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Vol. 23. Núm. 8.
Páginas 392-393 (Octubre 2000)
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¿Puede mejorar la formación médica especializada en España?
Can specialist medical training in Spain be improved?
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2038
J. Rodésa
a Unidad de Hepatología. Institut de Malalties Digestives. Hospital Clínic. Institut d'Investigacions Biomèdiques August Pi i Sunyer (IDIBAPS). Universitat de Barcelona.
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La creación del sistema de formación médica especializada (MIR) a finales de los años setenta por parte del Ministerio de Sanidad y Consumo ha permitido que la educación médica de posgrado haya alcanzado un gran nivel en España. Con su implantación se puso fin a las denominadas «escuelas de formación de médicos especialistas» dependientes hasta aquel momento del Ministerio de Educación. Así mismo, la implantación del sistema MIR facilitó de una forma extraordinaria la creación y potenciación de los Servicios de Especialidades Médicas y Quirúrgicas en los hospitales públicos de nuestro país, por lo que con su creación se puso término al sistema de las «cátedras» que estaba muy arraigado, especialmente en los hospitales clínicos de las facultades de medicina. La creación del sistema MIR se debió al profesor José María Segovia de Arana, a quien en todo momento se le debe agradecer y aplaudir por su iniciativa y gran visión de futuro.

Con la perspectiva de los más de 20 años transcurridos, hay que reconocer que la adscripción del sistema MIR al Ministerio de Sanidad y Consumo fue un acierto total. Esta afirmación es lógica si se tiene en cuenta que era muy difícil que desde la propia Universidad se realizasen cambios en profundidad de los programas de formación en el período de posgrado, por lo que probablemente el criterio que se impuso en la formación médica especializada nunca hubiera podido llevarse a cabo. En efecto, los cambios recientes introducidos en los programas de medicina de las universidades españolas son un buen ejemplo de esta aseveración, ya que no parece que sean los más apropiados para mejorar la enseñanza de la medicina en el período de pregrado. Probablemente, los factores que más han influido en los recientes cambios introducidos en los currícula de medicina no han considerado la formación de los estudiantes en sentido estricto, sino que han respondido más a los intereses del propio profesorado.

En la actualidad los estudiantes de medicina llegan a los hospitales con una formación especialmente deficiente en aspectos prácticos y en conocimientos básicos aplicables a las verdaderas necesidades de su trabajo cotidiano. Los resultados de una encuesta interna realizada a los 50 residentes MIR de primer año, en el momento de su ingreso en el Hospital Clínico de Barcelona, ponen claramente de manifiesto que los residentes no disponían de conocimientos suficientes en materias necesarias para la práctica de una medicina clínica moderna e investigación biomédica (epidemiología clínica, diseño de estudios, ensayos clínicos, bioética, investigación básica, lectura crítica de la bibliografía científica, bioestadística, redacción de artículos biomédicos, economía de la salud, informática médica). Las respuestas obtenidas indicaron que el 90% de los MIR calificaban sus conocimientos en ellas como nulos o muy escasos1.

Estos resultados indican claramente que los programas de formación de los estudiantes de medicina deben cambiar, mediante la introducción de procedimientos y técnicas de aprendizaje que doten a los estudiantes de recursos válidos y suficientes para continuar aprendiendo a lo largo de su vida profesional y así poder desarrollar un espíritu crítico y afrontar mejor los cambios y sus incertidumbres2. Aunque lógicamente es deseable que la reforma de los planes de estudio de medicina se realice cuanto antes, de momento no es previsible que se lleve a cabo de forma inmediata, por lo que sería conveniente que estos conocimientos y habilidades se introdujeran en los programas de formación MIR, ya que son imprescindibles para que los médicos en formación adquieran experiencia suficiente para iniciarse en la investigación biomédica3. En el momento presente, el sistema MIR tiene un éxito notable, y su existencia básica no ha sido en ningún momento cuestionada4. Se puede considerar que los especialistas y médicos de familia formados a través del MIR alcanzan razonablemente los objetivos planteados por sus respectivas comisiones nacionales de especialidad. Sin embargo, la formación en investigación biomédica durante este período todavía no está contemplada ni siquiera de una forma optativa. En la actualidad, no existe ningún programa de formación en ciencias básicas aplicable durante los años de residencia en la mayoría de los hospitales españoles. Otros países disponen de una dilatada experiencia en programas de investigación básica durante y con posterioridad a la residencia. Los resultados obtenidos por las universidades de Tufts y Harvard, ambas pioneras en este campo, han sido fundamentales. Así, por ejemplo, en la Tufts University se imparte un curso anual de patobiología, donde 15 estudiantes analizan en profundidad 20 entidades nosológicas desde el punto de vista clínico y biológico5. En muchas universidades y hospitales de los Estados Unidos existen además programas especiales para residentes que permiten que ocupen un período de su residencia dedicado únicamente a la investigación (research fellows). Este tipo de formación en investigación ha obtenido unos resultados excelentes y ha facilitado que la investigación biomédica en los Estados Unidos haya alcanzado, en estos últimos años, un elevadísimo nivel. En España se dispone de la valoración de la experiencia del Hospital Clínico de Barcelona, donde desde 1980 se conceden, una vez finalizado el período de residencia, becas de investigación de un año de duración. Los resultados obtenidos han sido muy positivos y han demostrado que los conocimientos científicos adquiridos han sido esenciales para el desarrollo profesional de los médicos residentes. La mayoría de ellos pudieron ser contratados en los hospitales públicos españoles6. Recientemente, el Royal College of Physicians of London recomendaba la necesidad de crear becas de formación de investigación biomédica posresidencia en los hospitales universitarios del Reino Unido. En un artículo editorial3, se afirmaba que la investigación biomédica ayuda al médico a avanzar en el conocimiento científico de la medicina, además de permitir adquirir una gran capacidad crítica, con lo que mejora su formación en medicina asistencial. En definitiva, el aprendizaje y desarrollo de conocimientos y técnicas de investigación clínica y básica durante la época de formación pre y posgraduada hacen mejores a los médicos y proporcionan una asistencia de mayor calidad.

El artículo que aparece en este número de Gastroenterología y Hepatología: «Formación MIR en aparato digestivo. El punto de vista de los residentes»7, es de sumo interés y desvela dificultades y deficiencias en la formación de nuestra especialidad. Por desgracia, únicamente el 53% de los residentes encuestados contestaron; a pesar de ello, las respuestas obtenidas indican con claridad que la formación de los residentes de aparato digestivo debe sufrir cambios profundos para que se pueda obtener una mejoría ostensible. El dato más ilustrativo es que la casi totalidad de los residentes piden que se realice una correcta evaluación de las unidades docentes. En mi opinión, esta petición es totalmente lógica y con probabilidad pone en evidencia que la formación de los residentes de aparato digestivo en ¿muchas?, o ¿algunas?, unidades docentes no es la más apropiada. Hasta el momento presente las comisiones de especialidad del Ministerio de Sanidad y Consumo no han desarrollado ningún programa amplio para la evaluación de las unidades docentes, por lo que sería altamente recomendable que uno de los próximos objetivos más apremiantes de estas comisiones fuera el desarrollo de un programa consensuado para la evaluación de estas unidades docentes de los hospitales españoles.

En la encuesta distribuida a los residentes no había ninguna referencia acerca de la formación científica que reciben. Este hecho es comprensible, porque en el programa de formación de médicos residentes de aparato digestivo, como en otras especialidades, no consta la necesidad de adquirir conocimientos sobre investigación biomédica. Los programas están únicamente dirigidos a la formación médico-asistencial, por lo que es muy difícil que la investigación biomédica se considere uno de los aspectos fundamentales en la formación de los futuros médicos del sistema nacional de salud. También es cierto que no todos los MIR deben adquirir conocimientos en ciencias básicas, pero sería deseable que un número determinado de ellos pudieran tener la posibilidad de adquirirlos mediante la ampliación de su período de formación. Por otra parte, para potenciar la investigación biomédica en los hospitales, sería así mismo muy importante cambiar los baremos actualmente existentes para la adjudicación de plazas en propiedad del servicio nacional de salud. Para ello, es obvio que se debería premiar mucho más la actividad investigadora que otro tipo de actividades.

La ausencia de un programa de investigación biomédica en la formación MIR es una carencia que se debería subsanar lo antes posible, dado que a partir del año 2003 el genoma humano se habrá secuenciado por completo, con lo que las nuevas tecnologías basadas en la genómica, proteómica, farmacogenómica, bioinformática y otras van a irrumpir con fuerza en el quehacer clínico asistencial diario. La falta de una apropiada y actualizada formación en estas nuevas disciplinas va a perjudicar no sólo la capacidad asistencial de los futuros médicos especialistas, sino lógicamente a toda la sociedad en general8.

Finalmente, la formación de los médicos residentes en aparato digestivo debería ser como mínimo de cinco años, como ocurre en otras especialidades médicas. Ello viene justificado por el gran desarrollo científico y técnico-asistencial de nuestra especialidad. El trasplante hepático y de páncreas, el desarrollo evidente de las técnicas endoscópicas diagnósticas y terapéuticas, la incorporación prácticamente rutinaria de la fibroecoendoscopia, entre otros muchos recientes progresos, obligan a que la formación de los MIR de aparato digestivo tenga una mayor duración para que el nivel asistencial no decaiga en un futuro no muy lejano.

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