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Revista Española de Cirugía Ortopédica y Traumatología
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Vol. 48. Núm. 3.
Páginas 241-243 (Mayo 2004)
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Cartas al director
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CARTA

Sr. Director:

En el número 2 del volumen 47 de la Revista de Ortopedia y Traumatología, Molero et al publicaron un estudio sobre la utilización de la profilaxis tromboembólica venosa en la cirugía de cadera. En el apartado de resultados, los autores incluyeron a la sulodexida como un antiagregante plaquetario, cuando de acuerdo con la clasificación de la OMS, la sulodexida está incluida en el grupo B01AB de heparinas junto con la heparina y las heparinas de bajo peso molecular.

M.D. Benedicto

Departamento Médico Laboratorios Tedec-Meiji Farma, S.A. Alcalá de Henares. Madrid.


RÉPLICA

Sr. Director:

Vaya por delante nuestro agradecimiento a los autores de la carta previamente mencionada, en la que se hace un comentario discrepante sobre un trabajo que hemos publicado recientemente en esta revista (2003;47:129-33). Sin embargo, la discrepancia es sólo aparente. Los autores, médicos farmacólogos clínicos con años de ejercicio, fuimos conscientes desde la obtención del dato que la sulodexida no es un antiagregante plaquetario. Si en los «resultados» apareció como tal, fue porque así la calificaron y utilizaron los médicos que la prescribieron en la indicación estudiada. Dicho resultado, que por rigor metodológico tuvimos que admitir a pesar de nuestro rechazo profesional, fue uno de los varios que conformaron el grupo que denominamos «profilaxis incorrecta» (así consta en la «discusión»).

J. A. Durán Quintana

Servicio de Farmacología Clínica. Hospital Universitario Virgen Macarena, Sevilla.


CARTA

Sr. Director:

Hemos leído con mucho interés el excelente «Tema de Actualización»: Fracturas pertrocantéreas. Método e indicaciones terapéuticas de J.M. Curto Gamallo, L.R. Ramos Pascua y J.A. Santos Sánchez (2003;47[2]). Quisiéramos efectuar dos comentarios al citado artículo.

En primer lugar creemos que la figura 2 que tiene como leyenda clavo-placa de McLaughlin corresponde en realidad a un clavo placa de ángulo fijo o monobloque1. En segundo lugar, con respecto al clavo endomedular tipo gamma se dice: «Las complicaciones postoperatorias de los clavos gamma incluyen: ...; dolor (6%-10% de los pacientes a los 6 meses de la intervención, en relación con un supuesto 'efecto punta' por un mecanismo de stress shielding debido al excesivo ajuste distal del clavo y a su rigidez...»

Creemos que el párrafo puede inducir a confusión ya que el stress shielding no es un mecanismo, sino el fenómeno de reabsorción que se observa en aquellas regiones óseas en las que se produce una disminución de la carga por aplicación de una férula más rígida (osteosíntesis o prótesis). Cuando se aplica una carga a un sistema mecánico que está formado por dos o más componentes con distintos módulos de elasticidad, el componente con el mayor módulo de elasticidad (acero o titanio) absorbe más carga, protegiendo al de menor módulo de elasticidad (hueso) que reacciona reabsorbiéndose porque ya no es necesario2,3. Wolff, en 1892, ya observó que la arquitectura del hueso se adaptaba a la función; cuando colocamos un implante que le releva de la función, reacciona reabsorbiéndose. Por el contrario, el aumento de la carga que ocasionalmente tiene lugar en el extremo distal del implante produce dolor y un aumento de la osteogénesis que es denominado efecto punta.

J. Creus-Puig y J.M. Muñoz-Vives

Servicio de COT. Hospital Universitari de Girona. Girona.

BIBLIOGRAFIA

1.Paaschburg Nielsen B, Jelnes R, Rasmussen LB, Ebling A. Trochanteric fractures treated by the McLaughlin nail and plate. Injury 1985;16:333-6.

2.Tarr RR, Wiss DA. The mechanics and biology of intramedullary fracture fixation. Clin Orthop 1986;212:10-7.

3.Lazo Zbikowski J, Lazo-Zbikowski Taracena JM. Osteosíntesis estáticas y dinámicas. Rev Ortop Traumatol 1999;43:167-74.


RÉPLICA

Sr. Director:

Agradecemos los comentarios al trabajo publicado, que denotan una minuciosa y acertada lectura. Con respecto a la primera apreciación es evidente que la figura 2 corresponde a un clavo monobloque y no a un clavo-placa articulado de McLaughlin, y que hubo un error en la selección de las fotografías por nuestra parte. Con respecto al comentario sobre el stress shielding, si bien la acepción de «mecanismo» debiera mejor sustituirse por la de «fenómeno», nos parece que el significado de la frase en el contexto del tema es lo verdaderamente importante. En este sentido, el stress shielding que se produce en un implante encerrojado estático en el fémur, como puede ser un clavo gamma, puede ser causa de dolor1.

J.M. Curto Gamallo

Hospital Clínico Universitario, Salamanca.

BIBLIOGRAFIA

1.Hardy DC, Drossos K. Slotted intramedullary hip screw nails reduce proximal mechanical unloading. Clin Orthop 2003; 406:176-84.


CARTA

Sr. Director:

He leído con interés el editorial del número de septiembre del 2003 de su revista, titulado Comunicar o escribir: ¿es ésta la cuestión?1. En él el Dr. Cáceres reflexiona sobre el escaso porcentaje de las comunicaciones presentadas en los congresos de la SECOT que acaban siendo publicadas en una revista de la especialidad.

Creo que las razones sugeridas en el estudio de Sprage et al2 no se aplican en nuestro medio. Una simple comparación entre los datos disponibles en EE.UU. y en España puede arrojar luz sobre el tema. En España un grupo de aproximadamente 3.500 miembros de la SECOT presentaron en el congreso de la SECOT de 2002 en Barcelona 334 comunicaciones orales2 (95 comunicaciones por cada 1.000 traumatólogos) de las que se publicarán en torno al 5%1 (17 publicaciones, 5 por cada 1.000 traumatólogos). En EE.UU. un grupo de aproximadamente 20.300 traumatólogos3 presentaron en el congreso de 1996 de la AAOS 465 comunicaciones orales4 (23 comunicaciones por cada 1.000 traumatólogos) de las que se publicaron 159 (8 publicaciones por cada 1.000 traumatólogos). Existe una gran disparidad en el primer cociente (95 comunicaciones frente a 23 por cada 1.000 traumatólogos), pero no es tan importante en el segundo (5 publicaciones frente a 8 por cada 1.000 traumatólogos).

Mi impresión es que no existe un déficit real de publicación de los resultados de los estudios realizados por los traumatólogos españoles, sino que el defecto se produce en la calidad de los trabajos que se aceptan para su presentación en los congresos de la SECOT. Si se redujese el número de comunicaciones orales aceptadas en un 70%-80%, por ejemplo a 70, probablemente el número de estudios que acaban publicándose sería el mismo (de unos 17, un 24% de los presentados) con una tasa de publicación mucho más adecuada. Como valor añadido conseguiríamos hacer más accesible e interesante nuestro querido congreso de la SECOT, en el que cada vez es más difícil acercarse al contenido científico útil entre la maraña de comunicaciones simultáneas, exhibiciones farmacéuticas y eventos paralelos.

Entiendo que los comités organizadores del congreso se enfrentan a importantes tentaciones para no hacer una selección estricta. Por una parte se encuentran con la presión de organizar un congreso grande para soportar la comparación con los de años anteriores, y eso incluye aumentar el número de comunicaciones. Por otra parte, aceptar un gran número de comunicaciones es una manera fácil de asegurar una asistencia alta y un porcentaje de inscripciones elevado que sufrague los gastos del congreso (en Barcelona se presentaron entre carteles y comunicaciones 827 estudios con más de 2.000 autores, y hubo sólo unas 1.700 inscripciones).

Sin embargo, creo que es necesario y bueno un esfuerzo para aumentar la calidad de las presentaciones en el congreso de la SECOT. El éxito de un congreso no lo da la cantidad de sus presentaciones, sino la calidad de éstas, y los asistentes debemos pensar si es mejor ir al congreso a escuchar que a hablar.

M.A. Ruiz-Ibán

Servicio de COT. Hospital Ramón y Cajal. Madrid.

BIBLIOGRAFIA

1.Cáceres, E. Comunicar o escribir: ¿es ésta la cuestión? Rev Ortop Traumatol 2003;47:305.

2.Cáceres E. Presentación. Libro de Resúmenes del 39 Congreso de la SECOT. Barcelona, 2002; p: 10-11.

3.Lee PP, Jackson CA, Relles DA. Demand-Based Assessment of Workforce Requirements for Orthopaedic Services. J Bone Joint Surg Am 1998;80A:313-26.

4.Sprague S, Bhandari M, Devereaux PJ, Swiontkowski MF, Tornetta P III, Cook DJ, et al. Barriers to Full-Text Publication Following Presentation of Abstracts at Annual Orthopaedic Meetings. J Bone Joint Surg Am 2003;85A:158-63.


RÉPLICA

Sr. Director:

En primer lugar quisiera agradecer muy sinceramente el comentario de Miguel Ángel Ruiz Ibán del Hospital Ramón y Cajal de Madrid sobre mi editorial: Comunicar o escribir: ¿es ésta la cuestión?1, en el expuse que existe una situación muy diferente entre la tasa de publicación en forma de artículos originales o notas clínicas de las comunicaciones presentadas en nuestros congresos (alrededor del 5%) comparativamente a lo que se produce en otros congresos anuales internacionales de Ortopedia y Traumatología (alrededor del 45%).

En su comentario el Dr. Ruiz Ibán argumenta que si bien esta afirmación es evidente en números absolutos, no puede utilizarse como explicación de que la tasa en general de publicación de artículos sea inferior, ya que tomamos directamente la relación entre el número de comunicaciones presentadas y las publicaciones, y no el número de asistentes a los congresos americanos, con lo que si así lo hubiéramos hecho, relacionando la tasa de trabajos publicados y comunicaciones presentadas por 1.000 traumatólogos asistentes, la diferencia sería irrelevante, y que lo que realmente sucede es que la selección de comunicaciones en los congresos internacionales es mucho más exigente (menor número de comunicaciones por traumatólogos asistentes) y, consecuentemente son de mayor calidad.

Creo que su comentario es acertado, aunque no acaba de explicar que otras sociedades como la Scoliosis Research Society (SRS), la North American Spine Society (NASS) o la International Society for the Study of the Lumbar Spine (ISSLS), en las que el número de asistentes es mucho menor, la relación comunicaciones/asistentes es más parecida a nuestro Congreso Nacional, y sin embargo la tasa de publicaciones se mantiene muy superior.

Estoy totalmente de acuerdo con su segunda afirmación, y queda perfectamente relacionada en el penúltimo párrafo de mi editorial que textualmente decía: «[...] Sin embargo se nos ocurre que una mejor y mayor selección de los trabajos comunicados en nuestras reuniones repercutirá, primero en la calidad de las comunicaciones presentadas y segundo muy probablemente en su porcentaje de publicaciones»1.

Esperemos que, argumentos aparte, nuestro editorial y comentarios como los del doctor Ruiz Ibán, contribuyan en primer lugar a aumentar la calidad de los trabajos seleccionados en nuestros congresos y especialmente a incrementar el número de publicaciones por parte de los cirujanos ortopédicos y traumatólogos españoles, motivación fundamental que nos llevó a su redacción.

E. Cáceres

Secretario de Redacción

BIBLIOGRAFÍA

1. Cáceres E. Comunicar o escribir: ¿es ésta la cuestión? Rev Ortop Traumatol 2003;43:305.

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