A finales del año 1895 Röentgen inauguró una nueva forma de mirar al interior del cuerpo humano sano o enfermo sin transgredirlo. Su descubrimiento le valió el premio Nobel de Física en el año 1901. La capacidad de obtener información sobre la anatomía y la patología humanas a partir de imágenes médicas ha crecido desde entonces y sigue creciendo a día de hoy a ritmo exponencial, habiendo merecido algunos de los avances responsables de dicho crecimiento el reconocimiento del premio Nobel de Medicina en 2 ocasiones. A los radiólogos nos toca la enorme responsabilidad de gestionar estas herramientas que tanto impacto tienen en la medicina moderna. Y hemos de hacerlo con pericia y eficiencia, evitando los riesgos que, evidentemente, también conlleva su mala utilización1 y asumiendo, además, un importante protagonismo en el trabajo multidisciplinar con otros colegas que, si no respondemos a sus expectativas, no durarán en invadir lo que seguimos considerando como «nuestro territorio»2. Todo esto nos obliga a manejarnos continuamente en la cresta de la ola de la tecnología médica, un lugar donde el atractivo se disputa el puesto con el vértigo y donde la puesta al día, la constatación de los conocimientos y la investigación para el avance hacia otros nuevos son una necesidad y una responsabilidad constantes.
Todos tenemos la percepción de que el nivel de la radiología española es alto. La participación de radiólogos españoles en foros europeos y americanos es grande y de calidad. En el último Congreso de la Sociedad Radiológica de Norteamérica (año 2009) obtuvieron una de las 11 distinciones con la calificación de Magna Cum Laude, 4 de los 50 Cum Laude, 9 certificados de mérito y uno de excelencia en diseño (de 15 otorgados). Fueron seleccionados para su publicación en Radiographics 14 trabajos españoles. La internacionalización de la producción científica de la radiología española era un fenómeno aún no plenamente consolidado, pero claramente en progresión, en un estudio publicado en el año 2006 sobre el periodo 1996–20033. En una de las conclusiones de este estudio se cita la necesidad de que «las revistas españolas de la especialidad» evolucionen de forma paralela y faciliten la investigación española en la materia, así como su expansión internacional. Basta echar un vistazo a las 117 publicaciones internacionales que aparecen en una relación no exhaustiva en la página Web de la SERAM4 para tomar conciencia de la importante presencia actual de la radiología española en el ámbito de la mundial.
Probablemente, las muestras más palpables de la calidad de una sociedad científica sean su Web, su revista y su congreso. En la declaración de la propia razón de ser de la sociedad radiológica más prestigiosa, la Sociedad Radiológica de Norteamérica (RSNA), que encabeza su página Web, puede leerse que la RSNA «hosts the world's largest annual radiology meeting, publishes two highly respected peer-reviewed journals …»5, dando buena muestra de hasta qué punto son su congreso anual, Radiology y Radiographics, prioridades de la sociedad. El protagonismo de estas, en términos objetivos y subjetivos, importantísimas publicaciones en su Web es asimismo máximo.
La sociedad científica que aglutina y representa a los radiólogos españoles, la SERAM, se ha situado en una posición de prestigio en diversos entornos internacionales. Su congreso bienal se ha consolidado como un formidable evento en criterios de cantidad y calidad. La participación es masiva en cuanto a asistentes y actividades científicas; en Sevilla 2008 se presentaron nada más y nada menos que 1.422 pósteres electrónicos (sistema en el que fue pionera nuestra sociedad) y 178 comunicaciones orales, además de celebrarse, entre otros, cursos de formación continuada, de actualización, monográficos, simposios y debates. Detrás de tal evento solo puede estar una sociedad fuerte.
Radiología, nuestra revista, existe como tal desde 1960, siendo la heredera de la Revista Española de Electrofisiología y Radiología Médica, fundada en 1912. Está indexada en Excerpta Medica/Embase, IBECS, IME, Scopus, Nursing y desde hace 3 años, en Index Medicus/Medline. En esta última base bibliográfica científica, sin lugar a dudas, la de mayor relevancia, es la única revista en el campo de la radiología en español, segundo idioma más hablado en el mundo, tras el chino mandarín, como lengua materna, segundo idioma más estudiado en el mundo y tercero más empleado en Internet6. En la que presume de ser la mayor base de datos de la bibliografía científica, Scopus, promovida por Elsevier, solo hay otra revista radiológica publicada en castellano, la Revista Chilena de Radiología.
El camino del razonamiento seguido nos llevaría a un punto deductivo inmediato: la revista oficial, una de las banderas, de una sociedad científica de prestigio consolidado, que representa a un grupo nacional de profesionales de probada valía en un campo de innegable impacto en la medicina moderna, además casi sin competencia como vehículo de expresión cualificada en su campo en un idioma de enorme divulgación universal, tiene, por fuerza, que ocupar un puesto privilegiado en el elenco de las revistas científicas. Llegados a este punto, iniciaremos un discurso comparativo, por lo tanto odioso, pero necesario, que contribuirá, para empezar, a ubicarnos en la realidad.
Para ello no queda más remedio que recurrir, aunque sea de forma muy somera, a la bibliometría. El indicador más conocido de la importancia de una revista es el factor de impacto (FI), calculado por el Institute for Scientific Information, de Thomson Scientific y publicado en su Journal of Citation Reports. Radiología no está entre el grupo privilegiado de revistas que figuran en el Journal of Citation Reports y por lo tanto no conocemos su FI real. SCImago7 es un grupo de estudio bibliométrico científico, fundamentalmente español, basado en Scopus. Además de ofrecer datos que podrían considerarse análogos a un FI virtual, ha desarrollado, empleando el algoritmo Google PageRank™, un índice, el SCImago Journal Rank, que, a diferencia del FI (que básicamente ofrece información sobre el promedio de veces que es referenciado un artículo citable de una revista en el año de su publicación y el siguiente) toma en consideración la calidad del origen de la cita, para ofrecer una visión más fidedigna de la repercusión de una publicación, y reducir al mismo tiempo los efectos de la manipulación. La posición de Radiología, al final del año 2008 (últimos datos disponibles) en cuanto a ambos parámetros, en comparación con otras revistas oficiales de sociedades científicas españolas que representan a profesionales con los que los radiólogos estamos habituados a convivir en nuestra práctica hospitalaria, no es muy halagüeña. Si hiciéramos un relato completo de todas las especialidades médicas representadas oficialmente por las ¡21 revistas! españolas que anteceden a Radiología en ese listado, seguro que el lector encontraría ejemplos de muchas a las que no atribuiría, por no entrar en otros detalles más escabrosos, el impacto sanitario de la radiología. Recordemos, además, la ausencia de «competencia» de Radiología, que ni mucho menos comparten todas las demás publicaciones. El panorama sería más desolador si la observación la hubiéramos realizado con datos del año 2007, cuando los valores de Radiología eran, simplificando, menos de la mitad que un año después. No son buenos tiempos para interpretar de forma prematura lo que parece una tendencia positiva como «brotes verdes».
La posición en el panorama internacional no es mucho mejor: entre las 159 revistas englobadas en Scopus en el campo de radiología, medicina nuclear e imagen, Radiología cierra el tercer cuartil, en la posición 120, en cuanto a SCImago Journal Rank y ocupa el puesto 110 con respecto al número de citas en 2 años. Evitaremos hurgar en la llaga mencionando títulos que nos preceden en este ranking.
Para interpretar someramente el patrón territorial de contribuciones a Radiología haremos uso sólo de algunas cifras significativas. El número de autores por habitante de la comunidad autónoma con más publicaciones en los últimos 5 años cuadruplica al de la comunidad autónoma que le sigue. El porcentaje de autores de trabajos originales es también netamente mayor en esa comunidad autónoma que en otras comunidades. Hay 3 comunidades, 2 de ellas con más de un millón de habitantes, que no han contribuido con un solo autor de entre los 3 primeros en estos 5 años. En otras se percibe una gran predilección por los trabajos basados en la comunicación de casos aislados. Tanta heterogeneidad debe llevarnos a una reflexión sobre la diversidad de facilidades, pero también de disposición individual y colectiva para afrontar la faceta investigadora y publicadora de nuestra profesión. Por otro lado, el índice de autorías extranjeras en estos 5 años ha sido muy bajo, de solo el 2,4%, y el de colaboración internacional, evidentemente, menor aún.
Preguntémonos ahora qué se publica en Radiología. El número de trabajos publicado en la revista, que ha vivido en estos años también un significativo incremento en su número de páginas, ha ido en aumento, fundamentalmente a expensas de los originales. El ritmo de aportación de este tipo de trabajos, sin embargo, dista de ser uniforme, percibiéndose un claro y peligroso descenso en los meses que preceden a la celebración del congreso nacional. Por otro lado, desde el año 2007 se ha visto una revitalización de la sección de cartas al director. Radiología ha de servir de foro de discusión sobre cualquier ámbito que interese a nuestra profesión y este repunte de cartas probablemente sea una muestra aún insuficiente de esta utilidad de la revista. Igualmente, desde el año 2007 se han publicado las primeras cartas de contenido científico y hay una producción regular de editoriales. Y en cuanto a la temática, si tomamos como modelo la estructura del comité editorial de Radiología, reflejo bastante fiel de la estructura en secciones de la propia SERAM y valoramos el material publicado en los últimos 5 años, son llamativas la ausencia de trabajos sobre formación y la gran escasez de los orientados hacia calidad en radiodiagnóstico, área sin aportación específica alguna desde hace más de 2 años. La distribución de trabajos originales por área de interés también es heterogénea, aunque no profundizaremos en esto.
Al margen del rigor editorial y de otras estrategias que puedan tener más o menos éxito, algunas de ellas vitales en la modernización y el aumento de la visibilidad de la revista, en las que no vamos a entrar aquí, porque ya han sido objeto de otros editoriales, está claro qué es lo que Radiología necesita para alcanzar la cota que represente a la realidad de esta especialidad en este país y afianzarse en ella: abundantes trabajos originales de calidad, que no es sinónimo necesariamente de complejos trabajos de investigación. Todos coincidiremos en que deseamos que nos represente una revista fuerte y prestigiosa, que cumpla con su misión de ser el vehículo de transmisión del conocimiento y la investigación relacionados con la radiología en nuestra lengua por el mundo, consolidada en los índices bibliométricos por los méritos propios de su calidad y no por maniobras de ingeniería editorial que desvirtúen su razón de ser. Para ello es necesario que el modelo de la primera de las comunidades autónomas «se exporte» al resto de España. Es precisa una mayor contribución de algunas secciones de nuestra especialidad. Hay que aprovechar la presencia internacional de la radiología española. El congreso nacional debe tener su continuidad en la revista, algo que no ocurre en la actualidad sino en un porcentaje llamativamente bajo8… Es posible que llegue el día en que se rompa este círculo vicioso que hace que el radiólogo español aspire a publicar fuera lo bueno, relegando a Radiología a un escalón inferior, no merecedor de recibir lo mejor y así sucesivamente. Insistiremos una vez más en la necesidad de la citación de Radiología fuera de Radiología como un factor imprescindible para el salto cualitativo inicial. Procuraremos que el inmenso esfuerzo colectivo de la producción científica para los congresos nacionales tenga una traducción más directa en las páginas de la revista, empezando por el de este mismo año. Pero, por qué no, apelaremos también a «hacer patria», a arrimar el hombro para que la posición de Radiología en el escenario nacional e internacional sea la que merece la radiología española, aunque sea a costa de renuncias personales a un fragmento de FI al principio. En su discurso de toma de posesión del cargo de Presidente de los EEUU, el 20-01-1961, John F. Kennedy pronunció aquella célebre frase: «And so my fellow Americans, ask not what your country can do for you; ask what you can do for your country». Tal vez una de las cosas que nosotros podamos hacer por nuestra profesión sea enseñar lo mejor que tenemos en su escaparate (publicar con calidad en Radiología) y hablar bien de ella (citar a Radiología). Son menos difundidas, pero del mismo autor y de idéntico discurso, estas otras palabras: «All this will not be finished in the first 100 days. Nor will it be finished in the first 1.000 days, nor in the life of this Administration, nor even perhaps in our lifetime on this planet. But let us begin».
Si usted quiere comentar, formular preguntas o criticar cualquiera de los aspectos de este editorial, puede hacerlo en la dirección de correo electrónico http://www.editor-radiologia@seram.es desde que reciba el número de la revista. Las respuestas se publicarán en la Web de la Sociedad Española de Radiología Médica (SERAM) a la vez que en la edición impresa de RADIOLOGÍA.




