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Vol. 68. Núm. 4.
Páginas 163-172 (Octubre 2009)
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Páginas 163-172 (Octubre 2009)
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Asociaciones entre los estilos de crianza y los comportamientos y actitudes de los adolescentes relacionados con la seguridad al conducir
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Kenneth R. Ginsburga, Dennis R. Durbinb, J. Felipe García-Españac, Ewa A. Kalickad, Flaura K. Winstone
a md, msed Center for Injury Research and Prevention, Craig-Dalsimer Division of Adolescent Medicine, Department of Pediatrics, Children’s Hospital of Philadelphia, Filadelfia, Pensilvania, Estados Unidos
b md, msce Center for Injury Research and Prevention, Division of Emergency Medicine, Department of Pediatrics, Children’s Hospital of Philadelphia, Filadelfia, Pensilvania, Estados Unidos. Department of Pediatrics, University of Pennsylvania, Filadelfia, Pensilvania, Estados Unidos.
c phd Center for Injury Research and Prevention, Department of Pediatrics, Children’s Hospital of Philadelphia, Filadelfia, Pensilvania, Estados Unidos
d bs Center for Injury Research and Prevention, Department of Pediatrics, Children’s Hospital of Philadelphia, Filadelfia, Pensilvania, Estados Unidos
e md, phd Center for Injury Research and Prevention, Division of General Pediatrics, Department of Pediatrics, Children’s Hospital of Philadelphia, Filadelfia, Pensilvania, Estados Unidos. Department of Pediatrics, Leonard David Institute for Health Economics, School of Medicine, University of Pennsylvania, Filadelfia, Pensilvania, Estados Unidos.
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Objetivo: Explorar la asociación entre el estilo de crianza y los comportamientos al conducir.

Métodos: La 2006 National Young Driver Survey tomó datos sobre los comportamientos de seguridad al conducir de una muestra representativa nacional compuesta por 5.665 estudiantes de 9.º, 10.º y 11.º curso. La variable del estilo de crianza se basó en los informes de los adolescentes y dividió a los padres en 4 grupos: 1) firmes (gran apoyo y muchas normas/ control), 2) autoritarios (escaso apoyo y muchas normas/control), 3) permisivos (gran apoyo y pocas normas/control) y 4) descuidados (escaso apoyo y pocas normas/control). Se evaluaron las asociaciones entre el estilo de crianza y los comportamientos y las actitudes al conducir.

Resultados: La mitad de los padres fue calificada de firmes, el 23% de permisivos, el 8% de autoritarios y el 19% de descuidados. Comparados con los adolescentes de padres descuidados, los de padres firmes informaron de la mitad del riesgo de accidente en el año anterior (razón de probabilidades [odds ratio] [OR]: 0,47 [intervalo de confianza (IC) del 95%: 0,26-0,87), tuvieron una probabilidad de conducir en estado de intoxicación un 71% menor (OR: 0,29 [IC 95%: 0,19-0,44]) y menos probabilidades de utilizar un teléfono móvil al conducir (OR: 0,71 [IC 95%: 0,500,99]). Los adolescentes con padres firmes o autoritarios informaron de utilizar el cinturón de seguridad casi el doble (firmes: OR: 1,94 [IC 95%: 1,49-2,54]; autoritarios: OR: 1,85 [IC 95%: 1,08-3,18]) y de superar el límite de velocidad la mitad (firmes: OR: 0,47 [IC 95%: 0,36-0,61]; autoritarios: OR: 0,63 [IC 95%: 0,400,99]) que los adolescentes con padres descuidados. No hubo diferencias significativas en el riesgo de accidente o el empleo del cinturón de seguridad entre los hijos de padres permisivos y descuidados.

Conclusiones: Los médicos deben alentar a los padres a fijar normas y controlar los comportamientos al conducir de sus hijos adolescentes, en un contexto de apoyo.

Texto completo

Los accidentes de tránsito constituyen la principal causa de muerte y de discapacidades contraídas entre los adolescentes1. Estas lesiones se enmarcan en el contexto de la salud del adolescente, en la que > 70% de los fallecimientos están relacionados con el comportamiento2. Como la salud del adolescente está tan estrechamente ligada al comportamiento, la investigación se ha centrado en las estrategias que fomentan elecciones positivas del comportamiento3-6. Cada vez es mayor el consenso de que enseñar la técnica de la conducción no es suficiente para modificar la seguridad del adolescente al conducir; también debemos influir sobre las actitudes y los comportamientos relacionados con la conducción7. Parece sensato comenzar por incorporar el conocimiento obtenido del estudio de las actitudes y las acciones de otros comportamientos del adolescente al contexto de la conducción7.

La implicación eficaz de los padres constituye un factor clave en la promoción de los comportamientos positivos del adolescente8-10. El control de los padres ejerce una influencia significativa e independiente sobre el consumo de sustancias11,12, la iniciación sexual13,14, la delincuencia15,16 y la agresión16 del adolescente. Los padres también desempeñan un papel importante en la seguridad al conducir. Varios estudios han observado que el control de los padres, con las adecuadas restricciones, influye sobre la seguridad al conducir17-20. En concreto, un acuerdo formal, por escrito, relacionado con la conducción entre los padres y el adolescente, con expresión clara de las expectativas de los padres, disminuye la conducción temeraria entre los adolescentes21,22, probablemente al aminorar la discordancia entre las interpretaciones de los padres y los adolescentes acerca de las expectativas y los límites23.

El control es sólo uno de los aspectos de la influencia protectora de la intervención de los padres. Los padres son fuentes fidedignas de información sobre la salud y la seguridad, por lo que actúan como informadores clave y como modelos de rol24-26. En realidad, los lazos familiares se han demostrado cruciales para disminuir la vulnerabilidad en todos los terrenos importantes del riesgo27. Es fundamental para estos lazos la calidez, la comprensión y el apoyo27. La importancia de la calidez y el apoyo plantea la cuestión de cómo pueden los padres comunicar mejor su insistencia en el control de los comportamientos relacionados con la conducción.

El estilo de crianza considera el equilibrio entre 2 aspectos de la crianza, el control (monitorización/restricciones) y la calidez/apoyo. Baumrind28,29 y Maccoby y Martin30 describieron 4 estilos de crianza. Los padres autoritarios imponen restricciones con poca calidez. Los padres permisivos ofrecen calidez y apoyo emocional con pocas restricciones. Los padres descuidados no ofrecen apoyo ni restricciones. Los padres firmes controlan estrechamente a sus hijos con calidez y apoyo emocional, así como con responsabilidad y límites fijos. Los padres firmes estimulan mucho los resultados emocionales y de la conducta de los adolescentes y fomentan con éxito unos lazos familiares efectivos31-33. Aunque los estilos de crianza varían según el grupo socioeconómico, el estilo firme beneficia a todos los adolescentes, con independencia de la etnia, el nivel socioeconómico o la estructura de la familia34. No obstante, se sabe poco de la óptima interrelación entre la calidez, el apoyo y el control de los padres en relación con la seguridad al conducir.

Presentamos previamente datos sobre los comportamientos y las actitudes autonotificadas y las exposiciones a factores que contribuyen a la seguridad en la conducción de la National Young-Driver Survey35 (NYDS). Para aumentar la base científica del estilo de crianza como factor de predicción de la seguridad al conducir, el objetivo de este análisis fue explorar la asociación entre el estilo de la crianza y los comportamientos y las actitudes relacionadas con la seguridad al conducir notificadas por los adolescentes.

MÉTODOS Grupo de estudio

La NYDS se realizó sobre una muestra representativa nacional compuesta por 5.665 estudiantes de 9.º, 10.º y 11.º curso entre marzo y mayo de 2006. La revisión alcanzó unas tasas de respuesta del 57% de las escuelas y del 85% de los estudiantes. Ginsburg et al35 publicaron más detalles del diseño, el esquema de muestreo, los métodos y los resultados de la NYDS.

Diseño de la revisión

La NYDS recogió datos sobre los comportamientos y las actitudes que afectan a la seguridad en la conducción. Incorporó medidas de revisiones previamente validadas, como las características demográficas consideradas como relacionadas con la seguridad en la conducción (p. ej., la edad, el sexo, la raza y la densidad de población), medidas sociales y del comportamiento que pueden influir sobre la seguridad (p. ej., autonotificación del rendimiento escolar, consumo de sustancias y uso del cinturón de seguridad) y experiencia en conducir, incluyendo la historia de accidentes. Los puntos del comportamiento fueron autonotificados, y los de la actitud ofrecieron las opiniones personales del grado en que los factores afectan a la seguridad del adolescente.

La NYDS fue diseñada mediante el método centrado en el adolescente, un método mixto cualitativo/cuantitativo que facilita la generación de ideas y luego las incorpora en revisiones36. Los puntos generados por los adolescentes a partir de las etapas cualitativas de formación se incluyeron en una sección que exploró las actitudes preguntando sobre la diferencia que aportan 25 factores “en que los adolescentes estén seguros o no en los vehículos a motor”. Quienes respondieron otorgaron una evaluación en una escala de 3 puntos (es decir, ninguna, alguna o gran diferencia). En este análisis, exploramos las actitudes sólo en las áreas en que también tomamos datos sobre los comportamientos autonotificados. Los comités de Ética de The Children’s Hospital de Philadelphia y Macro International, la empresa contratada para la supervisión, aprobaron el protocolo del estudio. Se facilitaron impresos de permiso paterno activo y pasivo, lo que permitió a cada escuela acomodarse a su práctica habitual en revisión de riesgo despreciable. Los adolescentes dieron su asentimiento a participar en la revisión.

Derivación de las variables del estilo de crianza

Este artículo se centra en las variables que describen el apoyo, las normas y el control de los padres y su asociación con los comportamientos y las actitudes autonotificadas por los adolescentes. Dos consideraciones importantes subrayaron la elección de los puntos para las variables de la crianza. La primera fue que, como la crianza sólo era una de las numerosas construcciones incluidas en la NYDS administrada en la escuela, sólo se pudo utilizar un pequeño conjunto de puntos (4 puntos). La segunda fue que la expresión de los puntos debía ser adecuada para la población de enseñanza media, que incluye tanto a conductores como a no conductores; por ello, el armazón de las prácticas de crianza fue general en lugar de específico respecto a la conducción. Las afirmaciones sobre el apoyo y las normas se tomaron de la Attitudes and Behaviors Survey (puntos 29b y 29e de la revisión) del Search Institute37, y las relacionadas con el control se tomaron del trabajo sobre el control de los padres de DiClemente et al38. Los 4 puntos escogidos fueron los siguientes: punto 1 (apoyo): “Mis padres me prestan ayuda y apoyo cuando lo necesito”; punto 2 (normas): “En mi familia existen normas claras sobre lo que puedo y no puedo hacer”; punto 3 (control): “Mis padres investigan dónde estoy cuando no estoy en la escuela y estoy lejos de casa”; punto 4 (control): “Mis padres quieren saber con quién estoy cuando no estoy en la escuela y estoy lejos de casa”. Los participantes respondieron a cada afirmación sobre una escala de 5 puntos, entre totalmente de acuerdo a claramente en desacuerdo, con un punto medio de respuesta neutra o sin acuerdo ni desacuerdo. La consistencia interna de los puntos sobre las normas y el control de los padres en la NYDS fue buena (α de Cronbach = 0,76).

A partir de las respuestas a los puntos de crianza elaboramos una variable teórica, de 4 categorías, del estilo de crianza basada en la interrelación entre el control (definido como monitorización y normas) y el apoyo. Se derivó una variable dicotómica; el intenso control correspondió a las respuestas “de acuerdo” o “totalmente de acuerdo” a los puntos de normas y control (puntos 2-4). Las demás combinaciones de respuestas a los puntos de normas y de control fueron calificadas de escaso control. La variable dicotómica de apoyo provino de reclasificar las respuestas como gran apoyo para las respuestas “de acuerdo” o “totalmente de acuerdo” al punto de apoyo y de escaso apoyo a las demás respuestas. De la combinación de los grados de control y de apoyo emergió una variable del estilo de crianza de 4 categorías, según el trabajo de Baumrind28 y Steinberg et al12,39,40, es decir, 1) autoritaria (escaso apoyo y gran control), 2) firme (gran apoyo y gran control), 3) permisiva (gran apoyo y escaso control) y 4) descuidada (escaso apoyo y escaso control).

Análisis estadísticos

Examinamos las asociaciones entre las categorías de crianza y las variables claramente asociadas con los accidentes y la muerte (accidentes como conductor41, accidentes como pasajero42,43, empleo del cinturón de seguridad44,45, consumo de alcohol, global y durante la conducción46, uso del teléfono móvil durante la conducción43,47, sobrepasar el límite de velocidad48,49 y conducir mientras se está enfadado o con ira al volante50,51). El análisis bivariado del estilo de crianza y las características demográficas, los comportamientos al conducir y las actitudes se realizó aplicando robustos tests χ2 de asociación. Para evaluar la avocación entre el estilo de crianza y las variables del resultado se realizó un análisis de regresión logística multivariada con SUDAAN (Research Triangle Institute, Research Triangle Park, NC), controlando respecto a las siguientes variables: sexo, edad, raza/etnia, títulos académicos, experiencia en conducir y horas semanales de conducción. Los resultados del modelo de regresión logística se expresan como razones de probabilidad (odds ratio) ajustadas (OR) con sus correspondientes intervalos de confianza (IC) del 95%. La significación estadística se fijó a 0,05 (bilateral). Los análisis del comportamiento relacionado con el comportamiento se realizaron con los datos de quienes respondieron y tenían experiencia en conducir (n = 4.519). Los análisis de los comportamientos y las actitudes no relacionados con la conducción se realizaron con los datos de todas las muestras (n = 5.665).

RESULTADOS

La mitad de los padres fueron calificados de firmes (gran apoyo y control), el 23% de permisivos, el 19% de descuidados y el 8% de autoritarios (tabla 1). Las tablas 2 y 3 muestran las distribuciones de las características demográficas y de los comportamientos autonotificados en la muestra global y en cada subgrupo de estilo de crianza. Las diferencias del estilo de crianza según el sexo, la edad y el rendimiento académico fueron compatibles con los hallazgos de otros estudios52-54. Los padres descuidados constituyeron el grupo de referencia en todos los análisis.

La tabla 4 muestra que los adolescentes con padres firmes, comparados con los de padres descuidados, experimentaron un riesgo de accidente significativamente menor el año anterior (OR: 0,47 [IC 95%: 0,26-0,87]). De forma similar, los hijos de padres firmes experimentaron menos accidentes siendo pasajeros en el año anterior (OR: 0,73 [IC 95%: 0,57-0,95]).

Las tablas 5 a 7 exploran las relaciones entre el estilo de crianza y los comportamientos clave de seguridad en la conducción, incluyendo el empleo del cinturón de seguridad, el consumo de sustancias, el empleo del teléfono móvil, superar el límite de velocidad y la rabia/ira al volante. Una OR baja protege en todas las conductas, excepto en el empleo del cinturón de seguridad, en el que se desea una OR elevada. Una OR alta es protectora respecto a las actitudes.

La tabla 5 muestra que la probabilidad de que los adolescentes lleven colocado el cinturón de seguridad siendo conductor o pasajero fue casi el doble en los adolescentes hijos de padres firmes o autoritarios, comparados con los hijos de padres descuidados. Los adolescentes de estas familias también tuvieron una probabilidad casi doble de creer que el empleo del cinturón de seguridad modifica la seguridad. Las familias con padres permisivos no informaron de diferencias significativas en el riesgo de accidentes o el empleo del cinturón de seguridad por los adolescentes.

La tabla 6 muestra la asociación entre el estilo de crianza y los comportamientos y las actitudes relacionadas con el consumo de sustancias. Los jóvenes con padres firmes tuvieron la mínima probabilidad de notificar el consumo de sustancias (alcohol o drogas) mientras conducían, y los de padres autoritarios o firmes tuvieron menos probabilidades de informar de cualquier consumo de alcohol, comparados con los hijos de padres descuidados. Comparados con los hijos de padres descuidados, los hijos de padres firmes informaron de mayor percepción del riesgo de los conductores que fuman marihuana (OR: 2,50 [IC 95%: 2,10-2,98]) y los hijos de padres autoritarios informaron de mayor percepción del riesgo de los conductores que beben alcohol (OR: 2,67 [IC 95%: 1,56-4,56]).

La tabla 6 revela que la crianza firme se asoció con un efecto protector sobre el empleo del teléfono móvil y de los mensajes de texto durante la conducción. Estos adolescentes tuvieron menos probabilidades de informar del empleo del teléfono móvil durante la conducción (OR: 0,71 [IC 95%: 0,50-0,99]) y más probabilidades de considerar negativo leer mensajes (OR: 1,55 [IC 95%: 1,20-1,99]) y peligroso el empleo del teléfono móvil (OR: 1,20 [IC 95%: 1,0-1,46]). La crianza autoritaria también ejerció un efecto negativo sobre las actitudes respecto a los mensajes (OR: 1,68 [IC 95%: 1,16-2,44]). No se informó de diferencias significativas respecto al empleo del teléfono móvil o a los mensajes de texto en los adolescentes con padres permisivos respecto a los de padres descuidados.

La tabla 7 demuestra que los padres firmes (OR: 0,47 [IC 95%: 0,36-0,61]), como los autoritarios (OR: 0,63 [IC 95%: 0,40-0,99]), ejercen efectos protectores sobre sobrepasar los límites de velocidad, conducir haciendo carreras y los conductores jactanciosos. Los padres permisivos no ofrecen una protección significativa respecto a sobrepasar los límites de velocidad o conducir haciendo carreras, comparados con los padres descuidados.

La tabla 7 muestra la relación entre el estilo de crianza y el estado emocional del adolescente al conducir (incluyendo la ira al volante). Los conductores adolescentes con padres firmes tuvieron la mitad de probabilidades de conducir mientras estaban enfadados (OR: 0,51 [IC 95%: 0,39-0,66]). Los jóvenes con padres permisivos tuvieron una probabilidad de conducir mientras estaban enfadados un 37% menor. Los jóvenes con padres autoritarios no tuvieron menos probabilidades de conducir mientras estaban enfadados que los jóvenes con padres descuidados. Los padres firmes se asociaron positivamente con todas las variables relacionadas con la emoción.

ANÁLISIS

Este estudio demuestra la fuerte asociación entre el estilo de crianza y el riesgo de accidente de los adolescentes y empieza a explicar este riesgo en cuanto a los comportamientos relacionados con la conducción y las actitudes acerca de estos comportamientos. Las normas y el control de los padres son determinantes clave de los comportamientos y las actitudes de los adolescentes respecto a la conducción segura. Cuando las normas y las actitudes se acompañan del apoyo de los padres, el beneficio aumenta y es protector más a menudo. Este estudio confirma que la conducción segura pertenece a la lista de los comportamientos de los adolescentes (incluyendo el consumo de sustancias, la iniciación sexual, la delincuencia y la agresión) influidos positivamente por una crianza firme31-33,55,56.

Nuestros datos confirman que los padres implicados, al contrario que los descuidados, resultaron protectores para los jóvenes en el terreno de la conducción segura. Los padres permisivos (que sólo ofrecen un gran apoyo) consiguieron, de forma estadísticamente significativa, menos efectos sobre la seguridad en la conducción. Fueron notables excepciones los efectos sobre conducir mientras los jóvenes estaban enfadados y las actitudes respecto a conducir intoxicado. Los padres que ofrecen normas firmes y control con escaso apoyo consiguieron su máximo efecto sobre los temas legalmente obligatorios, como el empleo del cinturón de seguridad, sobrepasar el límite de velocidad, hacer carreras y el consumo de sustancias.

Como la NYDS incluyó comportamientos y actitudes, ofrece una amplia visión de cómo los padres pueden fomentar los deseables comportamientos de seguridad del conductor adolescente. Los comportamientos notificados revelan acciones actuales. Los datos sobre las actitudes aumentan nuestra comprensión de la probabilidad de que los adolescentes adopten o rechacen un determinado comportamiento57. Las teorías conductuales actuales señalan la importancia tanto de las actitudes como de las normas percibidas como importantes antecedentes para adoptar comportamientos seguros57-59.

El control de los padres afecta a la seguridad en la conducción17-20. La legislación actual sobre la conducción apoya el control. La mayoría de los estados posee leyes de permiso de conducir gradual (PGC) que restringen la conducción independiente temprana (p. ej., limitan los pasajeros jóvenes y la conducción nocturna) para permitir que los adolescentes consigan experiencia en condiciones de bajo riesgo para la conducción41. El PGC contribuyó sustancialmente a la disminución de los fallecimientos de adolescentes relacionados con la conducción entre 1995 y 200560. El PGC puede aumentar el efecto del control porque los padres pueden citar leyes en apoyo de sus acciones. Incluso en los estados con leyes débiles o inexistentes respecto al PGC, los padres conocen los beneficios de obligar a restricciones similares para proteger a sus hijos61,62. Para fomentar aún más la seguridad del conductor adolescente, los padres deberían controlar otros comportamientos relacionados con la seguridad que afectan a la conducción en determinados momentos63,64 (como el consumo de sustancias, la fatiga y las distracciones).

Hartos et al17,18 observaron que, aunque la mayoría de los padres fijan límites a los conductores adolescentes recién autorizados a conducir, las restricciones tendían a ser de corta duración e indulgentes. Cuando los padres impusieron normas más estrictas acerca de los pasajeros adolescentes y la conducción nocturna, los adolescentes informaron de comportamientos más seguros en la conducción18 y de menos accidentes65. Se han utilizado varios acuerdos entre padres y adolescentes para codificar las restricciones22,66,67, para poder comprender las responsabilidades y las expectativas de los adolescentes y los padres y para crear un marco en el que disminuyen las restricciones conforme aumenta la experiencia21-23,68. Quizá a causa de la claridad y la estructura que ofrecen, los acuerdos entre padres y adolescentes consiguen beneficios tanto a corto plazo como sostenidos21,63.

El control puede facilitar las eficaces deliberaciones dirigidas o construirse como una vigilancia69. Shope et al19 observaron que la combinación de control de los padres, cuidados y vínculos familiares disminuye la tasa de accidentes. Nuestros datos demostraron que la orientación a la firmeza sólo afectó a determinados campos; sin embargo, el apoyo asociado con normas y expectativas claras y con control constituyó una protección más consistente.

Aunque el estilo de la crianza está enraizado en la experiencia personal, no es necesariamente estático70,71. Los padres adaptan su estilo a los distintos hijos y a las diferentes circunstancias70,71, respondiendo a las necesidades y el temperamento específico de cada niño. Un adolescente irresponsable puede provocar con mayor probabilidad una respuesta autoritaria (“harás esto porque yo lo digo”), mientras que un adolescente responsable puede participar fácilmente en deliberaciones responsables valoradas por los padres firmes20. Aunque es difícil determinar cuándo el comportamiento de los padres guía al de los adolescentes y viceversa, esta dinámica puede brindar la oportunidad de una intervención.

El beneficio adicional de la calidez y el apoyo para equilibrar el control de los padres puede explicarse en parte por el efecto sobre la disposición de los adolescentes a explicar los temas. El control depende del conocimiento por los padres del comportamiento de los adolescentes69,72. Los padres con respuesta cálida crean un ambiente en el que los adolescentes tienen más probabilidades de compartir sus actividades y sus paraderos73,74.

Para que los padres formen parte de la solución, necesitamos abordarlos con sensibilidad respecto al singular desafío planteado por el proceso de aprender a conducir. Aunque constituye el mayor riesgo singular para la salud del adolescente, las actitudes de los padres respecto a la conducción son más matizadas que las relativas a otros comportamientos. Todos los padres quieren que sus hijos eviten las drogas y la delincuencia y renuncien a la iniciación sexual precoz. Por el contrario, los padres quieren que los adolescentes conduzcan porque ofrece beneficios para el funcionamiento familiar y puede constituir un paso saludable hacia la independencia62. El desafío consiste en no impedir el comportamiento, pero asegurarse de que se alcanza con la oportuna instauración de medidas de seguridad. Esto se puede conseguir instituyendo normas de seguridad inquebrantables respecto al empleo del cinturón de seguridad44,75 y el consumo de sustancias19,63, introduciendo tareas más complejas de conducción sólo cuando se alcance experiencia76 y disminuyendo al mínimo las distracciones77,78. Para fomentar estos temas de seguridad, los padres deben mostrar una gran implicación en la adquisición de tareas y luego controlar estrechamente los comportamientos durante la conducción.

El informe de 2006 de la política de la American Academy of Pediatrics sobre los conductores adolescentes reconoce el importante papel de los pediatras en el trabajo con las familias para fomentar la seguridad de la conducción de los adolescentes79. Recomienda que los pediatras avisen a los padres y a los adolescentes de las situaciones de alto riesgo para los conductores adolescentes, animen a los padres a ser modelos positivos de rol y alienten a realizar contratos por escrito entre los padres y los adolescentes79. Nuestros hallazgos indican que los pediatras debieran aplicar su conocimiento sobre la crianza y el desarrollo del adolescente a su guía por anticipado acerca de la conducción. Pueden ofrecer guía a los padres sobre cómo insistir en un control consistente y adecuado al tiempo que siguen siendo cálidos y ofrecen apoyo. Esto puede ayudar a los adolescentes a comprender que el control y las restricciones a la conducción no son una “vigilancia” sino una manifestación del cariño y del deseo de los padres para garantizar su seguridad.

Como la NYDS tomó datos en un momento concreto, no podemos determinar si las prácticas de crianza produjeron los resultados deseados o si el comportamiento del adolescente reflejó los estilos de crianza. Además, aunque los jóvenes que calificaron a sus padres como firmes mostraron los resultados de seguridad en la conducción deseados, no podemos saber si la protección vino del comportamiento de los padres o de la interpretación subjetiva de ese comportamiento por los adolescentes. Aunque el informe de los adolescentes acerca del comportamiento de crianza tiene limitaciones, la investigación indica que obtener información de los adolescentes es prometedor80 y tiene validez para la predicción81. Glasgow et al82 subrayaron que los adolescentes son informadores fundamentales con percepciones exactas de la dinámica familiar.

La variable construida de estilo de crianza no midió todas las dimensiones de control/exigencia o de apoyo/ receptividad cubiertas con medidas más completas y de mayor duración. Como debíamos limitar la extensión de la NYDS para hacerla adecuada al marco escolar, planteamos preguntas limitadas a las construcciones cruciales del estilo de crianza, es decir, apoyo y control. Futuros estudios podrían incluir informes de los adolescentes y de los padres81,83, mediciones más exhaustivas del estilo de crianza84,85 o evaluaciones de los estilos de crianza y de los comportamientos y actitudes del adolescente en varios momentos31. Estos estudios podrían incluir mediciones del estilo de crianza tanto generales como específicas de la conducción para determinar la importancia de los estilos previos de crianza respecto a la eficacia de las normas y el control específicos para la conducción (p. ej., acuerdo entre padres y adolescente y tecnología de control en el vehículo).

Como los 4 estilos de crianza no estuvieron igualmente distribuidos, disminuyó nuestra capacidad de observar diferencias significativas entre los estilos de crianza menos habituales (autoritario y permisivo) y el descuidado. Por lo tanto, estos datos no deben sobrevalorarse para concluir que dar apoyo o normas/control de forma aislada es de escaso beneficio, comparado con no intervenir. Lo que es más importante, aunque podemos indicar que el estilo de crianza se asocia con los comportamientos y las actitudes notificadas, sólo intervenciones futuras bien fundamentadas podrán concluir que un distinto estilo de crianza cambia el comportamiento.

CONCLUSIONES

Los padres importan. La seguridad en la conducción puede añadirse a la creciente lista de comportamientos positivos de salud asociados con la intervención de los padres. Los jóvenes que consideran a sus padres como implicados, incluyendo a los que brindan orientaciones con normas y apoyo (firmes), sólo normas (autoritarios) o sólo apoyo (permisivos), solieron mostrar actitudes y comportamientos de seguridad en la conducción más deseables que los hijos de padres descuidados. Sin embargo, los adolescentes con padres activos y que brindan apoyo (normas, control y apoyo) fueron los más protegidos.

Estos resultados tienen un mensaje claro y practicable para los padres. Para proteger a los adolescentes de los accidentes, los padres deben fijar normas y controlar eficazmente los comportamientos de conducción. Según nuestros resultados y otros trabajos de la bibliografía sobre el comportamiento de salud, el control eficaz es típicamente lo más eficaz cuando se realiza en un contexto de apoyo. Los médicos y demás fuentes de crianza fiables debieran transmitir este mensaje a los padres.

Nuestros hallazgos necesitan de más trabajo para explorar cómo pueden ser más eficaces los padres en el fomento de comportamientos de conducción seguros. El apoyo de los padres sigue siendo un concepto mal definido, y es necesario establecer estrategias de control óptimas porque se han creado nuevas tecnologías en apoyo de este importante papel de los padres. Además, es necesario mantener el desarrollo de intervenciones basadas en pruebas para aumentar el conocimiento y la instauración de comportamientos firmes de crianza, así como para ayudar a los adolescentes a ser más receptivos a la implicación de los padres en su seguridad.

AGRADECIMIENTOS

Este artículo se escribió para la Young Driver Research Initiative, un programa de investigación conjunta entre el Center for Injury Research and Prevention y el Children’s Hospital de Philadelphia y las compañías de seguro State Farm. State Farm ofreció apoyo financiero a esta investigación. El patrocinador no participó en el diseño del estudio, el análisis de los datos ni la redacción del manuscrito. El patrocinador aportó miembros de su personal para dirigir los grupos durante las fases cualitativas del proyecto.

Agradecemos a Monica Moore y al equipo cualitativo de State Farm la recogida de los datos cualitativos. Damos las gracias a James Ross, Brenda Clark, Stephanie Flaherty, Ronaldo Iachin y Mirna Moloney, de Macro International, por su ayuda en el diseño, la coordinación y la administración de la encuesta. También damos las gracias a los Dres. Teresa Senserrick y Michael Elliott por su ayuda en el diseño del estudio, a Lauren Hafner por la dirección del proyecto, a Christine Norris por su guía editorial y a los demás miembros del Center for Injury Research and Prevention por su apoyo al proyecto. Pero, sobre todo, damos las gracias a los estudiantes de enseñanza secundaria y a los adolescentes que participaron en el proyecto.

Correspondencia: Kenneth R. Ginsburg, MD, MSEd, Center for Injury Research and Prevention, Children’s Hospital of Philadelphia, 3535 Market St, Suite 1150, Filadelfia, PA 19104, Estados Unidos.

Correo electrónico: ginsburg@email.chop.edu

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