Buscar en
Revista Hispanoamericana de Hernia
Toda la web
Inicio Revista Hispanoamericana de Hernia Resultado de la aplicación preoperatoria de toxina botulínica A en el tratamie...
Información de la revista
Vol. 2. Núm. 4.
Páginas 145-151 (Octubre - Diciembre 2014)
Compartir
Compartir
Descargar PDF
Más opciones de artículo
Visitas
8908
Vol. 2. Núm. 4.
Páginas 145-151 (Octubre - Diciembre 2014)
Original
Open Access
Resultado de la aplicación preoperatoria de toxina botulínica A en el tratamiento de hernias incisionales gigantes
Results of preoperative application of botulinum toxin type A in treatment of giant incisional hernias
Visitas
8908
Karla Verónica Chávez-Tostadoa,
Autor para correspondencia
dravro@gmail.com
scullie0@hotmail.com

Autor para correspondencia: Calzada de Tlalpan 4800, México D. F., México. Tel.: +52 55 4000 3000*3329.
, Luis Eduardo Cárdenas-Lailsonb, Haydée Pérez-Trigosb
a División de Cirugía Endoscópica, Hospital General Dr. Manuel Gea González, México, D. F., México
b División de Cirugía General y Endoscópica, Hospital General Dr. Manuel Gea González, México, D. F., México
Este artículo ha recibido

Under a Creative Commons license
Información del artículo
Resumen
Texto completo
Bibliografía
Descargar PDF
Estadísticas
Figuras (6)
Mostrar másMostrar menos
Tablas (2)
Tabla 1. Características clínicas y demográficas de pacientes con hernia incisional tratados con infiltración de toxina botulínica A
Tabla 2. Características individuales antes de la aplicación de toxina botulínica A y manejo quirúrgico
Mostrar másMostrar menos
Resumen
Introducción

Las hernias incisionales gigantes se caracterizan por ser hernias ventrales complejas, asociadas a una pérdida parietal tan importante que no pueden repararse con una técnica de afrontamiento aponeurótico simple, como en el resto de las hernias. Se asocian a pérdida de dominio, atrofia muscular y disminución crónica del volumen intraabdominal.

Existen 2 estrategias quirúrgicas para el tratamiento de defectos parietales abdominales gigantes que no son aptos para la aproximación tensional de los tejidos: una opción es puentear el defecto, ya sea con el tejido orgánico nativo del paciente, con productos sintéticos o con un material compuesto; la segunda opción es reaproximar los extremos aponeuróticos del defecto después de diversas manipulaciones prequirúrgicas que generen expansión progresiva tisular.

El objetivo de este estudio es evaluar los resultados de la relajación muscular transitoria secundaria a la parálisis flácida tras la inyección de toxina botulínica A.

Métodos

Se llevó a cabo un estudio retrospectivo en 14 pacientes con hernias incisionales gigantes, entre marzo de 2012 y febrero de 2014. Se les realizó estudios de imagen con tomografía axial computarizada y se les inyectó toxina botulínica A (Botox®), 50ui a cada lado de la pared abdominal; 4 semanas después se les programó la cirugía.

Resultados

Se encontró una disminución en el diámetro mayor de la hernia en un 50% de los pacientes, sin que se hallase una reducción significativa en las medidas de su diámetro mayor con una diferencia de 0.30cm (IC 95% -1.05 a 1.65, p=0.615). El área total de la hernia después de la infiltración disminuyó en el 50% de los pacientes con una diferencia de -34.21cm2, sin ser significativa de igual manera (IC 95% de -22.2 a 90.6, p = 0.195). No hay recurrencias en el seguimiento a 15 meses.

Conclusiones

La aplicación preoperatoria de toxina botulínica A para el manejo quirúrgico de hernias incisionales de gran tamaño es de gran utilidad, según se ha comunicado en estudios previos. Solo existe un estudio prospectivo en el que se ha demostrado su beneficio estadístico preoperatorio, por lo que la dosis de toxina botulínica A y la técnica de aplicación de esta todavía no están estandarizadas, y se necesitan más estudios aleatorizados para determinarlas.

Palabras clave:
Hernia
Hernia incisional
Toxina botulínica A
Separación de componentes
Abstract
Introduction

The giant incisional hernias are characterized by complex ventral hernias, associated with such an important parietal loss that cannot be repaired with a simple suturing technique as in other hernias, they are associated with loss of domain, muscle atrophy and chronically decreased intra-abdominal volume.

There are 2 surgical strategies for the treatment of giant parietal defects that are not suitable for the reaproximation of tissues under tension: one option is to bridge the defect, with grafts from the patient's native tissue or with synthetic products; the second option is to close the defect by preparing the aponeurosis with many preoperative techniques that promote progressive tissue expansion.

The objective of this study is to evaluate the results of the transient muscular relaxation obtained by the application of preoperative botulinum toxin type A.

Methods

A retrospective study was undertaken in 14 patients with giant incisional hernia between March 2012 and February 2014. The patients took a basal abdominal computed tomography, and were infiltrated with 50iu of botulinum toxin type A in each side of the abdominal wall; 4 weeks later they were submitted to surgery.

Results

We found a reduction in the larger hernia diameter in 50% of the patients, without a significant reduction in the measures with a difference of 0.30cm (CI 95% -1.05 to 1.65, p=0.615), the total hernia area posterior to the infiltration had a reduction in 50% of the patients, with a difference of -34.21cm2 (CI 95% of -22.2 to 90.6, p=0.195). There have not been recurrences por 15 months.

Conclusions

The application of preoperative botulinum toxin type A for the management of complex ventral hernia is of great utility, but there is only one prospective study in which the benefit was statistically significant. Still, there are no randomized studies to establish the botulinum toxin type A doses, the application technique and the timing for surgery; these are features that we recommend to standardize with more studies to obtain better results.

Keywords:
Hernia
Incisional hernia
Botulinum toxin type A
Separation of components
Texto completo
Introducción

Una hernia incisional es una complicación caracterizada por el desplazamiento de las vísceras abdominales de su sitio anatómico normal a través de un defecto en la pared aponeurótica abdominal, desarrollado durante la consolidación cicatricial después de una cirugía. Es uno de los problemas quirúrgicos más comunes, ya que la incidencia después de una laparotomía es del 10-20%1.

El término «hernia gigante» describe una entidad con varios aspectos clínicos caracterizada por una hernia ventral de grandes dimensiones, asociada a múltiples situaciones clínicas. La definición en cuanto al tamaño del defecto, el diagnóstico y la técnica quirúrgica no está estandarizada, por lo que la planeación y reparación quirúrgica deben seleccionarse con cuidado. Se caracterizan por ser hernias ventrales complejas, asociadas a una pérdida parietal tan importante que no pueden repararse con una técnica de afrontamiento aponeurótico simple como en el resto de las hernias, y se asocian a defectos parietales múltiples, atrofia de áreas musculares muy grandes, recurrencia después de la colocación de prótesis sintéticas (mallas), oclusión intestinal recurrente, tasa elevada de infección de mallas, infecciones y laceraciones crónicas de la pared abdominal, con o sin fístulas enterocutáneas, hipertensión intraabdominal y obesidad.

En las hernias de gran tamaño, las relaciones anatómico-funcionales de la pared torácica (parilla costal), diafragma y pared abdominal se encuentran radicalmente alteradas, debido a la reducción progresiva de la presión intraabdominal causada por la herniación visceral. En una hernia ventral en la línea media la fuerza tensil de los músculos laterales amplía el defecto entre los músculos rectos, de manera que la función respiratoria normal se encuentra alterada. Esto genera también la herniación del contenido abdominal hacia el defecto, lo que provoca que el volumen de la cavidad abdominal esté crónicamente disminuido2.

La cirugía de las hernias gigantes es un reto quirúrgico que implica la reducción y recolocación del contenido herniario de manera súbita en la cavidad abdominal, lo que puede generar hipertensión intraabdominal, por lo que hay que tener sumo cuidado con estos pacientes3.

Existen 2 estrategias quirúrgicas para el tratamiento de defectos parietales abdominales que no son aptos para la aproximación tensional de los tejidos: una opción es puentear el defecto, ya sea con el tejido orgánico nativo del paciente, con productos sintéticos o con un material compuesto; la segunda opción es reaproximar los extremos aponeuróticos del defecto después de diversas manipulaciones prequirúrgicas de la pared abdominal que generen expansión progresiva tisular. Actualmente no hay un criterio estandarizado para seleccionar método alguno, sino que tan solo existen recomendaciones con diversos niveles de prueba4:

  • Puenteo de defectos abdominales con abdominoplastia: se pueden utilizar diversos tejidos del paciente como colgajos cutáneos, fasciales y musculares. Tienen una recurrencia del 42% y una alta morbilidad del sitio donador.

  • Neumoperitoneo progresivo: técnica descrita en 1940 por el Dr. Goñi-Moreno, se utiliza en pacientes con «pérdida de dominio», en los que se ha formado una segunda cavidad abdominal con todo el contenido herniario. Presenta la ventaja de realizar un afrontamiento tisular con menor tensión, liberación de adherencias, mejoría de la función diafragmática, reducción del edema mesentérico crónico y detección de zonas de debilidad. Tiene una frecuencia de recurrencia del 18.2%, y sus complicaciones son secundarias a las punciones repetidas, enfisema subcutáneo y hematomas4.

  • Expansores tisulares: consisten en implantes que expanden el tejido musculofascial de manera gradual como precursor para reconstruir la pared, lo que permite afrontar los extremos del defecto, y pueden utilizarse en el espacio subcutáneo, intermuscular, intramuscular o intraabdominal. Se emplean poco, por su alta morbilidad y difícil reproducción.

  • Puenteo protésico: es la utilización de mallas sintéticas entre ambos extremos del defecto herniario, pero tiene la desventaja de no cumplir con uno de los principios de la reconstrucción ventral, esto es, no se genera una pared funcional, sino solo una contención visceral o la llamada «hernia de malla», por lo que no es la reparación ideal, sino un último recurso utilizado en pacientes con defectos tisulares mayores.

  • Separación de componentes: técnica descrita por Ramírez en 1990, y que consiste en ampliar la cavidad abdominal mediante la disección de sus diferentes elementos, realizando la disección del espacio entre ambos oblicuos, de manera longitudinal bilateral para la liberación del oblicuo mayor y la rotación de la vaina posterior para reconstruir la línea alba, aumentando el afrontamiento en línea media de hasta 10cm4.

  • Relajación muscular transitoria: es secundaria a parálisis flácida posterior a inyección de inyección de toxina botulínica A (TBA).

El propósito del presente trabajo consiste en evaluar el tratamiento de defectos aponeuróticos de gran tamaño con el apoyo de la aplicación de TBA preoperatoria, comparando estudios de imagen basales y posteriores a la aplicación de esta.

Materiales y métodos

Se llevó a cabo un estudio retrospectivo en pacientes con hernias incisionales gigantes con defectos mayores a 20cm y aquellos considerados con pérdida de dominio (figs. 1–3), de marzo de 2012 a febrero de 2014. Se les realizó estudios de imagen mediante tomografía axial computarizada (figs. 4–6) tomando medidas que enfatizaran el tamaño, diámetro y localización del defecto herniario, así como las características de los bloques musculares ventrales y la profundidad de los músculos oblicuos. Se les inyectó 100ui de toxina botulínica A (Botox®), reconstruidos con 2ml de solución estéril, en 5 puntos a cada lado del defecto aponeurótico (con un total de 10ui en cada punto), en los sitios de mayor estimulación mioeléctrica de la pared abdominal (que, según Ibarra et al.5, son 2 puntos en la línea axilar media entre el borde costal y la cresta ilíaca externa y 3 puntos en el borde del músculo oblicuo externo). A todos los pacientes se les inyectó de manera ambulatoria y bajo condiciones estériles por parte del equipo quirúrgico, y la infiltración se guio por los hallazgos tomográficos en cuanto a profundidad para infiltrar a los músculos oblicuos internos.

Figura 1.

Paciente núm. 1 antes de la aplicación de TBA.

(0,11MB).
Figura 2.

Paciente núm. 2 antes de la aplicación de TBA.

(0,1MB).
Figura 3.

Paciente núm. 5 antes de la cirugía.

(0,11MB).
Figura 4.

Tac preoperatorio del paciente núm. 1.

(0,07MB).
Figura 5.

Tac preoperatorio del paciente núm. 2.

(0,08MB).
Figura 6.

Tac preoperatorio del paciente núm. 3.

(0,1MB).

Se citó a los pacientes en 4 semanas para su revaloración, para lo que se tomaron nuevas tomografías para evaluar el avance aponeurótico, y se les programó la intervención. La técnica quirúrgica consistió en la resección de la cicatriz previa y la disección del saco y del anillo herniario. La plastia de la pared se realizó variando la técnica, dependiendo de los hallazgos transquirúrgicos, procurando siempre el afrontamiento aponeurótico y colocando una malla de polipropileno (simple o compuesta). En los casos de plastia con malla intraperitoneal se realizó, antes de la colocación de una malla bicomponente, una adhesiólisis extensa, y si se colocó una malla supraaponeurótica simple se dejaron drenajes cerrados con presión negativa. Se intervino a todos los pacientes bajo anestesia general y con relajación muscular, con profilaxis antibiótica, tromboembólica y vendaje abdominal compresivo desde el posquirúrgico inmediato. La tolerancia a la vía oral se inició al momento de canalización de gases por el paciente, y en los casos de plastias supraaponeuróticas, la vía oral se inició a las 12h.

Se utilizó una estadística descriptiva que incluía medias y desviaciones estándar para describir las variables continuas de la población de estudio. Se tuvieron en cuenta las variables demográficas de cada paciente, sus comorbilidades, su clasificación de ASA, su IMC y las características del defecto herniario, tales como localización, longitud de su diámetro mayor y área en cm2 basales y posteriores a la aplicación de TBA, antecedente quirúrgico, tiempo de evolución y si previamente la hernia había sido reparada quirúrgicamente o no. Las diferencias entre las mediciones basales y las posteriores a 4 semanas de la infiltración fueron valoradas con t pareada de Student; el valor de p<0.05 fue definido como significativo. El análisis estadístico se realizó usando SPSS (versión 21.0).

Resultados

Se incluyeron 14 pacientes en el estudio (tabla 1), de los que 5 eran hombres y 9 mujeres. Tenían un promedio de edad de 58 años y un IMC de 30.8±5. El promedio del diámetro basal herniario era de 14.6cm, y el área basal, de 282.73cm2.

Tabla 1.

Características clínicas y demográficas de pacientes con hernia incisional tratados con infiltración de toxina botulínica A

Caso  Edad (años)  Sexo  Comorbilidades  ASA  IMC  Localización  Tiempo de evolución (meses)  Reparación previa 
34  23.5  Línea media  34  No 
72  Cáncer de páncreas + DM2 + HAS  IV  21.1  Flanco derecho  18  No 
60  DM2  II  32  Línea media  44  Sí 
74  DM2 + HAS  IV  NA  Línea media  24  No 
69  HAS  II  28.3  Línea media y periestomal  12  No 
51  HAS  II  35.1  Infraumbilical  84  No 
77  HAS  II  32.3  Infraumbilical  180  No 
70  HAS, DM2, hipotiroidismo, monorrena  II  33.7  Umbilical  120  Sí 
42  DM2  II  30.8  Infraumbilical  90  No 
10  61  HAS, DM2, HPB  II  29.5  Línea media  60  No 
11  64  HAS, DM2, IRC.  III  40.6  Flanco derecho  24  No 
12  36  II  32  Flanco derecho  120  Sí 
13  76  HAS, monorreno  II  27.4  Flanco derecho  Sí 
14  35  II  35  Línea media  22  No 

ASA: riesgo operatorio de la American Society of Anesthesiologists; DM2: diabetes mellitus tipo 2; H: hombre; HAS: hipertensión arterial sistémica; HPB: hiperplasia prostática benigna; IMC: índice de masa corporal (peso/talla2); IRC: insuficiencia renal crónica; M: mujer.

Tenían las hernias en diversos sitios, dependiendo de su cirugía previa: el 62% presentaba la hernia en la línea media; el 28%, en flanco derecho; en el 7% de los casos eran umbilicales, y un paciente tuvo hernias en la línea media y periestomal. El 78% presentó comorbilidades, de entre las cuales las más frecuentes eran diabetes mellitus tipo 2 e hipertensión arterial. El 64% de los pacientes tenía el antecedente de tabaquismo. La media del tiempo de evolución de las hernias fue de 34 meses (18-120 meses). El promedio de tiempo entre la infiltración de TBA y el procedimiento quirúrgico fue de 40.1días.

Cuando se comparó mediante tomografía axial computarizada el diámetro mayor primario de la hernia con el posterior a 4 semanas de la aplicación de TBA, se halló una disminución en el 50% de los pacientes, sin que se encontrara una reducción significativa en las medidas del diámetro mayor del defecto, con una diferencia de 0.30cm (IC 95% -1.05 a 1.65, p=0.615). El área total de la hernia posterior a la infiltración disminuyó en el 50% de los pacientes, con una diferencia de -34.21cm2, sin ser significativa de igual manera (IC 95% de -22.2 a 90.6, p=0.195).

El cierre primario con afrontamiento aponeurótico se logró en 11 pacientes (78%); en el resto se realizó una plicatura de sacos herniarios mediante la técnica de Alcino Lázaro da Silva para lograr el cierre del defecto, y 3 casos tuvieron separación de componentes. En 12 de los casos (85%) la técnica que se realizó fue la colocación de una malla en posición supraaponeurótica (30% de estos con plicatura de sacos); en el 28%, infraaponeurótica; en el 7%, tipo Rives-Stoppa, y en el 21% se empleó una técnica mixta tipo «sándwich», con colocación de malla infra- y supraaponeurótica (tabla 2).

Tabla 2.

Características individuales antes de la aplicación de toxina botulínica A y manejo quirúrgico

Caso  Diámetro basal (cm)  Área basal (cm2Técnica de plastia abdominal  Complicaciones  Seguimiento (meses) 
34.3  924.01  Malla infraaponeurótica    12 
11.7  107.51  Malla supraaponeurótica    15 
15.4  186.26  Malla supraaponeurótica  Seroma  15 
23.5  433.73  Separación componentes, plastia de sacos y malla infra- y supraaponeurótica  TEP masiva  NA 
14.6  167.41  Plastia de saco y malla supraaponeurótica    10 
16.1  203.58  Supraaponeurótica   
14.7  169.71  Plastia de saco y malla supraaponeurótica   
10  78.54  Separación de componentes y malla infra- y supraaponeurótica  ISQ profunda 
13  132.73  Malla infraaponeurótica   
10  30  704.61  Separación de componentes y malla supraaponeurótica   
11  11.5  103.86  Separación de componentes y malla infra- y supraaponeurótica   
12  13.7  147.41  Supraaponeurótica  IRA 
13  14.5  165.13  Supraaponeurótica   
14  23.5  433.73  Plastia de sacos y malla supraaponeurótica   

IRA: insuficiencia renal aguda; ISQ: Infección de sitio quirúrgico; TEP: tromboembolia pulmonar.

Se presentó un caso de seroma, que se resolvió mediante punción guiada con ultrasonido; una infección de sitio quirúrgico, que se manejo con aseos quirúrgicos y VAC®; una descompensación de un nefrópata crónico con insuficiencia renal aguda, que se manejó con hemodiálisis, y un episodio de tromboembolia pulmonar masiva, que causó la muerte del paciente. En un seguimiento de 15 meses no se han observado recurrencias.

Discusión

Los defectos herniarios mayores están relacionados con una pobre condición del paciente o alteraciones metabólicas, por lo que pueden considerarse como «enfermedades sistémicas»; la pared abdominal está anatómica y morfológicamente dañada, con afección progresiva local y generalizada6. Esto puede tener consecuencias fisiológicas y estéticas considerables para la calidad de vida de los pacientes.

Los objetivos del manejo quirúrgico en una hernia incisional son la refuncionalización de la pared abdominal (incluyendo el soporte muscular), la prevención de la eventración visceral y una cubierta tisular adecuada. Para esto es de vital importancia el afrontamiento aponeurótico de ambos extremos herniarios, ya que la pared reestructurada funciona como el soporte primario, el continente abdominal, y previene una tensión excesiva sobre la malla7.

Lograr estos 3 objetivos en una reconstrucción parietal (tratándose de una hernia gigante) es un reto quirúrgico mayor, por lo que deben utilizarse todos los recursos técnicos y tecnológicos disponibles.

La técnica de relajación muscular transitoria o «separación de componentes química» posterior a una inyección de TBA está bien documentada; la duración máxima de este efecto es de 6 meses. Esta parálisis de los músculos de la pared lateral abdominal y su consecuente relajación conlleva una reducción en el defecto herniario y ayuda a facilitar la reconstrucción quirúrgica, ya que además permite el avance de los colgajos musculoaponeuróticos laterales sin debilitarlos en su conformación anatómica. Además, es una herramienta que no debilita la pared de forma permanente y que no genera dolor posoperatorio mayor8.

El primer estudio que informó de los beneficios de la TBA en el aumento de la cavidad abdominal fue publicado por Murat et al.9. Utilizaron ratas para mostrar el efecto de la parálisis como resultado de la inyección de TBA en los músculos abdominales, y obtuvieron una diferencia significativa (del 21%) en el volumen intraabdominal entre los grupos experimentales y el de control. En 2011 se realizó un estudio prospectivo en cerdos mediante la aplicación de 150ui de TBA en un lado de la pared abdominal de manera aleatorizada; en el otro se infiltró solución salina como placebo. Al cabo de 3 semanas se compararon ambos grupos y se descubrió un aumento del 49% en el avance de colgajos musculoaponeuróticos del lado con TBA comparado con el control, así como un 68% de avance realizando una separación de componentes10.

En 2009, el grupo de Ibarra-Hurtado et al.8 realizó un estudio prospectivo en 12 pacientes con hernias secundarias al manejo con abdomen abierto, a los que se aplicó 500ui de TBA (Dysport®, IPSEN, Francia), distribuidas en 5 puntos a cada lado de la pared abdominal guiada por electromiografía. Se les dio seguimiento clínico y tomográfico, midiendo la reducción del defecto herniario, y se tomaron estudios de imagen anteriores a la TBA y 4 semanas después de esta. En la comparación de ambos estudios se encontró una reducción global del defecto herniario de 5.25±2.32cm (p<0.001; IC 95% 3.59-6.91); el cierre primario se logró en 6 pacientes, y 6 requirieron de separación de componentes, teniendo un 16.67% de complicaciones. En el seguimiento a 9 meses no se informó de recurrencias.

También se ha comunicado el uso de TBA en pacientes con manejo de abdomen abierto para disminuir la formación de hernias ventrales, planeadas secundariamente a este manejo, mediante la aplicación de 300ui diluidas en 6 puntos. Se informó de una tasa de afrontamiento primario del 83%, con un cierre parcial apoyado con malla reabsorbible en el 6% y una tasa de hernia residual del 11%11.

En nuestro estudio se encontró una diferencia en el área herniaria total entre los estudios tomográfico-basales y posoperatorios, sin que fuese significativa. Sin embargo, se observó que la aplicación de TBA preoperatoria disminuye de manera considerable la tensión durante la reparación quirúrgica, ayuda al afrontamiento de los extremos aponeuróticos y aumenta la tasa de cierre primario.

Conclusiones

Las hernias gigantes representan un reto quirúrgico mayor, ya que presentan defectos de gran tamaño que no pueden afrontarse de manera primaria, dejando un tejido a tensión que genera isquemia, necrosis y recurrencia, o implica una movilización de colgajos musculoaponeuróticos de forma tan extensa que se daña la funcionalidad e integridad de la pared abdominal.

Existen diferentes opciones preoperatorias para aumentar el volumen de la cavidad abdominal y/o facilitar el afrontamiento parietal. Esta técnica de preparación permite en el preoperatorio generar mejores condiciones para planear la cirugía, y no excluye los demás recursos adicionales que pudieran ser necesarios para refuncionalizar la pared5.

La aplicación de TBA preoperatoria en el manejo quirúrgico de hernias incisionales voluminosas y con pérdida de dominio es de gran utilidad, según se ha comunicado en estudios previos. No obstante, solo existe un estudio prospectivo en el que se ha demostrado su beneficio estadístico preoperatorio, y las dosis de TBA y su técnica de aplicación todavía no están estandarizadas, por lo que se necesitan más estudios aleatorizados para determinarlas.

Conflicto de intereses

Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

Bibliografía
[1]
F. Crovella, G. Bartone, F. Landino.
Incisional hernia.
Springer Link, (2008),
[2]
H. Paajanen, H. Laine.
Operative treatment of massive ventral hernia using polypropylene mesh: A challenge for surgeon and anesthesiologist.
[3]
L. De Santis, F. Frigo, A. Bruttocao.
Pathophysiology of giant incisional hernias with loss of abdominal wall substance.
Acta Bio Medica, (2004), pp. 34-37
[4]
J. Hendrikus, van Geffen, K. Roger.
Incisional hernia repair: Abdominoplasty. Tissue expansion and methods of augmentation.
Worl J Surg, 29 (2005), pp. 1080-1085
[5]
A. Hernández, S. Valanci, A. Murillo.
Lo que debe saber un cirujano general sobre el uso de toxina botulínica serotipo A.
Cirujano General, 34 (2012), pp. 58-64
[6]
H. Cheng, F. Rupprecht, D. Jackson.
Decision analysis model of incisional hernia after open abdominal surgery.
Hernia, 11 (2007), pp. 129-137
[7]
U. Klinge, J. Conza, C. Krones.
Incisional hernia: Open tecniques.
World J Surg, 29 (2005), pp. 1066-1072
[8]
T. Ibarra-Hurtado, C. Nuño-Guzmán, J. Echegaray-Herrera.
Use of botulinum toxin type A before abdominal wall hernia reconstruction.
World J Surg, 33 (2009), pp. 2553-2556
[9]
C. Murat, C. Fatma, S. Salih.
Effect of paralysis of the abdominal wall muscles by botulinum A toxin to intraabdominal pressure: An experimental study.
J Pediatr Surg, 41 (2006), pp. 821-825
[10]
Harth KC, Rosem MJ, Blatnik J. Chemical myotomy with botulinum toxin for abdominal wall reconstruction: A porcine pilot study. Abstract presented at abdominal wall reconstruction. Jun 2010; 11-16, 2010. Washington, D.C.
[11]
M. Zielinski, N. Goussous, H. Schiller.
Chemical components separation with botulinum toxin A: A novel technique to improve primary fascial closure rates of the open abdomen.
Hernia, 17 (2013), pp. 101-107
Copyright © 2014. Sociedad Hispanoamericana de Hernia
Opciones de artículo
Herramientas