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Vol. 21. Núm. 8.
Páginas 588-589 (Mayo 1998)
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Factores asociados con hipertensión arterial y obesidad
Factors associated with Hypertension and obesity
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E. Barrón Sotoa, A. García Garroa, MC. Ruvalcaba Delangela
a Hospital General de Zona N.°. 57. Instituto Mexicano del Seguro Social. México.
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Sres. Directores: El número total de adultos y personas en edad avanzada ha aumentado, y esta población ha mostrado ser muy susceptible a varios problemas metabólicos o francas enfermedades relacionadas con la alimentación, tales como la obesidad y la hipertensión arterial. Un 21% de la población total consume la llamada dieta excesiva y esta dieta ha propiciado un fuerte incremento en los índices de obesidad y tasas de mortalidad por enfermedad tromboembólicas, hipertensión arterial y otras llamadas degenerativas. En el estado de México México la obesidad representa desde 1991 la principal causa de atención nutricia en las Unidades de Medicina Familiar del Instituto Mexicano del Seguro Social, y la hipertensión ha ocupado el tercer lugar en 1991 y el cuarto en 1993, quedando en el mismo puesto durante 1995, por lo que es necesario determinar los factores que asocian dichos padecimientos y su prevalencia. Se efectuó un estudio observacional, prospectivo, transversal, donde se aplicaron 465 encuestas a pacientes obesos e hipertensos de 20-65 años de edad de ambos sexos que asistieron del 6 de febrero al 25 de julio de 1996 a la consulta externa de nutrición y dietética en 38 unidades de medicina familiar de las 5 zonas que comprenden la Delegación Estado de México del Instituto Mexicano del Seguro Social. «Desde hace mucho tiempo, diversas observaciones clínicas han indicado que existe una conexión entre la obesidad y varias enfermedades. En cuanto a su impacto en la salud, los datos epidemiológicos demuestran en primer lugar que existe una asociación clara entre la obesidad y diversos factores de riesgo que conllevan al desarrollo de enfermedades cardiovasculares. Por ejemplo, la prevalencia de hipertensión (tensión arterial superior a 160/95 mmHg) en algunas poblaciones es aproximadamente el triple en el individuo obeso que en el no obeso, siendo este fenómeno mucho más acusado en el adulto joven.»1 «En un estudio comparativo para evaluar el impacto de los cambios de los hábitos alimentarios en la prevalencia de enfermedades cronicodegenerativas relacionadas con la alimentación, los resultados indican que "hubo correlación positiva entre la ingestión de grasas saturadas y colesterol con la presencia de hipertensión (p<0,05), así como obesidad con hipertensión (p<0,05)". La hipertensión arterial afectó al 15% de la población estudiada, sobre todo a mayores de 40 años. En 3 personas se encontró obesidad acentuada grado II; fue más frecuente la obesidad moderada y la delgadez.»2 «Algunos estudios epidemiológicos, clínicos y experimentales ponen en manifiesto la evidente relación entre la tensión arterial y antecedentes familiares, trastornos endocrinos, ingestión excesiva de sal y de alcohol; inactividad y obesidad entre otros, y mencionan la herencia y al consumo excesivo de sal como los más importantes2.» «La hipertensión afecta a un 20% de la población adulta en EUA. Los factores o nutrientes que influyen en su etiología incluyen exceso de calorías, sodio y alcohol, y déficit de potasio, calcio y otros minerales, y grasas saturadas.»3 «La vida agitada y llena de presiones, la mala alimentación y la tensión emocional provocan enfermedades como obesidad e hipertensión, provocadas entre otras causas por la herencia y la inactividad.»4 «Resulta evidente que la obesidad y la hipertensión son dos estados que suelen coexistir; tienen relación porque los pacientes hipertensos suelen ser más obesos que los individuos que gozan de una presión sanguínea normal.»5 Dentro de los resultados se observó una asociación estadísticamente significativa (p<0,001), obteniéndose como factor de riesgo predominante los malos hábitos alimentarios (tabla 1). Conforme a los resultados obtenidos, se verificó que existe una asociación entre la obesidad y diversos factores de riesgo que conllevan el desarrollo de enfermedades cardiovasculares como la hipertensión, ya que un 91% de los pacientes coincidieron en tener como factor de riesgo predominante los malos hábitos dietéticos, aceptando consumir gran cantidad de alimentos ricos en grasas y sodio. Por lo que se concluye que, de los factores asociados estudiados, sobresale el riesgo dietético debido al consumo de la dieta «opulenta» (alimentos de origen animal densos en energía, procesados y con elevados contenidos de grasa, azúcar y sal), los cuales tienden más a promover la ganancia de peso y la obesidad que otros y, cuando la dieta habitual se basa en ellos, los adultos y ancianos difícilmente se enfrentan a cambiar los patrones dietéticos fuertemente arraigados durante su vida, así como el sedentarismo. De ahí la importancia de educar nutriológicamente a la población desde las etapas más tempranas a fin de reducir los riesgos, modificando la conducta alimentaria, independientemente de toda influencia hereditaria. Existe evidente relación entre los antecedentes familiares de obesidad, hipertensión y diabetes mellitus, ya que estuvieron presentes en la población estudiada. También debe llamar la atención, como un elemento común, el bajo consumo promedio de frutas y vegetales, que fue del 37,6%, representando un limitado aporte de micronutrientes y fibra y, por lo tanto, de sus propiedades antioxidantes como agentes protectores en el proceso isquémico aterosclerótico de la enfermedad coronaria. Se detectó una alta prevalencia en el estilo de vida con inactividad física y gran tensión emocional estando estas causas altamente asociadas con la génesis de la obesidad y cardiopatías; sin embargo, las mismas presentan factores de riesgo modificables, por lo que resulta importante fomentar la cultura del ejercicio físico desde la infancia como un programa preventivo de salud pública.
Bibliografía
[1]
Dieta y salud. Querétaro: Quellogs, 1992; 1.
[2]
Ateroma. México. Abeja, 1990; 67.
[3]
Principios de nutrición clínica. México: Manual Moderno, 1990; 501.
[4]
Nuevos conceptos para comer mejor. México: INNSZ, 1984; 18-19.
[5]
Enciclopedia Columbia de nutrición. México: Grijalbo, 1988; 242
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