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Vol. 47.
Páginas 334-343 (Enero 2013)
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Prólogo a El “problema” del embarazo en la adolescencia, de Claudio Stern
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Ivonne Szasz
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La propuesta del doctor Claudio Stern, contenida en el presente libro, cuestiona, duda, critica y construye un enfoque alternativo, lo que aplica a un extenso esfuerzo de investigación, analizando resultados que plantean enormes desafíos para las políticas públicas. Sin lugar a dudas, este libro representa la culminación de su carrera como investigador en ciencias sociales. Después de haber hecho grandes aportes para el estudio de temas complejos, como las causas estructurales y las motivaciones individuales de las migraciones internas, las desigualdades sociales en México y en América Latina, la construcción interdisciplinaria del concepto de salud y las ambivalentes relaciones entre el trabajo materno y la salud infantil, Stern emprendió la búsqueda de las complejidades de un candente tema de salud reproductiva, sobre el cual se inició un controvertido debate desde los años 80 del siglo xx:el embarazo adolescente.

El presente volumen contiene los resultados más importantes de casi dos décadas de dedicación intensa a la reflexión y la investigación sobre las características, causas y consecuencias del embarazo adolescente en México, desde la perspectiva de las ciencias sociales. Stern amplió su campo de estudio, desde el embarazo hacia la salud sexual y reproductiva, y los derechos de los adolescentes y jóvenes. Sin duda, lo más destacable de esta obra es, precisamente, el rigor y el cuidado con que este polémico tema es abordado desde una perspectiva específica: las ciencias sociales, en particular la sociología. Otra característica relevante es la mirada latinoamericana, que toma en cuenta rasgos específicos de la región y del país, lo que le permite construir un enfoque aplicable no sólo al estudio del fenómeno en México, sino en toda la región. La mirada de Stern no solamente retoma los debates teóricos contemporáneos de las ciencias sociales para abordar el tema de estudio con profundidad, sino que incorpora también los ejes de diferenciación social más importantes que atraviesan la historia presente de México y de América Latina: las desigualdades socioeconómicas y las asimetrías de género. Cualquier conceptualización que intentara abordar al embarazo adolescente sin considerar estas desigualdades, que establecen grandes diferencias entre distintos sectores de la población del país y de la región, no comprendería el fenómeno con la profundidad y la complejidad que se logra en esta obra.

Quiero destacar al menos tres aspectos, de entre los aportes de la obra de Stern, que me parecen de gran originalidad y que abren nuevos campos en el estudio de la salud reproductiva de los adolescentes desde las ciencias sociales. El primero de ellos es el enorme mérito de iniciar su tarea preguntándose por la construcción social del problema del embarazo adolescente en América Latina. El segundo consiste en destacar la importancia de abordar las investigaciones sobre el tema tomando en cuenta los dos principales ejes de desigualdad social en el contexto estudiado: las clases sociales y las relaciones de género. Por último, me referiré a algunos hallazgos cruciales de las investigaciones cuantitativas y cualitativas del doctor Stern, que deberían llevar a una reformulación radical de las políticas gubernamentales en materia de prevención y atención al embarazo en la adolescencia.

Reflexionar sobre la construcción social del problema del embarazo adolescente en México y en América Latina no es un asunto trivial. Requiere desentrañar procesos colectivos e intereses de individuos, grupos e instituciones que atribuyen a un fenómeno un carácter problemático, enmascarando las relaciones sociales subyacentes. Para el enfoque sobre la construcción social de la realidad, el significado social de ciertos hechos es construido por los procesos que los definen como problemas en un contexto y momento específicos. Los problemas no se pueden comprender fuera del contexto social en el que ocurren y requieren análisis situados, que incluyan los procesos que los construyeron como problemas sociales. En las investigaciones y reflexiones contenidas en el presente texto, Stern analiza las estructuras conceptuales, las bases institucionales y los diversos actores sociales que confluyeron en la construcción del embarazo adolescente en México como un problema público a partir de los años 80 del siglo xx.

En esta obra se reconstruye y devela el proceso y los supuestos erróneos a partir de los cuales el embarazo en la adolescencia se construyó inicialmente como un problema público. Se identifican los sujetos sociales que han intervenido en ese proceso, los grupos, las visiones del mundo y los intereses que han estado detrás de la concepción tradicional del fenómeno, que lo fragmentó, lo transformó en una amenaza para la salud y el equilibrio demográfico, y lo redujo, con base en enfoques psicológicos tradicionales, a una conducta individual desviada de las normas, una conducta inconveniente que los propios adolescentes deben corregir.

Al desmenuzar los procesos de construcción del embarazo adolescente como un problema público, considerando las distintas perspectivas, actores, ámbitos de conocimiento e intereses que han contribuido, desde la perspectiva tradicional antes mencionada, a considerarlo un problema demográfico, de salud pública, y un impedimento para que las jovencitas de escasos recursos logren movilidad social a través de la escolaridad prolongada y el ingreso a la actividad productiva, el autor desarrolla una propuesta alternativa para enfocar el embarazo previo a los 20 años en México. A mi juicio, una de las principales contribuciones de esta obra es que expone una propuesta de investigación académica original, crítica y rigurosa, y documenta tanto los procesos de investigación como los resultados. Su enfoque sociológico, histórico, institucional, cultural e impregnado de la experiencia latinoamericana en investigación social tiene importantes implicaciones teóricas, epistemológicas y metodológicas, y produjo investigaciones, resultados y explicaciones alternativas que enriquecieron considerablemente la comprensión del problema y lo situaron en una perspectiva radicalmente diferente de la que venía imponiéndose.

Las preguntas centrales que guían todo el trabajo del doctor Stern sobre el tema son: ¿cómo varía el conocimiento del mismo fenómeno si se agregan los enfoques de la desigualdad socioeconómica y la inequidad de género?, y ¿qué ocurre si se incorporan las diferencias en los significados del fenómeno construidos en distintos contextos sociales y culturales? Al dotar de historicidad al fenómeno, ¿sigue constituyendo un problema?, y ¿desde qué perspectiva es un problema, para quiénes y de qué naturaleza?

Como se señaló anteriormente, a diferencia de los enfoques tradicionales, de los que resultó la identificación de conductas adolescentes calificadas como erróneas, el autor opta por un análisis integral que reconstruye tanto el tiempo histórico como el contexto socioespacial en diferentes ámbitos microsociales y subjetivos, utiliza diversos niveles de análisis (que van desde el ámbito nacional hasta los contextos socioculturales más diferenciados), utiliza herramientas estadísticas sofisticadas y análisis cualitativos en profundidad, analiza tanto las grandes tendencias como los significados sociales y las representaciones que permiten comprender las acciones de los sujetos.

Las preguntas de investigación y los conocimientos generados cambiaron radicalmente al tomar en cuenta las dificultades de las ciencias, en general, y de las ciencias sociales, en particular, para lidiar con los sesgos que introducen en el conocimiento algunos procesos sociales. Se refiere específicamente a procesos tales como la invisibilización de las relaciones de género y la estigmatización de los comportamientos de los jóvenes. Al hacer presentes, de manera sistemática, las desigualdades y las diferencias de poder que se establecen a partir de esas relaciones, Stern construye un abordaje de investigación mucho más complejo y más riguroso que el que usan las investigaciones sociales tradicionales sobre el tema, que se limitan a estudiar las actitudes y comportamientos de los individuos desde un punto de vista aparentemente neutral.

El tipo de investigaciones que ignora las relaciones desiguales de clase y género, y la diversidad de significados culturalmente construidos, contribuyen a generar construcciones discursivas que, desde el campo del conocimiento científico, legitiman formas de control, de dominación social y de restricción o privación de derechos. Como ejemplos de ideas controladoras que justifican simbólicamente imágenes sexistas, clasistas y de dominación generacional en torno del embarazo adolescente, y que por tanto restringen los derechos de los jóvenes, el autor identifica: el enfoque que considera al embarazo en la adolescencia como causa de la reproducción generacional de la pobreza; la idea de una liberalización sexual generalizada que supuestamente influyó por igual en todos los sectores sociales; la imagen de una elevada morbilidad y mortalidad materna en la adolescencia, debida a embarazos inesperados a edades muy tempranas; los supuestos sobre una muy elevada deserción escolar entre mujeres adolescentes, causada por embarazos no previstos; la imagen del embarazo adolescente como una conducta social desviada, atribuible al descuido de responsabilidades familiares por parte de las madres de las adolescentes, considerando el trabajo remunerado femenino como una opción que depende de las preferencias personales; la idea de que las madres solteras adolescentes son extremadamente jóvenes e incapaces de asumir responsabilidades de crianza, propias de personas adultas; y la imagen de que todas o la mayor parte de las jovencitas mexicanas tienen derecho y acceso a la enseñanza media de calidad e incluso a la educación superior, de manera que solamente una conducta imprudente por su parte las puede marginar de la misma.

Este tipo de ideas e imágenes justifican simbólicamente la precariedad en el acceso a los derechos reproductivos, sexuales, educativos y laborales para grupos específicos de la población, en especial las mujeres adolescentes y jóvenes. Estas imágenes justifican las privaciones materiales de amplios sectores de la población joven, el acceso desigual y la calidad desigual de la salud y la educación, la dominación de clase y de género, los abusos en los servicios y la denegación de servicios y los controles y abusos policiales contra los jóvenes, entre otros. Al incorporar las desigualdades de clase, las relaciones de género y los distintos significados que se construyen en diferentes contextos, el autor devela el complejo entretejido social del embarazo adolescente en México, y sienta las bases de un conocimiento situado que permitiría un mejor acceso a los derechos por parte de los adolescentes y jóvenes, así como su participación en la construcción de las políticas y acciones que les atañen. El enfoque construido por Claudio Stern y colaboradores permite recuperar miradas interdisciplinarias, aproximaciones epistemológicas y abordajes metodológicos más complejos y profundos que los de los enfoques tradicionales y, sobre todo, una definición distinta del tema de estudio. Su definición del problema trata de alcanzar el mayor grado posible de contextualización sociocultural y socioeconómica. Al situar diferentes embarazos en la adolescencia en su entramado histórico, institucional, de relaciones y de experiencias que construyen las subjetividades, aparecen los determinantes sociales, los diversos significados que tienen para distintos actores y las implicaciones reales que tienen para sujetos diversos.

Los resultados de la investigación reunidos en este volumen constituyen una herramienta poderosa para que los propios jóvenes puedan identificar sus necesidades e influir en las grandes decisiones de las políticas dirigidas hacia ellos. En parte, esto se debe a que las investigaciones de Claudio Stern y sus colaboradores conciben a la sociedad mexicana como heterogénea, con diferentes condiciones de vida entre grupos sociales, entre origen y residencia urbanos o rurales, y entre regiones histórico-culturales diferentes, que hacen enormemente variado el paso entre la niñez y la adultez en México. La adolescencia en México dista mucho de parecerse al concepto de adolescencia construido en otro tipo de sociedades, mucho más homogéneas desde el punto de vista sociocultural y socioeconómico, donde predominan las clases medias y donde la enseñanza media tiene un alcance universal.

Las investigaciones desarrolladas por Claudio Stern y sus colaboradores demuestran que los embarazos previos a los 20 años en México no han generado una elevada morbimortalidad, ni entre las adolescentes, ni entre sus hijos. Demuestran también que la maternidad en soltería no es frecuente entre las adolescentes y jóvenes mexicanas, que no abandonan los estudios a partir del embarazo y que esos embarazos ocurren, en la gran mayoría de los casos, en el contexto de una unión marital. Los embarazos previos a los 20 años se concentran entre los 17 y los 19 años, y no difieren del contexto en que ocurren los embarazos entre los 20 y los 24 años, que son mayoritarios. Los embarazos previos a los 20 años, además de ser minoritarios, se concentran fuertemente en los sectores socioeconómicos de bajos y muy bajos ingresos. Estos embarazos tienen, además, diferentes significados en distintos contextos socioculturales, así como el concepto mismo de adolescencia.

De esta manera, al centrar el enfoque de estudio en las desigualdades sociales, en las diferencias en las normas de género en diversos contextos socioculturales, y en las distintas dimensiones y significados que adquieren tanto el embarazo como la adolescencia en esos diferentes estratos sociales y culturales, el autor permite comprender que no se trata de conductas erróneas o desviadas de los propios adolescentes. Que ocurran o no embarazos, la magnitud de los mismos y el marco de soltería y adolescencia versus el marco de unión marital y adultez temprana en que ocurren depende de las características del contexto histórico y sociocultural en el que viven los jóvenes y de las condiciones socioeconómicas y las normas de género a las que se enfrentan. Tanto desde el punto de vista socioeconómico como cultural, una abrumadora mayoría de esos embarazos ocurre dentro de un marco normativo que los aprueba y espera, y sin que las jovencitas tengan alternativas mejores que el embarazo y la unión temprana, pues su escolaridad ya se encontraba interrumpida antes de la unión o del embarazo, lo que también está estrechamente relacionado con la formación temprana de parejas conyugales.

Finalmente, quiero señalar que el hecho de que estos resultados de investigación los haya generado el doctor Stern, con la colaboración de otros investigadores e investigadoras jóvenes, no es trivial para efectos de que su voz sea escuchada y que influya en el diseño de políticas públicas e iniciativas sociales sobre el tema. En la arena pública, no todas las voces concurren en igualdad de condiciones. Los expertos en disciplinas con mayor autoridad científica que las ciencias sociales, la iglesia católica, los dirigentes políticos y los grupos sociales poderosos, se expresan en los debates públicos con mucho mayor peso e influencia del que pueden tener las jovencitas embarazadas o las que corren el riesgo de embarazarse, por ejemplo. Sus construcciones discursivas se instalan tanto en las políticas gubernamentales como en las institucionales y en las prácticas sociales, construyendo subjetividades. A través de la cobertura médica casi universal de los embarazos y partos de las jóvenes, y gracias a la creciente extensión de la enseñanza media hacia los sectores de ingresos medios y bajos, esas estructuras e instituciones sociales generan formas de control y reproducción social basadas en esos discursos dominantes. Sin embargo, en la arena de los debates públicos se escuchan también otras voces, y, en este caso, tiene implicaciones importantes que sea el doctor Stern quien encabece las investigaciones y reflexiones plasmadas en este texto, publicado por la institución de ciencias sociales y humanidades más relevante del país.

Claudio Stern es un investigador ampliamente reconocido y escuchado en los ámbitos internacionales y en el campo médico, psicológico, de la salud pública y la demografía, sectores que han sustentado hasta ahora el enfoque tradicional sobre el embarazo en la adolescencia como un problema de conductas desviadas. A pesar de su estatus como investigador renombrado y de su reconocimiento a nivel mundial, Stern se sitúa entre los investigadores que buscan hacer aportes académicos serios a la justicia social. En su libro, nos señala que inició esta cruzada junto con muchos jóvenes académicos hace varias décadas. Su prestigio intelectual me permite esperar que su dedicación al tema del embarazo y la salud sexual y reproductiva de los adolescentes tenga una influencia importante en las futuras decisiones sobre políticas gubernamentales dirigidas a los jóvenes. Su voz rigurosa y seria puede ser escuchada en los círculos científicos más prestigiados e incluso en ciertos ámbitos de poder político, mucho más que las voces de las jovencitas embarazadas de sectores de bajos ingresos y culturalmente marginados. La seriedad de la investigación de Stern otorga mucho peso a los argumentos con los que desarma supuestos falaces de los discursos dominantes y construye alternativas críticas. En los ámbitos del poder se permite cierta crítica a las inequidades de género, pero, por lo general, en ellos se invisibilizan las consecuencias de las profundas desigualdades socioeconómicas y de las relaciones entre clases sociales en México. En esos círculos no se admite la legitimidad de las diferencias culturales y se reducen los problemas a conductas individuales que se desvían de normas supuestamente únicas.

La honestidad con la cual un científico social reconocido, quien ha alcanzado la madurez de su producción académica y quien ha acumulado un prestigio nacional e internacional poco usuales, al permitirse dudar y cuestionar, muestra, a mi juicio, un enorme valor. El hecho de consagrar los años culminantes de su carrera de investigador a la búsqueda crítica de conocimientos genuinos desde una perspectiva alternativa, que contrasta con las corrientes dominantes, lo constituye en un ejemplo para los investigadores de las nuevas generaciones. Al divulgar sus trabajos, entrega herramientas que pueden ser recuperadas por los grupos más desfavorecidos de la población para hacer valer sus derechos laborales, educativos, de salud y sexuales. La seriedad de los hallazgos contenidos en este libro y la argumentación fundamentada de las reflexiones desarrolladas constituyen un tesoro invaluable, tanto para los académicos como para los jóvenes a quienes estudia. No puedo más que invitar a la lectura de este volumen y a retomar sus aportes, que nos sugieren la necesidad de reconocer quiénes somos, para pasar desde la construcción de decisiones en círculos de poder hacia la construcción pública y participativa de las políticas económicas y sociales en México.

El contenido de este libro sugiere que la vulnerabilidad social en amplios sectores de los adolescentes mexicanos se puede reducir al mínimo, incluso en condiciones de precariedad y de pobreza generalizadas, mediante políticas sociales tales como el acceso universal a servicios de salud, de educación y de seguridad social de calidad, así como a empleos dignos, que deben ser entendidos como derechos de los jóvenes, y no como asistencialismo que se debe agradecer cuando no se tiene capacidad de pago. Las investigaciones sobre el tema han mostrado de manera reiterada que la permanencia prolongada en el sistema escolar protege a las jóvenes mexicanas tanto de un inicio sexual temprano y desprotegido, como de un embarazo o de una unión marital antes de los 20 años. El acceso universal a educación de calidad hasta los 17, 18 y 19 años constituye un derecho universal en aquellas sociedades que demandan a las jóvenes posponer sus transiciones a la adultez hasta alcanzar los niveles de escolaridad deseados. Demandarles a las jovencitas que pospongan la formación de parejas maritales y la maternidad más allá de cierta edad implica dotarlas de alternativas de desarrollo personal. Requiere, además, un amplio cambio sociocultural hacia la aceptación del derecho a la sexualidad y la protección estatal de las relaciones sexuales entre los jóvenes solteros que tienen la posibilidad y la intención de posponer su vida adulta para prepararse mejor. Quienes, en cambio, no tengan esa posibilidad o decidan no hacer uso de ella, tienen también derecho a elegir el embarazo o la maternidad, a vivir con una pareja, a tomar sus decisiones de manera informada, a disponer de servicios de salud de calidad y a empleos adecuados y protegidos, y, sobre todo, a no ser estigmatizados ni discriminados como responsables individuales de un problema social

[Patti Smith, 2010]
Claudio Stern: El "problema" del embarazo en la adolescencia. Colegio de México, México, 2012.
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