Este articulo especial aborda la complejidad del cuidado del acceso vascular y explora cómo la ciencia de la implementación puede actuar como catalizador para optimizar la práctica enfermera especializada en este ámbito. Aunque el cuidado del acceso vascular es crucial, su calidad a menudo es insatisfactoria debido a la diversidad de procedimientos, tecnologías y la necesidad de adaptarse a cada paciente. A pesar de las múltiples iniciativas de mejora, persisten tasas elevadas de complicaciones y un uso subóptimo de estos dispositivos.
La ciencia de la implementación surge como una herramienta crucial para superar estos retos identificados, reconociendo los comportamientos de los profesionales de la salud, especialmente las enfermeras, y su relevancia para garantizar cuidados de calidad dentro del contexto local y organizacional. En este sentido, supone un reto poder integrar la ciencia de la implementación en la práctica enfermera del cuidado vascular, como son la resistencia al cambio y limitaciones de recursos, pero también ofrece oportunidades para la innovación y la colaboración interdisciplinaria. Se propone reflexionar sobre los roles enfermeros especializados para centrarse en la implementación de intervenciones y optimizar las decisiones asistenciales relacionadas con el acceso vascular. Esta integración requiere el desarrollo de nuevas competencias y una comprensión del contexto organizacional, elementos clave para garantizar la sostenibilidad y la eficacia de las intervenciones.
This special article addresses the complexity of vascular access care and explores how implementation science can act as a catalyst to optimize vascular nursing practice. Although vascular access care is crucial, its quality is often unsatisfactory due to the diversity of procedures, technologies, and the need to adapt to each patient. Despite numerous improvement interventions, high complication rates and suboptimal use of these vascular devices persist.
Implementation science can be a crucial strategy to overcome these identified challenges, recognizing the behaviors of healthcare professionals, especially nurses, and their relevance to ensure quality care within the local and organizational context. In this sense, it is challenging to integrate implementation science into the nursing practice of vascular care, such as resistance to change and resource constraints, but it also offers opportunities for innovation and interdisciplinary collaboration. We suggest reevaluating specialized nursing roles to focus on implementation of interventions and optimizing care decisions related to vascular access. This integration requires the development of new competencies and an understanding of the organizational context, key elements to ensure the sustainability and effectiveness of interventions.



