Buscar en
Revista Mexicana de Opinión Pública
Toda la web
Inicio Revista Mexicana de Opinión Pública La teoría actual de la participación política y la enajenación (algunas nota...
Información de la revista
Vol. 20.
Páginas 155-180 (Enero - Junio 2016)
Compartir
Compartir
Descargar PDF
Más opciones de artículo
Vol. 20.
Páginas 155-180 (Enero - Junio 2016)
Artículo
Open Access
La teoría actual de la participación política y la enajenación (algunas notas)
The current Theory of political Participation and the Alienation (some notes)
Visitas
7642
Pablo González Casanova1
Este artículo ha recibido

Under a Creative Commons license
Información del artículo
Texto completo
Contenido de los cuadros

La teoría general sobre la participación política y la enajenación es muy rica. Parte de ella ha sido plasmada en los cuadros adjuntos (ver páginas siguientes). Las hipótesis, las variables y las relaciones principales están comprendidas en diferentes perspectivas, de acuerdo con a) los valores y los objetivos políticos implícitos y b) los diferentes grados de precisión. Estos cuadros nos pueden ayudar a controlar: 1) la inclusión de hipótesis alternativas, 2) la exclusión de las hipótesis que no sean relevantes para las finalidades de un proyecto particular o concreto, 3) la combinación de variables y 4) los diferentes “papeles” de las mismas variables. También pueden ser útiles para controlar las preguntas de la cédula y para fijar una lista inteligible de indicadores. Otros usos son obvios, por ejemplo: el establecimiento de formas idóneas de investigación y análisis.

Parece innecesario decir que estos cuadros pueden ser mejorados considerablemente, y que es posible enriquecerlos y precisarlos.

Se consideran especialmente dos importantes fenómenos que raras veces se analizan en los estudios sobre participación política: el marginalismo político y la simulación política. El marginalismo parece ser un fenómeno social referido a las “discontinuidades internas” y a la “fragmentación cultural”,1 a la estructura de las “áreas centrales y la periferia”,2 a la “diferenciación nacional”,3 al “colonialismo interno”,4 y a otros fenómenos sociales y políticos bien conocidos, como los “niveles de vida infra-humanos”, los “salarios bajos” y el “proletariado”. Como fenómeno político, el marginalismo significa una falta de participación y actividad políticas, o la falta de una “cultura cívica” moderna y competitiva (o competente).

La simulación política es otro fenómeno de gran relevancia en el estudio de la participación política y de la ciudadanía. La simulación aparece siempre que la ciudadanía es una “institución ideal”5 hacia la cual se dirigen las “aspiraciones”, y que puede servir de piedra de toque para medir los “logros o las realizaciones”. La simulación parece aumentar donde la ciudadanía es —por una parte— una “institución en desarrollo”, y la “distribución de los derechos políticos” es —por otra— particularmente defectuosa. Aunque resulta un fenómeno universal de la sociedad moderna, tiene mayor significado en el estudio y análisis de la participación política en “sociedades pluralistas”, tanto desarrolladas como subdesarrolladas.6

Cuadro i. Contiene hipótesis generales sobre la participación política. El primer grupo de hipótesis se refiere particularmente a los procesos de “inestabilidad”; el segundo, a los procesos de desarrollo económico. En el primer grupo, los valores principales están relacionados con la “estabilidad” y el mantenimiento del statu quo; en el segundo, están relacionados con la justica social, la redistribución del ingreso y el desarrollo.

Las diferencias entre estos dos grupos no son siempre claras. La investigación empírica rara vez habla de “valores” de manera abierta; así, es frecuente ver que un mismo autor mezcla valores implícitos. El énfasis incontrolado en los principales objetivos políticos de la investigación es característico de la literatura en boga; y, aunque énfasis y perspectiva parezcan inevitables, se les controla mejor cuando se hacen explícitos a través del análisis de los valores y objetivos políticos de la investigación.

Conforme nos acercamos al tercer grupo de hipótesis, el consenso es relativamente grande; el problema de mayor importancia se refiere a la réplica y especificación de las relaciones. La falta de ella reduce considerablemente el valor científico de la investigación.

En el cuadro i la participación política está considerada como un grupo de variables de “disposición”; éste no es siempre el modo en que los autores encaran el problema, pero es útil cuando la preocupación principal consiste en el estudio de las relaciones entre la participación política como factor de justicia social —por una parte—, y las medidas para el bienestar o el desarrollo económico, por otra. Cuando el interés de los autores radica en estudiar la inestabilidad, se incluyen las variables de la participación política en el primer grupo de variables.

Cuadro ii. Contiene las hipótesis principales sobre las diferentes formas de participación política como insumo. Las diferencias entre estos dos modos de participación no son siempre claras. Ciertas interpretaciones de los datos, desorientadoras o que conducen a conclusiones erróneas, son relativamente comunes. Las relaciones que se han registrado en la gráfica son algunas de las más importantes. Las variables desde la 2.1 a la 2.7 se podrían combinar entre sí en otras relaciones que tuvieran sentido, en cuadros posteriores; algunas de ellas están relacionadas con el cuarto grupo de variables.

El Cuadro iii contiene los mismos procesos y especifica sus características legales. Aunque es pesado leerlo, su análisis cuidadoso nos puede dar luz para encontrar las diferencias concretas entre la participación formal y la participación real de la masa de ciudadanos.

La clasificación de los derechos está basada en la definición de la participación política hecha por T. H. Marshall.

Otra manera útil de clasificar estos rubros consistiría en utilizar dos amplias categorías, de acuerdo con las funciones de insumo-producto que comúnmente entran en juego en el proceso político.

El diagrama debe ser especialmente útil para el análisis histórico de la participación política y para el análisis de agregados estadísticos.

Cuadro iv. Un estudio más refinado de la participación política como insumo (input) está relacionado con sus características culturales y de comportamiento. La relación matemático-política de “un ciudadano, un voto”, por desgracia, no existe, e incluso no es siempre válido un análisis muy amplio de las diferencias desde 2.1 a 2.7 (cuadro ii). Cuando se ve la participación política como un proceso de insumos, se requiere un análisis adicional acerca de las variables numeradas 2.8 a 2.10. Ésta ha sido la preocupación más importante de la investigación “behaviorista”.

Cuadro v. El cuadro v sería más fácil de entender si se leyera como si contuviese tanto las características de la participación política como las formas de conducta y de cultura. Ésta no es, en forma alguna, una lista exhaustiva, aunque contenga algunas de las hipótesis más comunes acerca del tema.

Es aquí donde parece estar el contenido esencial de los programas de entrevistas para estudios de la participación política cuyas características pueden ser sometidas a una escala.

El Cuadro vi considera la posibilidad de analizar tanto la cantidad como la calidad de “producto” o resultado. Aunque en los países subdesarrollados debe parecer suficiente estudiar el producto como un atributo o una variable toscos, el estudio de la calidad de la producción debe ser de especial interés, en cuanto que “es demasiado el elemento cualitativo” cuando el ciudadano consigue beneficios “bajo la forma de un servicio”.7

El Cuadro vii incluye algunas variables sobre la calidad del “producto” que se refiere a los derechos a un mínimo de bienestar económico y a la justicia. Su objetivo encuadra algunas variables útiles para el estudio de las instituciones y los servicios públicos, en relación con el status o posición social del ciudadano, y con la participación política.

Cuadro viii. El análisis de la participación y el marginalismo se puede realizar usando las mismas variables. En muchos casos, la participación y el marginalismo están relacionados con diferentes parámetros en la distribución misma o en las mismas variables. Sin embargo, los hemos encuadrado separadamente: a) para facilitar la lectura de los cuadros; b) porque los autores que estudian el marginalismo incluyen a menudo categorías sobre la clase explotadora, el colonialismo internacional y las crisis económicas, que son menos frecuentes en los estudios sobre participación, y c) porque, al explicar el marginalismo, hay algunos atributos que requieren análisis e investigaciones especiales.

El análisis del marginalismo (de “quienes no tienen”, de “los no ciudadanos”, de los “proletariados”) parece de máxima importancia en el desarrollo de los países. El fabianismo y el marxismo clásico estudiaron a fondo este problema en el pasado. En cualquier sentido, tiene un valor per se, y, cuando se analiza la participación política en relación con la justicia social y con el bienestar, es ésta la otra cara de la participación, con sus propios rasgos o caracteres distintivos.

Los Cuadros ix a xi dan cuenta de los diferentes tipos de marginalismo en cuanto a la falta de ingresos, y como comportamiento y cultura. Si la meta es diseñar un desarrollo estatal cívico y económico, parece conveniente una investigación especial sobre el marginalismo. El uso de cédulas originarias de entrevista se puede complementar con los métodos tradicionales de observación. Cuando se hace una investigación de un corte transversal nacional, no basta con hacer el análisis de las respuestas de los “desposeídos” y las preguntas a las que no se contestó: hay que diseñar cédulas especiales o ciertos conjuntos de preguntas particulares para conocer lo que la población marginal tiene, conoce, cree, o la forma en que procede. Las diferencias culturales y psicológicas dentro de la población marginal pueden ser incluso mayores que las que existen entre los participantes mismos, así como también pueden serlo las diferencias entre los “movilizados” o “los de ingreso más reciente”.8 Si la “investigación comparada sobre los proceso de participación dentro de la política está aún verdaderamente en su infancia”9 —que es lo que ocurre—, parece aconsejable estudiar de modo concienzudo los diferentes tipos y escalas de marginalismo. Se debe iniciar el estudio de las comunidades marginales tradicionales, de las comunidades “familistas amorales”10 y de esas áreas de las grandes ciudades en las que existe un Lumpen-proletariat11 y “refugiados rurales internos”, para buscar a quienes continúan siendo marginales y a quienes hay que movilizar. La movilización anómica ha sido estudiada parcialmente; sin embargo, sabemos muy poco sobre la movilización integrada de los estratos bajos en países subdesarrollados; sobre los procesos a través de los cuales algunos de los grupos marginales hacen una “traducción política” a partir de sus necesidades.

Cuadros xii y xiii. Estos cuadros constituyen un diseño preliminar sobre fenómenos muy importantes para el estudio e interpretación de la participación política. Enfocado originalmente como “simulación política” —simulación de derechos, ciudadanía, democracia—, éste es un fenómeno bastante contradictorio, relacionado con los valores de la sociedad moderna; con la “ciudadanía ideal”. Dos funciones principales parecen estar conectadas con la simulación política: una de ellas es una función programática, aspiracional, de “ciudadanía ideal”; la otra es una función simbólica, ritual, en la que tanto los ciudadanos como los funcionarios proceden como si estuviesen actuando en una forma democrática, “como si fueran ciudadanos”, aunque de hecho haya una distancia considerable entre lo que dicen y hacen. Un problema general de distancia política parece característico de la simulación: “la distancia de la élite”12 frente al hombre común: distancia entre la expresión pública y privada de las ideas; entre las sedicentes información, influencia, etcétera, y las condiciones personales o sociales reales. Como carencia de participación efectiva, la simulación también parece estar relacionada con la violencia; lo mismo ocurre con los actos primitivos de antisimulación, las “vejaciones”. De cualquier manera, éste es un tema importante que hay que estudiar, en sus funciones públicas utópicas, ensoñadoras, morales, de teatralidad, de engaño, para ver cuándo prevalece una de estas funciones, y en qué forma cambia, aumenta o desaparece la simulación. El análisis de la cédula de entrevista para la investigación de un corte transversal puede ser útil, como lo demostraron Almond y Verba, cuando estudiaron la cultura cívica. El análisis comparativo de las entrevistas a miembros de las élites y a los hombres comunes puede ser otra forma de manejar el problema. Parece aconsejable aplicar en estos casos tanto entrevistas colectivas o enfocadas como entrevistas individuales.

Cuadro xiv. Su finalidad es subrayar la necesidad de hacer un análisis, tanto estático como dinámico, sobre participación política y marginalismo, relacionándolos con los diferentes grados de desigualdad13 y desarrollo. La investigación con estadísticas de agregados es posible en diferentes países, con distintas unidades de datos y unidades de análisis. La especificación en diferentes momentos y países puede ser de suma importancia para la comprobación de hipótesis sobre la participación política, la desigualdad y el desarrollo.

Cuadro xv. Se refiere a la “enajenación”, un fenómeno mucho más complejo de lo que usualmente se supone. Aunque comúnmente se le relaciona con la participación política y la cultura cívica, de hecho la “enajenación” significa algo así como el fracaso o el sentimiento de fracaso de la ciudadanía. Para comprender esto en forma apropiada, parce necesario precisar sus relaciones, tanto con los movimientos y la política revolucionarios como con la estructura y la política. Con todo, no resulta suficiente —para un análisis comprensivo— relacionar la enajenación exclusivamente con las variables 7.1 a 7.5, que es lo que se acostumbra por lo general.

La enajenación parece estar en el meollo del prejuicio ideológico y de la racionalización. Hay un problema de diferencia sustancial en el significado del término, e hipótesis alternativas que merecen verificarse (unas, empíricamente, otras con el método marxista). El cuadro xvi busca aclarar los dos conceptos principales, pero diferentes y opuestos, que existen sobre la enajenación, en cuanto se relaciona con los derechos de la ciudadanía. De acuerdo con el uso anglosajón, el término enajenación es un fenómeno subjetivo, una sensación de inutilidad de los derechos civiles y políticos. El pueblo está “enajenado respecto del sistema político”; se considera carente de libertad política, y como si la clase de libertad que tiene careciera de sentido; considera el derecho de voto como algo insignificante, y a los partidos políticos existentes los juzga “indistinguibles en sus llamamientos”. La enajenación es un sentimiento subjetivo, un mal psicológico. Por el contrario, en términos marxistas, a la enajenación se la define como un fracaso de los ideales de libertad e igualdad; “el producto real de los derechos y libertades es un sistema eficiente de dominación”.14 “El sistema está enajenado respecto de la gente”. Estas definiciones, radicalmente opuestas, no son sino una muestra d diferencias teóricas y políticas básicas. Una investigación objetiva comprehensiva que incluya hipótesis alternativas, puede parecer simple o ingenua pero, de cualquier modo, el cuadro xvi contiene un esquema provisional en lo referente a la “inestabilidad” y la “revolución” con hipótesis alternativas.

Cuadro xvii. Las hipótesis de Karl Deutsch sobre “desarrollo desequilibrado” e “inestabilidad” han sido copiadas literalmente. Las hipótesis marxistas sobre la contradicción entre las fuerzas y relaciones de producción” han sido reducidas a aquellas variables e indicadores más importantes, que están implícitos en la teoría marxista. Esta es una reducción preliminar. La mayoría de los indicadores de Deutsch, en este modelo, son agregados absolutos y sólo uno de ellos es una unidad-promedio. En la mayoría de los casos, sería preferible reducir todos a razones matemáticas, o a promedios. En el modelo marxista provisional hay una combinación de variables complejas (grupo i) y de indicadores expresados como razones matemáticas (grupo ii). Se necesita trabajar mucho más para aclarar el modelo tanto en lo que se refiere a los términos teóricos marxistas como a sus indicadores válidos. El modelo conceptual original del marxismo fue reducido a sus variables principales, de acuerdo con el siguiente esquema clasificatorio:

Desde este esquema general, hemos seleccionado arbitrariamente ciertas variables e indicadores, a fin de señalar posibilidades para estudiar con métodos empíricos las hipótesis marxistas sobre la revolución: las variables que forman el grupo uno pueden ser traducidas en términos de indicadores tales como productos metálicos, teléfonos, radios, energía; generación de energía eléctrica, extensión de las carreteras/área nacional, extensión de vías férreas/área nacional, vehículos/población; alumnos de escuelas primarias; estudiantes de ciencias e ingeniería, etcétera. Los indicadores del grupo dos son una muestra de los conceptos teóricos marxistas acerca de la explotación y la desigualdad. Se podrían usar muchos otros; por ejemplo el índice de Gini para la distribución de la tierra. El porcentaje de la población que posee 50% tierra; la curva de Lorenz al 95% de tierra en propiedad, etcétera.15 Aunque formar una lista más o menos completa de indicadores obre estas variables y analizarlas factorialmente es, a veces, tarea difícil (por falta de datos), de todos modos parece posible.

Resulta conveniente hacer una última advertencia. El propósito de ambos modelos es explicar un fenómeno complejo por medio de unas cuantas variables. De cualquier manera, la teoría general de Deutsch comprende variables de disposición acerca del “desarrollo activo y equilibrado”, y la “integración”; por su parte, la teoría general de Marx abarca variables sobre ideologías (religiosas, políticas, filosóficas) y sobre la estructura del Estado (soldados, policías, ejército, prisiones, funcionarios y burócratas, conductos de la propaganda pública, etcétera). Los indicadores de J. R. Rummel (usados en el programa “Dimensión de las Naciones”) tanto acerca de estos problemas como sobre la inestabilidad política, son muy útiles en ambos casos, y se pueden complementar con nuevos indicadores.

Tal vez entonces tengamos mejor instrumental para manejar el análisis de las variables que intervienen, de las variables que constituyen un “blanco”, de las variables valorativas.

Una de las diferencias por observar, cuando se comparan ambos modelos, es la de que el segundo grupo de variables de Deutsch tiene —según la hipótesis que se postula— una función de estabilidad, y que corresponde parcialmente al primer grupo de variables de Marx, que tiene una función revolucionaria. La diferencia más importante —sin embargo— se encuentra en el segundo grupo de variables de Marx, sobre las relaciones de producción, la desigualdad y el statu quo, como factores de inestabilidad. Ninguna de estas últimas variables aparece en el modelo de Deutsch.

Bibliografía recomendada
[Alker and Russett, 1966]
H.R. Alker, B.M. Russett.
Indices for comparing Inequality”.
Yale University Press, (1966),
[Almond and Gabriel, 1960]
Almond, A. Gabriel.
A functional Approach to Comparative Politics”, in The Politics of Developing Areas.
Princeton University Press, Princeton, (1960),
[Almond and Gabriel, 1965]
Almond, A. Gabriel.
A developmental Approach to political System”, in World Politics, 12 (1965),
[Banfield Edward, 1958]
C. Banfield Edward.
The moral Basis of a backward Society.
The Free Press Of Glencoe, (1958),
[Berelson et al., 1964]
Berelson, Bernard, A. Gary, Steiner.
Human Behavior. An Inventory of scientific Findings.
Hacourt, (1964),
[Cepal, 1963]
Cepal.
(Comisión Económica para América Latina y el Caribe), “El desarrollo social de América Latina en la postguerra” (informe), Buenos Aires, Solar.
Hachette, (1963),
[DEUTSCH and Karl, 1961]
DEUTSCH, Karl W. “Social Mobilization and political Development”, The American Political Science Review, vol. 55, núm. 3, septiembre de 1961, Yale University Press, New Haven, Connecticut, pp. 493-514.
[Ferrer and Aldo, 1956]
Ferrer, Aldo.
El Estado y el desarrollo económico, Raigal.
Buenos Aires, (1956),
[Furtado and Celso, 1965]
Furtado, Celso.
Desarrollo y dialéctica, Fondo de Cultura Económica.
México, (1965),
[Germani and Gino, 1962]
Germani, Gino.
Política y sociedad en una época de transición, Paídos.
Buenos Aires, (1962),
[González Casanova and Pablo, 1963]
González Casanova, Pablo.
Sociedad plural, colonialismo interno y desarrollo” América Latina. Revista del Centro Latinoamericano de Ciencias Sociales, an¿o vi, núm. 3.
México d. f., Jul-septiembre, (1963),
[Gorz and André, 1959]
Gorz, André.
La morale de l’Histoire, Editions de Seuil.
París, (1959),
[Lane and Robert, 1962]
Lane, E. Robert.
Political Ideology. Why the American common Man Believes what He Does, The Free Press of Glencoe, Nueva York, (1962),
[Lane and Robert, 1964]
Lane, E. Robert.
Political life Why People Get Involved in Politics, The Free Press of Glencoe.
Nueva York, (1964),
[Lerner and Daniel, 1962]
Lerner, Daniel.
The passing of traditional Society: Modernizing the Middle East.
The Free Press of Glencoe, (1962),
[LINZ Juan, 1964]
LINZ, Juan J., “An authoritarian Regime: The Case of Spain”, en Erik Allardt y Yrjö Littunen (eds.), Cleavages, Ideologies and Party Systems: Contributions to comparative political Sociology, vol. 10, Transactions of the Westermark Society, Helsinki, Finlandia, 1964, pp. 291-341.
[Lipset and Seymour Martin, 1960]
Lipset, Seymour Martin.
Political Man. The social Bases of Politics, Doubleday, Nueva York, (1960),
[Marcuse and Herbert, 1964]
Marcuse, Herbert.
One dimensional Man. Studies in the Ideology of advanced industrial Societies.
Beacon Press, (1964),
[Marshall, 1950]
T.H. Marshall.
Citizenship and social Class and other Essays.
Cambridge University Press, (1950),
[Marx and Karl, 1964]
Marx, Karl.
El Capital. Crítica de la Economía Poítica, 3 vols., Fondo de Cultura Económica, México, (1964),
[Marx and Karl, 1963]
Marx, Karl.
Introduction Générale a la Critique de L’Economie Politique”, in Oeuvres, i, Gallimard, Paris, (1963),
[Myrdal and Gunnar, 1944]
Myrdal, Gunnar.
An american Dilema. The Negro Problem and modern Democracy.
Harper, (1944),
[Tendenze, 1962]
Tendenze.
del Capitalismo italiano, Instituto Cramaci.
Editori Reuniti, (1962),
[Tingsten, 1937]
H. Tingsten.
Political Behaviour: Studies in Election Statistics.
P. S. King y Son, (1937),
[Rokkan and Stein, 1962]
Rokkan, Stein.
The comparative Study of political Participation: Notes toward a Perspective on current Research”.
Universidad de Illinois, Urbana, (1962),
[Rosenberg and Morris, 1956]
Morris Rosenberg.
Some determinants of political Apathy”.
The Free Press, (1956),
[Rummel, 1966]
R.J. Rummel.
The Dimensionality of Nations Project.
Yale University Press, New Haven, (1966),
[Verba and Sidney, 1964]
Verba, Sidney.
Comparative political Culture.
Princeton University Press, (1964),

Doctor en sociología por la Universidad de París, en 1950. Su labor docente la ha combinado con su productiva actividad de investigación desde 1948. Por esa amplia labor teórica y universitaria ha recibido diversos reconocimientos. En mayo de 1984, fue distinguido como Investigador Emérito y Profesor Emérito de la UNAM.

Gabriel A. Almond, “A functional Approach to comparative Politics”, in The Politics of Developing Areas, Princeton University Press, 1960.

Gino Germani, Política y Sociedad, en una época de transición, Paídos, Buenos Aires, 1962; Juan J. Linz, “An authoritarian Regime: The Case of Spain”, en Erik Allardt y Yrjö Littunen (eds.), Cleavages, Ideologies and Party Systems: Contributions to comparative political Sociology, vol. 10, Transactions of the Westermark Society, Helsinki, Finlandia, 1964, pp. 291-341.

Karl W. Deutsch, “Social Mobilization and Political Development”, The American Political Science Review, vol. 55, núm. 3, Yale University Press, New Haven, Connecticut, septiembre 1961, pp. 493-514.

Pablo Gonzalez Casanova, “Sociedad plural, colonialismo interno y desarrollo”, Ame¿rica Latina. Revista del Centro Latinoamericano de Ciencias Sociales, an¿o VI, núm. 3, Me¿xico D. F., julio-septiembre, 1963.

T. H. Marshall, Citizenship and Social Class and other Essays, Cambridge University Press, Cambridge, 1950.

Cf. Gunnar Myrdal, An american Dilema. The Negro Problem and modern Democracy, Harper, Nueva York, 1944.; O’Key; Pablo González Casanova.

T.H. Marshall, Citizenship and Social Class and other Essays, Cambridge at the University Press, Cambridge, 1950, pp. 58-59.

H. Tingsten, Political Behaviour: Studies in Election Statistics, P. S. King y Son, Londres, 1937.

Stein Rokkan, “The comparative Study of political Participation: Notes toward a Perspective on current Research”, in Austin Ramey (ed.), Essays on the Behavioral Study of Politics, Universidad de Illinois, Urbana, Illinois, 1962, pp. 81-82.

Edward Banfield C., The moral Basis of a backward Society, The Free Press Of Glencoe, Illinois, 1958.

Karl Marx, “Introduction Générale a la Critique de L’Economie Politique”, in Oeuvres, I, Gallimard, París, 1963.

Sidney Verba, “Comparative political Culture”, in Lucian W. Pye and Sidney Verba (eds.), Political Culture and political Development, Princeton University Press, Princeton, 1964.

H. R. Alker y B. M. Russett, “Indices for comparing Inequality”, en R. L. Merrit y S. Rokkan, Comparing Nations: The Use of quantitative Data in Cross-National Research, Yale University Press, New Haven, Connecticut, 1966.

Herbert Marcuse, One Dimensional Man. Studies in the Ideology of advanced industrial Societies, Beacon Press, Boston, 1964, pp. 19 y 52.

Cf. R. J Rummel, “The Dimensionality of Nations Project”, en Richard Merritt y Stein Rokkan (eds.), Comparing Nations, Yale University Press, New Haven, Connecticut, 1966.

Opciones de artículo
Herramientas