Sres. Directores: El sida es un problema de salud importante en España, siendo el país de Europa con mayor número de casos1. Los profesionales de trabajo social, como parte integrante de los equipos de atención primaria2,3, han de tener unos conocimientos adecuados sobre la enfermedad. Con el objetivo de conocer el grado de conocimientos sobre sida de los estudiantes de trabajo social de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Complutense de Madrid, se diseñó un estudio descriptivo transversal.
La población de estudio abarcó a los 1.960 alumnos de trabajo social matriculados en el curso 1995-1996 (577 en primero, 687 en segundo y 696 en tercero). El grado de conocimientos se estudió mediante un cuestionario autoadministrado formado por 10 preguntas: siete cerradas, de respuesta múltiple, sobre conocimientos de la enfermedad (concepto de sida, significado de ser seropositivo, vías de transmisión, prácticas de riesgo, medidas preventivas, dudas sobre sida y medios de información preferidos) y tres demográficas (edad, sexo y curso). El cuestionario se pasó el uno de febrero de 1995, en horario lectivo, en las 14 aulas en las que se distribuían los alumnos. Previamente se explicó el objetivo del estudio y la voluntariedad y anonimato de la participación. Primero se pasó un pretest entre una muestra representativa de 35 estudiantes para ver posibles dificultades en la redacción/comprensión de las preguntas. Los alumnos ausentes el día del estudio fueron excluidos. Los cuestionarios que no reflejaban la edad y/o sexo y/o curso fueron anulados. Los datos se gestionaron con la base de datos Dbase IV y se analizaron estadísticamente con el paquete estadístico SPSS-PC 5.0. La asociación o independencia entre las variables cualitativas se estudió con la prueba ji-cuadrado y la de las cuantitativas con la t de Student-Fisher. El posible factor de confusión de las variables «edad», «sexo» y «curso» se controló mediante un análisis estratificado.
Respondieron el cuestionario 594 (30,3%) alumnos: 214 de primer curso, 220 de segundo y 159 de tercero. Se anularon 2 cuestionarios por no constar la edad y/o el curso. El 12% de la población eran varones y el 88% mujeres. El rango de edad fue de 18-50 años (media, 21,27 años; DE, 3,58).
El concepto de sida lo conocían el 81,1% de los encuestados y el 25% sabían lo que significa ser seropositivo. Las vías principales de transmisión del virus, sangre y semen, fueron respondidas correctamente por el 94,6% y el 90,4%, respectivamente. El conocimiento de las conductas de riesgo se refleja en la figura 1. Conocían, como medidas preventivas, el no compartir jeringuillas ni agujas de ADVP el 100% y utilizar preservativo el 97,5%. El grado de conocimientos sobre sida, comparado según sexo y curso, no mostró diferencias significativas. El grado de conocimientos autodeclarado se recogió según una escala de Likert de 3 puntos: un 46,3% se consideró bien informado (ninguna duda), el 33,1% regular (pocas dudas) y el 20,6% mal (muchas dudas), sin haberse encontrado diferencias significativas entre sexos. Los medios preferidos de información fueron: medios de comunicación (61,9%) y personal sanitario (24,1%). La estratificación por curso y sexo no mostró significación entre las variables estudiadas.
Hay pocos estudios sobre conocimientos de sida4 en estudiantes de trabajo social. Según nuestra encuesta, el nivel de conocimientos de los estudiantes de trabajo social es adecuado (porcentaje medio correcto en la escala de conocimientos del 89,1%), superior al de otras poblaciones estudiantiles5 , aunque no comparables por edad, nivel de estudios ni contenido curricular de los mismos. Las vías de transmisión y las medidas preventivas están bien identificadas, aunque la información sobre la conducta de riesgo «compartir material de aseo de ADVP» debe mejorar. Respondieron el cuestionario 594 estudiantes (30,4%), desconociendo los motivos de la baja asistencia a clase y la forma en que ésta ha influido en los resultados. El hecho de no haber encontrado diferencias entre el curso y el nivel de conocimientos puede ser debido a que los estudiantes se informen por vías diferentes a las curriculares y a una edad inferior a la del comienzo de sus estudios. Algunos trabajos realizados en estudiantes adolescentes apuntarían en esta dirección5. Asimismo, algunos autores han descrito un escaso contenido curricular sobre sida en los estudios de trabajo social6, por lo que sería deseable una ampliación del mismo.