Este año me tocó hacer las vacaciones bastante tarde, cuando todos los que trabajan en mi farmacia ya se habían reincorporado a sus tareas. De regreso, al volver a mi día a día, experimenté un profundo sentimiento de cansancio. No físico, puesto que dediqué una gran parte del tiempo vacacional al paseo relajado, la lectura y al dolce far niente, pero sí un cansancio psicológico desconocido para mí. La llegada de algunas compras efectuadas en precampaña puso la guinda sobre mi pastel mental al preguntarme si las previsiones habían sido las acertadas, si tal o cual producto encajarían bien con mi clientela, etc. etc. Y, como no soy una persona dada a lamentaciones ni a la autocomplacencia, me puse manos a la obra para descubrir qué es lo que me había hecho sentir así. Y después de algunas elucubraciones llegué a la conclusión de que no supe desconectar y alejarme mentalmente del estrés acumulado antes de iniciar el período estival, y del que se produce durante los meses de verano al haber menos personal, clientes diferentes, etc.
Y, sobre todo, al darme cuenta de que no había sido capaz de poner en práctica aquellas cosas que al inicio de la época estival me propuse hacer, como ordenar "los rincones" de productos que no tienen salida que, si es que los había, seguían estando donde siempre, sin que yo hubiera hecho nada por sacarlos a la luz, así como lo de revisar el montón de revistas acumuladas sobre la mesa que en vez de menguar se había visto incrementado con alguna más, aunque actualmente muchas de las cosas que tengo que leer se amontonan en archivos pdf en el escritorio de mi ordenador.
Así que, una vez identificado el problema, me he dedicado, en primer lugar a no sentirme culpable por no haber conseguido las metas previstas, cosa que a veces es lo más difícil de hacer, y en segundo lugar a resolverlo comenzando por marcarme un calendario con fechas concretas para empezar y acabar aquellas cosas que me parecían importantes antes de las vacaciones y que no quiero posponer hasta las próximas.
Así que poco a poco voy avanzando y, como decía Antonio Machado, "se hace camino al andar".
Feliz regreso
