La especialidad de Enfermedades Infecciosas puede ser una realidad a corto plazo. En este escenario, es primordial reflexionar sobre el itinerario formativo de nuestros futuros residentes y facultativos, con el fin de garantizar que reciban una formación integral y de calidad en todos los aspectos relacionados con la patología infecciosa.
Dentro de los recursos actualmente disponibles, la ecografía clínica a pie de cama (point-of-care ultrasonography o POCUS) ha cobrado especial importancia en los últimos años. Esta técnica, caracterizada por ser rápida, inocua y no invasiva, se realiza directamente en la cabecera del paciente y proporciona resultados inmediatos al operador, complementando la exploración física y agilizando la toma de decisiones clínicas. A pesar de su progresiva introducción en diversas especialidades médicas, formando ya parte del programa formativo de muchas de ellas como Medicina Interna, su aplicación rutinaria en Enfermedades Infecciosas sigue siendo infrecuente.
En el ámbito hospitalario, la patología infecciosa es común y a menudo conlleva una alta mortalidad, particularmente en casos de sepsis, donde aproximadamente el 50% de los pacientes se presentan sin un foco infeccioso evidente ni aislamiento microbiológico confirmado en el momento del diagnóstico1. En estos casos, la ecografía clínica multiórgano desempeña un papel crucial, permitiendo no solo identificar el foco infeccioso más probable, sino también descartar otras posibles causas de shock2,3.
En la evaluación del paciente con sintomatología respiratoria, la ecografía supera en sensibilidad a la radiografía simple de tórax. Facilita la visualización de consolidaciones pulmonares tanto de manera directa como indirecta y permite realizar el diagnóstico diferencial con otras causas de disnea, permitiendo ahorrar tratamientos antimicrobianos innecesarios, dentro de la estrategia global de uso prudente de los mismos. Adicionalmente, esta técnica ha demostrado su eficacia en la evaluación de derrames pleurales y en la asistencia para su drenaje4,5.
La ecografía es igualmente valiosa en las infecciones de piel y partes blandas. Permite determinar la profundidad de la infección y la presencia de colecciones susceptibles de drenaje6. Además, facilita el diagnóstico diferencial con otras patologías de presentación clínica similar, como la enfermedad tromboembólica venosa, de nuevo pudiendo racionalizar el uso de antimicrobianos.
En pacientes con sospecha de endocarditis, nos permite realizar una primera valoración de las cavidades y válvulas cardiacas para identificar vegetaciones o signos de complicación como insuficiencias valvulares y abscesos7.
Su utilidad en la patología infecciosa abdominal es igualmente amplia. Abarca la evaluación de la vía biliar en casos de sospecha de colecistitis o colangitis, la caracterización de abscesos hepáticos, la evaluación y punción de líquido libre en casos sospechosos de peritonitis, la identificación de signos de obstrucción ureteral y abscesos renales en infecciones urinarias complicadas, o la exploración intestinal en busca de signos de apendicitis u obstrucción, entre otros aspectos8.
En el ámbito extrahospitalario y en áreas de bajos recursos, su rapidez y su coste relativamente bajo la posicionan como una herramienta fundamental en el manejo de la patología tropical. Existe evidencia creciente de su eficacia en enfermedades como el absceso hepático, la enfermedad de Chagas, la esquistosomiasis, la equinococosis y la cisticercosis9. De igual modo, también ha ganado relevancia en estos entornos en la evaluación de pacientes con infección por VIH y tuberculosis10.
En vista de lo anterior, resulta evidente que, aunque la ecografía clínica requiera de formación específica y sus resultados puedan variar en sensibilidad dependiendo tanto del paciente como del médico que realiza la exploración, su valor en el manejo de la patología infecciosa es incuestionable.
Con vistas a la creación de la especialidad, consideramos que la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), además de proponer la inclusión de esta técnica en el itinerario formativo de los futuros especialistas, debería tomar la iniciativa e impulsar la creación de un grupo de trabajo de ecografía en enfermedades infecciosas. Este grupo tendría como metas primordiales el fomento de la investigación en nuevas aplicaciones de la ecografía clínica en nuestro ámbito, la organización de talleres y cursos de capacitación para profesionales de la salud y la elaboración de protocolos de exploración en colaboración con el resto de sociedades científicas. Estos esfuerzos conjuntos tendrían el fin último de optimizar el diagnóstico y tratamiento de nuestros pacientes, contribuyendo a una comprensión más amplia y profunda de las enfermedades infecciosas.
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