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Vol. 25. Núm. 1.
Páginas 145-148 (Enero 2014)
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Reseña del libro
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Farouk Caballero
Doctorado en Estudios Latinoamericanos, Universidad Nacional Autónoma de México
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La investigación de las académicas Patricia Cabrera López y Alba Teresa Estrada permitió que se dieran los primeros pasos para conformar un estudio de la novelística de la guerrilla en México, especialmente de las décadas del sesenta y el setenta. Este periodo delimita temporalmente el trabajo, con el propósito de reflexionar sobre las implicaciones literarias, sociales, políticas e históricas que los textos ficcionalizan.

El género literario seleccionado para armar el corpus fue la novela. Las dos autoras comparten un acercamiento interdisciplinar para trabajar las diferentes vertientes críticas y teóricas que la literatura pone en tensión. Desde el prólogo, elaborado por Lancelot Cowie, se advierte la trascendencia de este primer volumen, pues las temáticas como “la perspectiva femenina, la represión meticulosa por el estado, la naturaleza como personaje, el inquebrantable espíritu de resistencia del campesinado y del guerrillero, la recuperación de la memoria” (15) son algunas de las vertientes analíticas que permiten una lectura crítica de las novelas, que, a su vez, interpelan el correlato histórico.

El texto, si bien nace de un interés interdisciplinar, tiene una división tajante que se define por los énfasis investigativos de las autoras. De esta manera, el lector puede inferir que la primera parte obedece a la pluma de Alba Teresa Estrada, por sus líneas sociológicas, mientras que en la segunda parte, la redacción de Patricia Cabrera López salta a la vista al ubicar, en los recursos literarios, el punto de partida de su análisis.

Así, en el primer capítulo, “La interdisciplina y las categorías literarias y sociológicas”, Alba Teresa Estrada se centra en la preocupación teórica del estudio del ser humano, desde una visión histórico-social. La relevancia del texto literario se observa a partir de sus implicaciones con la memoria histórica y con la configuración de personajes arquetipos, que simbolizan grupos sociales enmarcados en imaginarios que generan un efecto de verdad en el lector. En este punto, el análisis del rol de la prensa y el lenguaje periodístico —como herramienta gubernamental— permite visualizar la forma en la que los guerrilleros mexicanos eran tildados como “gavilleros, asaltabancos, criminales, hampones, sujetos sin escrúpulos, asesinos, asaltantes, agitadores, terroristas, etc., etc.” (50).

En el segundo capítulo, “El movimiento armado mexicano en la segunda mitad del siglo xx: contexto y narrativa”, la investigadora precisa las dinámicas sociales, políticas e históricas que desembocaron en el surgimiento de guerrillas. Las diferenciaciones ideológicas permiten, en este segmento, categorizar una afinidad política de izquierda en, al menos, cuatro grandes inclinaciones diferentes: partidista, radical, democrática y social. Ligada a esta categorización, se enfatiza la relevancia de precisar el perfil de cada grupo guerrillero con la finalidad de no caer en anacronismos al abordar estos movimientos. Así, se hace un recorrido por los diferentes grupos guerrilleros mexicanos de la segunda mitad del siglo xx, advirtiendo la filiación política de los combatientes, la clase social, sus niveles de estudio y su respectiva naturaleza rural o urbana. En esas divisiones se destaca la afinidad de todos los grupos con un común denominador que invitaba a empuñar las armas: el triunfo de la Revolución cubana y su emblema: el Che Guevara.

Tanto en el tercer y cuarto capítulo de la primera parte, “Algunas precisiones conceptuales” y “La novela de la guerrilla en la crítica y la historia literaria”, se hace un claro énfasis en el rol de la oralidad como constructora de la memoria histórica, la relevancia del testimonio como herramienta narrativa y de denuncia, lo fundamental de la narrativa del realismo, la heterogeneidad del discurso literario y la trascendencia de la lucha armada que, inclusive, sobrepasa la vida del combatiente. En cuanto a la escritura de estos dos capítulos se nota una amalgama entre las cuatro manos investigadoras.

En el quinto capítulo, “Invención idealizante”, Patricia Cabrera advierte un imaginario guerrillero en las novelas La fórmula, Si tienes miedo (novela con apéndice) y Gallo rojo de Juan Miguel de Mora. Dicho imaginario destaca los rasgos característicos de “depresión, individualismo, ingenuidad, espontaneísmo, improvisación, convicción, ideología, utopismo y amor platónico” (152). De la novela El infierno de todos tan temido de Luis Carrión se subraya la configuración del personaje Jacinto Chontal, quien tiene un carácter alegórico que permite vislumbrar la locura como un estado lúcido para enfrentar al estado. Finalmente, en La revolución invisible de Alejandro Iñigo la investigadora centra el imaginario guerrillero en el líder insurgente que tiene un rol ejemplarizante y necesario para la organización contestataria.

En el sexto capítulo, “Memoria y admiración”, la novela Guerra y sueño de Salvador Mendiola ejemplifica el arduo trabajo del autor para no caer en los lugares comunes del discurso de izquierda, lo que le permite un flujo constante de ironía que presenta una derrota ética del narrador. Además, las novelas ¿Por qué no dijiste todo? y El de ayer es Él de Salvador Castañeda, muestran dos tipos de imaginario guerrillero: en la primera aflora un sujeto colectivo desde la “lumpenización” del militante preso y en la segunda se precisa la violencia como “actante permanente” (222) en el pasado y en el futuro.

Entre tanto, Guerra en El Paraíso, Las armas del alba y La fuga de Carlos Montemayor permiten presenciar el distanciamiento del narrador con las guerrillas urbanas, pues la ideología y la teoría no se equiparan a la opresión del campesino que sí justifica la lucha armada; entre tanto, en La fuga, el guerrillero se erige como un ser íntegro éticamente que lucha por la libertad con valores demarcados. Asimismo, Veinte de cobre. Memoria de la clandestinidad de Fritz Glockner muestra la consolidación del tópico de la tortura como referente de la des-identidad del guerrillero clandestino y Septiembre de Francisco Pérez Arce se inclina por un imaginario ambivalente que es, en principio, utópico, pero que luego se centra en la comprensión de la lucha y el rescate de la memoria.

Indistintamente, todo el trabajo se erige en una convicción fuerte que precisa la significación de los textos literarios desde una perspectiva que los comprende como:

una fuente fragmentada, pero rica y plena de matices para la comprensión de una época, para la recuperación de la experiencia, la conservación de la memoria o la figuración de proyectos y alternativas, tareas relevantes de las ciencias sociales. Superar el registro nemotécnico y la veracidad del dato mediante la síntesis de caracteres y arquetipos, de personajes, tramas y formas retóricas que plasman y crean nuevas representaciones e interpretaciones en torno a momentos cruciales del pasado, es una forma de conocerlos y abre la posibilidad de reflexionar sobre su significado (39).

Igualmente, en el estudio se hace una alusión constante al movimiento estudiantil de 1968 que sufrió la matanza de Tlatelolco y que se erige en la investigación como referente ineludible tanto de la conformación de guerrillas, como de las novelas sobre guerrillas. A la par, la erudición interdisciplinar e histórica del marco referido en la selección permite una guía inmejorable en cuanto al correlato histórico, las teorías y críticas sociales, filosóficas y literarias.

En definitiva, las autoras presentan una investigación que cumple con el requisito especial de los análisis a propósito de textos literarios: obligan al lector letrado a releer las novelas y al lector que las desconoce, a conocerlas. La aproximación a los imaginarios guerrilleros se hace con extremo respeto, pero sin adulación gratuita. Se pretende una comprensión de la derrota como un triunfo en la configuración de la memoria.

Si cabe algún reproche en el texto es, quizá, la reiteración de algunas precisions, pues la escritura compartida hace que se entonen dos melodías paralelas, que al surgir del mismo tema, terminan repitiendo un par de notas. Este es pues un estudio necesario, preciso y que hace que se espere, con ansias, el segundo volumen que permita una discusión más amplia del fenómeno de la guerrilla en México, desde las respuestas culturales que son los textos literarios, que ya no será exclusivo de las novelas, sino que contemplará otras formas de hacer literatura pero que seguirán teniendo como eje central, en sus historias, la temática de las guerrillas mexicanas.

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