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Revista de la Sociedad Andaluza de Traumatología y Ortopedia
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Vol. 22. Núm. 2.
Páginas 103-105 (Diciembre 2002)
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Una nueva etapa se abre en la vida de nuestra revista
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Manuel Zabala Gamarraa
a Jefe de Redacción de la Revista de la SATO  
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Tras 22 años de vida fructífera, magníficamente iniciada por el doctor don Manuel Gala Velasco y mantenida por el doctor don Juan Montes Reyes, nuestra Junta Directiva, presidida por el doctor don Gonzalo Vázquez Álvarez de Eulate, ha considerado oportuno realizar unos cambios en el Comité Editorial. El más llamativo, sin lugar a dudas, ha sido el cambio de jefe de redacción.

Distintos avatares ha vivido nuestra Revista. Desde etapas inmejorables, en donde se acumulaban los buenos trabajos, hasta algunas ocasiones, más de las que el doctor Montes Reyes hubiese querido, en las que tenía que salir nuestro querido jefe de redacción a la «caza y captura» de artículos con los que completar algún número. Actualmente nos encontramos en una de las etapas más difíciles.

La historia de la labor del doctor Montes Reyes al frente del Comité Editorial es la historia misma de la Revista de la SATO. Algunas etapas acompañado de muy buenos colaboradores, pero la mayor parte de su actividad «más solo que la una», con comités de redacción verdaderamente «virtuales». En más ocasiones de las tolerables ha sido «olvidado», cuando no ninguneado por algún que otro miembro de alguna Junta Directiva. Sin embargo, su gran talante y su convicción en la importancia de mantener viva la Revista, su Revista, nuestra Revista, la de la SATO, le han hecho continuar sin desmayo, con la mirada puesta en la edición del siguiente número. La labor no ha sido habitualmente fácil. Se ha dejado muchas horas, más de las necesarias, en la confección de los distintos volúmenes de la Revista. Más veces de las que podemos entender ha tenido que realizar verdadero «encaje de bolillos» para confeccionar un ejemplar con la presentación que requiere nuestra Sociedad. Más de uno, incluidos jefes de servicio, ha llegado a sentir verdadero acoso ante la insistencia de Juan en que le entregara cuanto antes el trabajo prometido. Ha tenido que luchar con las casas comerciales y empresas farmacéuticas para que inserten su publicidad. En ocasiones con gran éxito de anunciantes y en otras llegando a rechazar con gran dignidad alguna inserción para que no se notara que sólo había ese anuncio. Era mejor aparentar que la Revista no aceptaba publicidad. Tal ha sido su celo en mantener la Revista en el nivel más alto posible.

Muchos hemos sido los que hemos criticado su labor. Nunca por cómo se editaba, sino por la calidad de los trabajos que en muchas ocasiones incluía. Casi siempre desde el desconocimiento de los entresijos que provocan la aparición de esos artículos. El doctor Gala dijo en el alumbramiento de la Revista, allá por el año ochenta del pasado siglo, que la Revista sería lo que quisieran que fuese los socios de la SATO. Pues en esas seguimos. No es labor del Comité de Redacción inventarse buenos trabajos para elevar el prestigio de sus páginas. Y eso es lo que no hemos sabido entender los críticos con Juan Montes Reyes. Él ha cumplido con creces con su obligación como jefe de redacción y además ha asumido la carga que correspondía a la de los otros estamentos del Comité Editorial, dado que ha soportado en soledad muchas de las ediciones publicadas. Me consta personalmente que ha sufragado con su economía, a fondo perdido, muchos de los gastos necesarios para confeccionar los distintos números. Su encargo era el de editar la Revista y nadie puede decir que haya faltado algún ejemplar en estos 22 años. ¿Falta de calidad en los artículos publicados? Es la producción científica que se remite a nuestra Revista.

Es por todo lo dicho por lo que el paso del doctor Montes Reyes de jefe de redacción a editor emérito de nuestra Revista, no es en ningún caso un «descenso de categoría», a Juan le sigue apasionando el fútbol, sino el reconocimiento, como muy bien ha dicho nuestro actual presidente, doctor Vázquez Álvarez de Eulate, de que el doctor Montes Reyes ha sido el alma mater insustituible de la Revista. Por esto y porque no se puede desperdiciar su gran experiencia y saber, debe de seguir siendo una figura señera dentro de la misma. Ad perpetuam en palabras de don Gonzalo Vázquez.

El nuevo Comité de Redacción, nombrado en la última asamblea de la SATO celebrada en Marbella y cuya acta se encuentra en esta Revista, tiene un gran reto y una gran responsabilidad.

Como señalaba al principio, actualmente nos encontramos en una etapa muy difícil. Tanto, que peligra gravemente la continuidad de la edición de la Revista de la SATO.

Variadas son las causas, pero la fundamental es la baja participación de los especialistas en la elaboración de trabajos científicos dirigidos a esta Revista. Nos consta que es una enfermedad crónica en un estadio no muy distinto de otras etapas anteriores. Pero a ésta se añade un gran problema económico. Los gastos de edición se multiplican, pero no así los ingresos de suscripciones, publicidad, etc. Actualmente la Revista supone una carga excesiva, casi insoportable, para la tesorería de nuestra Sociedad. Alguna voz se ha alzado abogando, incluso, por su desaparición. No está esto en el ánimo del nuevo Comité Editorial.

Creemos que la Revista tiene futuro. Posiblemente un gran futuro. Pensamos que la clave de la mejoría de esta situación comprometida está en ilusionar a nuestros especialistas, incluidos los más jóvenes, para que nos envíen trabajos de calidad. Para ello vamos a intentar ofrecerles un soporte científico con muy pocas demoras en la publicación de sus originales. Ampliaremos la difusión de la Revista. Les ayudaremos en la confección de sus manuscritos para que no desmerezcan de los que aparecen en revistas de mayor «prestigio». Procuraremos, en la medida de lo posible, aumentar la calidad de los trabajos publicados, aunque se tengan que corregir varias veces e incluso rechazar alguno por falta de un mínimo nivel científico. Intentaremos atraer firmas de reconocido prestigio para que colaboren con artículos de revisión de interés para la mayoría de los lectores. Estableceremos una sección de «Cartas al director». Asimismo trabajaremos por aumentar la calidad de los materiales y confección física de cada ejemplar. La Junta Directiva ya está trabajando para que los artículos de nuestra Revista sean valorados adecuadamente por el SAS, al mismo nivel que otras revistas nacionales, para la concesión de puntos baremables en sus concursos y oposiciones. A pesar de las dificultades, no descartamos la posibilidad de que nuestra Revista sea indexada en las bases de datos más relevantes. Para esto orientaremos progresivamente la edición de nuestra Revista en convergencia con las normas internacionales conocidas como «Vancouver» y con la normativa de edición de las revistas indexadas en el Index Medicus.

Con todo ello estimamos que podremos ofrecer un soporte científico atractivo para los autores, no solamente socios de la SATO, sino de toda España e incluso del extranjero.

Con estas mejoras cualitativas apareceremos como un soporte científico digno de ser considerado por las casas comerciales y empresas farmacéuticas para insertar su publicidad. Agradeceremos, por otra parte, las «peticiones» que tanto los jefes de servicio de los distintos hospitales, públicos o privados como cada miembro de la SATO pueda realizar ante las empresas referidas. Asimismo estudiaremos qué posibilidades existen de disminuir los gastos de edición, sin comprometer la calidad de la misma. De conseguirse todo esto, estaremos en el camino adecuado para que nuestra Revista pueda autofinanciarse económicamente y libere de este gasto a la tesorería de la SATO.

Quiero terminar este primer editorial de la nueva etapa recordando nuevamente aquellas palabras del doctor Gala Velasco. La Revista de la SATO será lo que sus socios quieran que sea. La predisposición del Comité Editorial es de total dedicación a la consecución de los fines estatutarios de la Revista y de los postulados aquí enunciados. Pero, igual que le ocurría al doctor Montes Reyes, nosotros no somos los llamados a «fabricar» los artículos científicos, solamente podemos recibirlos con toda ilusión y gestionarlos para su mayor y mejor difusión posible.

Es nuestro deseo que quien venga a sustituirnos en esta tarea más tarde o más temprano encuentre una Revista sólida con una gestión ejemplar y con abundancia de artículos científicos en espera de publicación.

Nuestro agradecimiento por anticipado a todos aquellos que entienden la importancia de involucrarse con nosotros en el mantenimiento de la edición de la Revista. De su Revista. Y, por supuesto, a todos y cada uno de sus lectores.

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