Como en años anteriores, mis primeras palabras son para el recuerdo de Enrique Medrano, fundador e impulsor de esta revista, que nos dejó un día 20 de julio de hace ya 5 años. Creo que estaría orgulloso de lo que hemos hecho en estos años y que se resume en un póster editado con motivo del «Forum 10 Años de Atención Farmacéutica» celebrado recientemente en Granada y que apareció en la sección de noticias del pasado número de Farmacia Profesional .
Por otro lado, cabe señalar que este inicio de verano ha traído consigo varios temas merecedores de especial atención, entre ellos la moratoria concedida hasta el mes de septiembre para la presentación ante la comisión de Sanidad del Congreso del denominado Pacto de Estabilidad para el Sector Farmacéutico, de la que también tienes cumplida información en este número.
Cambiando de tercio: recientemente he tenido ocasión de conversar con los miembros de base (responsables de temas sanitarios) que integran algunos partidos políticos y he detectado entre ellos verdadero interés por conocer de primera mano lo que sienten, piensan y opinan los farmacéuticos de la calle, los que estamos al pie del cañón cada día, los que compartimos con los ciudadanos (en algunos casos sus votantes) el cuidado de su salud y, en definitiva, quienes podemos hablar con conocimiento de causa de los temas que son de su competencia. Pese al interés que he podido constatar, quisiera aprovechar estas líneas para denunciar la falta de información que tienen estas personas respecto a nuestra profesión. Digo esto porque preocupa el hecho de que algunos de ellos sean responsables de redactar los informes que utilizarán políticos de más alto rango para hacer propuestas parlamentarias de las que pueden llegar a derivarse órdenes ministeriales y leyes. Sería importante que los farmacéuticos «de a pie» hiciéramos un esfuerzo por informar a estos militantes también «de a pie», que a veces sólo obtienen datos de segunda mano o procedentes de los documentos e informes dejados por sus predecesores. Ofrezcámonos como fuente de información en ayuntamientos, asociaciones, etc. y quizá así la visión de estas personas se humanice, la farmacia deje de ser un ente abstracto y empiece a tener cara, ojos y nombre.
El esfuerzo valdrá la pena.