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Vol. 23. Núm. 1.
Páginas 32-37 (Enero 1999)
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Factores relacionados con los comportamientos alimentarios en una población juvenil urbana
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C. Goñi Murilloa, C. Vilchesb, E. Ancizu Irurea, A. Arillo Crespoa, V. Lorenzo Repáraza, P. Ancizu Iribarrena, M. Áriz Vidondoa, MJ. Martínez Indaa
a Centro de Salud Txantrea. Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea.
b Profesor de Sociología de la Universidad Pública de Navarra.
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Objetivo. Conocer algunos factores personales y sociales relacionados con actitudes y comportamientos alimentarios en jóvenes.

Diseño. Transversal, observacional, con distribución aleatoria.

Emplazamiento. Txantrea, barrio de Pamplona de 20.578 habitantes, con 1.739 jóvenes escolarizados de 14-19 años.

Muestra. Aleatoria y estratificada por edad de 465 jóvenes de 14-19 años.

Resultados. En lo referente a estilos de vida, un 69% (64,3-73) procura realizar una alimentación variada, un 56% (51,3-60,5) participa en la elección del menú familiar y un 52% (47,3-56,3) come chucherías. En relación a aspectos personales, un 67% (62,3-71,1) manifiesta tener bastante o mucho interés por la alimentación, un 50% (45,3-54,5) dice tener mucha o bastante preocupación por la alimentación y un 22% (18,3-25,9) se consideraba obeso o ligeramente obeso, siendo un 8% (5,7-10,9) los obesos reales. Un 71% (66,7-74,9) se encuentra satisfecho con su físico, un 28% (24,1-32,2) ha seguido alguna dieta, un 81% (76,7-84,6) cree que entre la gente joven se le da mucha o bastante importancia al físico y un 78% (73,9-81,4) considera que los medios de comunicación influyen bastante o mucho en las formas de vida de la gente joven. En relación a formación e información, un 33% (28,7-37,3) considera tener un buen nivel de información sobre los temas alimentarios, procedente fundamentalmente de la familia, un 38% (33,5-42,3) estima tener buenas o muy buenas habilidades culinarias y un 58% (53,3-62,3) refiere disponibilidad para la formación en alimentación. A superior nivel de interés por los temas alimentarios, mayor preocupación y niveles de información. El sexo femenino se ha encontrado asociado a más elevados niveles de interés y preocupación, realización de dietas previas, opinión de gran influencia de los medios de comunicación, sentimientos de presión de la familia para comer más y disponibilidad para la formación. El sexo masculino se ha observado asociado a satisfacción con su físico y consideración de encontrarse muy delgados, delgados o equilibrados.

Conclusiones. Se han observado actitudes críticas ante la influencia de los medios de comunicación y altos niveles de interés y preocupación por la alimentación, así como proporciones importantes de comportamientos poco saludables.

Palabras clave:
Alimentación
Jóvenes
Estilos de vida
Educación nutricional
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Introducción

Parte del esfuerzo de educación nutricional en atención primaria se dirige a la población adulta1 y a los problemas crónicos de salud2. En las sociedades desarrolladas, se vienen dando cambios en los estilos de vida3 que influyen en la alimentación y en la salud4. Los hábitos alimentarios han sido objeto de numerosos estudios5.

Los factores ambientales e individuales relacionados con el consumo alimentario están estrechamente relacionados. Existen diversas investigaciones6 sobre información nutricional, oferta y demanda. Hemos encontrado escasa bibliografía sobre la influencia de los estilos de vida, del entorno familiar o del impacto de los medios de comunicación sobre los comportamientos alimentarios. El objetivo del presente estudio era conocer en la población juvenil tanto la influencia de los estilos de vida como de algunos de los factores personales relacionados con sus actitudes y comportamientos ante la alimentación.

Material y método

La Txantrea es un barrio de Pamplona con 20.578 habitantes, de un nivel socioeconómico medio-bajo. La población escolarizada de 14-19 años es de 1.739 jóvenes, en 2 institutos de enseñanzas medias y 2 escuelas profesionales. Se seleccionó de forma aleatoria y estratificada por edades una muestra representativa de 465 jóvenes, estimada para un nivel de confianza del 95% y un error estándar del 4,5%. Al no existir estudios previos sobre algunas de las variables incluidas, se consideró la proporción más desfavorable, del 50%.

Como fuente de recogida de datos se diseñó una encuesta que constaba de dos partes. Una primera, cuyos resultados han sido expuestos en otro artículo7, hacía referencia a las variables psicológicas individuales asociadas al consumo alimentario y contenía un cuestionario alimentario. La segunda parte constaba de 21 preguntas cerradas y hacía referencia a los estilos de vida, importancia dada al físico y niveles de información sobre alimentación. Para su elaboración, se tomaron como base los aspectos que habían sido explicitados dentro de 2 grupos de discusión constituidos cada uno de ellos por 12 jóvenes de la zona en el mes de abril de 1995. Una vez elaborada, la encuesta fue validada en un grupo de 33 jóvenes. Para hallar la coherencia de los ítems se determinaron los valores del test alfa de Cronbach.

El trabajo de campo fue realizado en junio de 1995. Se contactó previamente con los directores/as de los centros y los representantes de los cursos, con quienes se fijaron las fechas de realización de las encuestas, que se distribuyeron por 2 personas del equipo investigador y se cumplimentaron en horario lectivo, en un tiempo aproximado de una hora.

El cuestionario (anexo) contenía 3 bloques. En el primero, las preguntas relacionadas con los estilos de vida y la alimentación: la pertenencia o no a algún club o asociación, la disponibilidad semanal de dinero (menos de 500, 500-1.000, 1.000-2.000 o más de 2.000 pesetas), la preocupación o no por la variedad en la propia alimentación, la participación o no en la elección del menú familiar, el tipo de comidas realizadas el fin de semana (sale comido/a de casa, bocadillos, «bollicaos» o «palmeras», va a restaurante o hamburguesas) y el consumo o no de chucherías.

En el segundo bloque, se agruparon los factores que tenían que ver con la importancia dada al aspecto físico: nivel de interés y preocupación por el tema alimentario (nada, poco, regular, bastante o mucho), la consideración respecto de su peso y figura (excesivamente delgado/a, delgado/a, equilibrado, ligeramente obeso/a, obeso/a), la satisfacción o no con su aspecto físico, la realización o no de dietas previas de adelgazamiento, la vivencia o no de presión por parte de sus amistades en relación a su aspecto físico, la crítica ejercida en general entre el grupo de amigos sobre el aspecto físico de las personas (sí pero no sobre los del grupo, sí incluidos los del grupo o no), la consideración sobre la importancia dada por la gente joven al aspecto físico (ninguna, poca, alguna, bastante o mucha) y la consideración sobre el nivel de influencia de los medios de comunicación acerca de las formas de vida de los jóvenes (ninguna, algo, regular, bastante, mucho).

En el tercer bloque, su consideración sobre su nivel de información sobre alimentación (muy malo, malo, regular, bueno y muy bueno), la procedencia del mismo (familia, profesorado, personal sanitario, medios de comunicación o amistades), la presión percibida o no por parte de la familia a la hora de comer, la consideración hacia su propia habilidad culinaria (nula, poca, regular, buena o muy buena), la disponibilidad o no a participar en actividades de formación en alimentación y el tipo de actividades a organizar por el centro de salud que consideraban de interés (sesiones formativas, cursos de cocina, trabajos en aula, concursos publicitarios u otros).

Se ha realizado una descripción univariante, efectuándose posteriormente un cruce entre las variables que se han considerado de mayor interés. El grado de dependencia entre ellas se ha obtenido por medio de la ji-cuadrado con un grado de significación de 0,045. Para el análisis estadístico se ha utilizado el SPSS versión 5.01.

Resultados

Se han cumplimentado un total de 400 encuestas, lo que supone una tasa de respuesta del 86%. Un 53% (48,2-57,5) son varones y el 47% (42,3-51,5) mujeres. La edad media es 17,11 años. Un 8% (5,7-10,9) presenta exceso de peso u obesidad. En la tabla 1 se representa la distribución obtenida en las primeras 19 variables.

Respecto a la variable número 20, las fuentes de información sobre alimentación que han referido han sido: un 65% (56,9-72), de casa; el 19% (13,3-25,7), prensa, radio y TV; el 17% (11,6-23,6), del profesorado; el 16% (10,5-22,1), del personal sanitario, y el 6% (2,9-10,5), de sus amigos/as. Varios jóvenes señalan al menos dos fuentes. Sobre la variable número 21, acerca del tipo de actividades que les parecían interesantes para participar, un 59% (54,1-63,5) ha manifestado interés por los cursillos de cocina, un 22% (18,5-26,4) por sesiones formativas y un 19% (15,3-22,8) por trabajos en el aula.

En la tabla 2 se representan las asociaciones en relación al sexo femenino observadas al realizar el análisis bivariado. Se ha hallado asociado con la realización de una alimentación variada (p=0,009), la participación habitual en la elección del menú familiar (p=0,020), el interés (bastante o mucho) por los temas alimentarios (p=0,027), la preocupación (bastante y mucha) por la alimentación (p=0,050), la realización de dietas previas (p<0,001), la consideración de bastante o mucha a la importancia que la gente joven (p<0,001) y los medios de comunicación (p<0,001) conceden al físico, la influencia familiar para comer más (p<0,001) y la disponibilidad para la formación (p<0,001).

El sexo masculino se ha hallado asociado a la consideración de estar delgados, muy delgados o equilibrados (p<0,001) y a la satisfacción con su propio físico (p<0,001).

La realización de una alimentación variada, se ha observado relacionada con la participación en la elección del menú (p=0,012), el menor consumo de chucherías entre semana (p=0,042), la consideración de tener unos niveles buenos o muy buenos de información (p<0,001), la consideración de disponer de buenas o muy buenas habilidades culinarias (p=0,002) y la disponibilidad a realizar actividades formativas (p=0,004).

Entre quienes participan en la elección del menú familiar, es mayor la proporción de los que consideran que tienen habilidades culinarias (p<0,001) y la disposición a participar en sesiones formativas (p=0,019).

El interés (bastante y mucho) por la alimentación se ha hallado asociado con los niveles de bastante y mucha preocupación (p<0,001), y ambas variables se han observado asociadas a otras que se resumen en la tabla 3.

Los niveles buenos y muy buenos de información se han observado asociados a menor consumo de comidas rápidas el fin de semana (p=0,007), a mayores proporciones de quienes consideran que existe mucha influencia entre la gente joven en lo referente al físico (p=0,006) y a la disponibilidad a participar en actividades formativas (p=0,003).

Discusión

En relación a los estilos de vida, la asociación hallada entre realización de alimentación variada con la participación en el menú familiar y con el menor consumo de chucherías puede apuntar a la relativa correspondencia entre actitudes y comportamientos saludables. En el mismo sentido cabe interpretar el menor consumo de comidas rápidas entre quienes poseen mejores niveles de información. En este sentido parece corroborarse la conveniencia de una política de prevención8 de los desequilibrios alimentarios.

Los altos niveles de interés y disponibilidad para la formación y de preocupación por la alimentación observados en la encuesta parecen indicar que hay una buena predisposición al cambio, actitud que puede verse sin embargo mediatizada, ya que una gran mayoría considera que hay mucha presión por parte de los medios de comunicación.

Parece lógico que se hayan relacionado de manera significativa el mayor nivel de preocupación, el superior nivel de interés, la realización de alimentación variada, la participación en el menú familiar, el nivel bueno o muy bueno de información y la disponibilidad hacia la formación, ya que todas estas variables expresan de alguna manera actitudes y hábitos positivos hacia la alimentación. Llama la atención la asociación observada en la muestra estudiada entre quienes reconocen tener escasas o nulas habilidades culinarias y quienes tienen mayor grado de preocupación. Quizás pueda interpretarse debido a un mayor nivel de autoexigencia en este grupo. O como una expresión de las limitaciones del método empleado.

Las jóvenes han estado más representadas dentro del colectivo de quienes han realizado dietas previas, siendo mayor entre ellas la importancia concedida a la influencia de los medios de comunicación y de la familia, observaciones relacionadas con las exigencias actuales hacia los ideales de belleza9, sobre todo hacia el ideal de belleza femenino.

Una tercera parte de la muestra ha realizado alguna dieta, cifras que se corresponden con otros estudios10, así como el dato de que un 22% se haya considerado obeso/a, teniendo en cuenta que sólo un 8% lo es en realidad. Estos datos, junto a la constatación de la presión hacia el físico sentida entre sus amigos y amigas por un tercio de la muestra, apuntan hacia la influencia de los modelos estéticos imperantes, como ha sido puesto de manifiesto en diversos estudios11 sobre los trastornos de conducta alimentaria.

Solamente un 33% manifiesta tener un buen nivel de información sobre la alimentación, contrastando con los resultados de varias investigaciones5,6 que han constatado un adecuado nivel de información nutricional. Por otra parte, la mayoría afirma que el nivel de información que posee lo ha adquirido en el medio familiar. La familia aparece en el papel de educadora fundamental. El que una quinta parte de los que se consideran que tienen conocimientos afirme haberlos adquirido sobre todo a través de los medios de comunicación es, en todo caso, motivo de reflexión sobre su influencia. No hemos podido comparar nuestros datos con otros estudios.

Como conclusión final, se ha observado una juventud que mayoritariamente manifiesta tener interés por los temas alimentarios y sentirse dispuesta a participar en actividades de formación. Los estilos de alimentación observados son mayormente saludables, si bien se consumen chucherías entre semana en proporciones importantes.

Se han hallado opiniones críticas hacia la influencia de los medios de comunicación e incluso hacia la presión del propio entorno en relación a la importancia del aspecto físico entre la gente joven. Los niveles de información sobre alimentación han sido admitidos como buenos en proporciones inferiores a lo detectado en otros estudios y la familia es la principal fuente de información. El colectivo femenino aparece asociado con mayores niveles de preocupación y de realización de dietas previas.

 

Agradecimientos

Deseamos agradecer su colaboración a la gente joven que ha participado en el sondeo cuántico y en las dinámicas grupales, a los centros de enseñanza media de la zona, a Iñaki Moreno-Sueskun, que nos ayudó en el diseño del estudio, y a Sagrario Goñi, por su constante apoyo. Este trabajo ha contado con una beca de ayuda del Gobierno de Navarra.

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