Analizando la experiencia acumulada de epidemias previas por coronavirus y de la actual COVID-19, las limitaciones físicas de los supervivientes suponen y supondrán una parte significativa de la práctica médica de los rehabilitadores1. Para garantizar una recuperación física óptima de estos pacientes, en el último año se han diseñado programas de rehabilitación específicos. El objetivo del presente trabajo es analizar los cambios en la sintomatología y la funcionalidad en supervivientes de la COVID-19 con disminución de la capacidad física, tras un programa de entrenamiento físico durante ocho semanas.
De 134 pacientes que precisaron tratamiento rehabilitador durante el ingreso por la COVID-19, 122 fueron valorados a los dos meses del alta mediante: sintomatología (cansancio y disnea subjetiva), Test 6 Minutos Marcha (TM6M), Sit to Stand Test en 30 segundos (STST), Quick Disabilities of Arm, Shoulder and Hand (QuickDASH), dinamometría de ambas manos y Hospital Anxiety and Depression Scale (HADS). Se seleccionaron 26 pacientes con peor capacidad funcional (< 500 metros en TM6M, < 19 en el STS y sin deterioro cognitivo ni funcional severo previo) para realizar un estudio cuasiexperimental entre septiembre de 2020 a septiembre de 2021, antes y después de un programa combinado de ocho semanas de ejercicio aeróbico (30 minutos en cicloergómetro o caminar) y de fuerza (dos series de 10-12 repeticiones de ocho grupos musculares, a intensidad moderada 3-4 según la escala de Borg modificada de esfuerzo percibido), junto a potenciación de musculatura respiratoria. Entrenaban presencialmente tres días semanales junto con recomendaciones domiciliarias para completar al menos tres días de resistencia aeróbica y dos de potenciación semanalmente.
Se obtuvo una muestra de 16 (61,5%) varones de 59,73 (desviación estándar [DE] 6,92) años de media e índice de masa corporal de 32,09 (DE 4,43), siendo 24 (96%) diestros. Ingresaron 35,88 (DE 27,71) días de media y 18 (69,23%) precisaron estancia media en unidad de cuidados intensivos de 14,92 (DE 15,69) días.
Los datos antes y después del programa de entrenamiento se detallan en la tabla 1.
Se muestran las frecuencias absolutas (porcentaje) y las medias (desviación estándar) de los datos recogidos antes y después del programa de entrenamiento combinado y su significación estadística. Se considera significación estadística p < 0,005
Variables | Valor (n 26) | ||
---|---|---|---|
Antes del entrenamiento | Después del entrenamiento | p | |
Cansancio | 21 (80,76%) | 5 (19,23%) | 0,008 |
Disnea subjetiva | 12 (46,15%) | 4 (15,38%) | 0,019 |
Test de los 6 minutos marcha (TM6M) | 383,15 (DE 73,02) | 459,58 (DE 78,70) | < 0,001 |
Sit to Stand Test (STST) | 10.69 (DE 3,51) | 14,73 (DE 5,24) | < 0,001 |
Cuestionario QuickDASH | 36,14 (DE 23,43) | 36,06 (DE 20,95) | 0,988 |
Dinamometría mano derecha | 27,01 (DE 10,35) | 33,99 (DE 11,48) | < 0,001 |
Dinamometría mano izquierda | 24,04 (DE 9,46) | 29,43 (DE 8,96) | < 0,001 |
Cuestionario de ansiedad (HADS-A) | 7.81 (DE 3.79) | 6.96 (DE 4.42) | 0,279 |
Cuestionario de depresión (HADS-D) | 6,31 (DE 4,29) | 5,46 (DE 3,81) | 0,378 |
DE, desviación estándar; HADS-A, Hospital Anxiety and Depression Scale - Anxiety; HADS-D, Hospital Anxiety and Depression Scale - Depression; QuickDASH, Quick Disabilities of Arm, Shoulder and Hand.
La literatura apoya el inicio temprano de la rehabilitación durante el ingreso hospitalario por la infección por SARS-CoV-2, pero no hay que olvidar que la recuperación funcional en fases más tardías es también un objetivo primordial, siendo el ejercicio físico un pilar fundamental2. Aunque no existen protocolos comunes, la escasa evidencia científica existente promueve programas de rehabilitación similares al nuestro en pacientes post-COVID-19 tras el alta hospitalaria, incluyendo ejercicio aeróbico, de fuerza, equilibrio y rehabilitación respiratoria1,2. Cada vez son más los trabajos que integran la fuerza en los programas de entrenamiento dirigido a la salud, incluso en enfermedades respiratorias, ya que potencia los efectos del ejercicio aeróbico3.
Haciendo referencia a la sintomatología post-viral, Halpin et al. destacan la relación entre la astenia, la disnea y la intolerancia al ejercicio, de modo que un programa de entrenamiento podría repercutir en la mejora del cansancio y disnea, como observamos en nuestro estudio4.
También hemos objetivado mejoría significativa del TM6M, STST y dinamometría de ambas manos. Teniendo en cuenta la similitud con otros coronavirus, destacamos el trabajo de Lau et al. en el que también observaron mejoría del TM6M tras entrenamiento aeróbico y de fuerza de forma presencial respecto recomendaciones vía telefónica, al alta hospitalaria por SARS-COV-11. El STST es una alternativa más breve que el TM6M para medir la capacidad física y la fuerza en miembros inferiores y es sensible a los cambios tras rehabilitación en pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica, propiedad relevante para nuestro estudio3. Con relación a los miembros superiores hemos observado mejoría en la fuerza de prensión de manos y está descrito que los valores en la dinamometría se relacionan directamente con la fuerza muscular global y la función pulmonar5. Sin embargo, apenas se ha modificado la puntuación del QuickDASH, pudiendo estar relacionado con la alta frecuencia del dolor de hombro en estos pacientes4.
No hemos observado mejoría en la escala de ansiedad y depresión, posiblemente debido a que precisa un abordaje multidisciplinar y un tiempo superior para mostrar cambios.
La principal limitación de nuestro estudio es la ausencia de grupo control.
Concluimos que un programa de ocho semanas de entrenamiento concurrente aeróbico y de fuerza en supervivientes post-COVID mejora la sintomatología, cansancio y disnea, así como la capacidad funcional medida por TM6T, STST y la fuerza de prensión de ambas manos.
FinanciaciónLa presente investigación no ha recibido ayudas específicas provenientes de agencias del sector público, sector comercial o entidades sin ánimo de lucro.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
A todo el personal sanitario, por su trabajo, dedicación y sacrificio durante esta crisis sanitaria. A Pedro Beneyto Martín por el apoyo estadístico.