Mujer de 48años, sin antecedentes personales de interés ni alergias medicamentosas conocidas, que acudió a consulta de su médico de atención primaria por malestar general, astenia sin fiebre termometrada en domicilio e hiporexia de 72h de evolución. La paciente lo relacionaba con la aparición de varias lesiones en las extremidades inferiores, eritematosas y pruriginosas. Al interrogatorio dirigido refirió regreso de un viaje a Senegal en los siete días previos a la consulta, sentándose en el suelo en varias ocasiones al realizar diferentes actividades culturales. El resto de los compañeros del viaje se encontraban asintomáticos.
La exploración física reveló la presencia de varias lesiones forunculares no supurativas a la presión en la zona glútea (fig. 1). En tres de ellas se visualizó un orificio a través del cual asomaba una larva intralesional, consiguiendo la extracción manual de las mismas. Previamente en domicilio, la paciente había extraído otra larva que llevó a la consulta. Las larvas fueron enviadas a Microbiología para su identificación.
El estudio clínico se completó con serología, que resultó negativa para otros posibles procesos intercurrentes.
Las larvas presentaban una coloración blanquecina, medían 10mm de longitud y el cuerpo estaba dividido en 12segmentos. Se aclararon por inmersión en KOH al 10% durante 15minutos y posterior lavado en etanol al 80%. Se procedió a su observación mediante microscopio óptico y lupa binocular. Los segmentos anteriores mostraban numerosas espículas que desaparecían gradualmente en los tres últimos En la región cefálica se observaron dos ganchos bucales en posición ventral, mientras que en la región caudal se identificaron dos espiráculos posteriores (fig. 2A,B). Se estableció el diagnóstico de miasis foruncular compatible con la descripción de una larva de Cordylobia anthropophaga en su tercer estadio mostrando tres estrías irregulares y sinuosas, sin un peritrema distinguible.
El tratamiento consistió en la extracción manual de las larvas y curas programadas en el centro de salud durante 7días con suero salino, clorhexidina, ivermectina tópica y apósito de carboximetilcelulosa sódica.
Las infecciones cutáneas son una causa frecuente de consulta médica entre los viajeros procedentes de países tropicales y subtropicales, siendo las miasis forunculares la cuarta causa más frecuente1.
C. anthropophaga es el agente más frecuente de miasis en el África subsahariana. La hembra deposita sus huevos en arena o suelos contaminados con orina o heces. En un periodo de 1 a 3días los huevos eclosionan y las larvas del primer estadio cruzan la barrera cutánea y permanecen en el sitio de entrada, alimentándose de los tejidos del huésped. Después de 2 a 4días las larvas mudan al segundo estadio, alcanzando el tercer estadio a los 8 o 10días. El ciclo se completa cuando la larva de tercer estadio abandona al hospedador, se transforma en pupa y después en mosca adulta1.
Los síntomas cutáneos aparecen en los dos primeros días de la infestación y pueden variar desde un leve picor y sensación de hormigueo hasta dolor agudo e intenso. En infestaciones múltiples pueden cursar con linfadenopatía regional y fiebre.
El diagnóstico definitivo de especie se basa en las características de las larvas de tercer estadio: la apariencia general, el tamaño, la organización estructural de la región cefálica, la morfología de la cabeza, del cefaloesqueleto y de los espiráculos traqueales posteriores con o sin peritrema2,3. La amplificación de la subunidadI del gen del citocromo oxidasa permite su clasificación molecular3.
El tratamiento consiste en la extracción completa de la larva. Este proceso se favorece cubriendo la lesión con un ungüento oleoso hasta el ahogamiento de la larva. La administración de antibióticos no está indicada en ausencia de sobreinfección1,3.
FinanciaciónLos autores declaran no haber recibido financiación para este trabajo.
Consideraciones éticasLos autores disponen del consentimiento informado por escrito de la paciente para la publicación de este estudio y declaran que se han seguido los protocolos establecidos en el Hospital Clínico Universitario de Valladolid y del Área Este de Valladolid para acceder a los datos de la historia clínica de la paciente.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener conflicto de intereses en relación con este artículo.
A la Dra. Milagros Cuervo por la participación en el diagnóstico microbiológico.





