Luis Jiménez Aranda
En este número de la Revista Médica Clínica Las Condes dedicado al Neurohospitalismo, creemos que esta obra nos representa. “Una sala de hospital durante la visita del médico jefe” es una pintura al óleo sobre lienzo realizada en 1889 por Luis Jiménez Aranda, artista nacido en España y radicado desde joven en Francia. Reconocido por su trayectoria dentro del realismo social, Jiménez retrata aquí con notable sensibilidad y naturalismo una escena cotidiana del entorno hospitalario: la visita del médico jefe, rodeado por su equipo, en plena ronda clínica.
La obra, que hoy forma parte de la colección del Museo del Prado, fue galardonada con la Primera Medalla en la Exposición Universal de París de ese mismo año.
Más allá de su valor artístico, esta pintura tiene un significado particular para quienes trabajamos en medicina hospitalaria. La escena representa una sala común de hospital del siglo XIX, con pacientes yacentes, médicos en ronda y la figura central del jefe médico liderando la observación clínica. El ambiente transmite solemnidad y orden, pero también vulnerabilidad. La obra captura el momento en que la medicina se hace acto colectivo, donde el saber se aplica frente al sufrimiento humano.
Aunque distanciada en el tiempo, la pintura dialoga con el presente. El Neurohospitalismo moderno recoge ese mismo espíritu de liderazgo clínico al pie de la cama, pero lo reformula. Ya no se trata solo de observar, sino de integrar: diagnóstico, tratamiento, pronóstico y gestión, con una mirada transversal. El neurohospitalista asume un rol articulador entre especialidades, tiempos clínicos y trayectorias de enfermedad.
La escena de Jiménez refleja una medicina jerárquica, basada en la autoridad del saber. Hoy, esa autoridad se complementa con habilidades de coordinación, comunicación efectiva y decisiones compartidas. El especialista, al igual que el médico de la pintura, encabeza el equipo, pero lo hace desde la interdisciplinariedad, con foco en la continuidad del cuidado y la experiencia del paciente.
Esta portada además nos recuerda que, pese al avance tecnológico, el hospital sigue siendo un espacio profundamente humano donde el juicio clínico no se reemplaza con algoritmos. Que el sufrimiento, la incertidumbre y la toma de decisiones siguen ocurriendo en la proximidad del lecho y que, en esa cercanía, el Neurohospitalismo encuentra su razón de ser.
Dr. Luis Pedraza
Dr. Andrés Reccius