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Vol. 4. Núm. 3.
Páginas 391-393 (Julio 2006)
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La experiencia de una Jornada Virtual
Experience of a virtual meeting
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Serapio Severiano Peña
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Desde hace prácticamente 4 años la Revista de Administración Sanitaria (RAS) optó por incorporar una nueva fórmula que permitiera aportar contenidos de interés y actualidad a su sección de "Política Sanitaria". La nueva fórmula fue la celebración de jornadas de expertos sobre un tema especifico de interés en el Sistema Nacional de Salud (SNS), a las que se invitaba a un número reducido de participantes, y en las que se debatía sobre las ponencias presentadas, posteriormente se edita un número monográfico con las ponencias y debates de la jornada. La edición de los números de la RAS es el objetivo final que se persigue con las jornadas.

El proyecto de realizar jornadas virtuales nace de la necesidad de explorar nuevos formatos de jornadas que cumpliera algunas premisas como: que exigiera menos recursos, que fueran más ágiles en su organización y que nos acercara a entornos virtuales de las nuevas tecnologías. Así es como nace el proyecto de debatesanitario.com

Debate sanitario ha cumplido, en general, las tres premisas y por tanto consideramos satisfactoria la jornada virtual; sin embargo, debemos aprovechar este momento también para hacer algunas reflexiones sobre esta experiencia:

La idea inicial y el posterior desarrollo ha sido el trasladar formalmente nuestras jornadas presenciales a virtuales y posiblemente el mimetismo no sea correcto, pues son dos formatos distintos como lo serían dos jornadas presenciales con formatos diferentes. El formato virtual requiere de los participantes una actitud más pro-activa, un tiempo para leer los materiales y una predisposición para intervenir.

Es cierto que con menor coste y en poco tiempo se puede llegar al mismo número de personas invitadas que en una jornada presencial en la que finalmente participan un 50% y en el desarrollo de los debates intervienen entre un 20 y un 25% de los participantes.

No debemos olvidar que, de acuerdo con los últimos datos disponibles, la utilización de Internet sólo llega al 37% de la población española, aproximadamente 14 millones de españoles, y de estos internautas sólo el 6,3% declara participar en grupos de discusión o debates en la red (AIMC -EGM: 2.ª ola 2006 abril/mayo).

La respuesta de los autores aceptando escribir en cuanto nos pusimos en contacto fue lo más positivo de esta experiencia, esto nos ha permitido tener los textos para el número monográfico por adelantado, avance no despreciable en un contexto editorial de elaborar una revista en papel y que habitualmente nos ocupa más tiempo. Sin embargo, también nos ha permitido constatar cómo el entorno virtual refleja, quizá con mayor nitidez que otros entornos, la atonía pertinaz y la falta de participación, y mucho menos de implicación, de una parte importante de nuestro colectivo profesional.

Este colectivo, por diferentes motivos como puede ser el efecto edad, el efecto de distanciamiento generalizado ante las nuevas tecnologías o por carencia de tiempo real, parece no ser el más apropiado para este formato.

La edad es un elemento diferenciador respecto al uso de las nuevas tecnologías en todos los ámbitos profesionales y sociales, siendo los profesionales jóvenes los más habituados a navegar y utilizar los diferentes modelos de participación, disminuyendo esta práctica con la edad.

La disponibilidad de tiempo y la decisión de dedicarlo a participar a través de la red en unas jornadas virtuales no es un tema menor. El material de las jornadas eran textos de ponencias y colaboraciones que suponían cerca de 200 páginas, además de los documentos y lecturas aportados que superaban el número de páginas anteriores, y su necesaria lectura previa para participar requería una inversión de tiempo no desdeñable.

La edad de las personas y el tiempo que tienen no depende de nosotros, en cambio la variable "nuevas tecnologías" es el factor que nosotros hemos condicionado. ¿Cómo interpretamos la moderada participación? Parece que no es algo exclusivo de nuestro sector, algunos lo llaman el "tecno-estrés" la forma en que ciertas personas viven los avances de las nuevas tecnologías, son aquellas que mantienen, en el fondo, cierto recelo del presente y a veces un miedo difuso hacia el futuro. Ante dicho estrés la tendencia natural es el inmovilismo, no dar ningún paso en la dirección actual. Esta actitud suele asociarse a la edad e incrementarse con ella.

Se habla de una brecha tecnológica en nuestra sociedad, que se refleja en una brecha de actitudes ante las nuevas tecnologías. Esta brecha está presente en nuestro colectivo profesional, como parte de la sociedad, y va en aumento. Por un lado están los entusiastas por conquistar el futuro y por otro los que viven instalados con resistencia en el pasado.

Siguiendo este hilo podríamos concluir que el formato es acertado y la experiencia positiva, pero con difícil encaje en nuestro colectivo, hoy por hoy. En futuras propuestas de jornadas virtuales necesitaríamos seleccionar muy bien los temas para que casen mejor con el formato, ampliar el número de invitados del tipo "entusiastas" y ofrecer "algo más" que haga más atractivo al formato compensando el esfuerzo requerido.

Hasta aquí las reflexiones sobre las propias jornadas virtuales, pero no debemos olvidar que somos una Revista en papel con presencia en la red, y la experiencia, como decíamos al comienzo, tenía como objetivo explorar nuevos métodos y ámbitos para generar contenidos para la revista, desde esta perspectiva podemos extraer algunas otras reflexiones.

La revista en papel, hoy día, no se concibe sin la revista en la red, por su inmediatez, accesibilidad, mayor difusión, permanencia y otros valores añadidos (pensemos por ejemplo en búsquedas de determinados contenidos). Incluso se empiezan a difuminar las fronteras físicas: la revista en papel está en la red, la red acoge contenidos previos en forma de jornadas virtuales que posteriormente aparecerán en la revista en papel. Esto no es sino un reflejo de una tendencia a la que asistimos de situaciones mixtas o de integración de medios o canales en otros medios, la radio en la Web, la Web en la televisión, la televisión en la Web, etc. Esta evolución parece consolidarse y nos plantea un futuro más abierto a las revistas científicas y profesionales, siempre que sepamos combinar los distintos medios y sepamos aprovechar las ventajas de la red no sólo para la difusión de la revista sino también para la generación de los números e incluso para la creación de nuevos productos.

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