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Vol. 60. Núm. 6.
Páginas 431-437 (Enero - Enero 2008)
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Vol. 60. Núm. 6.
Páginas 431-437 (Enero - Enero 2008)
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Paraplejía aguda y trombosis segmentaria de aorta infrarrenal
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M. Vega-De Cénigaa,
Autor para correspondencia
melina.vegadeceniga@osakidetza.net

Dra. Melina Vega de Céniga. Servicio de Angiología y Cirugía Vascular. Hospital de Galdakao-Usansolo. Barrio Labeaga, s/n. E-48960 Galdakao-Usansolo (Vizcaya). Fax: +34 944 007 006.
, R. Gómez-Vivancoa, I. Escalza-Cortinab, I. Barredo-Santamaríac, A. Barba-Véleza
a Servicio de Angiología y Cirugía Vascular.
b Servicio de Neurología.
c Servicio de Anatomía Patológica. Hospital de Galdakao-Usansolo. Galdakao-Usansolo, Vizcaya, España.
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Tabla 1. Casos previamente publicados de trombosis aórtica aguda manifestada como paraplejía (se han excluido otras etiologías como embolismo, disección o traumatismo aórticos) [1–8].
PARAPLEJÍA AGUDA Y TROMBOSIS SEGMENTARIA DE AORTA INFRARRENAL
Resumen

Introducción. La oclusión aórtica aguda es un evento raro asociado a elevadas cifras de morbimortalidad. La lesión neurológica directa con paraplejía aguda es muy poco frecuente. Caso clínico. Varón de 72 años de edad, hipertenso e hipercolesterolémico, sufrió dolor súbito de extremidades inferiores y paraplejía completa a la altura de L2. Una tomografía computarizada mostró trombosis segmentaria corta de la aorta infrarrenal, a la altura de L3, donde se situaba una placa calcificada posterior. Realizamos una trombectomía aórtica transfemoral y una angioplastia transluminal de la estenosis aórtica con balón 10 × 40 mm. El paciente recuperó pulsos distales normales y revascularización completa de ambas extremidades inferiores (tiempo evento-reperfusión: 8 horas). A pesar del tratamiento intensivo, el paciente desarrolló un síndrome de reperfusión grave, fracaso multiorgánico, y falleció 48 horas después de la intervención. La autopsia reveló una placa ateromatosa calcificada y fisurada en la aorta infrarrenal e infarto no hemorrágico de la médula espinal lumbar. Conclusión. Describimos un caso poco habitual de paraplejía aguda secundaria a una trombosis segmentaria corta de la aorta infrarrenal, que tratamos mediante técnicas endovasculares y discutimos los pocos casos similares publicados anteriormente. [ANGIOLOGÍA 2008; 60: 431–7]

Key words:
Acute aortic thrombosis
Acute medullary syndrome
Aortic PTA
Ischemic paraplegia.
Palabras clave:
Angioplastia transluminal percutánea aórtica
Paraplejía isquémica
Síndrome medular agudo
Trombosis aórtica aguda
ACUTE PARAPLEGIA, AND SEGMENTAL THROMBOSIS OF THE INFRARENAL AORTA
Summary

Introduction. Acute aortic occlusion is a rare event associated with high morbidity and mortality rates. Direct neurological lesion with acute paraplegia is very uncommon. Case report. A 72-year-old hypertensive and hypercholesterolemic man suffered sudden lower limb pain and complete paraplegia at L2 level. An abdominal CT scan showed a short thrombosis of the infrarenal aorta, at the level of L3, where a posterior calcified plaque was located. We performed a transfemoral aortic thrombectomy and a PTA of the aortic stenosis with a 10×40mm balloon. The patient recovered normal distal pulses and complete revascularization of both lower limbs (time event-reperfusion: 8 hours).c Despite intensive treatment, the patient developed a severe reperfusion syndrome, multiorgan failure, and he died 48 hours after the procedure. The autopsy revealed a fisured and calcified atheromatous plaque in the infrarenal aorta and a non-hemorrhagic infarction of the lumbar spinal cord. Conclusion. We report an unusual case of acute paraplegia secondary to a short infrarenal aortic thrombosis, treated with an innovative endovascular approach, and we discuss the few previously published cases. [ANGIOLOGÍA 2008; 60: 431–7]

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Introducción

La oclusión aórtica aguda es poco frecuente. Se produce fundamentalmente por embolismo terminoaórtico, menos frecuentemente por trombosis de una aorta gravemente aterosclerótica o un aneurisma de aorta abdominal (AAA), y, ocasionalmente, por disección aórtica o traumatismo abdominal cerrado [1]. Habitualmente se manifiesta con dolor intenso y signos de isquemia grave en ambas extremidades inferiores. La isquemia puede producir afectación neurológica periférica en forma de parestesias, hipoestesia y paresia. Constituye una emergencia y se asocia a una elevada morbimortalidad. Una lesión medular directa con paraplejía aguda es muy rara y la ausencia de dolor puede enmascarar los síntomas isquémicos y minimizar la importancia del proceso subyacente [2].

Describimos un caso inusual de paraplejía aguda secundaria a una trombosis segmentaria de la aorta infrarrenal que tratamos mediante técnicas endovasculares. Revisamos y discutimos los 24 casos similares previamente publicados que hemos encontrado.

Caso clínico

Varón activo de 72 años de edad, ex fumador, hipertenso e hipercolesterolémico, sufrió dolor súbito en ambas extremidades inferiores y paraplejía completa en pocos minutos. No refería claudicación intermitente previa. A su llegada al hospital se encontraba hemodinámicamente estable y tranquilo, y no refería dolor ni malestar. Los hallazgos en la exploración incluían un abdomen distendido, blando y depresible, con globo vesical, ausencia de todos los pulsos en ambas extremidades inferiores con isquemia moderada de ambos pies, parálisis fláccida completa de ambas extremidades inferiores con pérdida total de sensibilidad y reflejos tendinosos, plantares y superficiales por debajo de L2.

El análisis de sangre inicial mostraba creatinfosfocinasa (CPK) de 187 U/L y 13.700 leucocitos/mm3. Presentaba ritmo sinusal en el ecocardiograma y la radiografía de tórax era normal. Realizamos una tomografía computarizada (TC) abdominopélvica de urgencia en la que observamos una aorta torácica sana, ateromatosis leve de la aorta abdominal con calcificación difusa e irregular y sin dilatación, y una trombosis segmentaria corta (2,5 cm de longitud) de la aorta infrarrenal, a la altura de L3, donde se localizaba una placa posterior calcificada. La aorta terminal y su bifurcación se encontraban permeables, los ejes ilíacos estaban moderadamente lesionados pero permeables y las arterias femorales comunes (AFC) parecían sanas (Fig. 1). Se confirmó el diagnóstico de síndrome medular agudo a la altura de L2. Dada la ausencia de síntomas y signos sugerentes de una causa infecciosa, traumática o de otra naturaleza, consideramos que la etiología más probable era una isquemia medular secundaria a la trombosis aguda de la aorta infrarrenal.

Figura 1.

Tomografía computarizada abdominal: trombosis segmentaria corta de la aorta infrarrenal, a la altura de L3, donde se sitúa una placa posterior calcificada. La aorta terminal y su bifurcación se encuentran permeables.

(0,11MB).

Bajo anestesia general y mediante acceso femoral bilateral realizamos una trombectomía aórtica transfemoral con balones de Fogarty n.° 4 introducidos simultáneamente por ambos ejes ilíacos. Extrajimos trombo fresco y el paciente recuperó pulsos femorales débiles. No obtuvimos material trombótico de los ejes femoropoplíteos. Realizamos un aortograma, y encontramos una estenosis grave (> 70%) de la aorta terminal, un centímetro proximal a la bifurcación aórtica. Se contrastaban claramente varias arterias lumbares a ambos lados de la aorta. Practicamos una angioplastia transluminal de la estenosis con un balón 10 × 40 mm SailorPlus (Invatec ®) (7 bar un minuto), y conseguimos un resultado angiográfico satisfactorio, con leve (10-30%) estenosis residual pero luz de 10 mm, sin complicaciones (Fig. 2). El paciente recuperó pulsos femorales y distales normales, y revascularización completa de ambas extremidades inferiores. No desarrolló síndrome compartimental y no precisó de fasciotomías. El intervalo entre el inicio de los síntomas y la reperfusión fue de ocho horas (cinco horas desde el evento hasta la llegada al centro hospitalario + tres horas desde su llegada hasta la revascularización completa). Fue trasladado a la Unidad de Cuidados Intensivos, donde fue tratado con altas dosis de metilprednisolona. A pesar del tratamiento intensivo, desarrolló un síndrome de revascularización grave, con elevación de las concentraciones plasmáticas de CPK (hasta 125.157 U/L), hiperpotasemia (7,22 mEq/L) y acidosis metabólica (pH ,7,3; HCO3, 11,5 mEq/L), fracaso renal agudo anúrico, síndrome de distrés respiratorio del adulto (SDRA), coagulopatía y fracaso multiorgánico, y finalmente falleció 48 horas después de la intervención.

Figura 2.

Arteriografía intraoperatoria: a) previa a ATP: estenosis corta, calcificada y grave de la aorta terminal; b) Resultado tras ATP: leve estenosis residual, luz aórtica de 10 mm, se visualizan varias arterias lumbares.

(0,09MB).

La autopsia reveló una placa ateromatosa calcificada y fisurada en la aorta infrarrenal, necrosis hemorrágica del psoas y un infarto no hemorrágico de la médula espinal lumbar. Ésta presentaba edema leve y 'neuronas rojas' en las astas anteriores, con núcleo hipercromático angulado y citoplasma intensamente eosinófilo (Fig. 3). No pudimos localizar el origen de la arteria de Adamkiewicz.

Figura 3.

Hallazgos de la autopsia: a) Placa parcialmente calcificada y fisurada en la aorta infrarrenal distal; b) Infarto no hemorrágico de la médula espinal lumbar, que muestra neuronas rojas en las astas anteriores (tinción de hematoxilina-eosina); c) Detalle de neurona roja (tinción de hematoxilina-eosina).

(0,3MB).
Discusión

La médula espinal recibe su irrigación a través de una arteria espinal anterior principal, que nutre los dos tercios anteriores de la médula, y dos arterias espinales posteriores más pequeñas [2]. Reciben flujo de las arterias vertebral y subclavia proximalmente (C1-7), ramas intercostales en el segmento torácico superior (T1-7), arterias intercostales bajas y lumbares a través de la arteria radicular magna de Adamkiewicz para la médula toracolumbar (T8-L5), y arterias lumbares bajas, iliolumbares y sacras laterales, ramas de las hipogástricas, para la cauda equina[3,4]. La arteria de Adamkiewicz se origina a la izquierda de la aorta a la altura de T7-L2 en el 85% de los individuos, y tiene un origen bajo (L2-5) o alto (T5-6), con un asa anastomótica suplementaria del cono medular, en el 15% restante [3]. La oclusión de la aorta suprarrenal podría afectar al origen de la arteria de Adamkiewicz y provocar un infarto espinal. La oclusión infrarrenal puede producir debilidad de extremidades inferiores por neuropatía isquémica de la cauda equina[5] o paraplejía en pacientes con un origen distal de la arteria de Adamkiewicz [4]. Sospechamos que la trombosis aguda de una placa aterosclerótica en la aorta terminal de nuestro paciente ocluyó ramas lumbares críticas tributarias de las arterias espinales o incluso la arteria de Adamkiewicz que no pudimos localizar, que provocaron la paraplejía aguda.

Existen otros 24 casos publicados de trombosis aórtica aguda manifestada como paraplejía aguda (Tabla 1) [1,2,5–10]. Incluyen 18 hombres y 6 mujeres, con edades comprendidas entre 35 y 72 años, 19 trombosis aórticas o aortoilíacas, dos trombosis agudas de AAA y tres oclusiones de injertos aortobifemorales.

Tabla 1.

Casos previamente publicados de trombosis aórtica aguda manifestada como paraplejía (se han excluido otras etiologías como embolismo, disección o traumatismo aórticos) [1–8].

Autor, año  Edad, género  Presentación clínica  Comorbilidad asociada  Técnicas de imagen  Oclusión vascular  Tratamiento  Resultados  Tiempo eventorevascularización 
Witz, 2007  64, hombre66, hombre  Dolor agudo EE, paraplejía  2 CI, 2 ACV 1 tabaquismo, 1 BP AoBF previo  Una TC abdominal  Una aorta SR + IR, 1 BP AoBF  1 TATf, 1 BP A×BF  Dos fallecidos  7-96 horas 
Cowan, 2006  68, hombre  Paraplejía aguda indolora (T10)  EAP  RM  Aorta IR  Anticoagulación, BP AoF + BP FF + fasciotomía bilateral  Vivo, revascula-rización completa, recuperación funcional completa (10 meses)  12 horas 
Le, 2004  64, mujer  Dolor agudo EE, paraparesia  FA, CI, recambio VM, MP ACV  Ecocardio-grama, mielograma lumbar, TC abdominal  Aorta IR + ambas AIC  Anticoagulación, rehabilitación  Viva, recuperación neurológica mínima  No descrito 
Bhagia, 2002  37 hombre  Dolor lumbar, paraplejía  Tabaquismo, Lp(a) elevada  Eco-Doppler, arteriografía  Aorta IR + ejes ilíacos  BP AoBF, BP femoroperoneo derecho  Vivo, recuperación neurológica, varios eventos trombóticos, ASC derecha final  No descrito 
Memer shtain, 1996  56, hombre  Dolor lumbar, paraplejía subaguda  Cáncer de pulmón metastásico  Radiografía lumbar, mielograma, TC TA, arteriografía  Aorta IR + ejes ilíacos  TATf  ASC bilateral, recuperación neurológica, fallecido tras nueve meses  No descrito 
Meagher, 1991  57-72, 5 hombres 3 mujeres  Dolor agudo EE, paraplejía  No descrito  Un mielograma, cuatro aortogramas  1 AAA, siete aorta IR  3 BP AoBF, 1 EA, 1 TAA, 1 TATf, dos conservadores  Cinco fallecidos, una paraplejía permanente, una AmIC, una recuperación completa  2,2-42 horas 
Bolduc, 1989  61, hombre60, mujer  Una isquemia subaguda EE + paraplejía, una sepsis + paraplejía  2 HTA, 2 CI, 1 tabaquismo, 1 DM, 1 ACV, 1 infección vulvar  Un aortograma, una gammagrafía con tecnecio  1 AAA IR, una placa aórtica IR  1 BP AoBF, 1 EA  Dos revascularizaciones completas, una paraplejía permanente un síndrome revascularización+ muerte  12-24 horas 
Littooy, 1986  35-71, 7 hombres, 1 mujer  Dolor agudo EE + paraplejía  3 CI, dos traumatismos abdominales cerrados  Seis arteriografías  6 aorta IR, 2 BP AoBF ocluidos  4 BP AoBF, 1 TATf + BP FF, 1 TATf + BP FF, dos trombectomías de injerto  Cinco fallecidos, tres revascularizaciones completas, tresrecuperaciones neurológicas  5,5-72 horas 

AAA: aneurisma de aorta abdominal; ACV: accidente cerebrovascular; AIC: arterias ilíacas comunes; AmIC: amputación infracondílea; AoBF: aortobifemoral; AoF: aortofemoral; ASC: amputación supracondílea; AxBF: axilobifemoral; BP: bypass; CI: cardiopatía isquémica; DM: diabetes mellitus; EA: endarterectomía aórtica; EAP: enfermedad arterial periférica; EE : extremidades inferiores; FA: fibrilación auricular; FF: femorofemoral; FP: femoropoplíteo; HTA: hipertensión arterial; IR: infrarrenal; Lp(a): lipoproteína(a); MP: marcapasos; n: número de casos; RM: resonancia magnética; SR: suprarrenal; TA: toracoabdominal; TAA: trombectomía aórtica abierta; TATf: trombectomía aórtica transfemoral; TC: tomografía computarizada; VM: válvula mitral.

El tiempo de isquemia medular máximo tolerable se ha calculado en unos ocho minutos [2]. La fisiopatología incluye el síndrome medular anterior y la mielopatía transversa completa, dependiendo del grado de isquemia espinal. La presentación clínica incluye palidez, frialdad, algunas veces dolor, hipoestesia pélvica y de extremidades inferiores, diferentes grados de parálisis y ausencia completa de pulsos en ambas extremidades inferiores. La paraplejía súbita e indolora es rara, puede desviar el diagnóstico hacia procesos puramente neurológicos y retrasar la identificación del déficit vascular y la revascularización, con consecuencias catastróficas [7]. La concentración sérica de CPK suele estar aumentada, aunque no en nuestro caso, debido posiblemente a que la oclusión aórtica era segmentaria; mantenía permeables la bifurcación aórtica y los ejes ilíacos y, por tanto, aumentaba la posibilidad de flujo colateral a la masa muscular de las extremidades inferiores y reducía la gravedad de la isquemia inmediata.

El diagnóstico diferencial incluye la hematomielia y el hematoma epidural/subdural, que requieren tratamiento quirúrgico urgente, y la compresión medular metastásica [9]. La técnica de imagen ideal es la TC, ya que es rápida, accesible, ofrece una completa evaluación de la aorta abdominal y los ejes ilíacos, y descarta otros posibles diagnósticos. Sólo fue utilizada en tres de los casos publicados. El papel del aortograma es controvertido porque es más invasivo y lento. Fue utilizado en 13 de los casos recogidos (Tabla 1). El eco-Doppler y la resonancia magnética son alternativas valiosas si están disponibles [2,7,8].

La oclusión aórtica desencadena un proceso catastrófico local y sistémico que amenaza la vida y las extremidades del paciente. Un diagnóstico precoz, un tratamiento médico intensivo y una revascularización de emergencia son esenciales, ya que los pronósticos vital y funcional son tiempo-dependientes. La mayoría de los casos publicados asociaron mejores resultados cuando se consiguió la revascularización en menos de 12 horas [1,2,7]. El tratamiento conservador con anticoagulación y dosis de esteroides elevadas se ha asociado con una recuperación funcional muy escasa y tasas de mortalidad de hasta el 75% [1,5]. La fibrinólisis puede ser una alternativa en casos menos agudos y deteriorados [8]. El tratamiento quirúrgico asocia un riesgo elevado, pero ofrece mayores posibilidades de recuperación neurológica o al menos salvación de las extremidades. Las técnicas más sencillas y menos invasivas, como la trombectomía aórtica transfemoral y el injerto axilobifemoral, son preferibles a las técnicas abiertas convencionales. La mayor parte de los casos recogidos fue tratado con revascularización anatómica (injerto aortofemoral/bifemoral) (n = 10; 41,7%), seguido de trombectomía aórtica transfemoral en cinco casos (20,8%), dos endarterectomías aórticas (8,3%), dos trombectomías de injertos previos (8,3%), una trombectomía aórtica abierta (4,2%) y un injerto axilobifemoral (4,2%). Tres (12,5%) pacientes fueron tratados de forma conservadora, y no existe ningún caso publicado previamente tratado con técnicas endovasculares (Tabla 1). Este abordaje utilizado en nuestro paciente resultó sencillo, rápido, poco invasivo, y consiguió la revascularización bilateral completa y efectiva.

Las posibles complicaciones quirúrgicas incluyen: fracaso renal agudo, síndrome compartimental con infarto tisular irreversible, infección, infarto agudo de miocardio, síndrome de distrés respiratorio del adulto, coagulación intravascular diseminada, fallo multiorgánico y muerte. Las cifras de mortalidad en la oclusión aórtica aguda, incluso con el tratamiento óptimo, pueden alcanzar el 50% [1,7,8]. La mortalidad precoz de la serie que hemos recogido fue de 54,2% (n = 13), con una incidencia adicional de paraplejía permanente de 12,5% (n = 3), pérdida de extremidad inferior unilateral del 8,3% (n = 2) y bilateral del 4,2% (n = 1). Así, solamente el 20,8% (n = 5) de los pacientes sobrevivió y recuperó funcionalidad neurológica y vascular completas (Tabla 1).

La recuperación de la paraplejía puede llevar hasta seis meses, con reversión del daño axonal difuso [4]. La médula espinal de nuestro paciente ya había sufrido cambios histológicos tempranos tras ocho horas de isquemia, pero no podemos saber si, tras la revascularización, existía posibilidad de recuperación o si el infarto era permanente e irreversible.

Las peculiaridades de este caso incluyen: oclusión segmentaria muy corta de la aorta infrarrenal como causa rara de paraplejía aguda, síntomas neurológicos agudos como presentación clínica principal, diagnóstico rápido y preciso con TC abdominal con contraste, y revascularización aórtica rápida y mínimamente invasiva con técnicas endovasculares.

Bibliografía
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Sudden onset of paraplegia from acute aortic occlusion: a review of 2 cases and their unique presentation.
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Hypercoagulable state leading to paraplegia in a middle-aged man.
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Acute aortic occlusion presenting with lower limb paralysis.
J Cardiovasc Surg, 32 (1991), pp. 643-647
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M. Witz, J. Lehmann, A. Shnaker, Z. Korzets.
Acute occlusion of the abdominal aorta associated with lower limb paralysis.
IMAJ, 9 (2007), pp. 115-116
[9.]
W. Mermershtain, G. Szendro, L. Golcman, S. Ariad.
Combined acute aortic thrombosis and metastatic spinal cord compression causing paraplegia in a patient with small-cell lung carcinoma (SCLC).
Ann Oncol, 7 (1996), pp. 321-323
[10.]
M.E. Bolduc, S. Clayson, P.N. Madras.
Acute aortic thrombosis presenting as painless paraplegia.
J Cardiovasc Surg, 30 (1989), pp. 506-508
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