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Vol. 12. Núm. 1.
Páginas 55-56 (enero 1999)
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Efectos de diferentes formas de grasas hidrogenadas de la dieta sobre las concentraciones séricas de colesterol en las lipoproteínas
Effects of different forms of dietary hydrogenated fats on serum lipoprotein cholesterol levels
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2031
A. Farrán
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A.H. Lichtenstein, L.M. Ausman, S.M. Jalbert y E.J. Schaeffer

N Engl J Med 1999; 340: 1933

Fundamento. Los estudios metabólicos sugieren que los ácidos grasos que contienen como mínimo un doble enlace en la configuración trans, que se encuentran en la grasa hidrogenada, producen un efecto deletéreo sobre los valores séricos de colesterol de las lipoproteínas comparado con el efecto de los ácidos grasos insaturados que sólo contienen dobles enlaces en la configuración cis. Comparamos los efectos de dietas con unos amplios rangos de ácidos grasos trans sobre las concentraciones séricas de colesterol de las lipoproteínas.

Métodos. Durante períodos de 35 días, 18 mujeres y 18 varones consumieron cada una de las seis dietas en orden aleatorio. En cada dieta los alimentos fueron idénticos, y cada dieta proveyó un 30% de calorías como grasa, con dos tercios de la grasa como aceite de soja (< 0,5 g de ácido graso trans por 100 g de grasa), margarina semilíquida (< 0,5/100 g), margarina blanda (7,4/100 g), margarina para masa (9,9/100 g) o margarina sólida (20,1/100 g). Los efectos de estas dietas sobre los valores séricos de colesterol de las lipoproteínas, triglicéridos y apolipoproteínas se compararon con los de una dieta enriquecida con mantequilla, con un alto contenido en grasa saturada.

Resultados. El valor sérico medio (± DE) de colesterol de las lipoproteínas de baja densidad (LDL) fue de 177 ± 32 mg/dl (4,58 ± 0,85 mmol/l) y el valor medio de colesterol de las lipoproteínas de alta densidad (HDL) fue de 45 ± 10 mg/dl (1,2 ± 0,26 mmol/l) después de que los individuos consumieran la dieta enriquecida en mantequilla. El cLDL se redujo como promedio en un 12, un 11, un 9, un 7 y un 5%, respectivamente, después de que los individuos consumieron las dietas enriquecidas con aceite de soja, margarina semilíquida, margarina blanda, margarina para masa y margarina sólida. El cHDL se redujo en un 3, un 4, un 4 y un 6%, respectivamente. Los cocientes de colesterol total/cHDL fueron menores después del consumo de la dieta con aceite de soja y la dieta con margarina semilíquida y mayores después del consumo de la dieta con margarina sólida.

Conclusiones. Nuestros hallazgos indican que el consumo de productos que son bajos en ácidos grasos trans y grasa saturada producen efectos beneficiosos sobre las lipoproteínas séricas.

 

COMENTARIO

Los ácidos grasos con configuración trans (AGt) que pueden encontrarse en los alimentos tienen diferentes orígenes: pueden generarse en el rumen de los animales rumiantes, pueden estar presentes en los piensos y aparecer en los productos derivados de los animales alimentados con ellos, o bien pueden generarse en determinados procesos tecnológicos a los que se someten los aceites y grasas1,2. Los estudios sobre el efecto de la ingestión de grasas parcialmente hidrogenadas en las concentraciones de colesterol total, cHDL, cLDL, lipoproteínas y triglicéridos indican que3: a) las dietas que contienen AGt incrementan los valores de cLDL; b) disminuyen o no afectan los valores de cHDL; c) incrementan levemente las concentraciones de triglicéridos plasmáticos, y d) incrementan las concentraciones de lipoproteína(a) (Lp[a]). En general, los estudios metabólicos que han encontrado una disminución significativa de las concentraciones de cHDL coinciden en que incluyen un mayor número de sujetos e investigan unas ingestiones de AGt altas. Un metaanálisis realizado con una selección de los estudios más importantes publicados hasta 19943 indicaba que por cada incremento del aporte de AGt en un 1% de la energía total de la dieta resultaba en un incremento de los valores de cLDL de 0,040 mmol/l (r2 = 0,86; p = 0,0028), un decremento en los valores de cHDL de 0,013 mmol/l (r2 = 0,088; p = 0,0019) y un incremento en los valores de triglicéridos de 0,013 mmol/l (r2 = 0,60; p = 0,04). Por otro lado, los diferentes AGt parecen tener cualitativamente los mismos efectos sobre los valores de colesterol plasmático. El mecanismo propuesto para explicar los efectos en las concentraciones de colesterol de lipoproteínas plasmáticas sería el de un incremento de la actividad de la proteína de transferencia de éster de colesterol, la cual transfiere colesterol esterificado de las HDL a las LDL con intercambio de triglicéridos. Los AGt también parecen alterar el metabolismo de los ácidos grasos esenciales en el período perinatal y en la infancia2.

Lichtenstein et al investigaron el efecto del consumo de grasas que difieren principalmente en el contenido de AGt y ácidos grasos poliinsaturados sobre los niveles de triglicéridos, colesterol en lipoproteínas y apolipoproteínas de 36 individuos mayores de 50 años. Los perfiles de ácidos grasos de las dietas indicaban que se habían sustituido el ácido linoleico y el linolénico por AGt, excepto en el caso de la dieta que incluía mantequilla. Del análisis estadístico realizado por los autores se desprende que cuando aumenta el grado de hidrogenación de la grasa de la dieta se observa una disminución de los valores de cLDL y un ligero aumento de los triglicéridos. Sin embargo, no se observa ninguna modificación significativa en los valores de cHDL o de Lp(a). No obstante, cuando los individuos consumían dietas confeccionadas con margarina altamente hidrogenada (alto contenido de AGt) presentaban unos valores menores de cHDL y mayores de Lp(a) en comparación con los observados cuando consumían dietas confeccionadas con mantequilla. El análisis de la covariancia sobre los datos indicaba que los cambios en el colesterol total, cLDL, cHDL y triglicéridos pueden explicarse usando modelos lineales que incluyen los ácidos grasos saturados y los AGt (los tres primeros parámetros) o únicamente los AGt (en el caso de los triglicéridos). No se pudieron establecer modelos que incluyeran otros tipos de ácidos grasos. El modelo lineal permite apreciar que los ácidos grasos saturados incrementan los valores de cHDL en una magnitud muy parecida al decremento producido por los AGt. Esta observación podría explicar por qué el efecto de los AGt sobre el cHDL sólo se ha apreciado en estudios con ingestiones altas de AGt.

El diseño del estudio de Lichtenstein et al está bien elaborado. Cabe destacar el interés del análisis de la covariancia y los modelos lineales extraídos. Los resultados obtenidos confirman las observaciones de trabajos anteriores respecto al efecto de las dietas ricas en AGt en los valores de colesterol, lipoproteínas y triglicéridos. Por otro lado, tal y como señalan los autores, el trabajo presenta dos limitaciones: a) las dietas contienen una cantidad relativamente alta de un solo tipo de grasa, situación que se aleja de la realidad diaria, y b) la fracción de AGt contiene una mezcla de ácidos grasos con, al menos, un doble enlace trans; por consiguiente, el estudio no permite evaluar el efecto relativo de los diferentes isómeros trans.

Los estudios realizados hasta la fecha han dejado bien establecida la dirección de los cambios que produce la ingestión de AGt sobre los lípidos y lipoproteínas en suero. Las investigaciones futuras sobre este tema se centrarán principalmente en: a) determinar cuál es el mecanismo que subyace en el efecto de los AGt; b) la realización de estudios metabólicos con un mayor número de individuos y con períodos de estudio más largos que permitan establecer el efecto de ingestiones de AGt medias-bajas y/o el efecto de AGt individuales, y c) la realización de estudios epidemiológicos que permitan establecer el efecto del consumo de AGt sobre el riesgo de padecer enfermedad cardiovascular controlando los posibles factores de confusión, ya que un alto consumo de AGt podría estar asociado a un estilo de vida que favorezca un aumento del riesgo3.

Ante las evidencias aportadas por los estudios metabólicos y dado que es posible fabricar grasas con un menor contenido en AGt, sería recomendable que los productores de alimentos intentaran reducirlos al máximo y que el consumidor limitara el consumo de los alimentos ricos en estos componentes. No obstante, existen otros factores de riesgo más importantes asociados a la enfermedad cardiovascular: el tabaco, la obesidad o el consumo de ácidos grasos saturados4. En España, además, el consumo de AGt1 es mucho menor (2,4 g/persona/día) que en países como los Estados Unidos, Reino Unido o Canadá (entre 8,0 y 12,0 g/persona/día).

Bibliografía
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Boatella J, Rafecas M, Codony R..
Isomeric trans fatty acids in the Spanish diet and their relationships with changes in fat intake patterns..
Eur J Clin Nutr, 47 (1993), pp. S62-S65
[2]
Koletzko B, Decsi T..
Metabolic aspects of trans fatty acids..
Clin Nutr, 16 (1997), pp. 229-237
[3]
Martijn BK, Zock PL, Mensink RP..
Trans fatty acids and their effects on lipoproteins in humans..
Ann Rev Nutr, 15 (1995), pp. 473-493
[4]
Ascherio A, Katan MB, Zock PL, Stampfer MJ, Willet WC..
Trans fatty acids and coronary heart disease..
N Engl J Med, 340 (1999), pp. 1994-1998
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