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Vol. 31. Núm. 3.
Páginas 40-47 (Mayo - Junio 2014)
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Cambiar el curso a la depresión respiratoria
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Yvonne D’Arcy, CRNP Cns
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LOS PACIENTES QUE SE ENFRENTAN a una operación quirúrgica esperan recibir algún tipo de anestésico, analgésico o sedante que les mantenga relajados y cómodos. Para la mayoría de los pacientes, el proceso se desarrolla con normalidad, y pronto son dados de alta. Sin embargo, para otros, el procedimiento puede complicarse debido a un exceso de sedación o a una depresión respiratoria, relacionados con los fármacos perioperatorios. El riesgo es particular para los pacientes que metabolizan lentamente los fármacos y experimentan unos efectos sostenidos a estos, incluida la sedación, o que tienen comorbilidades tales como insuficiencia cardíaca, obesidad o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), que afectan a su respuesta a los medicamentos. Aunque todos los pacientes deberían ser supervisados postoperatoriamente, deberá seguirse estrechamente a aquellos con situaciones comórbidas, en cuanto a sedación y depresión respiratoria. Es recomendable el uso sistemático de la oximetría de pulso continuada, aunque las lecturas pueden distorsionarse cuando los pacientes reciben oxígeno suplementario1,2.

La utilización de herramientas, como la capnografía, aporta a la enfermera la información necesaria para evaluar la situación respiratoria del paciente e intervenir adecuadamente.

En pacientes postoperatorios, el dolor constituye un estímulo respiratorio. Como el dolor se controla con analgésicos, los pacientes pueden resultar sedados. Es necesario supervisar la sedación para detectar la aparición de un exceso de esta que precede a la depresión respiratoria. El uso de una escala de sedación, como la Escala de Ramsay, y la evaluación del índice, profundidad y patrón respiratorios, el movimiento pectoral simétrico y los sonidos respiratorios, son elementos esenciales de la supervisión de los pacientes, para detectar los cambios en la situación respiratoria.

Este artículo describe las cuestiones que rodean a la necesidad de supervisar la respiración de los pacientes postoperatorios que utilizan opiáceos para tratar el dolor durante la recuperación, y explica las recomendaciones de las asociaciones nacionales sobre la supervisión de los parámetros. El estudio de un caso ilustrará que el uso eficaz de la capnografía puede detectar el exceso de sedación en un paciente postoperatorio. Comencemos por revisar las diferencias entre la pulsioximetría y la capnografía.

El uso de la pulsioximetría y la capnografía puede ayudar a las enfermeras a detectar la amenaza del exceso de sedación, hipoventilación y depresión respiratoria durante el tratamiento del dolor postoperatorio.

Comparación de la pulsioximetría y la capnografía

Los dos métodos más utilizados para supervisar el grado de saturación de oxígeno y de dióxido de carbono al final de la espiración (ETCO2) son la pulsioximetría y la capnografía. Cada vez más utilizadas en intervenciones quirúrgicas y en el tratamiento del dolor postoperatorio, estas técnicas pueden ayudar a los médicos a impedir el exceso de sedación, la hipoventilación y la depresión respiratoria. Evitar los casos de exceso de sedación que precisan un mayor nivel de intervención puede aumentar la seguridad de los pacientes y mejorar su evolución.

  • Pulsioximetría: mide de forma no invasiva la saturación de oxígeno en la hemoglobina arterial periférica (SpO2) utilizando una pequeña sonda de supervisión, normalmente un clip situado en el dedo o el lóbulo de la oreja del paciente. Refleja la saturación de la hemoglobina, que puede verse negativamente afectada por el uso de oxígeno suplementario cuando las mediciones de la saturación de oxígeno son superiores a los niveles reales de oxígeno3. Sin embargo, se considera que un nivel de SpO2 inferior al 90% está relacionado con la hipoxemia arterial (PaO2 inferior a 60 mmHg con un pH de 7,4)4. Si el paciente tiene una débil perfusión en las extremidades, las mediciones pueden ser falsamente bajas4. Los pacientes que utilizan oxígeno suplementario pueden tener valores normales o elevados a pesar de la aportación significativamente menor de oxígeno a los tejidos. Las mediciones de la pulsioximetría pueden verse afectadas también cuando disminuyen los cambios en la oxigenación, a medida que cambia el patrón respiratorio del paciente. La pulsioximetría no detecta inmediatamente la hipoventilación, apnea u obstrucción de las vías aéreas4,5.

  • La capnografía, definida como la medición continua no invasiva de la presión parcial del dióxido de carbono (CO2) en la respiración exhalada, mide el ETCO2 utilizando una cánula nasal en los pacientes no intubados o un dispositivo insertado en las vías aéreas de los pacientes intubados, que puede captar valores a tiempo real4. (Los pacientes intubados no son objeto de este artículo.) La supervisión del ETCO2 puede detectar la hipoventilación, la obstrucción de las vías aéreas y el aumento de la depresión respiratoria. Conforme al Institute for Safe Medication Practices (ISMP) y la Anesthesia Patient Safety Foundation, la capnografía puede utilizarse para detectar los cambios en la respiración causados por los opiáceos, especialmente en pacientes de alto riesgo como los obesos o los que padecen síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS)2,6,7.

Existen otros resultados positivos asociados al uso de la capnografía. Un metaanálisis de 8 estudios prospectivos indica que la depresión respiratoria tiene 28 veces más probabilidades de ser detectada cuando los pacientes están supervisados mediante capnografía, comparado con los controles sin este método; el control del ETCO2 es un complemento importante de la pulsioximetría.

La literatura científi no apoya la sustitución de la pulsioximetría por la capnografía para supervisar la depresión respiratoria de los pacientes8. En un estudio de 634 pacientes que recibían analgesia controlada por el paciente (PCA), realizado durante un período de 5 meses, 9 pacientes tuvieron una depresión respiratoria considerable que precisó intervención9. En todos los casos, la capnografía disparó una alarma, mientras que la pulsioximetría no lo hizo; todos los pacientes recibían oxígeno suplementario, lo que pudo elevar falsamente las mediciones del pulsioxímetro.

En algunos casos, la pulsioximetría y la capnografía pueden complementarse. Pero en otros, la capnografía parece ser más eficaz para la detección de la depresión respiratoria aguda, especialmente cuando se utilizan opiáceos.

Utilización de la tecnología

Para utilizar la capnografía en un paciente no intubado se emplea un dispositivo de supervisión de ETCO2 para aspirar una pequeña muestra de gas respiratorio mediante una cánula nasal o nasal-oral10. Se produce entonces una imagen de onda para cada respiración exhalada, que representa la concentración de CO2. Los valores numéricos de ETCO2 se representan a medida que se detectan a partir del fl de aire real del paciente. El nivel normal de ETCO2 está comprendido entre 35 y 45 mmHg para pacientes sin comorbilidades como la EPOC. Como la retención de CO2 es común en pacientes con EPOC, el rango normal de ETCO2 en estos pacientes es superior3,5,11

Valores de ETCO2 > 45 mmHg son representativos de hipoventilación y pueden ser el resultado de una depresión respiratoria inducida por los opiáceos, a menos que el paciente tenga una comorbilidad de tipo EPOC, en la que la retención de CO2 se produce como parte del proceso de la enfermedad. (Véanse los cuadros Lectura de las ondas del capnógrafo y Comprensión de los diferentes tipos de ondas.)

Para obtener un capnograma u onda de CO2 en el tiempo pueden utilizarse diversos tipos de dispositivos que incluyen los lectores manuales, los grandes monitores de los quirófanos y las unidades de cuidados intensivos (UCI), y algunas bombas de infusión más nuevas e “inteligentes” con módulos que proporcionan valores numéricos de ETCO2. Como el capnógrafo no es invasivo y normalmente es portátil, puede proporcionar una lectura de la situación ventilatoria del paciente a pie de cama, que ayude a la enfermera a detectar el aumento de la depresión respiratoria. Dichos cambios de ETCO2 pueden alertar a la enfermera acerca de la necesidad de intervenir para evitar una parada respiratoria

Lectura de las ondas del capnógrafo

De A a B, línea basal: fin de la inspiración, comienzo de la espiración

De B a C, rápido incremento de CO2: mezcla del espacio muerto alveolar y el gas alveolar De C a D, meseta alveolar: intercambio de gas alveolar

D, fin de la exhalación: punto en el que se mide la ETCO2 De D a E, inspiración: rápida disminución de CO2

Sedación para intervenciones

Otra área en la que la capnografía puede ser útil es durante las intervenciones en las que los pacientes reciben sedación. Como el personal hospitalario no conoce a muchos pacientes, estos pueden responder inesperadamente a las medicaciones utilizadas en la sedación o analgesia de las intervenciones. El paciente puede caer en un nivel de sedación más profundo que el previsto. El control del movimiento pectoral y el pulsioxímetro no alertarán a la enfermera de los cambios en la ventilación (cuán eficazmente el aparato respiratorio elimina el CO2) ni de la obstrucción de las vías aéreas10. El capnógrafo puede mejorar la evolución del paciente durante la sedación o analgesia de la intervención:

  • Disminuyendo la necesidad de inversores del exceso de sedación.

  • Reduciendo la necesidad de intervención de los equipos de respuesta rápida, anestesistas o terapeutas respiratorios para rescatar a los pacientes con exceso de sedación.

  • Reduciendo las admisiones hospitalarias no planificadas de pacientes con exceso de sedación.

Dos estudios reflejan las ventajas de la capnografía durante la sedación para las intervenciones. En un estudio de 74 pacientes de urgencias, 33 desarrollaron depresión respiratoria y 11 precisaron ventilación asistida. Se detectó la depresión respiratoria mediante pulsioximetría únicamente en 11 de los 33 pacientes. Sin embargo, todos los pacientes con depresión respiratoria tenían un ETCO2 superior a 55 mmHg, ausencia de ondas o cambios de ETCO2 superiores a 10 mmHg12.

Otro estudio incluyó a 132 adultos sedados con propofol. Al añadir la capnografía a la supervisión estándar, los médicos redujeron la hipoxemia en un 17% y pudieron detectar la hipoventilación e intervenir rápidamente para reducir los efectos adversos (las intervenciones se incrementaron un 18%), lo que ayuda a mejorar la situación respiratoria e identificar todos los episodios de hipoxia con antelación13.

Comprensión de los diferentes tipos de ondas

Onda ETCO2normal (35-45 mmHg); cada onda refleja una respiración (v. fig. A). Detecta la meseta alveolar que indica una ventilación eficaz.

La hipoventilación (descenso de la frecuencia respiratoria y aumento del ETCO2) puede producirse durante el tratamiento con opiáceos (v. fig. B). Detecta las tendencias, al documentar los signos vitales. Este gráfico que muestra hipoventilación representa las respiraciones exhaladas durante pocos segundos y un aumento regular y rápido del ETCO2. Además, a pesar de que el tiempo de inspiración permanece relativamente estable en las inspiraciones que se reflejan, se va incrementando cada período de exhalación, lo que refleja la disminución de la frecuencia respiratoria. En un caso real, la tendencia del incremento de ETCO2, descenso de la frecuencia respiratoria y aumento del tiempo de espiración ocurriría durante varios minutos, a medida que vaya desarrollándose la depresión respiratoria. En el gráfico respiración a respiración como el del ejemplo, se aprecia una subida más gradual del ETCO2.

La obstrucción parcial de las vías aéreas puede estar motivada por una mala alineación de la cabeza o el cuello, SAOS o retorcimientos u oclusiones en la cánula del oxígeno (v. fig. C). La primera onda corresponde a una respiración normal seguida de una ventilación insuficiente causada por una obstrucción parcial o un flujo de aire débil.

La ausencia de respiración puede deberse a una parada respiratoria, una obstrucción total de las vías aéreas o a un retorcimiento o desplazamiento de la cánula del oxígeno (v. fig. D). La primera onda es un patrón normal, y las líneas siguientes muestran ausencia de ventilación debida a una obstrucción o a una parada respiratoria.Seguir las recomendaciones

La supervisión mediante pulsioximetría y capnografía es especialmente importante cuando a los pacientes se les administran opiáceos, que aumentan el riesgo de exceso de sedación y de depresión respiratoria. (Véase el cuadro Análisis detenido del uso de opiáceos.) El Task Force on Acute Pain Management y el Task Force on Perioperative Management of Patients with Obstructive Sleep Apnea de la American Society of Anesthesiologists (ASA), junto con The Joint Commission (TJC) y el ISMP, han desarrollado unas guías clínicas nacionales e internacionales. Identifican la necesidad de vigilar sistemáticamente a los pacientes durante el período postoperatorio inmediato, o a aquellos pacientes a quienes se les administra medicación para el dolor postoperatorio3,6. A pesar de estas recomendaciones, muchos pacientes siguen experimentando excesos de sedación y efectos adversos.

Los organismos nacionales de acreditación, tales como la TJC, organizaciones profesionales nacionales como la ASA, y las organizaciones para seguridad del paciente como el ISMP han llevado a cabo recomendaciones para garantizar la seguridad del paciente y evitar el exceso de sedación a la hora de aliviar el dolor en pacientes que utilizan opiáceos. Como la respuesta de los pacientes a los opiáceos es variable, la identificación de quiénes tienen mayor riesgo, qué intervenciones presentan un aumento del riesgo de exceso de sedación y qué situaciones incrementan el riesgo del paciente son factores fundamentales que hay que explorar.

La ASA recomienda que el uso de técnicas analgésicas neuroaxiales, como los catéteres epidurales, incluya el control de la depresión respiratoria14. Esto incluye a los pacientes que reciben bajas dosis de opiáceos epidurales mediante analgesia epidural controlada por el paciente. También recomienda la identificación de aquellos pacientes con riesgo de depresión respiratoria, como los que padecen SAOS, o de neumopatía.

Las recomendaciones sobre supervisión, realizadas por la ASA, incluyen lo siguiente:

  • Deberá supervisarse la idoneidad respiratoria de la ventilación en todos los pacientes con analgesia neuroaxial, incluyendo, sin carácter limitativo, el índice y la profundidad respiratorios.

  • Deberá proseguirse la supervisión mientras se realice la infusión.

  • De utilizarse el pulsioxímetro, deberá realizarse de manera continua y no intermitente.

  • Existe una mayor probabilidad de que el control del ETCO2 detecte hipercapnia/hipercarbia y depresión respiratoria que si se confía en los signos clínicos14.

Análisis detenido del uso de opiáceos

Dependiendo del tipo de cirugía, el dolor puede ser intenso durante el período postoperatorio. Los opiáceos intravenosos se utilizan regularmente, bien en forma de inyecciones intermitentes o PCA.

La tendencia actual en cirugía es la de optar por la cirugía ambulatoria. Intervenciones como una simple laminectomía, que precisaba 2 o 3 días de estancia hospitalaria hace 20 años, se realizan ahora como cirugía ambulatoria, sin ingreso hospitalario. Cerca del 70% de las intervenciones se llevan a cabo en centros de cirugía ambulatoria11. En áreas de cuidados críticos y urgencias, intervenciones como la inserción de un tubo pectoral o la colocación de un dispositivo de acceso a las venas centrales se realizan normalmente con sedación, que precisa supervisión por cuestiones de exceso de sedación. El uso de sedantes y anestésicos durante la intervención agrava el riesgo de depresión respiratoria debido al consiguiente uso de opiáceos.

Como la sedación no aporta analgesia, los sedantes como el midazolam se combinan con analgésicos como los opiáceos, que ayudan a los pacientes a tolerar procedimientos con mínimo dolor o malestar. Como los pacientes responden de modo diferente a los opiáceos y sedantes, debe realizarse un control de los parámetros y directrices, para garantizar la seguridad del paciente. La combinación de sedantes, somníferos y otras medicaciones como los antieméticos pueden incrementar el potencial de exceso de sedación, cuando se combinan con los opiáceos.

En muchos pacientes hospitalarios se utiliza la PCA para aliviar el dolor postoperatorio. Como el paciente se administra la medicación analgésica cuando lo necesita, la PCA alivia el dolor de modo consistente. Una vez que el paciente comience la ingesta oral, se le administrará analgesia oral y se desconectará la PCA.

Minimizar los riesgos relativos al síndrome de apnea obstructiva del sueño

Se estima que alrededor del 5% de la población americana padece SAOS, aunque la incidencia puede elevarse al 9%15. Muchos pacientes acuden a las intervenciones quirúrgicas sin que se les haya diagnosticado SAOS, lo que aumenta el riesgo de exceso de sedación cuando se administran opiáceos postoperatorios16. El SAOS contribuye a incrementar el riesgo de exceso de sedación y depresión respiratoria, ya que se acompaña de una dificultad añadida para mantener la permeabilidad de las vías aéreas. El uso de anestésicos, analgésicos y sedantes puede incrementar el problema. Los pacientes con SAOS tienen un mayor riesgo de isquemia cardíaca, hipoxia, hipercapnia aguda y delirio tras la intervención quirúrgica17. Al comparar un grupo de 101 pacientes con SAOS, que se realizaron una cirugía de rodilla o de sustitución de cadera, con un grupo de control, los investigadores observaron que las complicaciones relativas al SAOS originaban un aumento no planificado de la estancia en la UCI, reintubaciones endotraqueales, episodios cardíacos y hospitalizaciones prolongadas18.

Las recomendaciones de la TJC y el ISMP sobre el control respiratorio se centran en la seguridad del paciente para aquellas personas con disfunción respiratoria, especialmente SAOS. Las recomendaciones de la ASA, que se centran en el tratamiento perioperatorio, incluyen lo siguiente:

  • Uso de protocolos que incluyan la exploración del SAOS para los pacientes quirúrgicos16.

  • No depender únicamente de las lecturas del pulsioxímetro para detectar la toxicidad de los opiáceos7.

  • Establecer directrices para el control adecuado de los pacientes que precisen opiáceos para aliviar el dolor, que incluyan la calidad de las respiraciones y no solo el índice respiratorio7.

  • Prolongar el tiempo de vigilancia postoperatoria de los pacientes con SAOS. Debería supervisarse a estos pacientes durante un período de 3 h o superior, en comparación con los pacientes sin SAOS, y dicha supervisión debería proseguir durante al menos 7 h tras el último episodio de obstrucción de las vías aéreas17.

  • La supervisión del ETCO2 debería realizarse durante la sedación moderada o profunda, y con la analgesia en pacientes con SAOS, debido al riesgo de obstrucción no detectada de las vías aéreas17.

Deberá supervisarse atentamente a todos los pacientes que reciban opiáceos para el tratamiento del dolor postoperatorio, o sedación de cara a la intervención, para mantener el más alto nivel de seguridad del paciente. Las enfermeras que atiendan a estos pacientes deberán ser conscientes de la necesidad añadida de controlar la situación respiratoria, y estar al tanto de las directrices y políticas de sus centros médicos.

Implicaciones clínicas

En 2010, el Seventh Annual Healthgrades Patient Safety in American Hospitals Study comunicó que el problema de la insuficiencia respiratoria había aumentado más de lo esperado. La incidencia de la insuficiencia respiratoria postoperatoria se agrava, y se ha incrementado al 6,2% desde el estudio de 2009. Se cita como el tercer indicador más común de entre los 16 sobre seguridad del paciente19.

En cuanto al coste para el sistema sanitario, la insuficiencia respiratoria postoperatoria es el segundo indicador sobre seguridad del paciente con más coste, tras las úlceras por presión. De manera global, el coste para el sistema sanitario puede elevarse a 1,82 millones de dólares19.

¿Qué hace que el uso postoperatorio de opiáceos sea de tanto riesgo? Como se ha comentado anteriormente, la respuesta individual a los opiáceos es variable. Cuando los pacientes notifican más dolor tras la intervención, puede prescribirse más medicación analgésica, lo que incrementa el riesgo. Los factores predictivos para el consumo de morfina durante el período postoperatorio incluyen:

  • Cirugía de urgencias.

  • Cirugía superior a 100 min.

  • Grado del dolor de 2 a 3 sobre una escala de intensidad del dolor de 5 puntos.

  • Pacientes blancos.

  • Cirugía mayor20,21.

La PCA no es un botón para tratar el dolor. A los pacientes les gusta, debido a su conveniencia y facilidad de uso, aunque presenta un problema potencial para los profesionales sanitarios. Por ejemplo, los visitantes de los pacientes pueden presionar el botón de activación de la bomba del paciente (PCA por delegación) o los pacientes pueden caer en un exceso de sedación. La clave real del éxito es la supervisión que tiene lugar para garantizar que todos los pacientes que utilizan los dispositivos lo hacen de manera segura.

No se sigue recomendando la administración de infusiones basales mediante PCA en pacientes sin experiencia con opiáceos, ya que contribuyen poco a la analgesia y aumentan el riesgo de exceso de sedación22. (La excepción son los pacientes tolerantes a los opiáceos, como aquellos que los toman diariamente para controlar el dolor relativo al cáncer o al dolor crónico.) Las enfermeras deben reconocer como bandera roja el hecho de que los pacientes se despierten para responder a una pregunta pero vuelvan a dormirse inmediatamente. Se producen excesos de sedación, y el paciente experimentará una depresión respiratoria si no se toman medidas. Los pacientes que utilizan PCA pueden volverse hipóxicos incluso cuando los valores reflejados por el pulsioxímetro muestren porcentajes inferiores o cercanos a 901. Los pacientes con obesidad mórbida, y mayores de 65 años, tienen mayor riesgo de padecer depresión respiratoria y sedación con la PCA23. Con la terapia de PCA se pueden producir episodios frecuentes de desaturación y bradiapnea, a menudo no detectados, en la población general, a menos de que se controle23.

Las enfermeras que cuidan a estos pacientes deberán adherirse a los parámetros prescritos sobre supervisión, detallados por su centro sanitario. También deberán comprender el modo de utilizar las nuevas tecnologías para supervisar la situación respiratoria de los pacientes a los que se administran opiáceos.

La capnografía puede utilizarse para detectar los cambios respiratorios causados por los opiáceos, especialmente en pacientes de alto riesgo, que son obesos o padecen SAOS.

Estudio de un caso

Para poner en práctica esta información, vamos a considerar a un paciente típico. El Sr. P., de 68 años, fue ingresado

para realizarle una sustitución total de rodilla. Había padecido dolores en las rodillas durante varios años, y algunos días la intensidad del dolor era muy limitante, con un grado de 8 en una escala de 0 a 10. No podía jugar al golf ni pasear con su mujer. Quería someterse a una intervención quirúrgica que le ayudara a restaurar un mayor nivel de funcionamiento. Había estado tomando antiinflamatorios no esteroideos (AINE) para controlar el dolor, y no había tomado opiáceos con anterioridad a la intervención. Dejó de tomar los AINE 2 semanas antes de la cirugía para reducir el riesgo de sangrado perioperatorio. Tenía historial de asma, controlado en la actualidad con un β2-agonista de acción rápida y un antagonista del receptor del leucotrieno.

Tras la intervención, el Sr. P. gestiona su dolor con hidromorfona mediante PCA22. Como el Sr. P. está tan adormecido tras la intervención, su mujer presiona ocasionalmente el botón de activación de la bomba de PCA, pensando en que así le ayuda a controlar el dolor.

A medianoche (00:00 horas), el Sr. P. se despierta para ser examinado, pero vuelve a dormirse inmediatamente. A las 00:30, la enfermera no puede despertarle mediante estímulos verbales. Los hallazgos de la exploración incluyen respiración lenta y poco profunda. Los sonidos respiratorios son claros, aunque van decreciendo bilateralmente. Su SpO2 es del 90% sobre el oxígeno suplementario mediante cánula nasal a 4 l/min. El análisis del gas sanguíneo arterial muestra una PaCO2 de 55 mmHg (normal: de 35 a 45 mmHg), lo que indica que existe probabilidad de exceso de sedación como resultado del uso de opiáceos.

Lo que le ocurrió al Sr. P. podría haberle ocurrido a cualquier paciente. No tenía experiencia con los opiáceos, lo que significa que no había tomado este fármaco durante un mínimo de 7 días antes de la intervención11. Al seguir presionando su mujer el botón de activación de la bomba de PCA por él, le estaba administrando un tipo de medicación continua que produjo un exceso de sedación.

Dejar al “paciente” al margen de la “analgesia controlada por el paciente” puede tener consecuencias graves. Una característica de seguridad muy importante de la PCA es que los pacientes que han padecido un exceso de sedación debido a la administración excesiva de opiáceos no podrán presionar el botón para obtener una dosis adicional del fármaco. Esta característica de seguridad queda anulada cuando otra persona pulsa el botón en su lugar24.

Si el Sr. P. no podía activar el botón de la PCA por sí mismo, la analgesia intermitente i.v. habría sido un mejor método de administrar medicación para el dolor adicional, en caso de precisarse. Con este método, la enfermera podría haber evaluado al Sr. P. con cada dosis, para determinar su nivel de sedación y situación respiratoria.

Cuando la enfermera descubrió al Sr. P., si su frecuencia respiratoria hubiera sido inferior a 10 respiraciones por minuto, habría necesitado naxolona para restaurar la frecuencia respiratoria normal7. La naloxona es un antagonista de los opiáceos que se utiliza como agente neutralizante; hace que los opiáceos sean liberados desde los enlaces μ. Como la semivida de la naxolona es muy corta, se deberá supervisar cuidadosamente a los pacientes a quienes se les administra; si su situación respiratoria vuelve a deteriorarse, precisarán dosis adicionales de este fármaco11. Si el Sr. P. hubiera sido supervisado utilizando un capnógrafo, se habrían detectado antes su hipoventilación y el aumento de sedación.

Un modo de evitar la PCA por delegación es mediante la educación al paciente y los familiares. Las enfermeras deben explicar que la administración innecesaria de opiáceos a los pacientes puede desencadenar una evolución peligrosa y posiblemente fatal. Muchos familiares piensan que ayudan, aportando dosis de medicación cuando el paciente está “dormido”. Explicar el concepto de la PCA, y que el paciente es realmente el único que sabe cuándo necesita medicación, puede ayudar a optimizar la seguridad del paciente.

Resumen de los pros y contras

Deberá supervisarse detenidamente a todos los pacientes que utilizan opiáceos para aliviar el dolor postoperatorio, o que reciben sedación/analgesia para la intervención, como el Sr. P. Actualmente, el uso del pulsioxímetro es menos eficaz cuando se utiliza aisladamente. La adición del capnógrafo puede mejorar la seguridad y la evolución del paciente.

Las enfermeras que cuidan a estos pacientes deberán ser conscientes de que la hipoventilación puede ser difícil de detectar si se utilizan prácticas estándar de evaluación. El uso de toda la tecnología disponible, incluida la capnografía, es siempre la mejor práctica.

Yvonne D’Arcy es enfermera para el tratamiento del dolor y cuidados paliativos en el Suburban Hospital-Johns Hopkins Medicine de Bethesda, Md. También es miembro del comité editorial de Nursing2013.

La autora declara que es asesora de Pfizer y miembro del departamento de conferenciantes de Pfizer.

La autora y los organizadores declaran no tener conflicto de intereses económicos relacionados con este artículo.

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