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Inicio Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales De Modernidad y Holocausto a Pensando sociológicamente
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Vol. 62. Núm. 230.
Páginas 367-374 (Mayo - Agosto 2017)
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De Modernidad y Holocausto a Pensando sociológicamente
From Modernity and the Holocaust to Thinking Sociologically
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Gina Zabludovsky Kuper
* Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la unam
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Resumen

El presente trabajo destaca las críticas que Zyg- munt Bauman hace a la sociología a partir de dos obras publicadas a finales de la década de 1980 y principios de los noventa: Modernidad y Holocausto (1989) y Pensando sociológicamente (1990). El artículo sostiene que estos dos textos tienen una gran relación y deben leerse conjuntamente. En ellos Bauman sostiene que la teoría positiva del progreso, que caracteriza a la perspectiva sociológica, explica los errores que han llevado a considerar al Holocausto y otros genocidios como excepción y no como consecuencia de la modernidad. A partir de estas premisas, Bauman aborda la negligencia disciplinar hacia el estudio de dichos fenómenos y, para contrarrestarla, destaca la importancia de incorporar la categoría de exclusión y la oposición entre “nosotros” y “ellos” como puntos de partida centrales en el análisis sociológico para lograr explicar la discriminación en las relaciones sociales y las conductas asociadas que pueden ir desde el mero distanciamiento a las expresiones más drásticas de xenofobia.

Palabras clave:
Holocausto
modernidad
exclusión
sociología
Bauman
Abstract

This work seeks to highlight Zygmunt Bauman's criticism of sociology based on two of his works published in the late 1980s and early 1990s: Modernity and the Holocaust (1990) and Thinking Sociologically (1990). The article establishes that there is a strong link between both texts, and readers should approach them as related works. In those books, Bauman maintains that the positivist theory of progress distinguishes sociological perspective and explains the mistakes that led to address the Holocaust and other genocides as an exception and not as a consequence of modernity. Based on this criticism, Bauman approaches sociology's negligence in its treatment of these phenomena. As a counterpoint, he highlights the importance of integrating exclusion as a category and the antagonism between “us” and “them” as major starting points in the sociological analysis to explain discrimination within social networks and the resulting behaviors, ranging from simple estrangement to the gravest xenophobic expressions.

Keywords:
Holocaust
modernity
exclusion: sociology
Bauman
Texto completo
Introducción

[...] the Holocaust has more to say about the state of sociology than sociology in its present shape is able to add to our knowledge of the Holocaust. This alarming fact has not yet been faced by the sociologists.”

Zygmunt Bauman (1989)

El presente trabajo abordará las contribuciones de Bauman a la sociología a partir de dos obras publicadas a finales de la década de 1980 y principios de los noventa: Modernidad y Holocausto (1989) y Pensando sociológicamente (1990).

Como se sabe, en su libro Modernidad y el Holocausto Bauman afirma que este genocidio no podría explicarse sino como consecuencia de la modernización y, en particular, sin la asepsia moral con que actúa la burocracia moderna cuya característica fundamental es el seguimiento acrítico de las órdenes superiores.

Desde esta perspectiva, Bauman rechaza las interpretaciones que consideran que el Holocausto es una interrupción o una excepción del flujo normal de la civilización y -a semejanza de lo argumentado previamente por Hanna Arendt (1965)- sostiene que, por el contrario, éste sólo puede entenderse como producto de una sofisticada organización social moderna que opera con altos índices de eficiencia y des-humanización.

A juicio del autor, el Holocausto no puede ser concebido como un cáncer dentro de la civilización ni como una desviación en el camino del progreso, sino como una parte constitutiva de la modernidad. Con excepción del carácter éticamente repulsivo de sus objetivos, las actividades que condujeron hacia el exterminio no se diferenciaban -en un sentido formal- de las otras tareas realizadas y supervisadas de forma sistemática y cotidiana por los aparatos administrativos y económicos.

Estas tesis han sido criticadas por diverso(a)s científicos(as) sociales, quienes señalan que el libro está lleno de generalizaciones que pierden de vista las particularidades del fenómeno del Holocausto y de la sociedad alemana de la época, lo cual lleva a “desdibujar su singularidad” y eludir las responsabilidades de los criminales nazis (Bokser y Waldman, 2002: 38). En especial, se ha argumentado que las explicaciones son particularmente deficientes para entender el antisemitismo arraigado en una serie de prejuicios ancestrales que deber ser estudiados históricamente, tomando en cuenta la dimensión ideológica y otros elementos (Oxaal, 1991; Bokser y Waldman, 2002: 50; Rex, 1991; Zabludovsky, 2008: 159-167).

Si bien es cierto que, en gran medida, estoy de acuerdo en esas críticas, el motivo de este artículo no es profundizar en ellas ni agregar argumentos para fortalecerlas o contradecirlas. Lo que por ahora me interesa es llamar la atención a otro aspecto primordial del libro -desarrollado fundamentalmente en el primer capítulo-, que tiene que ver con el agudo cuestionamiento que el autor hace de la sociología por no haber incorporado el estudio del Holocausto entre sus temas fundamentales.

De una manera por demás aguda, Bauman considera que esta grave omisión se explica por las propias características de la disciplina. Desde su génesis ésta ha asumido una visión excesivamente optimista del cambio social, marcada por las nociones de modernidad y progreso dentro de la cual la extinción masiva de una población sólo puede ser explicada como una excepción a los procesos de civilización (Bauman, 1989: 1-13).

Este diagnóstico me parece por demás certero y pertinente. Para corroborarlo valdría la pena evaluar las publicaciones y los contenidos de la estructura curricular de la carrera de sociología en diversas universidades. Si bien éstos varían mucho en los diferentes países y regiones del mundo, mi experiencia como alumna y docente me lleva a corroborar que uno puede graduarse profesionalmente sin haber estudiado -o siquiera haber escuchado mencionar- tanto el Holocausto como los principales genocidios del siglo xx.

En este sentido, si se considera que uno de los principales objetivos del libro es confrontar a los sociólogos como “orgullosos guardianes del proyecto moderno” (Beilharz, 2002: 133), el libro acierta al lanzar una pregunta que resulta sumamente inquietante para la historia de esta disciplina.

Como el propio Bauman señala, por las inexplicables omisiones que ha tenido sobre el tema, el Holocausto tiene más que decir de la sociología que la sociología del Holocausto (Bauman, 1989: 3). El autor encuentra que, a diferencia de lo que ha pasado entre los historiadores o entre los teólogos cristianos y judíos que han abordado ampliamente esta temática, la sociología sólo lo ha estudiado de forma secundaria. La posición de negación o negligencia se hace evidente en sus escasas aportaciones disciplinarias sobre la cuestión, lo cual no deja de traducirse en una actitud de complacencia (Bauman, 1989: 10).

Desde esta perspectiva, Bauman llama a que el Holocausto no se considere como excepción, sino que se incluya en la práctica cotidiana de la sociología. De ahí que, en el último capítulo de su libro haga un llamado para reformular las categorías de la disciplina a partir de una nueva aproximación con la sociedad, tomando en cuenta los fundamentos morales y éticos (Bauman, 1989: 176-177).

Esta propuesta que se asoma en algunos capítulos de Modernidad y el Holocausto es desarrollada de forma más amplia y en un tono de menor confrontación en el libro Pensando sociológicamente (1994), que la editorial Blackwell edita por primera ocasión en 1990.

Aunque el autor no los presente de forma secuencial, mi lectura de estos textos me lleva a detectar una clara conexión entre los mismos: mientras que el primero tiene el objetivo de analizar un tema específico, el segundo se propone, de alguna forma, ampliar y compartir entre estudiantes y académicos el “know-how” de una obra previa.

Por las formas discursivas y las secuencias de las dos obras de Bauman aquí tratadas, considero que, dentro de la tradición sociológica, éstas tienen una similitud con el encadenamiento que existe entre dos textos clásicos de Emile Durkheim: La división social del trabajo (1973), que aparece por primera vez en 1893, y Las reglas del método sociológico (1968), publicado como libro en 1895, en el sentido de que una obra de investigación sobre un tema específico precede a un texto de carácter teórico-metodológico y didáctico, donde se desarrollan y fundamentan los preceptos y puntos de partida que están presentes de forma menos explícita en la obra previa.

Este tipo de proceso intelectual también encuentra un buen ejemplo en los textos de Max Weber, quien en 1904 publica tanto la primera parte de La ética protestante y el espíritu del capitalismo (2011), como su conocido artículo titulado “La objetividad del conocimiento en las ciencias sociales” (1978). Aunque en ninguno de los textos se encuentren referencias al otro, en este último explica ampliamente los “tipos ideales” conceptuales y de desarrollo que de alguna forma están aplicados en el estudio de La ética protestante.

En el caso de Bauman, considero que el hecho de que Modernidad y Holocausto se haya publicado apenas un año antes que Pensando sociológicamente explica por qué la centralidad de la exclusión y el prejuicio son categorías fundamentales de este último.

A partir de la oposición que Norbert Elias y Johan Scottson (1965) desarrollan en The Established and the Outsiders (Los establecidos y los “de afuera”), Bauman enfatiza el contraste entre “nosotros” y “ellos” como criterios fundamentales de identidad social. Mientras el “nosotros” alude al grupo al que sentimos pertenecer y desde el cual comprendemos el mundo, el “ellos” es el grupo en el que no estamos incluidos y -si nos hallamos en condiciones desfavorables- al que deseamos pertenecer (Bauman, 1994: 41-49).

A partir de esas consideraciones, Bauman explica cómo esta separación puede dar lugar a diversas prácticas de segregación que se manifiestan de forma territorial, espiritual o ambas. En sus modalidades más extremas, la exclusión territorial da lugar a guetos y reservas étnicas en determinados segmentos de la ciudad o zonas de campo reservadas como moradas para un grupo con el cual los elementos más poderosos de la población se niegan a convivir. En ocasiones, el espacio asignado llega a estar rodeado por un conjunto de prohibiciones para entrar e incluso puede llevar a la construcción de muros (Bauman, 1994: 64).

Cuando esta separación territorial es incompleta o se vuelve impracticable, la disociación espiritual crece en importancia. En este sentido, Bauman afirma que “frecuentemente una barrera hecha de prejuicios y rechazo ha sido más eficaz que el más grueso de los muros de piedra” (Bauman, 1994: 65), sobre todo cuando los sentimientos de derrama se asocian con lo extraño. En sus formas más extremas, la separación entre “nosotros “y “ellos” puede llevar hasta el genocidio.

A partir de estos señalamientos, Bauman considera que “pensar sociológicamente” no sólo es útil para hacer un diagnóstico del mundo social, sino también crea las posibilidades éticas para reformular nuestros vínculos sociales y hacernos más tolerantes y sensibles a la diversidad.

Este llamado resulta por demás pertinente para entender y actuar en contra de los más diversos fenómenos de segregación y exclusión actuales y los discursos xenófobos que, para nuestra preocupación, han adquirido un tono tan agudo en las voces de múltiples actores políticos del mundo contemporáneos.

Además de tocar este aspecto, la lectura de Pensando sociológicamente también es pertinente porque, desde el punto de vista teórico-metodológico, el autor critica la noción de sociedad concebida como una serie de dicotomías que considera falsas, como la de actor y estructura y/o acción y sistema. Influido por la obra de Norbert Elias,1 Bauman considera de forma relacional que la sociología debe estudiar las acciones humanas como componente de redes y figuraciones más amplias: “los actores individuales son considerados por los estudios sociológicos en su condición de unidades, miembros o socios dentro de una red de interdependencia” (Bauman, 1994: 15).

Asimismo, Pensando sociológicamente destaca por el tratamiento pertinente y creativo de otros temas, como las relaciones entre sociología y el sentido común, los procesos de internacionalización y socialización y las tensiones entre libertad y dependencia, para mencionar sólo algunos. Pero el propósito fundamental del libro es ayudar a la gente a que comprenda sus vínculos con los otros y mostrar cómo los aspectos de la vida con los que estamos más familiarizados pueden ser interpretados de maneras diferentes y novedosas.

Sin embargo, quizá el mayor acierto del libro es que es a la vez profundo y accesible, lo que lo hace comparable a ese otro gran libro de introducción a la disciplina que publicara Charles Wright Mills en 1959, bajo el título La imaginación sociológica; ambos se alejan de la noción árida de los “libros de texto” o de las “grandes antologías” que usualmente acompañan la formación del sociólogo. Para bien de los lectores estas obras tampoco buscan esconder las preferencias del autor al seleccionar los temas ni los puntos de vista sustentados.

Además de la influencia de Norbert Elias, Pensando sociológicamente se nutre de una sólida formación clásica, que se muestra en las variadas referencias que Bauman hace de autores como Durkheim, Marx, Simmel y Weber, así como teóricos sociales más recientes, como Foucault y Goffman. Sin embargo, éstas se incorporan de manera fluida, por lo que el texto no presenta el usual exceso de referencias y citas que suelen obligar al lector(a) a hacer dos lecturas paralelas.

El libro también resulta importante como muestra de los autores contemporáneos a quien Bauman cita, tales como Anthonny Giddens y Richard Sennet, quienes tendrán una influencia decisiva en las tesis que nuestro pensador desarrolla en la década de 1990.

Desafortunadamente, Pensando sociológicamente no ha recibido la debida atención. En algunos de los listados de la producción de Bauman ni siquiera aparece.

Quizá esto se explique porqué a partir de entonces Bauman empezó una etapa sumamente fructífera y dio un giro a las temáticas tratadas. En 1991 publica Modernidad y ambivalencia, donde adelanta las tesis sobre la posmodernidad (Bauman, 1997). Asimismo, la globalización (Bauman, 1998) y la individualización (Bauman, 2000; 2001), que tratará ampliamente en su siguiente etapa, llamarían mucho más la atención en un vasto público.

En virtud de lo apremiante del espacio y debido a que ya he desarrollado los vínculos entre globalización e individualización en textos previos (Zabludovsky, 2011; 2012; 2013), por ahora prefiero cerrar esta contribución invitando a hacer nuevas lecturas de Modernidad y Holocausto y Pensando sociológicamente. Estos libros se inscriben dentro de la etapa inmediatamente anterior al tratamiento de la incertidumbre y antes de que la pluma de Bauman -que según lo muestran los títulos de Legisladores e intérpretes (1993) y Turistas y vagabundos (1998)- decidiera aliarse al cambio climático y elevar la temperatura de su tinta para derretir los icebergs sociales y volverloslíquidos.2

Sobre la autora

Gina Zabludovsky Kuper es doctora en Sociología y profesora de tiempo completo en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la unam. Sus áreas de interés son: teoría sociológica y política; historia de las ciencias sociales en México; organizaciones empresariales y mujeres en cargos de dirección del sector privado. Es autora de numerosos artículos y libros; entre los más recientes se encuentran: Las voces y los ecos. Cuatro etapas del pensamiento social en México (2016), Norbert Elias y los problemas actuales de la sociología (2a ed., 2016), No entiendo a las mujeres (2014), Empresarias y ejecutivas en México. Diagnóstico y desafíos (2013) y Modernidad y globalización (2010).

Referencias bibliográficas
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Modernity and Ambivalence, Polity Press, (1991),
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Disponible en <http://juditbokserliwerant-unam.mx/artc/artc8.pdf>.
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Theory Culture and Society, 8 (1991), pp. 167-174
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[Weber, 2011]
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[Wright Mills, 1959]
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Norbert Elias y los problemas actuales de la sociología, Fondo de Cultura Económica, (2008),
[Zabludovsky, 2011]
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Norbert Elias frente a la teoría sociológica clásica y contemporánea.
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Gina Zabludovsky.
Individualización y juventud en México Educación, actitudes laicas y redes mediáticas.
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[Zabludovsky, 2013]
Gina Zabludovsky.
El concepto de individualización en la sociología clásica y contemporánea.
Política y Cultura, (2013), pp. 229-248

Estos argumentos se exponen en el libro La sociedad de los individuos (Elias, 1990). A pesar de las semejanzas entre estos dos autores, en lo que respecta a la interpretación de la violencia y el Holocausto, Bauman critica fuertemente las tesis del proceso civilizatorio desarrolladas por Norbert Elias en 1939 (Elias, 1989). Para una comparación más detallada entre el pensamiento de Elias y Bauman véase mi texto sobre el tema (Zabludovsky, 2008: 149-169).

Consúltense los textos sobre “modernidad líquida” (Bauman, 2000; 2003).

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