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Vol. 31. Núm. 2.
Páginas 31-34 (Marzo 2017)
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Cosmética masculina
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Ramon Boneta, Antonieta Garroteb
a Doctor en Farmacia
b Farmacéutica
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Las prácticas de cuidado personal y de la imagen en el sector masculino han cobrado una importancia capital en los últimos años. Esta tendencia se extiende a prácticamente todas las edades, puesto que desde la más joven adolescencia hasta edades maduras existe un manifiesto interés en mantener una imagen actual, saludable y bella. Los actuales hábitos cosméticos no se circunscriben a la higiene básica corporal y al cuidado facial tradicional, sino que abordan el mantenimiento y embellecimiento integral de todo el cuerpo. Verse y sentirse bien comporta, sin duda, un bienestar anímico y emocional, del cual el hombre de cualquier edad es totalmente partícipe.

La actual percepción del sexo masculino es un reflejo del cambio, innovación y progresismo de la sociedad de hoy en día, en la cual la preocupación de la persona por el aspecto que transmite y la influencia que ello tiene en su actividad social es cada vez más patente. Los productos cosméticos, los artículos de belleza y las prácticas estéticas especialmente diseñados, fabricados y publicitados para satisfacer estas necesidades del público masculino, están actualmente en continuo y elevado crecimiento, sin duda, consecuencia de la respuesta que desde las más prestigiosas marcas hasta las más populares están ofreciendo frente a la preocupación del varón por su físico.

Hoy es patente la extensa gama de productos exclusivamente masculinos destinados al cuidado de la piel y el cabello del hombre, que incluye desde los productos de higiene básica hasta los más sofisticados y atrevidos productos de belleza y de tratamiento estético, perfumes, etc. Queda de esta forma totalmente relegada a otra época la cultura masculina basada únicamente en un reducido número de productos higiénico-dermatológicos. Las primeras líneas cosméticas específicamente masculinas fueron desarrolladas para dar respuesta a cuidados y problemáticas típicos del varón (calvicie, acné, afeitado, etc.), así como para cubrir las necesidades de una piel con unas características distintas y sujeta a unos estímulos y agresiones diferentes a los que cotidianamente se expone la mujer. Sin embargo, hoy en día la motivación masculina por el cuidado personal es mucho más amplia.

El porqué de las líneas masculinas

El desarrollo de líneas cosméticas específicas para la población masculina no responde únicamente a criterios de gustos o preferencias más o menos subjetivos, sino que es la consecuencia del esfuerzo de los laboratorios por dar respuesta a las necesidades de una piel que ni es igual ni responde a los mismos estímulos que la dermis de las mujeres.

El desarrollo de líneas cosméticas específicas para la población masculina no responde únicamente a criterios de gustos o preferencias más o menos subjetivos, sino que es la consecuencia del esfuerzo de los laboratorios por dar respuesta a las necesidades de una piel que ni es igual ni responde a los mismos estímulos que la dermis de las mujeres.

Las diferencias anatomofisiológicas más significativas entre la piel masculina y femenina son:

– La piel masculina es más rica en colágeno que la piel femenina: por un lado, se sintetiza en mayor cantidad y, por otro, su ratio de acumulación en la epidermis es mucho mayor. Si bien es cierto que, en ambos sexos, con la edad se produce una cierta disminución de la cantidad de colágeno, lo cierto es que el grosor de la piel del varón es a lo largo de toda su vida un 15-25% mayor en comparación con la de la mujer. Esto condiciona en gran medida su pauta de envejecimiento: mientras las primeras arrugas en la mujer se empiezan a dibujar entre los 30-35 años y se van produciendo progresivamente a lo largo del tiempo; en el hombre, estas no empiezan a hacerse evidentes hasta la década posterior, y a partir de los 50 se revelan con mayor brusquedad y profundidad que las que surcan la piel femenina.

– El estrato córneo masculino también presenta un grosor superior al de la piel femenina y una mayor irregularidad en su distribución, originando una textura rugosa y áspera con mayor facilidad.

– Las glándulas sebáceas en la piel masculina son más abundantes, grandes y activas que sus homólogas femeninas. Así, la estimulación androgénica de dichas glándulas, especialmente activa durante la adolescencia, comporta una mayor secreción de sebo, lo que se traduce en una incidencia significativamente superior de casos de acné entre los jóvenes varones. Esta secreción sebácea aumentada puede prolongarse en el hombre hasta bien entrada la vejez. En cambio, en las mujeres la cantidad de andrógenos, responsables de la producción sebácea, disminuye con la menopausia y provoca la sequedad cutánea característica de la piel senil femenina a edades más tempranas que los hombres.

– La aparición del vello es una de las características principales del sexo masculino. A partir de los 15-16 años aparecen los primeros rastros de barba y bigote en el joven y a lo largo de su vida el hombre también va a desarrollar pelo en el pecho, brazos y piernas (sin contar con el vello genital y axilar cuyo desarrollo es muy similar en ambos sexos).

– En relación con el cabello, debe tenerse en cuenta que el balance hormonal y muchos otros factores (algunos de ellos no totalmente conocidos) provocan una mayor prevalencia de alopecia entre los varones que entre las mujeres.

– En el varón, la secreción ecrina de las glándulas sudoríparas es más abundante y más ácida, por lo cual requiere un mayor control.

– Los depósitos adiposos corporales en el hombre adquieren una disposición androide, es decir, se concentran en la zona abdominal, a diferencia de la mujer en la que se acumulan en piernas y caderas (disposición ginoide).

En paralelo, y sin una argumentación científica, existen una serie de factores que al menos en un inicio se erigían para justificar las líneas cosméticas masculinas: las preferencias organolépticas, las pautas de utilización y su funcionalidad fueron las más reivindicadas.

Conscientes del riesgo que comporta generalizar, se acepta que el hombre decanta su elección por productos frescos, fluidos y de fácil absorción, rechazando normalmente la utilización de aquellos más untuosos, oleosos y que dejen brillos. En general, los hombres prefieren líneas ligeras y poco perfumadas, multifuncionales, buscando bienestar e inmediatez de acción en su aplicación (aliviar una irritación, atenuación de enrojecimiento, efecto suavizante, etc.).

En general, los hombres prefieren líneas ligeras y poco perfumadas, multifuncionales, buscando bienestar e inmediatez de acción en su aplicación (aliviar una irritación, atenuación de enrojecimiento, efecto suavizante, etcétera).

Estos argumentos todavía siguen siendo válidos a día de hoy por una parte importante del sector masculino, sin embargo emerge otro gran sector realmente preocupado por su estética, el cual elige sus cosméticos en base a sus reivindicaciones. Este sector busca una mayor eficacia y sofisticación, no considerando limitante para su uso determinadas características organolépicas o que algunos de los reclamos solo sean posibles mediante la utilización de cosméticos a largo plazo.

Arsenal cosmético masculino

La oferta en el número de cosméticos masculinos se ve continuamente incrementada en el mercado actual, y quedan obsoletos y lejanos los productos cosméticos que poco aportaban al cuidado y preservación de las características y propiedades de la piel y el cabello del varón.

A continuación vamos a hablar de algunas de las líneas cosméticas más requeridas y que mayor aceptación tienen.

Cosmética de higiene

Como no podía ser de otra manera, este grupo de productos sigue siendo, junto con los preparados para el afeitado, el tipo de cosméticos más demandado, aunque los atributos que actualmente se buscan en ellos son sensiblemente diferentes. La eliminación diaria por detergencia o emulsificación de la suciedad depositada sobre la superficie cutánea o del cabello y el control de la sudoración y el olor corporal son las principales funciones de este grupo de formulaciones indispensables tanto para el mantenimiento de un adecuado estado de salud y bienestar como para poder disfrutar de una óptima relación social.

Es habitual la incorporación de propiedades hidratantes, nutritivas, regeneradoras, relajantes, anticelulíticas, exfoliantes, antiedad y un largo etcétera, que dan lugar a una serie de productos polivalentes muy bien acogidos por el público general.

Champús, geles, aditivos para baño y ducha, desodorantes y antitranspirantes son sus representantes básicos. La naturaleza y finalidad de los mismos no suele requerir una gran diferenciación respecto a líneas básicas unisex, por tanto su inclusión en líneas estrictamente masculinas responde básicamente a un criterio de imagen de marca, exclusividad, fidelización de cliente, hábitos de consumo, dar continuidad a una fragancia o perfume, etc.

Especial mención requieren los desodorantes, los cuales en su amplia gama de presentaciones (barras, sprays, emulsiones, aerosoles, polvos, etc.) resultan un elemento indispensable para controlar el olor corporal. Las formulaciones actuales, dado su bajo o nulo contenido alcohólico, son mucho más respetuosas con el manto hidrolipídico, siendo de este modo mucho menos frecuentes las reacciones irritativas derivadas de su uso.

Cosméticos para el afeitado

Los cosméticos para el afeitado son por excelencia los cosméticos que han caracterizado las líneas masculinas. En la actualidad existe una gama y especificidad de productos muy alta. Las preferencias en cuanto a los accesorios a utilizar (cuchillas, maquinilla eléctrica), el tipo de piel o la presencia o no de barba condicionarán el tipo de cosméticos que se van a usar.

El ritual del afeitado es practicado a diario por el varón, lo que supone un continuo componente agresor para la zona sometida al rasurado (irritaciones, microtraumatismos, cortes, etc.). Para minimizar los daños, se dispone de un amplio abanico de productos de los que vamos a hablar a continuación.

Productos preafeitado

La finalidad de los productos preafeitado o pre-shave consiste en preparar la piel para el rasurado y facilitar el desplazamiento del elemento cortante sobre la piel para minimizar los microtraumatismos derivados de esta operación. Su naturaleza y función presentará importantes diferencias según la técnica empleada para el rasurado. Si se opta por el afeitado en seco, utilizando máquina de afeitar, los preparados preafeitado perseguirán un secado y endurecimiento del pelo para facilitar su penetración en los cabezales cortantes de la afeitadora, y también una acción astringente, lubricante y cubriente capaz de reducir la fricción entre piel y cabezal, con lo que se facilita el rasurado. Si por el contrario se opta por la cuchilla, las lociones, geles o cremas utilizadas incorporan en su formulación principios activos reblandecedores de la barba, humectantes, modificadores del pH y lubricantes con el fin de disminuir la resistencia al corte del pelo y de facilitar el deslizamiento de la cuchilla sobre la piel.

Productos para el afeitado

Los productos para el afeitado incluyen espumas, jabones, cremas y geles que actúan como facilitadores del afeitado con cuchilla. Las cremas frías (la sensación de frescor es consecuencia de la combinación de un agente oxidante y otro reductor en el momento de la aplicación) y los geles autoformadores de espuma (incorporan hidrocarburos volátiles solubles que en el momento de la aplicación se evaporan transformando in situ el gel en una suave espuma) tienen muy buena aceptación y desplazan de forma significativa a los jabones tradicionales.

Productos after shave

La elección de los productos after shave o postafeitado no está condicionada por el tipo de rasurado efectuado. Estos productos tienen como principal misión suavizar, calmar y regenerar la piel que ha sido sometida al afeitado. Las nuevas formulaciones se diseñan considerando la extrema sensibilidad de un área fuertemente castigada, por lo cual tienden a desplazar parcial o totalmente los componentes alcohólicos tradicionalmente empleados e incluir en su composición activos con propiedades antisépticas, astringentes, regeneradoras, emolientes, etc.

Productos para el cuidado de la barba

La barba está de moda y como cualquier parte del cuerpo requiere unos cuidados específicos. Es común que su limpieza se efectúe durante la ducha y para ello se empleen o bien los geles de ducha tradicionales o bien los champús destinados al cuidado capilar. Sin embargo, la textura especial del vello facial requiere el empleo de detergentes, suavizantes, bálsamos y/o aceites específicos para esta zona que mantengan el pelo hidratado y nutrido.

Si bien tradicionalmente el afeitado se ceñía a la zona facial (barba y bigote), las nuevas tendencias han extendido esta práctica a casi cualquier zona del cuerpo, por lo cual los productos empleados para ello han evolucionado en la misma dirección, adaptándose a las necesidades creadas por la moda actual y a la técnica utilizada para eliminar el vello de cualquier parte del cuerpo.

Cosméticos depilatorios

La depilación corporal que empezó siendo una práctica muy específica de determinadas actividades profesionales (ciclistas, deportistas, artistas, etc.), hoy en día es una práctica cosmética habitual en un sector masculino con un elevado número de adeptos.

Respecto a las opciones que el mercado ofrece para ello están, por un lado, el rasurado convencional, las cremas o la cera depilatoria y las técnicas estéticas permanentes, estas últimas muy requeridas en los últimos años. Para efectuar un rasurado convencional, los productos y utensilios utilizados son similares a los empleados para el afeitado facial. Si se opta por cremas o ceras depilatorias, los productos que se utilizan presentan las mismas características, tanto en sus prestaciones como en su formulación, que los empleados por la población femenina.

Productos capilares

Los champús son los productos que mejor representan a este grupo de cosméticos, aunque no son los únicos. Su principal objetivo es mantener el pelo y el cuero cabelludo limpio y sano. Para ello se formulan atendiendo a los distintos tipos de cabello (seco, graso, etc.) y a las diferentes problemáticas a las que se ve sometido (caspa, seborrea, alopecia, etc.). No obstante, su utilización es también el paso previo al que deberá someterse el cuero cabelludo antes de cualquier otro tratamiento o intervención. Es frecuente que los champús y los demás productos de tratamiento se complementen al incorporar ingredientes activos distintos que actúan de manera sinérgica frente al problema capilar.

Especial mención, por su alta frecuencia, tienen los productos anticaspa y los anticaída. Los primeros buscan disminuir el antiestético efecto de la descamación capilar que produce este problema y disminuir el prurito que sufre el cuero cabelludo, y para obtener unos buenos resultados con los segundos, se requiere constancia en su uso y estimular el riego sanguíneo capilar mediante masajes en el momento de su aplicación.

Tanto por el incremento en su gama como por el exponencial crecimiento de su consumo, merecen mención aparte aquellos cosméticos capilares destinados a inducir exclusivamente cambios estéticos: acondicionadores, mascarillas, ceras, gominas, fijadores, voluminizadores, cubrientes de canas, etc. Son productos destinados a modificar la imagen del sujeto en función de sus preferencias y de la moda del momento. Además de estos productos, los tintes permanentes, los baños de color y los productos destinados a decolorar el cabello están sufriendo un importante crecimiento entre la población masculina.

Cosméticos de tratamiento

Generalizando, los cosméticos de tratamiento son productos que responden a unas necesidades concretas de una disfunción o problema estético. Actualmente, los preparados antiedad encabezan este apartado, ya que están destinados a minimizar los signos que tanto las agresiones externas como el paso del tiempo dejan en el cuerpo y cara del varón. En este sentido, los productos hidratantes faciales y corporales, las cremas o sérums nutritivos, antiedad, contorno de ojos, etc., son ya cosméticos convertidos en “colaboradores habituales” de la belleza masculina. Su uso suele retrasarse algunos años con respecto a la pauta femenina, como consecuencia de algunas de las características diferenciales de la piel masculina, como ya hemos explicado previamente.

Otra gama de productos que ha irrumpido con fuerza en el mercado cosmético son los preparados reductores. Cintura y abdomen son las zonas donde el varón tiene mayor propensión a acumular tejido adiposo; la testosterona es un elemento determinante de esta disposición denominada androide, donde la grasa se distribuye en la zona inferior del tronco, especialmente en la zona abdominal y cintura. Las formulaciones reductoras persiguen eliminar el exceso de la grasa subcutánea, disminuir el volumen de la zona tratada así como reafirmar y redefinir la musculatura abdominal incorporando un amplio abanico de activos con distintos mecanismos de acción. La aplicación continuada de este tipo de productos es sin duda una de las mejores bazas para la consecución de los resultados esperados, por lo cual dotarlos de propiedades que faciliten su aplicación y absorción es fundamental para conseguir la fidelización del usuario.

No deben obviarse en este apartado los preparados clásicos de tratamiento: productos antiacneicos, especialmente requeridos por jóvenes adolescentes, despigmentantes, peelings faciales y corporales, protectores solares, etc.

Cosméticos decorativos

En el apartado de cosméticos decorativos se incluyen las propuestas más atrevidas e innovadoras en el campo de la cosmética masculina. Su única finalidad es la estética, al igual que pasa en el sector femenino: la búsqueda de la belleza, el ensalzamiento de determinados rasgos faciales o simplemente el enmascaramiento de defectos o imperfecciones son los objetivos de estas formulaciones.

Colonias y perfumes

Las colonias y los perfumes son cosméticos incluidos tradicionalmente en el aseo y cuidado personal del varón y que la industria cosmética ha sabido utilizar como plataforma para lanzar una amplia gama de productos cosméticos asociados a su fragancia (desodorantes, geles de baño, lociones after shave, cremas faciales y corporales, etc.).

El perfume es el elemento diferenciador que proporciona la imagen de marca de la línea cosmética y puede convertirse en un elemento básico de decisión a la hora de escoger cualquier otro producto de belleza. Las fragancias responden a la moda y tendencias del momento, dando cobertura a necesidades de hombres innovadores y modernos tentados por las últimas tendencias en fragancias, aunque también las notas aromáticas clásicas cubren la demanda de hombres muy tradicionales, fieles a fragancias concretas.

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