INTRODUCCION
La torsión de los anejos es una entidad relativamente frecuente, a diferencia de la torsión aislada de la trompa que se produce escasas veces (1/1.500.000 mujeres)1. La clínica de una torsión de la trompa suele ser un dolor abdominal inespecífico, y por ello no es raro que el diagnóstico se haga tardíamente2. El diagnóstico se hace en el acto quirúrgico, y es frecuente que no se pueda realizar un tratamiento conservador de la trompa; esto es importante, ya que esta entidad ocurre, con cierta frecuencia, en mujeres jóvenes sin hijos. Presentamos a continuación un caso sufrido en una adolescente.
CASO CLINICO
Paciente de 14 años que consulta al Servicio de Pediatría por dolor en fosa ilíaca izquierda de unas horas de evolución, junto con febrícula y vómitos. No tiene antecedentes patológicos de interés familiares ni personales. La menarquia fue a los 13 años, y presenta ciclos menstruales irregulares. La paciente es ingresada en observación por dolor abdominal y presencia de una hiperglucemia (144 mg/dl). El análisis de sangre destaca también una leucocitosis (24.400 leucocitos/ml) con desviación a la izquierda (87% segmentados y 2 bandas). En la ecografía abdominal se observa una imagen econegativa, retrouterina, junto al ovario derecho, bilobulada de 66 * 35 mm de diámetro que podría corresponder a un quiste vaginal. La paciente es remitida para valoración por ginecología a las 24 h del ingreso. En la exploración abdominal destaca dolor en fosa ilíaca izquierda con defensa voluntaria sin signos de irritación peritoneal, en el tacto rectal se palpa una tumoración de unos 5-6 cm en el anejo izquierdo dolorosa al tacto, por lo que se programa laparoscopia exploradora. En ésta se observa la trompa izquierda completamente necrótica, aumentada de tamaño y torsionada en el ligamento infundíbulo respetando el ovario (fig. 1). La trompa presenta una irregularidad que asemeja un quiste, aunque es difícil de valorar por la necrosis, se procede a la exéresis de ésta y extración mediante endobag, al revisar la trompa derecha se observa un quiste paratubárico de unos 3-4 cm (fig. 2) que provoca mala posición de la trompa con tendencia a la torsión, se procede a la exéresis de éste, pero al estar íntimamente pegado a la luz tubárica, no se puede extraer completamente, por lo que se realiza una amplia fenestración tomando parte de la cápsula del quiste para biopsia (fig. 3). El postoperatorio evoluciona con normalidad, y se da de alta a las 48 h con buen estado general. El resultado del análisis histológico revela trompa izquierda con necrosis isquémica secundaria a torsión y cápsula del quiste paratubárico derecho con cambios iniciales (focos hemorrágicos e infiltrado) sugestivos de inicio de torsión.
Fig. 1. Trompa de falopio izquierda aumentada de tamaño y completamente necrótica.
Fig. 2. Quiste paratubárico en la trompa de falopio derecha.
Fig. 3. Aspecto de la trompa de falopio derecha tras realizar una quistectomía parcial.
DISCUSION
La torsión aislada de trompa fue descrita, por primera vez, por Sutton en 18903. La incidencia aproximada de esta rara entidad es de un caso cada 1.500.000 mujeres1. Se produce más frecuentemente en mujeres en edad reproductiva, aunque también se han descrito casos en mujeres posmenopáusicas, en niñas que no han tenido todavía la menarquia e incluso en gestantes4,5.
Se han sugerido diversos factores que pueden predisponer a la torsión aislada de la trompa, como un hidrosalpinx, cirugía tubárica previa y tumoraciones ováricas o paraováricas5,6. En nuestro caso existía en la trompa necrosada una imagen sugestiva de un quiste paratubárico, aunque no fue posible su análisis por la importante necrosis de la trompa, aunque en la trompa contralateral sí observamos un quiste paratubárico que malposicionaba la trompa y, como se confirmó en el análisis anatomopatológico, había signos de torsión incipiente en esta trompa.
La sintomatología suele ser un dolor abdominal de inicio brusco que suele localizarse en la parte baja del abdomen y se acompaña de náuseas y vómitos7-9. En ocasiones, la sintomatología suele acompañarse, como en nuestro caso, de febrícula8. La ecografía es de gran ayuda para el diagnóstico de sospecha, ya que, generalmente, se podrá observar una masa de aspecto quístico que puede ocupar uno de los anejos o el saco de Douglas2,7,9. En ocasiones, puede resultar difícil determinar el origen de la tumoración, como ocurrió en el caso que exponemos, sobre todo cuando la ecografía es transabdominal, algunos autores practican también tomografía axial computarizada para una mejor valoración de la tumoración2,10.
Cuando revisamos la bibliografía observamos que en la mayoría de los casos el diagnóstico se realizó tardíamente, y no se pudo preservar la trompa2,9, aunque hay casos descritos en los que se ha podido realizar un tratamiento conservador11. Nosotros pensamos, al igual que otros autores8,12, que la laparoscopia ejerce un importante papel tanto en el diagnóstico como en el tratamiento de la torsión aislada de trompa, y que ésta puede contribuir a realizar un diagnóstico más precoz que permita, sobre todo en niñas o mujeres sin hijos, plantear una conducta conservadora preservando la trompa. Además, es importante revisar la trompa contralateral, ya que, como ocurrió en nuestro caso, estaba iniciando una torsión, y, si es posible, modificar los factores que puedan favorecerla.
Presentamos uno de los pocos casos descritos en la bibliografía en los que se diagnostica una torsión bilateral aislada de trompa y en el que se puede realizar una actitud conservadora en una de las trompas, y realizar, además, cirugía encaminada a reducir el riesgo de una nueva torsión.