del alumno, y estas actividades siempre son bien valoradas por el alumnado.

Los problemas surgen porque este modelo de incorporación contiene la idea, claramente errónea, de que «las necesidades académicas actuales de los alumnos de medicina, en términos lectivos, son suficientemente cubiertas con los contenidos de los actuales planes de estudios en las asignaturas tradicionales». Esta idea lleva implícitas diversas conclusiones incorrectas y temerarias, tales como: «la medicina de familia no aporta contenidos con identidad académica propia», luego no puede ser objeto de asignatura específica; «es un error lo que sucede en numerosas y prestigiosas facultades de países de nuestro entorno socioeconómico que tienen departamentos de medicina de familia, con profesorado y asignaturas específicas de medicina de familia»; y, peor aún, «los informes y las recomendaciones de organismos internacionales, como la OMS, WONCA, Consejo de Europa, General Medical Council, etc., no son correctos ya que no responden a las necesidades educativas reales de los estudiantes de medicina».

Sin embargo, el reconocimiento académico de la medicina de familia ha comenzado en algunas facultades de medicina en España. En ellas, además de contemplar rotaciones obligatorias de su alumnado en centros de salud con médicos de familia, han comenzado un proceso de incorporación académica de la medicina de familia mediante su inclusión como asignaturas optativas (Universidades de Valladolid, Autónoma de Madrid, Autónoma de Barcelona, Santiago y Zaragoza) y obligatorias de universidad (Universidad de Sevilla).

Siendo de especial significado la asignatura obligatoria de universidad denominada «medicina familiar y comunitaria» de la Universidad de Sevilla en esta facultad, se reconoce que la situación anterior no reflejaba académicamente, y en su justa medida, la realidad científica y profesional de la medicina de familia. Por lo que, a partir del plan de estudios publicado en 1995, se ha incorporado al numeroso grupo de facultades de medicina de los países más desarrollados académicamente, incluyendo la medicina de familia, mediante la agregación en su currículo de una asignatura obligatoria de universidad. El hecho de ser obligatoria establece un perfil profesional específico a sus alumnos, pues todos aprenderán contenidos, habilidades y actitudes de medicina de familia. Este reconocimiento implica asumir: la consolidación del carácter académico de la medicina de familia; el carácter de generalidad básica de la asignatura, por el que cualquier especialista debe recibir en su formación básica una visión global del enfermo, sabiendo valorar los componentes psicológicos y sociales de sus problemas, además de los físicos, etc.; y finalmente la actualización y adecuación de sus contenidos académicos a la realidad científica y profesional.

El contexto en el que se gestó la asignatura implicó varias circunstancias coincidentes: el convenio entre la Junta de Andalucía y la Universidad de Sevilla para la utilización de las instituciones sanitarias en investigación y docencia; existencia de centros de salud docentes, dotado cada uno con una plaza de profesor asociado, lo que genera una «masa crítica» de profesores que permiten asumir la carga docente teórica y práctica que implica una asignatura obligatoria; un profesor dedicado a su coordinación y desarrollo docente; recursos facilitados por la estructura de la Unidad Docente de Medicina Familiar y Comunitaria; la buena valoración que de las prácticas en los centros de salud hacen los alumnos, considerándola imprescindible en su formación y transmitiendo tal idea en la comisión de planes de estudios; y por último la innegable predisposición de la facultad, a asumir el reto que suponía esta asignatura, que en su momento no se encontraba incluida en los planes de estudios del resto de las facultades españolas. La asignatura es el resultado de la conjunción y colaboración de tres estructuras: la Universidad de Sevilla, el Servicio Andaluz de Salud y el colectivo de los médicos de familia.

Esta asignatura incorpora nuevos contenidos científicos. Además, desde el punto de vista de mejora de la metodología docente y la calidad de la enseñanza universitaria, la propuesta básica y esencial de una asignatura de medicina de familia se hace para que los estudiantes de medicina aprendan, y los médicos de familia enseñen, aquellos aspectos de la medicina que se transmiten, aprenden y practican de forma más efectiva y eficiente en un centro de salud, y por médicos de familia, que en un hospital, siendo muy importantes su conocimiento y comprensión para cualquier tipo de especialización futura.

La enseñanza de la misma, como sucede en formación posgrado, debe realizarse en el ámbito y por los profesionales que trabajan en los centros de salud, ya que en ellos realizan su labor los profesionales que la sociedad ha reconocido legalmente para su práctica.

Para confeccionar este programa se utilizaron cuatro fuentes principales: las tareas profesionales desarrolladas por los médicos de familia en los centros de salud, contenidas en el programa oficial de su especialidad; los programas de formación en medicina de familia de otras universidades de probada competencia en la formación de médicos y con una larga trayectoria en la formación pregrado en medicina de familia, como son las Universidades de Oxford, Southampton y Manchester; los informes técnicos de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria; y lógicamente la experiencia de los médicos de familia de la Universidad de Sevilla.

Realmente es necesario hacer una integración de las actividades teóricas y prácticas, para que los contenidos teóricos tengan un correlato en las prácticas a realizar en los centros de salud. Son un total de 20 temas, a impartir como lecciones magistrales en unos casos y de seminarios o talleres en otros. Su incorporación en el sexto año permite su desarrollo conjuntado con las prácticas en los centros de salud. Las prácticas se basarán en la asistencia al centro de salud donde los alumnos desarrollarán actividades de: observación en la consulta del médico de familia; realización supervisada y evaluada de entrevistas; visitas domiciliarias a enfermos y familias seleccionadas; asistencia a las actividades del equipo de atención primaria; trabajos en grupo académicamente dirigidos, y estudio de una familia prototipo.

Finalmente, podemos establecer que la medicina de familia se encuentra incorporada a las prácticas de la mayoría de las facultades de medicina españolas; tiene una identidad académica propia reconocida internacionalmente; esta identidad debe ser incorporada en los planes de estudios en el ámbito local mediante asignaturas en cada una de las facultades de medicina, y en el nacional incorporándola en el Catálogo de Áreas de Conocimiento de la Universidad.

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