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Vol. 23. Núm. 3.
Páginas 163-164 (Diciembre 2014)
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Editorial Editor Invitado, Edicion Especial Endourologia
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¿ Es suficiente la formación en endourología y cirugía laparoscópica en los programas de urología en Colombia?
Is there enough training in endourology and laparoscopic surgery in urology programs in Colombia?
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Oscar Fernando Cortes Otero
Doctor, Director de sección Endourología y Laparoscopia, Clínica Medilaser. Neiva, Colombia
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Los urólogos hemos sido pioneros en endoscopia diagnóstica y terapéutica. Le debemos Nitze la primera cistoscopia en 1876. Fuimos capaces de desarrollar un trayecto percutáneo hasta el sistema colector renal para el manejo de litiasis. A los grupos de Alken y Wickham se les atribuye la paternidad de la nefrolitotomía percutánea por haber sido los primeros en reportar series de casos tratados con sistematización de la técnica a comienzos de la década de los 80.

Los equipos endoscópicos flexibles están disponibles desde la década de los ochenta, pero fue el desarrollo de las fibras para transmitir energía laser a través de estos endoscopios lo que llevo al auge de la cirugía endoscópica del tracto urinario superior. La uretero-nefrolitotomía endoscópica con equipo flexible y laser es en la actualidad un procedimiento con claras indicaciones y así recomendado por grandes sociedades urológicas.

En los años noventa se reprodujeron buena parte de las cirugías urológicas retroperitoneales y pélvicas por via laparoscópica: nefrectomía (Clayman, 1991), adrenalectomía (Gagner, 1992), nefrectomía radical (Kavoussi, 1993), pieloplastia (Schuessler, 1993), nefrectomía parcial (McDougall, 1993), prostatectomia radical (Raboy, 1997), entre otros. Estos procedimientos fueron replicados por muchos grupos en diferentes partes del mundo, siendo reportadas grandes series de cada uno de ellos. Con la experiencia acumulada se acepta hoy por hoy que la técnica laparoscópica sea la primera opción de manejo para un gran número de patologías urológicas.

Es claro que en los últimos 20 años ha habido un cambio dramatico en el manejo de muchas entidades urológicas, sustituyendo cirugías abiertas por técnicas mínimamente invasivas.

Con seguridad todo urólogo recién egresado de un programa de residencia de nuestro país, esta en condiciones de realizar cirugía inguinoescrotal, cirugía transuretral de próstata, adenomectomía prostatica abierta, entre otros. Pero estáran en condiciones de realizar con la misma destreza una nefrolitotomía percutánea, una nefrectomía laparoscópica, una pieloplastia laparoscópica y/o una nefrolitotomía endoscópica?

Aún existen ciudades intermedias, capitales de departamento, donde vemos llegar colegas a realizar “jornadas” de cirugía percutánea, cirugía endoscópica para litiasis renal y/o cirugía laparoscópica. Esta situacion genera varios interrogantes: 1. ¿Tenemos ciudades en donde la población de urólogos no alcanzó a tener entrenamiento en estas técnicas mínimamente invasivas? 2. ¿Los urólogos egresados en los ultimos años se siguen concentrando en las grandes ciudades? 3. ¿Los urólogos recién egresados no cuentan con el entrenamiento suficiente para desarrollarlas?

Es necesario evaluar si el entrenamiento que tienen nuestros residentes de Urologia en cirugía laparo-endoscopica y/o percutánea es suficiente. Teniendo en cuenta que adicional a la cirugía convencional que aprendimos hasta hace 10 o 15 años, en la actualidad se suman esta serie de procedimientos mencionados, ¿sera necesario prolongar la duracion de los programas de residencia en Urología?, o ¿será necesario estándarizar un programa de entrenamiento adicional en cirugía laparo-endoscópica?

Atrás quedó la época de la limitacion por instrumental y equipos. El desarrollo de la cirugía video-laparo-endoscópica no es exclusiva de Urología. El hecho que otras especialidades como Ginecología, Cirugía Gastrointestinal, Cirugía Bariatica, Cirugía Pediatrica, Cirugía de Torax, entre otras, también se orienten a las técnicas quirurgicas de mínima invasion, ha llevado a que en la actualidad la mayorïa de clínicas y hospitales cuenten con el equipamiento suficiente y cada vez de mejor calidad para este fin.

Es importante la realización de un mapa urológico que permita identificar las falencias o necesidades de cada ciudad en técnicas de cirugía mínimamente invasiva. Este censo se debe convertir en una herramienta útil para los urólogos en formación y para el crecimiento de la especialidad en todo el territorio colombiano.

De igual trascendencia es la presentación de experiencias en cirugía endoscópica, cirugía percutánea, cirugía laparoscópica y/o cirugía robotica. Existen dos escenarios ya estáblecidos para hacerlo: el Congreso anual de nuestra SCU y la Revista Urología Colombiana. Vale la pena tomar en consideracion desarrollar un tercer escenario: un “Curso-Congreso” nacional de cirugía mínimamente invasiva urologica, que tenga como objetivos primordiales estimular y fortalecer el desarrollo de estás técnicas, que dejaron de ser el futuro, y se convirtieron en el día a día de nuestra especialidad.

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