Trataré de responder a la cuestión de forma afirmativa; sí, la bioética nos puede ayudar. Ya desde su inicio la bioética se ha preocupado del final de la vida. Casos como el de Karen Quinlan o Nancy Cruzan abrieron interrogantes sobre los límites de la utilización de la tecnología en el mantenimiento de la vida y sobre la participación activa de las personas en las decisiones del final de su vida. Ahora bien, las respuestas de la bioética no nos dicen cómo se debe trabajar, no nos dicen cómo debemos actuar. Es necesario conocer qué es la bioética y su alcance para no confundirnos y pensar que nos proporciona soluciones concretas. Más bien al contrario, la bioética es un discurso que trae una nueva mirada, es un marco de reflexión y análisis. Trata de las relaciones, en materia de salud, entre el progreso científico y tecnológico y la sociedad, buscando asegurar que lo primero sea realmente bueno para las personas.
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