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Vol. 26. Núm. 7.
Páginas 7-13 (Agosto 2008)
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Protección de los pacientes: reducción de los riesgos relacionados con los medicamentos de alerta máxima
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Hedy Cohena
a Vicepresidente, Institute for Safe Medication Practices, Huntingdon Valley, Pensilvania
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Objetivo: las estrategias de seguridad
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CUALQUIER ERROR DE MEDICACIÓN puede causar lesiones al paciente. Sin embargo, cuando se utilizan medicamentos de “alerta máxima” y fármacos pertenecientes a diversas categorías, el riesgo de lesiones significativas o de muerte es incluso mayor1.

El Institute for Healthcare Improvement (IHI) ha propuesto una serie de estrategias para la prevención de las lesiones asociadas a los medicamentos de alerta máxima, como parte de sus 6 nuevas intervenciones para la seguridad de los pacientes, en el contexto de su 5 Million Lives Campaign (Campaña de los 5 millones de vidas salvadas). Al incluir los anticoagulantes, los sedantes, los opiáceos y la insulina en sus intervenciones sobre medicamentos de alerta máxima, el IHI ofrece a los hospitales material educativo, recursos de investigación, sugerencias para la realización de cambios estratégicos y herramientas para controlar los resultados2. Este artículo es el segundo de una serie centrada en cada una de las intervenciones de práctica asistencial recogidas en esta nueva campaña. (Véanse los cuadros anexos Qué es el IHI y Acerca de esta serie.)

En este artículo se exponen los medicamentos de alerta máxima que son especialmente peligrosos cuando se utilizan de manera equivocada y que obligan a la introducción de modificaciones en la práctica que usted realiza y en el hospital en el que ejerce, con objeto de minimizar las posibilidades de errores con ellos.

Objetivo general. Proporcionar a los profesionales de enfermería una panorámica general de las estrategias útiles para incrementar la seguridad con los medicamentos.

Objetivos de aprendizaje. Tras la lectura de este artículo, usted será capaz de:

  • Definir las iniciativas más importantes para incrementar la seguridad en la prescripción y la administración de medicamentos.
  • Indicar las estrategias que pueden poner en marcha los profesionales y las organizaciones para incrementar la seguridad en los tratamientos medicamentosos.
  • Seis medicamentos destacados

    En 1995, el organismo de vigilancia Institute for Safe Medication Practices (ISMP) realizó una encuesta de enorme importancia en más de 160 hospitales especializados en pacientes agudos, con un análisis de los medicamentos que dieron lugar a lesiones graves y fallecimiento durante un período de 1 año. (En el cuadro anexo A la altura de su nombre se ofrecen detalles del ISMP.) Al finalizar este estudio se observó que había 6 medicamentos que destacaban por su riesgo significativamente elevado en los contextos asistenciales agudos. Tras acuñar el término “medicamentos de alerta máxima”, el ISMP comenzó a difundir por todo el mundo la información relativa a los peligros asociados a los siguientes medicamentos3:

    • Insulina.
    • Heparina.
    • Opiáceos.
    • Cloruro potásico inyectable o fosfato potásico concentrado.
    • Bloqueadores neuromusculares.
    • Fármacos de quimioterapia.

    Con el objetivo de refinar y actualizar de manera continuada la lista de los medicamentos de alerta máxima, el ISMP revisa los informes de errores con la medicación y la bibliografía clínica y de seguridad, organiza reuniones con expertos en seguridad y realiza encuestas a profesionales sanitarios y a instituciones clínicas. La lista completa de fármacos aparece en el sitio web

    http://www.ismp.org/Tools/highalertmedications.pdf.

    Organizaciones importantes en este contexto Además del ISMP y del IHI, The Joint Commission reconoce los riesgos potencialmente mortales asociados a los medicamentos de alerta máxima y otorga una prioridad alta a las recomendaciones relativas a su uso. En sus estándares de acreditación de hospitales, The Joint Commission obliga a que estos establecimientos sanitarios “desarrollen los procesos necesarios para el control de los fármacos de alerta máxima”. Tras la identificación inicial de los medicamentos que conllevan un riesgo mayor, cada hospital debe desarrollar una serie de procesos de seguridad relativos a la obtención, el almacenamiento, la prescripción, la transcripción, la preparación, la dispensación, la administración y el control 4.

    The Joint Commission no ofrece sugerencias específicas sobre la forma de alcanzar esos objetivos; cada hospital debe desarrollar su propio sistema y demostrar a The Joint Commission el proceso implementado y los datos de los resultados. Sin embargo, a pesar de las iniciativas del ISMP, el IHI y The Joint Commission, junto a otras organizaciones de seguridad, los errores de medicación de alerta máxima siguen siendo demasiado frecuentes.

    Generación de una cultura de la seguridad

    Tras el análisis de las notificaciones de error a lo largo de más de 30 años, el ISMP reconoce que la reducción significativa de los errores con los medicamentos exige la voluntad de cambio por parte de los gobiernos, las agencias reguladoras, la industria farmacéutica y todas las personas implicadas en las organizaciones asistenciales. La voluntad respecto al cambio de las prácticas clínicas debe colocarse en el nivel alto de prioridad: los hospitales tienen que fomentar una cultura en la que los profesionales se sientan seguros a la hora de notificar sus riesgos, errores y episodios en los que casi tuvo lugar un error. Los administradores deben establecer contacto con todas las personas de cada organización para establecer una serie de criterios que permitan mejorar en esta área y, después, tienen que volver a evaluarlos para comprobar los resultados. Un elemento clave en la estrategia de la 5 Million Lives Campaign del IHI es la “implicación de los comités directivos” para la implementación y el fomento de los cambios en la práctica asistencial2.

    Hay 3 fórmulas que permiten abordar todos los pasos necesarios para incrementar la seguridad respecto a los medicamentos de alerta máxima y para establecer las bases del cambio:

    • Estandarización de los procesos necesarios para la prevención de los errores.
    • Descubrimiento de los errores.
    • Minimización de lasconsecuencias de los errores para los pacientes.

    Objetivo: las estrategias de seguridad

    A la altura de su nombre

    Durante más de 30 años, el ISMP se ha dedicado de manera apasionada a la seguridad de los pacientes. Mediante un programa confidencial y voluntario de notificación de los errores implementado en colaboración con la United States Pharmacopeia, los médicos de todo el país ponen en conocimiento de esta organización independiente y sin ánimo de lucro los errores que han cometido con la medicación. Los expertos del ISMP analizan las lecciones ofrecidas por estos errores y comparten las soluciones con los médicos, las agencias gubernamentales y la sociedad, siempre sobre una filosofía de mejora del sistema más que de acusación del individuo.

    http://wwwjsmp.org

    Estandarización de los procesos necesarios para la prevención de los errores

    El seguimiento de los procesos recomendados por el hospital y el uso adecuado del material son medidas útiles para prevenir los errores relacionados con los medicamentos de alerta máxima. Aunque no son totalmente a prueba de fallos, las tecnologías que se exponen a continuación mejoran la seguridad cuando se utilizan según lo recomendado:

    • Sistemas informáticos de prescripción (SIP), que permiten identificar los medicamentos de alerta máxima ya desde el momento en el que se inicia su prescripción.
    • Códigos de barras, que pueden garantizar el cumplimiento de los “5 correctos”.
    • Bombas “inteligentes”, con una memoria de medicamentos que exige la confirmación de los límites de la dosis de cada fármaco antes de comenzar su perfusión.

    Además de la adopción de las tecnologías más útiles, la modificación de ciertos procesos en la cadena de administración de los medicamentos también incrementa la seguridad de los pacientes. He aquí algunos procesos que usted y el hospital en el que ejerce pueden aplicar para prevenir los errores. (En el cuadro anexo Objetivo: las estrategias de seguridad aparece una lista resumida.)

    Limitación de los medicamentos de alerta máxima y de las vías de administración. La eliminación de estos medicamentos o la limitación de su número, variedad y concentraciones en las unidades de hospitalización reducirá su implicación en los errores. Por ejemplo, los hospitales que retiran de las unidades de hospitalización las reservas de cloruro potásico concentrado eliminan los errores asociados a la administración inadvertida de potasio a concentraciones elevadas. La retirada de todos los bloqueadores neuromusculares de las unidades en las que los pacientes no son intubados normalmente es útil para prevenir la administración accidental de estos medicamentos a pacientes que no están siendo tratados con ventilación mecánica.

    La retirada del equipamiento que facilita la aparición de confusiones es otro método eficaz para eliminar los errores. Por ejemplo, la adquisición y el uso de catéteres epidurales que carecen de puertos de inyección reduce en gran medida la posibilidad de la inyección de un medicamento inapropiado por una vía epidural.

    Diferenciación de los medicamentos. Algunos medicamentos de alerta máxima tienen un aspecto y un nombre parecidos, o bien sus envoltorios y sus etiquetas guardan similitud con los de otros medicamentos. Para evitar confusiones de consecuencias mortales, es importante destacar las diferencias que permiten distinguir estos medicamentos. En lo que se refiere a las parejas de nombres que son muy similares, tal como heparina y Hespan, se deberían escribir la denominación genérica y el nombre comercial de cada medicamento en las prescripciones de los médicos, en los formularios impresos, en las pantallas de todos los terminales electrónicos utilizados en el proceso del tratamiento medicamentoso, en las estanterías de almacenamiento existentes en las unidades de hospitalización y en los registros de administración de medicamentos (RAM). También es muy importante no almacenar estos medicamentos unos cerca de otros.

    Otra medida de seguridad es el uso de letras mayúsculas cuando se transcriben los nombres de medicamentos que pueden inducir a confusión. La investigación realizada en una farmacia de dispensación simulada ha demostrado que la redacción con letras mayúsculas de las partes específicas de los nombres de los medicamentos que tienen una denominación similar puede disminuir en un 35% los errores en su uso5. Por ejemplo, la utilización de letras mayúsculas en los nombres hePARIn y heSPAn subraya sus diferencias. (Hay más información acerca de los nombres de los medicamentos que pueden inducir a confusión en el sitio web

    http://www.ismp.org/MSAarticles/drugnames.html.)

    Uso de las funciones de obligatoriedad. Los sistemas que eliminan o reducen la posibilidad de errores mediante la exigencia de la atención consciente y obligada frente a un problema se denominan sistemas laxos o estrictos de obligatoriedad.

    Las funciones de obligatoriedad estrictas forman parte de la estructura del equipo. Realmente son elementos de “llave y cerradura” que no permiten el uso de nada que no se ajuste perfectamente. La fabricación de boquillas de suministro de gasolina con plomo de un tamaño mayor que la boca de apertura de los depósitos de gasolina de los automóviles que utilizan gasolina sin plomo evita que utilicemos la gasolina incorrecta en nuestro automóvil.

    El material clínico diseñado para la prevención de la perfusión inadvertida de un medicamento por una vía equivocada representa otra función de obligatoriedad estricta. Por ejemplo, el uso exclusivo de jeringas orales que no se ajustan a las conexiones de los catéteres intravenosos (i.v.) o los puertos de acceso con adaptador Luer impiden que administremos de

    Hay 6 medicamentos que destacan por su riesgo significativamente elevado en el contexto asistencial: insulina, heparina, analgésicos opiáceos, cloruro potásico inyectable o fosfato potásico concentrado, bloqueadores neuromusculares y fármacos de quimioterapia.

    manera inadvertida por vía i.v. un líquido que se debería haber administrado por vía oral. Todos los hospitales deben eliminar la posibilidad de errores como éste mediante la adquisición de estas jeringas orales por motivos de seguridad.

    Un sistema SIP puede ser una función tecnológica de obligatoriedad estricta debido a que se puede programar para evitar la administración de medicamentos hasta que no se han introducido en el sistema datos clave relativos al paciente, tal como sus antecedentes de alergia o su peso corporal.

    Las funciones de obligatoriedad laxas se incluyen en los procesos de trabajo pero ofrecen una protección menor. Si el hospital en el que usted ejerce propone métodos específicos para reducir los riesgos de error, realmente usted está utilizando una función de obligatoriedad laxa cada vez que sigue dichas recomendaciones. Los formularios estandarizados y las pantallas del SIP y los armarios de dispensación automatizados (ADA) son útiles para reducir los errores mediante el ofrecimiento de listas limitadas de los medicamentos y las dosis que pueden ser seleccionados. Algunos sistemas ADA están diseñados para que sólo se abran tras introducir correctamente la información de cada paciente específico y hasta que el servicio de farmacia no haya determinado el perfil de la medicación del paciente, para comprobar que es apropiado.

    Las funciones de obligatoriedad laxas no son tan seguras como las de obligatoriedad estrictas debido a que no eliminan de manera completa la posibilidad de que se produzcan errores.

    Aplicación de limitaciones. Las limitaciones reducen el alcance de ciertas acciones, tal como la limitación del acceso a los medicamentos y a los dispositivos relacionados con ellos, con el objetivo de reducir el riesgo de errores. Son ejemplo de ello:

    • La limitación del acceso de los profesionales de enfermería a los medicamentos y los dispositivos terapéuticos en el servicio de farmacia, cuando está cerrado.
    • El almacenamiento de cantidades pequeñas de fármacos y de las concentraciones menores de los fármacos en el armario nocturno del servicio de farmacia.
    • La limitación del acceso a los medicamentos de alerta máxima en las unidades de hospitalización, incluso aunque esté abierto el servicio de farmacia. Por ejemplo, la retirada de los productos de insulina concentrada (U-500) para prevenir los errores.
    • La limitación en el uso de ciertos productos que se asocian con mayor frecuencia a errores, tal como los analgésicos intratecales o epidurales, y los medicamentos tóxicos de quimioterapia, de manera que sólo puedan acceder a ellos profesionales especialmente formados o acreditados.
    • La exigencia a los médicos que realizan prescripciones para que consulten a los especialistas, tal como los miembros del equipo del tratamiento del dolor, antes de prescribir ciertos medicamentos de alerta máxima en pacientes con riesgo elevado; por ejemplo, los que padecen insuficiencia renal o hepática; los recién nacidos; los ancianos; los pacientes con alteraciones de la inmunidad, cáncer, infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH)/síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) u otras enfermedades crónicas, y las mujeres embarazadas o en fase de lactancia.

    Conseguir que la información relativa al paciente sea fácilmente accesible. Los miembros de los equipos asistenciales tienen que poder acceder con facilidad a una información completa y precisa respecto a los pacientes y a los medicamentos, en cada una de las fases del tratamiento medicamentoso: prescripción, transcripción, preparación, dispensación y administración. Los vínculos electrónicos entre las bases de datos de medicamentos y la información correspondiente a los pacientes pueden ofrecer alertas inmediatas en las situaciones de medicamentos o dosis inseguros en las diferentes etapas, aunque los profesionales de enfermería y los del servicio de farmacia tienen que utilizar de manera activa estos sistemas automatizados de apoyo a la decisión para responder a las alertas que emiten.

    El caso que se presenta a continuación demuestra la manera en que la modificación en un proceso puede prevenir la administración de una sobredosis o de una dosis insuficiente de warfarina.

    Problema: Un médico prescribe la administración de warfarina al señor Luis D. a las 7.00 h, antes de que haya llegado el resultado del cociente normalizado internacional (INR, international normalized ratio) del paciente, de manera que no hay ninguna posibilidad de determinar si va a ser necesario un ajuste de la dosis.

    Solución: Desarrollar un protocolo hospitalario para la administración de warfarina a las 21.00 h, de manera que hayan llegado todos los resultados de las pruebas analíticas antes de la administración de este medicamento. Esta estrategia, que se puede aplicar tanto a los sistemas electrónicos como a los “de papel”, permitiría al servicio de farmacia verificar la orden antes de dispensar el medicamento. Siempre hay que comprobar y registrar el resultado del INR del paciente antes de administrarle warfarina.

    Otro cambio que podría introducirse hace referencia al hecho de que en el hospital se utilicen brazaletes para alertar a los médicos respecto a las alergias que presentan los pacientes. El uso de ciertos colores para indicar que diversos medicamentos son peligrosos no ha sido estandarizado en función de su significado. La interpretación del significado de cada color puede ser especialmente difícil para los profesionales de enfermería que trabajan en más de un hospital. Una medida más segura sería la de escribir la palabra “Alergia” en el brazalete para alertar a los profesionales sanitarios respecto a la necesidad de obtener una información completa de los procesos alérgicos del paciente a través de su historia clínica.

    Estandarizar y simplificar. La estandarización garantiza que un proceso se realiza de la misma manera todas las veces, reduciendo la variabilidad y la oportunidad de aparición de errores. Al disminuir la dependencia respecto a la memoria y la atención humanas, la estandarización ayuda a los profesionales de enfermería a llevar a cabo con seguridad procesos respecto a los cuales no están familiarizados. Por ejemplo, se pueden generar listas de comprobación respecto a los procesos más complejos.

    La lista de comprobación es especialmente efectiva para prevenir los errores con los medicamentos de alerta máxima administrados mediante dispositivos de bomba de analgesia controlada por el paciente (ACP). Los elementos que aparecen en la lista de comprobación de seguridad son la educación de los pacientes respecto al uso adecuado de la ACP, los avisos a los familiares y visitantes respecto a los peligros de utilizar la ACP en nombre del paciente y la colocación de una etiqueta de aviso con la leyenda “Uso exclusivo por parte del paciente” en el botón de activación. Los elementos de una lista de comprobación correspondientes a otros medicamentos pueden ser la identificación de los factores de riesgo para la depresión respiratoria y el incremento de la vigilancia del paciente respecto a la pulsioximetría o la capnografía.

    El uso de los medicamentos de alerta máxima con volúmenes y concentraciones estándar disminuye las opciones existentes en las áreas asistenciales. Los errores son menos frecuentes debido a que los médicos sólo pueden prescribir una concentración; por ejemplo, heparina, 25.000 unidades/500 ml. Una vez que se han establecido las concentraciones estándar para las perfusiones, se pueden implementar gráficas de dosificación y de velocidad de perfusión para incrementar la seguridad, y también es posible introducir bombas de tipo inteligente que permitan administrar las concentraciones estándar de los medicamentos.

    La simplificación reduce todo lo que hay que recordar y planificar, facilitando así la resolución de los problemas. Por ejemplo, cada paso adicional en el proceso del uso de la medicación incrementa de manera acumulativa el riesgo de que se produzca un error. La probabilidad de un error aumenta con cada paso adicional, de manera que si cada uno de los pasos tuviera una fiabilidad del 99%, la fiabilidad de un proceso de 5 pasos sería de tan sólo el 95%. Un hospital que adquiere concentraciones estandarizadas de heparina reduce las posibilidades de error al disminuir la necesidad de calcular y mezclar cada dosis.

    Utilización de recordatorios. Las etiquetas auxiliares colocadas sobre los envases de la medicación y en zonas destacadas del RAM pueden recordar a los profesionales de enfermería que deben adoptar precauciones para la preparación y administración seguras de un medicamento de alerta máxima. He aquí algunas de estas etiquetas:

    AVISO Fármaco con concentración elevada

    Se debe diluir

    AVISO Fármaco anestésico

    Causa paro respiratorio

    SÓLO para uso por vía ORAL

    SÓLO para uso EXTERNO

    Otro tipo de recordatorios consiste en añadir precauciones especiales y órdenes de vigilancia de los pacientes en los formularios y protocolos impresos de órdenes respecto a los medicamentos de alerta máxima, como heparina e insulina.

    Uso de métodos de seguridad frente a fallos. Los métodos de seguridad frente a fallos minimizan las posibilidades de que se produzcan lesiones o de que se produzcan realmente los errores cuando se produce un fallo en el proceso. Un ejemplo relacionado con el tratamiento medicamentoso es el uso de una bomba de perfusión que no pueda administrar el medicamento de manera libre; el líquido de perfusión no llega siquiera a fluir si el profesional de enfermería olvida cerrar el tubo i.v.

    El servicio de biomedicina o el fabricante de las bombas ACP pueden programar mediante 2 métodos estos dispositivos para que sean seguros frente a fallos:

    • Establecimiento por defecto de la concentración del medicamento en dosis cero, con objeto de obligar a que se introduzca la dosificación correcta.
    • Establecimiento por defecto de la concentración del medicamento en la concentración máxima de los opiáceos utilizados en el hospital. Aunque esta medida puede parecer peligrosa, realmente ayuda a disminuir el riesgo debido a que si la concentración por defecto es de 1 mg/ml y el profesional de enfermería introduce inadvertidamente un casete con una concentración de 5 mg/ml, olvidando cambiar el ajuste de los parámetros, el paciente recibirá 5 mg del medicamento opiáceo por cada mililitro de perfusión. Si el ajuste por defecto fuera de 5 mg/ml, el paciente recibiría 0,2 mg por cada mililitro de perfusión. La dosis subterapéutica es mucho más segura que la sobredosis respecto al riesgo de sedación excesiva y de depresión respiratoria en el paciente6.

    Participación de los pacientes en los tratamientos. La última barrera frente a un error peligroso con la medicación puede ser el paciente informado o cualquier persona que actúe en su nombre. Los pacientes y sus familiares (con el permiso de los propios pacientes) necesitan una información clara y coherente respecto a los medicamentos mientras el paciente permanece en el hospital y también después de que recibe el alta.

    Por ejemplo, dos pacientes tratados con el medicamento antineoplásico metotrexato pueden tener perspectivas muy diferentes del curso del tratamiento. El paciente que está recibiendo el medicamento como quimioterapia frente al cáncer debe comprender que posiblemente va a tener que tomar el fármaco todos los días de la semana y que va a ser necesaria una vigilancia estrecha de su recuento de linfocitos; sin embargo, el paciente tratado con metotrexato debido a un trastorno no neoplásico, como puede ser una psoriasis, debe saber que tiene que tomar el fármaco solamente una vez a la semana.

    Descubrimiento de los errores

    Las estrategias que se señalan a continuación hacen que, en las situaciones en las que se va a producir un error con un medicamento de máxima alerta, el error se destaque y sea posible evitar que sus consecuencias afecten al paciente.

    Realización de controles dobles independientes. El método de que otro profesional revise los pasos dados por un primer profesional a la hora de preparar o administrar una medicación puede poner en evidencia un error y, posiblemente, puede salvar la vida de un paciente. Por ejemplo, si un paciente está recibiendo ciertos medicamentos de alerta máxima (como insulina o un analgésico opiáceo) por vía i.v., 2 profesionales de enfermería deberían comprobar de manera independiente los parámetros de la bomba de perfusión en función de la prescripción realizada en cada una de estas situaciones:

    • Inmediatamente antes de comenzar la perfusión del medicamento.
    • Cada vez que se modifica la velocidad de perfusión.
    • Cada vez que se vacían la bolsa o el casete de perfusión.

    Cuando completamos un control doble independiente, verificamos que el medicamento, la dosis y la velocidad de perfusión son correctos, según la prescripción más reciente realizada al paciente antes del inicio de la perfusión. En función de la normativa hospitalaria, el profesional de enfermería puede tener que firmar el formulario del RAM para indicar su verificación.

    La investigación demuestra que las personas que comprueban el trabajo realizado por otras detectan aproximadamente el 95% de todos los errores7, aunque no se ha realizado ningún estudio centrado específicamente en el control doble en el proceso de administración de los medicamentos.

    Los cálculos matemáticos demuestran que los controles dobles realizados antes de la administración de la medicación permiten reducir el riesgo. Si en un hospital la tasa de error en la administración de medicamentos tras un control doble es del 3% y solamente el 5% de los controles dobles pasan por alto un error, la probabilidad de que un error con la medicación alcance al paciente es baja, según se demuestra por la multiplicación de ambas cifras8: 0,03 ×0,05 = 0,0015, es decir, del 0,15%.

    Los controles dobles independientes consumen bastante tiempo cuando se realizan de manera correcta, de forma que sólo se deben aplicar respecto a los medicamentos de alerta máxima que son los responsables de la mayor parte de los problemas en una situación asistencial específica. La realización de un número excesivo de controles dobles puede ser contraproducente, ya que introduce una carga de trabajo muy importante y puede dar lugar a fatiga, con aparición de actitudes de complacencia o de soslayo del problema sin solucionarlo. Para establecer una política realista de controles dobles con la medicación es necesario identificar los fármacos que causan la mayor parte de los problemas.

    Aplicación de otras formas de redundancia. El profesional de enfermería puede utilizar otros tipos de redundancias diferentes de los controles dobles independientes, con objeto de reducir el riesgo de lesiones en los pacientes. Entre ellas, la comparación de las prescripciones de medicamentos de alerta máxima con el diagnóstico establecido en el paciente, con las indicaciones del medicamento y con la información vital correspondiente al paciente, con objeto de confirmar que tanto el medicamento como la dosis son apropiados. Es importante evitar dentro de lo posible las órdenes verbales, especialmente en lo que se refiere a los medicamentos de alerta máxima. El profesional de enfermería nunca debe aceptar órdenes verbales respecto a los fármacos de quimioterapia. Si acepta una orden verbal respecto a un medicamento de alerta máxima, debe leer todos los detalles que se citan a continuación al médico que realiza la prescripción después de haber escrito la orden en la historia clínica del paciente:

    • Nombre del paciente.
    • Orden escrita de la administración del medicamento.
    • Nombre deletreado del medicamento para comprobar que la orden verbal ha sido escuchada y transcrita correctamente por el profesional de enfermería.

    Señales luminosas y auditivas. La tecnología correspondiente a los ADA bien diseñados y a los métodos de códigos de barras puede llamar la atención sobre la presencia de errores mediante señales luminosas y auditivas. Por ejemplo, un sistema de código de barras puede activar una alarma y mostrar un mensaje de texto de advertencia en los casos en que el medicamento, la dosis o la vía de administración no se están utilizando en el momento correcto y en el paciente correcto.

    Para utilizar adecuadamente la tecnología del código de barras, se deben observar las medidas siguientes:

    • Pasar por el escáner de código de barras todos los medicamentos a la cabecera del paciente.
    • Prestar atención a todas las alertas emitidas por el sistema.
    • Resistir la tentación de pasar por alto las alertas.
    Minimización de las consecuencias de los errores para los pacientes

    Si, a pesar de las medidas preventivas, el paciente se ve afectado por un error con la medicación, las precauciones que se citan a continuación pueden ser útiles para minimizar las lesiones que puede sufrir.

    Almacenar viales pequeños de los fármacos peligrosos. La reducción del tamaño de los viales de los medicamentos de alerta máxima existentes en las áreas asistenciales es un método relativamente sencillo para minimizar los efectos de los errores. Por ejemplo, el almacenamiento de lidocaína en viales de tan sólo 10 ml (en vez de los viales de 50 ml) puede prevenir una sobredosis mortal si alguien administra de manera inadvertida un vial completo.

    Control estrecho del paciente. Mediante la vigilancia estrecha de los pacientes que están recibiendo medicamentos de alerta máxima, usted puede detectar precozmente la aparición de problemas relacionados con los errores e intervenir rápidamente. A intervalos concretos se deben valorar el estado neurológico del paciente (incluyendo su nivel de consciencia), sus signos vitales, su situación respiratoria y los resultados de las pruebas analíticas. Siempre hay que comprobar que existen los medicamentos de reversión y el equipamiento de reanimación apropiados, y se debe avisar al equipo de respuesta rápida al primer indicio de problemas.

    Tomar la iniciativa frente al riesgo

    Entre las muchas cosas que usted como profesional de enfermería puede hacer para reducir el riesgo de lesiones causadas por los errores con los medicamentos de alerta máxima, una de las más importantes es el control de los procesos asociados al uso de estos fármacos para detectar fallos que pudieran alcanzar a los pacientes. Tiene que sentirse libre para informar a su supervisor respecto a sus preocupaciones y a las modificaciones que sugiere para incrementar la seguridad del proceso de uso de los medicamentos.

    Mediante la vigilancia de las modificaciones externas relativas a los errores en otros contextos, usted puede ayudar a la aplicación de estrategias de prevención de los errores en su trabajo. Un error con la medicación que tiene lugar en un área asistencial posiblemente también se va a producir en otras áreas en las que haya circunstancias similares. El Institute for Safe Medication Practices detalla varios casos de errores y de situaciones próximas al error, añadiendo a continuación consejos para una transcripción y administración más segura de los fármacos, con vigilancia de los pacientes para reducir los riesgos; esta información está recogida en varias publicaciones: Nurse Advise-EER y ISMP Medication Safety Alert! (notas de prensa a las que el lector se puede suscribir en el sitio web http://vww.ismp.org).

    Aplicación de la seguridad

    Los expertos en seguridad relativa a la medicación que ejercen en el ISMP y en organizaciones como el IHI están intentando mejorar la seguridad de los pacientes. A través de la consideración de sus recomendaciones, usted y el hospital en el que ejerce pueden aplicar muchas de las estrategias de seguridad adecuadas para proteger a los pacientes frente a los errores cometidos con los fármacos de alerta máxima.

    Acerca de esta serie

    Este artículo es el segundo de una serie de publicaciones en las que se valoran las nuevas intervenciones recomendadas en la 5 Million Lives Campaign del IHI, con la que se pretende que los hospitales estadounidenses introduzcan 12 modificaciones asistenciales que permitan salvar la vida de los pacientes y prevenir las complicaciones. El objetivo es el de prevenir 5 millones de incidentes de origen asistencial en un período de 2 años (entre diciembre de 2006 y diciembre de 2008). La 5 Million Lives Campaign incorpora las 6 intervenciones que ya se recogían en la 100,000 Lives Campaign, además de otras 6 nuevas intervenciones que se recogen a continuación.

    Las 6 intervenciones de la 100,000 Lives Campaign:

    • Despliegue de equipos de respuesta rápida.
    • Prevención de la neumonía asociada al ventilador.
    • Prevención de los efectos adversos medicamentosos.
    • Prevención de las infecciones asociadas a las vías centrales.
    • Prevención de las infecciones de las heridas quirúrgicas.
    • Aplicación de medidas basadas en la evidencia en el tratamiento del infarto agudo de miocardio.

    Las 6 nuevas intervenciones de la 5 Million Lives Campaign:

    • Reducción de las complicaciones quirúrgicas mediante la implementación fiable de las modificaciones asistenciales recomendadas en el Surgical Care Improvement Project (SCIP).
    • Prevención de las complicaciones causadas por los medicamentos de nivel máximo de alerta, comenzando con los anticoagulantes, los sedantes, los analgésicos opiáceos y la insulina.
    • Prevención de las úlceras por decúbito mediante la aplicación fiable de las directrices basadas en la evidencia relativas a dicha prevención.
    • Reducción de la infección por Staphylococcus aureus resistente a meticilina (SARM) mediante la implementación fiable de las prácticas asistenciales demostradas científicamente para el control de estas infecciones.
    • Aplicación de medidas fiables y basadas en la evidencia en los pacientes con insuficiencia cardíaca congestiva, a fin de reducir las rehospitalizaciones.
    • Conseguir la participación de distintos comités para definir y divulgar los procesos mejor conocidos de mayor influencia por parte de los comités de dirección hospitalarios, de manera que estos procesos puedan tener una efectividad mayor para acelerar el progreso organizativo hacia una asistencia segura.
    Qué es el IHI

    Creado en 1991 y con sede en Cambridge (Massachusetts), el IHI es una organización sin ánimo de lucro que persigue la mejora de la asistencia sanitaria en todo el mundo mediante la introducción de cambios, el cultivo de conceptos innovadores para la mejora del cuidado de los pacientes y la implementación de programas que permitan poner en marcha estas ideas para la obtención de resultados adecuados. Su muy eficaz 100,000 Lives Campaign constituyó una iniciativa a escala nacional dirigida hacia la reducción radical de la morbilidad y la mortalidad en los hospitales estadounidenses. En función del importante trabajo realizado por los profesionales sanitarios en todo el mundo, esta campaña fomentó el despliegue de las prácticas idóneas que han demostrado salvar vidas. El IHI ha estimado que los hospitales que participaron en la 100,000 Lives Campaign evitaron más de 122.000 muertes durante el período de 18 meses en el que se aplicó la campaña (entre diciembre de 2004 y junio de 2006). La sucesora de la 100,000 Lives Campaign, la 5 Million Lives Campaign, persigue la reducción de los problemas causados por la propia asistencia sanitaria con el objetivo de continuar la lucha frente a las muertes evitables. Se puede obtener más información contactando con el IHI en el teléfono 1-866-787-0831, o en la web http://www.ihi.org.

     

    Bibliograf¿a
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    Misprogram a PCA pump? It’s easy! ISMP Medication Safety Alert. 9(15):1-2, July 29, 2004.
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    ¿Es usted profesional sanitario apto para prescribir o dispensar medicamentos?

    Are you a health professional able to prescribe or dispense drugs?

    Você é um profissional de saúde habilitado a prescrever ou dispensar medicamentos