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Vol. 83. Núm. 4.
Páginas 271-272 (Julio - Agosto 2015)
Vol. 83. Núm. 4.
Páginas 271-272 (Julio - Agosto 2015)
Editorial
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El ejercicio actual de la medicina
Current practice of medicine
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Francisco Pascual Navarro-Reynoso
Autor para correspondencia
franciscopnavarro@yahoo.com.mx

Academia Mexicana de Cirugía. Centro Médico Nacional Siglo XXI, Instituto Mexicano del Seguro Social, Unidad de Congresos, Bloque B, tercer piso, Av. Cuauhtémoc 330, C.P. 06725, D.F., México. exts. 21266, 21269 Tel.: +(55) 5761 0574; 5761 2581. Conmutador: (55) 5627 6900.
Presidente de la Academia Mexicana de Cirugía 2015-2016.
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En la actualidad el desarrollo de la medicina no ha estado al margen de los cambios que se han dado a nivel global. El ejercicio de la medicina ha sufrido grandes transformaciones y se han hecho 2 mundos diferentes: el del ejercicio en las instituciones públicas y el de las instituciones privadas1,2.

En el primero, el público, la mayoría de los médicos, si no son todos, hemos tenido que estar en contacto con una institución pública, ya sea en nuestras rotaciones durante la carrera, en el internado, en el servicio social, en las especialidades médicas o durante nuestro ejercicio como médicos2. En estas instituciones públicas pudimos aprender, la mayoría de las veces bajo supervisión, a interrogar, a explorar, a operar, y gracias a ellas hemos podido continuar aprendiendo y desarrollar nuestro acervo intelectual de la medicina; aprendimos a trabajar en equipo, hecho muy difícil en medicina. Todo esto nos debe hacer recordar siempre el gran valor que han tenido estas instituciones públicas en nuestro desarrollo profesional y creo que nuestro compromiso con ellas en un sistema imperfecto debe ser insustituible y perpetuo, ya que gracias a ellas somos lo que somos y continuaremos creciendo gracias a ellas. Sin embargo, la actuación de muchos colegas en ellas a veces deja mucho que desear, olvidándose de su origen, de dónde nacimos como profesionistas y no dándoles a nuestros pacientes la atención que se merecen; también tenemos que decir que la gente que acude a ellas muchas veces no tiene oportunidad de atenderse en otros lugares3.

Si bien el ejercicio profesional ha mejorado en algunas de las instituciones públicas, aún carece del nivel que podemos ofrecer y que el paciente y su familia requieren y merecen en una profesión que escogimos por vocación y no por obligación, y si entendemos que el personal de salud, no solo el médico, la escogió por vocación, entonces entendería que esa vocación debe ser continua, perfecta, y que no debe estar sujeta a vaivenes durante su ejercicio; esperaría que siempre me trataran bien, obligándonos a la actualización permanente, siempre con buena actitud, comunicación, pertinencia y pertenencia, lo que conllevaría la disminución de las quejas, las largas esperas en las consultas, el diferimiento quirúrgico o de las citas. Y qué decir del compromiso directivo, que no siempre se observa que sea el mejor, ya que el perfil directivo actual exige otro tipo de personas3,4.

En la medicina privada el ejercicio profesional en esas instituciones es diferente, muy heterogéneo, incluso en instituciones del mismo nivel, y algunas de ellas no tienen el nivel mínimo para poder ofrecer servicios de salud de calidad. Por otro lado, la enseñanza deja mucho que desear porque muestran una cara del ejercicio profesional y de la investigación, olvidando que la gente hace un esfuerzo para acudir a ellas, debiendo en muchos casos sacrificar recursos que muy bien podrían destinar a otras cosas, ya que la mayoría tienen servicio en las instituciones públicas. Es difícil aceptar que algunos médicos traten mejor a un paciente en la medicina privada que en la pública; no debe haber distinción y, si la hubiera, hecho que no se podría aceptar, debiera ser al paciente de la medicina pública, porque gracias a ellos nos preparamos bajo supervisión; pero, repito, no debería ser diferente la atención, nuestra vocación es la misma en una y en otra. En la medicina privada el directivo está ausente, nadie lo conoce, a veces ni el propio personal5.

En las instituciones públicas y privadas he observado que el personal no se actualiza, en ocasiones son las mismas instituciones las que no lo promueven, y ante los grandes y vertiginosos cambios deberíamos mantener una actualización permanente no solo en temas médicos3,4,6.

En el desarrollo de estas breves líneas sé de antemano que muchos no van a estar de acuerdo o algo tendrían que comentar, pero el hecho es que así sucede, y lo que veíamos hace 50 años o más era más cercano al quehacer del médico, su posición en la sociedad y su propio quehacer. Me tocó tener grandes maestros en mi especialidad, y tuve la fortuna de conocer a otros que, aunque no tuve contacto profesional directo con ellos, sí los observé y pude tomar lo bueno de muchos de ellos. Nuestro compromiso con la sociedad como médicos y líderes del equipo de salud, es poder influir a todos sus integrantes en la mejor forma de atender a la gente y en que siempre exista la mejor actitud; el reto es cambiar la actitud4–8.

El académico debe ser un personaje ejemplar, un modelo a seguir en el ámbito académico, personal y moral, debiendo siempre conducirse con probidad, con amor a la Academia, con amor al país, no olvidándose de ella ni de él; al que no lo hiciera así la Academia no lo necesita, el país tampoco. El académico debe ser y dar ejemplo.

Bibliografía
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F.P. Navarro-Reynoso.
Hacemos lo que nos gusta.
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Redes Integradas de Servicios de Salud: el desafío de los Hospitales. Chile:Organización Panamericana de la Salud; 2011.
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